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LIBROS

CARTA A UNA (MULA) DESCONOCIDA (Por Luis Carrizo)

CARTA A UNA (MULA) DESCONOCIDA (Por Luis Carrizo)

CARTA A UNA (MULA) DESCONOCIDA

 

Me da bastante vergüenza confesarlo, hermana mula, pero me he visto obligado a bucear entre mis libros a fin de encontrar algún capitulillo en que se hablara de vosotras. Sucede que, desde hace ya algún tiempo y debido a los documentales con que nos ilustra la televisión, los humanos urbanitas, que somos ya la inmensa mayoría, conocemos mejor los animales exóticos que los que viven a nuestro alrededor (exceptuados, obviamente, los perros), aunque, si quieres que te diga la verdad, no sé muy bien si a estas alturas tú formas parte de los cercanos o de los exóticos.

 

Hubiera preferido dirigirme a ti por tu nombre, pero, lamentablemente, no lo conozco; y créeme que lo siento, porque vuestros nombres —lo sé también por mis lecturas— suelen ser muy eufónicos y evocadores. Tampoco me atrevo a buscarte uno, aunque solo fuese por darle un tono más personal a esta carta, porque me resulta muy difícil imaginar un nombre que le convenga a un animal tan señalado como tú. No estoy insinuando que fueras a molestarte si yo, por mi estulticia, te bautizase con un nombre inadecuado, pues, a tenor de lo que he aprendido acerca de vuestra aperreada vida (permíteme la broma), supongo que no ibas a malgastar tus quejas por contrariedades de tan poco momento.

 

Te decía que solo he leído elogios a propósito de vuestras muchas virtudes y calidades. También alguna cosa triste; por ejemplo que vuestra vida en pareja ha de verse irremediablemente privada, por culpa de dos miserables cromosomas, de la natural alegría que aportaría algún muleto a la familia, ya que, según veo, la madre naturaleza os negó la posibilidad de procrear. Me gustaría creer, al menos, que esa cruel imposición no lleve igualmente anexa la de negaros los legítimos goces que proporciona el amoroso consorcio, quiero decir, el carnal ayuntamiento, aun cuando este se consume sin fines reproductivos. Pero ya me adelanto a señalarte, por si incluso estos lícitos placeres te estuvieran vedados, que el sexo está muy sobrevalorado. Y si no me creyeras, cosa muy verosímil, en el pecado llevarás la penitencia.

 

De cualquier forma, desconocida amiga mula, este problema, por pequeño o grande que pueda parecernos, va a desaparecer a no mucho tardar con la completa y definitiva volatilización de vuestra especie. Porque, aunque os fuera posible parir diecinueve crías una detrás de otra, como hijos le parió Hécuba a Príamo (al fin para que se los mataran los aqueos), en nada cambiaría esa fecundidad vuestro fatal destino, pues ya no nos sois útiles. Este es vuestro mayor problema. Ahora nuestras recuas están formadas por caravanas de camiones; nuestros tractores tiran de los arados, día y noche si fuera necesario; y nuestros obispos y canónigos dejaron ya hace tiempo de desplazarse a lomos de una mula, porque prefieren el paso veloz del automóvil a vuestro proverbial paso sosegado. Siento repetírtelo, pero el dilema de catalogaros como animales familiares o exóticos ha sido superado por la certeza de que ya no sois sino una especie en vías de extinción. 

 

Estas penosas consideraciones, querida acémila, me ayudan a perdonarte la ofensa que infliges a ese singular santuario y a esa esbelta torre, al mostrarles tus traseras partes con tan absoluta indiferencia. Quizá tengas razones para pensar que el arte también está sobrevalorado; o quizá, sabedora del inminente final de tu camino, caviles en tus mulares cavilaciones que, para lo que te queda en el convento, prefieras, como tu bisabuelo Platero, acariciar tibiamente con tu hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas de la plaza del vía crucis de La Virgen del Camino, antes que distraerte ni dejarte impresionar por ese imponente campanario, que para ti, a fin de cuentas, no es más que bronce que suena, en su desnuda literalidad.

 

El fotógrafo, sin querer o queriendo —porque en el ámbito de esta iglesia, aunque tú no lo sepas, todo tiene un significado y una clave con que resolverlo—, ha insertado una evanescente señal de tráfico, aparentemente, solo aparentemente, fuera de lugar, ya que este mensaje, al menos, es fácil de descodificar. Te está diciendo que te pares, que te aparques, que te salgas de la carretera, porque ya molestas a tus enemigos los camiones. Así de obvio. Y te dejan encadenada a un árbol, para que vayas haciéndote a la idea. Lo que me resulta algo más difícil de interpretar es la posición de tus orejas. No sé muy bien si, en tono burlesco, a pesar de tus malos augurios, estás componiendo el signo de la victoria; o si, en un guiño, en clave de misterio, estás formando con ellas un ángulo de noventa grados, para disfrute de Isidro Cicero, el gran hierofante de ese templo y de todos los iniciados, discípulos suyos.

 

Solo un comentario más, por despedirme, y a despecho de toda la solípeda jauría feminista que pretenda censurar este piropo: tienes unos ojos verdaderamente preciosos. Querida, triste, anónima y bella mula.

 

 

Luis Carrizo 

Alicante, 12 de febrero de 2021

En estos próximos días recibiremos el libro de nuestro compañero Dacio, otro miembro de la gloriosa del 61.

LA TABERNA DEL CALAMAR

LA TABERNA DEL CALAMAR

El día 15 de diciembre de este aciago 2020, a las 13:00, nos reunimos en Madrid varios, a saber: Santos Vibot, poeta palentino, Quique Muñiz, poeta leonés, Dacio García en la modalidad de novela negra y a la sazón residente en Alcalá de Henares, Fernando Alonso, lector empedernido y crítico literario por circunstancias medio ambientales, y yo mismo, degustador oficial de langostinos (a pesar de que el cónclave se reunió en “La Taberna del Calamar).

Con semejantes individuos el asunto se puso serio en lo referente a la profundidad y alcance de lo allí tratado, temática, por otro lado, muy variada y con vocación de referencia ideológica obligada para los visitantes del blog, es decir, podría decirse que los allí presentes son auténticos “influencers” mediáticos del pensamiento global.

Quique Muñiz, que convocó la reunión como quien no quiere la cosa, soltó con desparpajo un verso de su “Cuadernotanjoven”: 

Al pasar

me ha dicho el viento que lloras,

que escondida en la noche

evocas recuerdos que son nada.

Y me parece que sueño

y oscurece.

 

A consecuencia del golpe se nos encogió el alma: a mí, en concreto, se me escapó un langostino sin pelar ni nada; a Santos Vibot se le cayó un verso de candor al suelo y Fernando Alonso se tuvo que agachar a recogerlo; y Dacio se quedó paralizado momentáneamente. Quique, el recién descubierto poeta pensó para sus adentros “ahí me las den todas”, y se quedó tan ancho.

Pero Santos Vibot no se calló y le espetó:

 

Catarata de luces

incendio de bebidas polares

irisada catástrofe de música

 

los espacios fantasmas

 

la armonía

 

(una visión esplendorosa de coches

en medio de la estepa)

 

–tu enamorada atención–

 

todos los anhelos antiguos cifrados en creerte posible

centinela de la perspectiva

escultura del viento a fuer de bronce ardido…

 

(así, como quién no quiere la cosa) y, claro, se hizo un silencio total y solo se oyó, rompiendo la magia la voz del camarero: “una de servilletas marchaaaaando…”, porque se le habían olvidado cuando trajo las patatas fritas y las cañas.

 

Entre tanto pensé “cielos", el que no tenga el librito con los 21 poemas de Quique Muñiz y el de Santos Vibot (el Candor y la culpa), está perdido, no está en este mundo, no sabe nada de la vida y, sobre todo, no ama.

 

A los que no leen poesía habitualmente –no saben lo que se pierden–, les recomiendo, con toda mi energía de “influencer mediático”, empezar ya de una santa vez con estos dos libritos y librazos porque serán libres como el viento y el espíritu. Es más, reconozco que por un instante olvidé los langostinos y me puse a pelar versos y a comérmelos.

Lo de Dacio aun no lo tenemos en las manos, pero yo ya me lo he leído y os garantizo una sorpresa mayúscula. Además se puede leer sin mascarilla y sin distancia social y, desde luego, sin allegados molestos o cuñados impertinentes. El libro se puede leer durante todas las navidades de cabo a rabo.

Al finalizar la reunión se firmaron dedicatorias por parte de los autores.

 

Lo extraño es que ninguno de éstos me puso, en las dedicatorias que me dedicaron, nada referente a lo guapo que soy y a lo delgado que estoy y cosas por el estilo, en cambio todo el mundo se hacía lenguas de lo guapo que era Alberto y que, además le montaba los belenes a su padre (me refiero a los de figuritas navideñas, no a broncas y cosas así) y, claro, su padre encantado dando instrucciones: “A ver Alberto, el burro un poco más atrás, san José un poco más “palante”, la bola roja un poco más arriba y la blanca más a la derecha. ¡Qué jeta!

Alguien pagó las cañas y las patatas fritas, y como somos muy limpios y aseados, recogimos todos los versos que se habían desparramado por la mesa, los pusimos en su sitio después de sacarles brillo y nos fuimos, no sin que antes Fernando me pusiera los puntos sobre las íes recordándome que algunas fechas de Páramos no eran muy precisas y Quique Muñiz me aclarara que en la narración de la abeja que lee un libro ayudada por una corriente de aire que le iba pasando las páginas, no era de Javivi, sino suya, lo cual me hizo pensar que la sombra del Alzeimer se cierne sobre mí, que horror. Con razón Javivi no recordaba haber escrito nunca algo así.

Necesito más reuniones de estas con poetas, escritores y gentes de semejante calaña, y las necesito con urgencia.

Evidentemente para la foto nos quitamos las mascarillas porque de lo contrario hubiéramos parecido más una conspiración de espías que una convocatoria literaria de postín. No obstante, la próxima reunión creo que va a ser masiva y sin mascarillas. Ya veréis.

Jesús el Herrero

21 poemas de amor a los 21 (Por Enrique Muñiz)

21 poemas de amor a los 21 (Por Enrique Muñiz)

 

DIARIO DE LEÓN- CULTURA - 25-11-2020

Enrique Muñiz lo apuesta todo a un 21 poético. Y de un conjunto de textos de hace cinco décadas, de cuando tenía 21, por supuesto, le sale un libro que es un arma cargado de futuro dedicado a su hija Serel, cómo no, de 21 años.

Entre tanto 21, son esos los poemas que forman Cuaderno tan joven, que admite el juego de No tan joven en la grafía de la portada y que da una pista de cómo las palabras son una herramienta sentimental para este escritor que lo era, sin decirlo, sin saberlo también tal vez, pero que atesoraba todo lo que escribía y ahora saca a la luz con una veteranía vital que es digna de admiración.

A veces siento, cansado de otoño, que nacerá algo o que vendrás mañana/si amanece. «Son poemas, son haikus, pensamientos...», explica sobre unas creaciones que tienen como denominador común cierta melancolía existencial. De hecho, Enrique Muñiz asegura que hay un sentimiento constante de aquel joven que era en los años 70 que se mantiene en su forma de ser y ver la vida.

Pero hay en Muñiz también, aunque sea desde esa introspección, un espíritu de vida necesario más en estos tiempos. Porque alguien que confiesa que muchos días, cuando la jornada acaba para todos, es en el momento en el que encuentra a una musa nocturna que le susurra como un blues sus versos inspirados.

Presenta el libro en persona Muñiz y lo hace con modestia. Pero el artefacto, delicado y con unas ilustraciones de Javier Sahagún que lo que convierten en objeto artístico, funciona en las tiendas, como Artemis, la Librería Universitaria o Alejandría.

Si la poesía siempre es un acierto de regalo, este No tan joven cuenta con el afecto del autor, que da la sensación de que hubiera escrito a mano cada ejemplar para que el lector, y la primera lectora: Serel, lo sientan en primerísima persona.

 

'CuaderNo tan joven', el libro de poemas que Enrique Muñiz dedica a su hija por su 21 cumpleaños

'CuaderNo tan joven', el libro de poemas que Enrique Muñiz dedica a su hija por su 21 cumpleaños

Veintiún poemas breves escritos por el autor en el año 70, cuando tenía 21 años, con ilustraciones de Javier Sahagún.

leonoticias.com

«21 poemas de mis 21 años a los 21 de mi hija». Bajo este pretexto ha sacado su primer libro, 'CuaderNo tan joven', el leonés Enrique Muñiz. «He escrito desde niño y es cierto que no se me da mal, pero nunca lo he hecho con la intención de publicar nada porque eso te condiciona a que quede bonito y no a decir lo que sientes», apunta Enrique Muñiz a leonoticias. 

 

Pero todo eso ha cambiado, cuarenta años después este leonés se atreve a mostrar sus pensamientos, cavilaciones y sentimientos La culpa la tiene su hija Serel y la intención de otorgarle un regalo original y diferente del que salen beneficiados todos los lectores. «Son textos que están tal y como lo escribí en los años 70, no he querido tocarlos para mostrar toda su verdad; tan solo he añadido una pequeña dedicatoria y un epilogo en lo que explico el motivo del libro», comenta Muñiz.

Ya está disponible 

Esta colección de poemas «intimista y realista» que ha sido ilustrada por Javier Sahagún, ya estuvo, en verano, expuesta en la Sede Estable de Artesanía de Colinas del Campo (Igüeña). «En principio era para hacer una veintena de ejemplares para repartir entre familia y amigos pero después de la exposición me animaron a publicarlo», señala este leonés.

Ahora el libro ya es una realidad y se puede adquirir en librerías como Artemis, Universitaria y Alejandría situadas en la capital leonesa. Sin ningún otro cometido que el de felicitar el cumpleaños de una forma muy especial a su hija nace este libro que quien sabe si no será el primero de muchos.

 

 

 

ileon.com

El leonés Enrique Muñiz publica su primer libro de poemas como regalo a su hija Serel por su 21 cumpleaños. ’CuaderNo tan joven’ es un "librito", como él mismo define, con 21 poemas seleccionados que escribió en el año 70 en la montaña de León, cuando tenía 21 años. Sin editar, los versos aparecen impresos de su puño y letra, acompañados por ilustraciones en color de Javier Sahagún.

"Es un libro intimista, con poemas muy breves", que nadie había visto antes. "Escribo mucho pero nunca había publicado nada", reconoce. Este verano, venció a la vergüenza y se atrevió a exponer una parte y la buena acogida del público lo animó a dar el paso de imprimirlos.

Tan sólo hay dos páginas con tipografía Arial, una con una dedicatoria a Serel y otra con el epílogo del libro. "Del resto, de los poemas, no he corregido ni un punto ni una coma. Están tal y como los escribí en su momento. Es una forma de demostrar a mi hija la utilidad por la verdad, que ésta vaya por su camino".

El libro está disponible "por poco" en las Librería Universitaria y Librería Alejandría de León, pendiente de ser vendida al menos en "un par más" que por ahora están sin confirmar. "Sé que hay gente que le puede gustar y puede ser un buen regalo de Navidad.".

 

Portada del libro de poemas ’CuaderNo tan joven’ de Enrique Muñiz a su hija Serel.

DOS LECTURAS, DOS AMIGOS (EL CARIÑOSO y EL CANDOR Y LA CULPA Por Carlos Tejo)

DOS LECTURAS, DOS AMIGOS (EL CARIÑOSO y EL CANDOR Y LA CULPA  Por Carlos Tejo)

Estaba yo enfrascado en escribir alguna reseña sobre las publicaciones de dos compañeros, y, acabada la tarea, no me pareció oportuno interrumpir ninguna de las informaciones que el Blog, nuestra casa común, iba añadiendo. El comentario lo habría insertado en la entrada que sobre El Candor y la Culpa habías publicado. Pero llegaron otras noticias. Lo de la salud del pPedro era mucho más importante y es lo que concentra nuestra preocupación. Bañugues, nuestro Carlinos, me paralizó y me entristeció aún más. Menos mal que Jesús Herrero y Lalo  F. Mayo nos dieron la alegría del mes.

 
Esto que te escribo, José Mari, son unas reflexiones sencillas sobre algo que conlleva mucho esfuerzo, como es el hacer que nazca un libro. Además, aportan tanta satisfacción.

 


 

 

 

                  EL CARIÑOSO. Los emboscados del Miera

                  Coincidieron en mi mesa dos libros escritos por dos compañeros, Isidro Cicero y Santos Vibot. El de Isidro es la quinta edición de un libro que cumple más de cuarenta años: EL CARIÑOSO, Los emboscados de Miera. Lo vi en un escaparate de Cangas de Onís y compré seis ejemplares de los diez que habían dejado en la librería. Antes de empezar a regalarlo a quien yo ya pensaba, me lo volví a leer, pues tenía una edición anterior que me había regalado mi hermano José Ramón. Lo reconozco, volví a descubrir su contenido. Duro, durísimo. Pensar que hicimos todo eso…El primero de los libros se lo regalé a una señora que está en la Residencia de Ancianos Camila G. Beceña, de Cangas de Onís. Ella fue la primera mujer concejal socialista en este concejo. María Antonia tiene 93 años y una lucidez que envidio. Me dijo que lo había leído de un tirón y que se emocionó, por lo que EL CARIÑOSO le aportaba de recuerdos muy tristes. Un segundo ejemplar está en casa de un dramaturgo amigo mío, Eladio de Pablo, otros dos están ya en manos de unos componentes del coro donde canto, El Peñasanta, y yo conservo los otros dos.     Las ilustraciones de Santos Veracruz aportan crudeza a un relato en el que Isidro no te permite, casi, tomar aire.

                  EL CANDOR Y LA CULPA

                  Por otro lado, queridos compañeros, llevo varios días contemplando, primero, la belleza estructural del soporte. Estoy hablando del libro de Santos Vibot “El Candor y la Culpa”. Ya no se miman así las estanterías de una biblioteca. El libro es un museo. Ocho galerías llenas de cuadros, con sus luces, destellos y sombras ajustadas. Autenticidad. 

                  Mientras recorro con atención sus pasillos, sintiendo el color y el calor de cada uno de sus lienzos literarios, Shakespeare, Becket, Baena o el prologuista Martínez de Merlo que me ilustró sobre un Cernuda que tenía aparcado,  y varios más, nos abren las puertas de cada una de las salas. 

                  Lalo, el gran Lalo F. Mayo, decoró con maestría barroca cada pórtico de cada estancia.  Qué decir de lo expuesto por Pedro G. Trapiello en el “Broche” final y que pudimos leer en toda su extensión en nuestra casa común, este Blog, y que nos sitúa a todos en el lugar de partida, en La Virgen del Camino.

                  Entre las múltiples ilustraciones que contribuyen a atraer la atención, aún más,  la de los ángeles del Libro Quinto, me recordaron la inmensa obra poética del dominico Fray Diego de Hojeda: LA CRISTIADA.

Y busqué el libro en mis estanterías. El recuerdo era por algo, ya que, aunque las ilustraciones no fueran del mismo autor, los ángeles que aparecen en los dos libros, El Candor y la Culpa y La Cristiada, se mueven, yo añadiría vuelan (qué cosa distinta puede hacer un ángel) con la misma agilidad y gracia.

                  En unas palabras que le dediqué al autor, Santos Vibot, más en privado, le decía que lo que era un descubrimiento para el prologuista, Martínez de Merlo, para mí, nosotros, el que abriera la ventana de su vida y dejara salir  la luz que tenía almacenada era un abrazo, ahora que es cuando más se necesita.

                  El libro que tengo en mis manos tiene dos dedicatorias. La manuscrita, la personal y la otra, la impresa para todos. De ésta última, supe que el protagonista no era yo, pues nunca fui “intrépido” en el colegio aquel “de Palestrina y nieve…” Y de un tirón llegué al Díptico de Primavera. Y tuve que parar. A la poesía a campo abierto de Santos se le iba sumando el trote VISUAL de la colocación de los versos que Lalo F. Mayo situó en su justo lugar, dando la pausa para reposar y otras veces para coger el ritmo veloz, alocado también; en ocasiones despejando puntuaciones y mayúsculas para que no nos desviáramos de lo importante: la senda de la narrativa poética.

                  Me emocioné, y mucho, con la ELEGÍA A FERNANDO, EN SU LUZ. “Qué cruel  genialidad de muerte te nos llevó”. Sobrecogedor.

                  Lo dicho, ya no se da a luz libros así. Esta maravillosa edición, a quién más satisfacciones da es a quién lo lee y lo palpa. Por eso, Santos Vibot, amigo y compañero de infancia, lo confieso, me quedan días de dicha gracias a ti y, por supuesto, a Lalo F. Mayo.

                  Sé que no coinciden buenos tiempos para la difusión de las obras literarias pero sí lo son para adquirir tu libro EL CANDOR Y LA CULPA, a lo que animo con gusto,  y llenar estos días con más palabras hermosas y menos ruidos desinformativos.

Carlos Tejo

EL CANDOR Y LA CULPA (último libro de Santos Vibot)

EL CANDOR Y LA CULPA (último libro de Santos Vibot)

Después de unos días hojeando  el último libro del por siempre muy querido Santines Vibot EL CANDOR Y LA CULPA.

Impresionado, debo inclinarme ante su calidad, por el contenido y también por el continente.

 

Es un lujo para los sentidos, su lectura, los sentimientos que encierra, sus ilustraciones, su diseño, la edición, la tipografía, hermoso preámbulo de Martínez de Merlo y broche prendido besando el manto del cielo por Pedro Trapiello.

Santines escribe en la primera página de su libro:

Para un chico de trece años, enamorarse de un compañero de pupitre en la escolanía de un estricto internado bajo la dictadura nacional-católica no fue la mejor forma de despertar al amor...

 



 

Me atrevo a pensar que Santos tendrá todavía algún ejemplar del libro para quienes aún no se lo hayais pedido.

Santos creó un formulario para hacerle el encargo.
Pincha directamente en el siguiente enlace:

https://forms.gle/4ppafKMcoVGYtCZw6

LOS TRABAJOS DE MODESTA CAMARGA (Por Isidro Cicero)

LOS TRABAJOS DE MODESTA CAMARGA (Por Isidro Cicero)

Hoy os dejo un relato que nos envía el muy querido Isidro Cicero.

Piensa Isidro que quizá sea de interés para algunos amigos asturianos, leoneses, cántabros y gallegos, que tienen referencia de la xíriga. 
Lo ha publicado en el libro colectivo "Arca con Arte"  editado por la Sociedad Cántabra de Escritores. El tema común para todos era el de los antiguos oficios.
Isidro me apunta "Yo elegí el de los tejeros y trabajé mucho el lenguaje propio de aquella gente, de la que ya no queda nadie".

 

 

Asícuntó…” – dijo de repente Modesta Camarga, dejando la palabra suspendida en el aire y quedando ella suspendida entre paréntesis. Regresaba al fuego de la lumbre desde una ensoñación. Sostenía en la mano derecha las tenazas de hierro negro, con sus puntas blancas manchadas de ceniza. También el tiempo se quedó suspendido y silencioso. 

Cuando en la familia de los Camargos pronuncian la palabra “asícuntó”, quien los escucha sabe que está a punto de empezar un relato de presentes mezclados con pasados desaparecidos y tristuras diluidas en las devastaciones que causa el tiempo. solo con el frío discurrir de sus pasos inexorables. 

Los que han estudiado el hablar revesáu de los Camargos no se ponen de acuerdo sobre el sentido del asicuntó. Para la mayoría se trata solo de una palabra formada de tres: “así” + “con” + “todo” y tendría una función ilativa o copulativa equivalente a la conjunción “y”. Alguien ha querido ver en esta palabra concomitancias con el however y el and so on del habla inglesa e incluso con el quelle que soit la manière de…, que usan los franceses.    

Sin embargo, más allá de una simple ilación, asicuntó transmite también un cierto temblor que se escapa al análisis y es muy difícil de describir. El asicuntó familiar de los Camargos preferentemente sirve para anunciar la apertura de un tiempo para la nostalgia y la rememoración “morriñosa”. El asicuntó avisa y prologa; llama a la atención y predispone anímicamente a la remembranza; preludia la revelación de dolores ocultos.  “Asícuntó” se emite fonéticamente en un tono grave, íntimo y más próximo que el resto de la conversación. La o final se elonga tres veces más que las otras tres vocales y, finalmente, se emite oscilando despaciosamente la cabeza arriba y abajo. Nadie osará interrumpir el silencio narrativo, excepto el propio narrador. Cuando lo hace, usa otra expresión lexicalizada que suele elegir entre estas dos: “Me acuerdo yo como si fuera hoy”, o “tengo siempre presente el día que...”

Los camargos no somos de aquí -arrancó su relato Modesta Camarga después del “asícuntó” y del “tengo siempre presente el día que…”. Yo aquí llegué andando desde el lado de allá de la Peña. Me trajo el difunto mi padre siendo yo una niña, entre los ocho y los nueve años, más ocho que nueve. Veníamos de un sitio donde la guerra mató a muchos hombres y algunas mujeres, muchos más hombres que mujeres. Una de las matadas fue la madre mía. Así que me quedé sin madre, tan chiquitina, y sin más amparo que mi padre que no sabía por dónde coger ni para dónde tirar. Mozos del tiempo de mi padre no se salvó ninguno, creo, nada más que él. Algunos quedaron vivos, pero estaban en la chandona y eso es igual que si estuvieran muertos. Muchas veces se quedaba mi padre pensando, pensando y pensando y al final soltaba un suspiro: Pues no sé por qué. No sé por qué. 

No sé quién le daría razón de mi padre, pero de la noche a la mañana se presentó allá un manco que dijo que era el alcalde de este pueblo, sí, de este pueblo al que nos vinimos a vivir entonces.  El manco iba con otros dos señores. Le dijeron a mi padre “pues te estábamos buscando”. El mi padre, el probín, andaba aquellos días cagado: bringasáu andaba, decía él. “Venimos a por ti”, le soltó el Manco y mi padre allí clavado en el suelo, mirándome y temblando sin saber por qué. “Tienes que acompañarnos”, dijo el alcalde. 

El caso es que el Manco enseguida le dijo que no tuviera miedo. Que le andaban buscando a él, porque aquí, en este pueblo, la guerra había quemado cinco casas enteras y varios pajares y necesitaban volver a poner en marcha una tejera que no trabajaba desde antes de la guerra. Una tejera muy buena, situada en un buen sitio, con agua bastante, carros y carros de arcilla de la mejor calidad; leña, escobas, carrascos y brezos para parar un tren. El Manco hablaba despacio como queriendo dar confianza. Los otros dos que le acompañaban no abrieron la boca.  Y si mi padre, el probín, se portaba bien y no daba qué hablar -dijo el Manco- aquí podría quedarse para siempre él y la su nena. No les faltaría trabajo ni comida. 

El mi padre recelaba. Les tenía más miedo que a los lobos desde que pasó lo de mi madre. Pero, la verdad, por otro lado vio los cielos abiertos. Cuando se fue el Manco con los otros dos, mi padre bajó al chigre con mi tío Genaro, bastante mayor que él. Acordaron llamar a Blas el del Cotero y, ya más tarde, a la madre de Pachín. Pachín entonces era un rapacín un poco más grande que yo, pero pa pinche valía.  A la madre no le venía mal quitar una boca de casa. Se ajustaron, se dieron la mano y todo arreglado. Todos agradecidos y contentos. Y a los pocos días, aquí nos vinimos los cinco, con los arreos a cuestas, cargando también con los moldes viejos de madera que ya habían andado rodando por media España y estaban desgastados. 

 Mira, ¿ves aquel tejáu? Allí hay puesta una tamarga especial, eso sí es verdad. Está ahí desde la primavera del cuarenta y tiene una cosa grabada por abajo. Yo bien sé qué teja es, pero solo lo sé yo. Cuando se caiga ese tejáu -te aseguro que el fallo no va a venir de las tamargas que esas están hechas a conciencia- cuando se caiga por culpa de la madera, o cuando lo tiren para hacer uno nuevo con tejas de fábrica, puede que alguno encuentre la tamarga del cuarenta que vos digo, le dé vuelta y vea lo que tiene escrito por abajo: “Modesta xida maniatina de miaire”. ¿Y quién lo va a entender entonces? Nadie, porque ya hoy en día, que sepamos el habla revesáu nuestro, no creo que seamos muchos. En esta provincia solo la familia de los Camargos sabemos la xíriga. Y no todos, porque algunos se marcharon por ese mundo adelante, a Francia y Australia  y no han querido volver a saber nada de nosotros, ni de dónde vinimos, ni para qué venimos, ni a dónde vamos. A dónde vamos sí, eso lo sabe cualquiera sin preguntar: vamos al zosquín de la guxara. Como todos. Al huertu de la iglesia. Yo sí, yo sí sé lo que pone la teja de Pachu porque la grabó a escondidas, para que mi padre no se enterara y yo de aquel día me acuerdo de todo. Como si fuera hoy, me acuerdo yo.  

Lo de los Camargos es por el Manco. Cuando fue el Manco a Posada pa la candelaria, a buscar al mió pai anduvo preguntando: “¿Queda vivo alguno que sepa hacer ladrillos y que no esté mancu como yo?”  Le encaminaron a donde Frasio el tamargo, mi padre. Al Manco le dijeron “el Tamargo”, pero él entendió “el Camargo”, o igual se dejó llevar por el nombre de un pueblo que hay a este lado. El caso es que con “camargos” nos quedamos. De Frasio Álvarez el Tamargo, mi padre acabó en Frasio Camargo;  yo Modesta Camarga, y los míos fíos, aunque tenían que llevar Fernández por el su padre, son camargos también. Así ha pasado con los nietos y los biznietos. Me dice una nietina mía que teníamos que habernos dado más a valer: Somos Álvarez, dice ella, o si no Fernández o si no  tamargos, pero no camargos que eso nos lo puso el enemigo. Bah, lo que somos es teyeros qué más da, digo yo. El difunto mi padre el probe no tuvo entonces los urrancios suficientes como para verbeale esto al Manco y yo tampoco. En fin. A mí, la verdad, cosas son que igual me dan.   

Eso sí, en la llamacea -bueno, llamacea es teyera, que esa palabra lo mismo no la sabíais-yo sacaba el trabajo palante lo mismo que cualquier paisano. A veces mejor que un paisano, y hasta mejor que dos. En la llamacea se machuriaba de sol a sol y yo era la primera que me levantaba y la última que me iba al catre. Me levantaba a las cinco, me daban las nueve de la noche y allí seguía, mira qué manos, mira que ñudos. Lo llaman artrosis y dicen que es por aquellos fríos y por el barro. Y no me entretenía en hacer la comida, ¡ni las camas!, ni en barrer. El pinche se encargaba de eso a veces, otras yo y otras cualquiera de la cuadrilla. Yo lo mismo preparaba mila tamargas que lau mila morondos. ¿Qué diferencia podía haber entre un man y yo? En resultados, ninguna. ¿Ves esos tabiques rojos de la casa’enfrente? Todos esos morondos los hice yo uno por uno. Yo cavé -sola no ¿eh?, que éramos cinco- la arcilla como el primero; yo la separé del gurriu en la gurriera cuando hacía falta separarla y la mezclé con el gurriu si hacía falta mezclarla. Yo la amasaba, yo llenaba cestos y los ponía en la mesa, bien cogolmaos, yo rellenaba los moldes uno detrás de otro. Yo les pasaba el ñansu, en esto era la maestra de la teyera, hasta que quedaran bien ñansados y bien finos.  Vete a verlos, anda, vete a verlos, que ahí están.

Eso sí, en una cosa me ganaban los hombres de la cuadrilla, pero solo en esa. No sé por qué arte del charrán, los plostinos me ponían mala. Sufrí con ellos como no vi sufrir a nadie más. “Te pasa lo mismo que a tu madre”, decía él. Nada más empezaba a calentar la tierra, después de abril y luego ya todo mayo y de ahí palante, el gurriu es como si se reventara por dentro y empezaba a soltar plostinos y plostinos y todos iban a por mí. Estaban junto a mí los otros de la cuadrilla y los cabrones mosquitos ni miraban para ellos. Conmigo era una cosa, que se ponían ciegos, y de noche en la chabola, lo mismo.  Dicen que es por la sangre, la puta madre que los parió. No hay cosa que más me ofenda a mí que los plostinos, ni cuando… (asícuntó…) ni cuando cayó aquella nevadna tardía, la grande, y me bajó el mió pai para que aprovechara un poco los dias en la escuela y cuando subí llegué con la cabeza llena de alicáncanos y liendres. 

Genaro, Blas el del Cotero y Pachín, por san Juan se tenían que volver a casa a estar con la familia y a hacer las labores de allí, pero nosotros dos, como nos habíamos quedado sin madre, sin casa, sin fincas y sin nada, no nos movíamos de aquí. ¿Pa qué? Al final acabé casándome con Mauro Fernández y pasé la vida muy a gusto con él. 

Ha subido gente a oírme verbear y preguntarme cosas. ¿Puede una muyer ser tejera? Coño, ¿no me ves a mí? ¿Respeto? A mí siempre me tuvieron respeto. Si ellos eran horneros, yo era hornera, tendedora, maserista, pilera y madre, tócate los urrancios. Y nunca se me cayeron los anillos a mí. 

A la escuela fui muy poco. Todo lo que sé me lo enseñó el difunto mi padre. Cuando vino el mi marido de los pinos de Vizcaya dice: “Ahí va la hostia. Pero si hasta sabes vasco”. Y yo: “Qué va”. Y él: “Cómo que no. A ver, cuenta”. Me pongo yo: “Bat bi iru lau bos sei saspi sorsi bederasi y amar…” Y Mauro: “¿Lo ves? Eso es vasco”. “¿Ah, sí? Pues pensaba que solo era la nuestra xíriga. La probe xíriga del mió pai” 

Dejó colgada la tenaza con las puntas plateadas de ceniza y cerró los ojos. Tiempo después volvió a abrirlos y nos miró despacio, como si acabara de regresar de otra esfera. “Asícuntó…”,  dijo de nuevo.

Isidro Cicero

LISTA DE PEDIDOS

LISTA DE PEDIDOS

Queridos amigos, para organizarme con vuestros pedidos he creado un formulario a través del cual me podéis hacer el encargo.
Los que ya lo habéis pedido no hace falta que lo hagáis:

Muchas gracias por vuestra empatía y generosidad.  
 

He creado este formulario para que sea más fácil recoger los pedidos. Si fuera posible te agradecería que lo incluyeras en la cabecera de cada portillo (y en los que van a salir) para que se vea mejor y no esté solo en la parte de comentarios, que además el link hay que copiarlo y pegarlo porque no sabía cómo hacerlo.
Muchas gracias por todo y descansad y pasadlo muy bien.
Besines
Vibot


Pincha directamente en el siguiente enlace:

https://forms.gle/4ppafKMcoVGYtCZw6

Texto que escribe Pedro G. Trapiello en el libro EL CANDOR Y LA CULPA de Santos Vibot

Texto que escribe Pedro G. Trapiello en el libro EL CANDOR Y LA CULPA de Santos Vibot

Besar el manto del cielo desde una escalera de lágrimas

 

Pedro García Trapiello

 


 

 

nota.- fotografía de la contraportada del libro con textos de Luis M.de Merlo y Pedro Trapiello

SANTOS VIBOT AGRADECE EL TRABAJO GENEROSO DE LALO F.MAYO EN SU LIBRO -EL CANDOR Y LA CULPA

SANTOS VIBOT AGRADECE EL TRABAJO GENEROSO DE LALO F.MAYO EN SU LIBRO -EL CANDOR Y LA CULPA

Quiero finalmente agradecer de todo corazón -y hasta faltándome las palabras para ello- la de nuevo decisiva y determinante aportación de nuestro querido e insustituíble Lalo F. Mayo por su generosísima realización del diseño, maquetación y selección de la tipografía, así como por los sutiles detalles de edición en los que pacientemente ha considerado todas y cada una de mis sugerencias aún a costa de su famosa “salud” -y no exagero un ápice- con esa profesionalidad, empatía y simpatía suyas ya proverbiales. 

Y con un resultado espléndido en todos los sentidos como podréis comprobar. 

Gracias, amigo del alma.

Santos Vibot

 


 

nota.- fotografía de la contraportada



Queridos amigos, para organizarme con vuestros pedidos he creado un formulario a través del cual me podéis hacer el encargo.
Los que ya lo habéis pedido no hace falta que lo hagáis:

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Muchas gracias por vuestra empatía y generosidad.

PERFIL CONTRA PERFIL

PERFIL CONTRA PERFIL

Detalle de la fotografía que ilustra la solapa del libro de Santos Vibot EL CANDOR Y LA CULPA.

Precioso montaje fotográfico del perfil actual de Santos reflejado en el perfil de su lejana juventud.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO de Santos Vibot-EL CANDOR Y LA CULPA-

EL CANDOR Y LA CULPA (Por Santos Vibot)

EL CANDOR Y LA CULPA (Por Santos Vibot)

Queridos amigos, después de más de media vida ocultando por timidez -y acaso por cobardía- todos estos poemas, tengo la alegría de comunicaros que acabo de publicar, reunidos en un solo volumen, ocho de los libros de poesía que escribí en mi juventud y primera madurez.

 

Bajo el título de "El candor y la culpa" he agrupado lo siguientes escritos: 

 

LIBRO PRIMERO

* Mis primeros poemas, compuestos a los veintidós años en San Esteban de Salamanca evocando -aún tan vívidamente- aquel candor vulnerado, conculcado tan injustamente de culpa, de vergüenza y de miedo, de mi adolescencia en el colegio ("Nostalgia del rubor"). 

* Platónicos, atormentados y extáticos amores juveniles intramuros ("Por transparencia", “Qué sabes tú de amar”, "Díptico de primavera"). 

* La revelación de los placeres prohibidos -trastornadores porque eran intangibles- en un viaje a Italia donde en "Las penas afluentes” trato de aprisionar entre mis versos esa volátil gracia fugaz que arrebata e incendia la vida (“Suite a Carlo, heraldo italiano”). Y la incurable melancolía, “la corrosiva nostalgia, Lisaveta Ivanovna, de los goces de la vulgaridad” -que acuñó Thomas Mann- en el amor secreto y el deseo más intenso por un compañero de autocar y de cama de aquellas noches insomnes e imposibles en hostales de Francia… (“Tu cuerpo de oro y vino”). 

 

LIBRO SEGUNDO

* Cincuenta poemas arrebatados en un turbulento y experimental "Autorretrato juvenil" del alucinante verano del 75 donde todo parecía a la vez posible e invivible.

LIBRO TERCERO

* La idealización, en vívidas estampas de carácter, de una Palencia paradisíaca de mi infancia en medio del más hondo desconcierto vital.

* Y -completando los libros de la primera parte- los cuatro embelesados e inventivos poemarios escritos íntegramente en La Virgen del Camino aquel radiante curso del 75-76 en que empecé a conocer la pura y dura y maravillosa vida mientras dirigí La Escolanía: 

- "Sólo tus verdes brazos", o el espejismo del amor.

- "La memoria radiante", o el fulgor de los cuerpos gloriosos.

- "A la mujer clásica", o el abismo insondable.

- "Sólo un silencio tuyo necesito", o el sublime amor-ágape, el eterno masculino que nos arrastra, como en un torbellino, hacia lo alto.


 

LIBRO CUARTO

* "Diarios de amante": la anegación casi psicotrópica de mis dos primeros amores no platónicos, o cuando el amor se hace besos, carne, risas y suspiros:

- “Corola de infinitas perspectivas”, en la penumbra de este insomnio de rosas que has dejado en el aire… 

- “Zéfiro-Arturo”, enarbolado en rizos y graciosos labios, tremolando las banderas de la lluvia, haciendo resurgir flores gigantes en los negros damascos de la noche…

 

LIBRO QUINTO

* "Para Fernando más allá de la muerte": dieciséis apasionados poemas inspirados por mi compañero de curso Fernando Soria Tosantos, que se suicidó a los veintipocos años y permanece vivo y deslumbrante entre mis versos.

 

LIBRO SEXTO

* "El vértigo mentido de los sueños":  

- "Cuaderno de campaña" transcribiendo día a día, como en un cuaderno de bitácora por aquellas procelosas casernas, mi elegíaca -y al mismo tiempo dionisíaca- experiencia militar en el cuartel del Ferral del Bernesga... 

- "Preludios" con variaciones, sobre un amor desmesurado y desdichado con aroma de magnolias letales.

 

LIBRO SEPTIMO

* “Veinte poemas desesperados y una canción de amor”, donde encontré, si puedo decirlo así, a un amor de otra vida -durante un viaje y estancia de unos días en torno a la nochevieja de 1988 en una mansión de indiano de Llanes con el inolvidable nombre de Partarrío- un amor de otra vida que ya no supo reconocerme ni quererme en ésta…

 

LIBRO OCTAVO

* "Bajo tu piel de río" con los poemarios:

- "Abdeluahid", sobre un inolvidable muchacho poeta que conocí en Marruecos, en el azul infierno de Chef Chaouen.

- "Desde un ángel perdido", o Eros envolviendo de luz la negra noche.

- "Versos para Manuel", mesa de roble al borde de los cuentos, deslumbrante jardín entre tantos inviernos…que hasta la oscura noche nos encuentre besándonos de amor…

- "Mazurcas de Chopin": metiéndome en la mente y en los dedos violeta de aquel Chopin secreto, una interpretación muy personal -y acaso no inexacta- de seis de sus mazurcas.

Y -cerrando ya el libro con un canónico y modernista “Soneto aromático” muy art-nouveau-:

- "Los versos del timonel", cinco poemas exultantes y luminosos.

 

 

Dada la cálida y entusiasta acogida que otorgásteis a mi "Métrica para Borja", creo que os interesaría y gustaría conocer esta nueva entrega.

 

Podréis ver, en el link de YouTube, que próximamente os comunicará nuestro Furriel, un breve vídeo promocional en el que indico las librerías para conseguirla, aunque preferiría que me pidiérais a mí personalmente el libro pues tengo ejemplares para dedicaros personalizadamente a quien pueda estar interesado. Hacedlo en este mismo portillo indicándome vuestro correo electrónico actualizado y vuestro móvil y me pondré en contacto con cada uno. Lo ideal sería entregároslo en mano para evitar los gastos de envío certificado. Así lo haré con quienes vivís en Madrid o vengáis por aquí. Estáis invitados a un pequeño concierto en mi casa.

 

Quiero finalmente agradecer de todo corazón -y hasta faltándome las palabras para ello- la de nuevo decisiva y determinante aportación de nuestro querido e insustituíble Lalo F. Mayo por su generosísima realización del diseño, maquetación y selección de la tipografía, así como por los sutiles detalles de edición en los que pacientemente ha considerado todas y cada una de mis sugerencias aún a costa de su famosa “salud” -y no exagero un ápice- con esa profesionalidad, empatía y simpatía suyas ya proverbiales. Y con un resultado espléndido en todos los sentidos como podréis comprobar. Gracias, amigo del alma.

Y agradecer del mismo modo a Pedro G. Trapiello el extenso e intenso texto que escribió para este libro mío hace algún tiempo ya y que aparece íntegro hoy en este blog nuestro. Sus cariñosas y penetrantes palabras -un fragmento de las cuales también figura en la contraportada- son un precioso e invaluable broche para esta obra que es, por el momento, la obra de mi vida.

 

Un abrazo muy grande, amigos.

RECTIFICACIÓN Y VÍDEO (Por Marcelino Iglesias)

RECTIFICACIÓN Y VÍDEO (Por Marcelino Iglesias)

Nuestro Marcelino Iglesias me envía esta rectificación a su entrada “Cojos y tullidos, unos; caballeros mutilados, los otros” en el blog de fecha 17/4/2020 respecto al escrito “Reflexión contextualizada” de Ramón Hernández Martín.

Me parece de interés insertarlo en el blog con un precioso vídeo de animación que estos días ha recorrido Internet con motivo del Día del libro.

Este es el enlace al vídeo.

https://drive.google.com/file/d/1KKEEdBD53iLeEDLd6tF1sZjEAGRAitn7/view

 


 

Esta memoria desfalleciente atribuyó la vivencia y palabras de un jesuita (Padre Jaime Garralda) a otro (Padre Llanos). Casualmente (tal vez de nuevo, una jugada del azar objetivo) revisando notas para otro cometido me encontré con el autor original y sus palabras, que ahora —y con petición de indulgencia— reproduzco en su literalidad: “Cuando llegué a las chabolas, descubrí que los rojos también eran hijos de Dios, pero cojos en vez de caballeros mutilados”.

Resalto —escarmentado una vez más— la  necesidad de acudir siempre a la fuente original.

Saludos

Marcelino

 

 

Crónica retrospectiva de la Presentación de Poecanciones de amor en La Virgen del Camino, León. (Por Mariano Estrada)

Crónica retrospectiva de la Presentación de Poecanciones de amor en La Virgen del Camino, León. (Por Mariano Estrada)

Altar de la capilla del Colegio Menor. Virgen del Camino, León

 

La citada presentación tuvo lugar el día 14 de septiembre del año 2013. La tinta que ha llovido desde entonces ha dado para alumbrar 12 nuevos libros. La parte musical se celebró en la capilla del Colegio Menor, que es la que aparece en las fotografías, donde yo asistí a muchos actos religiosos en mis tiempos de niño internado.

 

El mosaico del retablo es de Domingo Iturgáiz, sacerdore dominico y arqueólogo, del que fui afortunado alumno en el Colegio Menor. Fue todo un placer que estuviera presente en el acto. No volví a verle más, ya que murió poco tiempo después.

 

La decoración de la capilla corrió a cargo de Enrique Muñiz, antiguo compañero del Colegio y amigo. Otro compañero y amigo, Andrés Cortés, se encargó de la intendencia en lo que se refiere a los libros.

 

El Conjunto arquitectónico donde está ubicado el Colegio -que comprende también una casa de Ejercicios Espirituales y un Santuario-, es obra del arquitecto Francisco Coello de Portugal, sacerdote dominico, en cuyo Estudio, situado en la calle Claudio Coello de Madrid, trabajé un tiempo como delineante. Por cierto, el padre Coello murió poco antes de la Presentación y, para celebrar un Solemne Funeral el día anterior, se habían reunido en el Colegio varios frailes dominicos -entre los que estaban el padre Provincial de la Orden y el padre Prior del Colegio-, que, aprovechando la coyuntura, asistieron a la presentación. Los magníficos bronces del Santuario son de José María Subirachs, el escultor que, con el tiempo, culminaría las obras que dejó pendientes Gaudí en la Sagrada Familia.

 

La parte musical corrió a cargo de “Los Chicos del coro”: un nutrido grupo de compañeros que, en su día, pertenecieron a la Escolanía del Colegio, así como de la soprano Carmen Bocanegra. Fueron dirigidos por José Luis Zamanillo, antiguo solista de la Escolanía y músico de profesión, además de compañero y amigo. José Luis me honró con sus palabras, con su música, y también llevando con él a su madre, que, durante un tiempo, fue también la mía y hacía mucho tiempo que no la había visto. Se llamaba Mari Paz Martínez y hace poco que ha muerto.

 

 

La parte literaria. Intervinieron en este apartado, además del lingüista Pablo Gallego, que murió un tiempo después, los compañeros siguientes: Juan Manuel Díaz, filósofo; Javier del Vigo, historiador; Isidro Cicero, periodista y escritor; y José María Cortés, en representación de Lalo F. Mayo, periodista y editor del libro que, con gran pena de todos, tuvo que quedarse en su casa de La Coruña por un mal pasajero. Ahora vive en Málaga, donde Rosa, su mujer, sigue al servicio de la medicina. 

 

 

Concurrencia. Asistieron al acto más de 100 personas, la mayoría antiguos compañeros del Colegio y residentes en distintos puntos de España, gran parte de ellos con sus parejas. Asistieron también algunos otros amigos y varios miembros de mi familia, entre los que se encontraba mi hermana Antonia que, si bien vive en Kiev, estaba pasando unos días en Muelas de los Caballeros. Y, por supuesto, estuvo también Rosa, mi mujer, que, amén de estar presente en mi vida, suele estarlo también en las presentaciones de mis libros.

 

 

Mi agradecimiento a las personas citadas y también a las que, siendo tan importantes como las anteriores, me es imposible citar. Todas ellas formaron una piña, que tuvo su punto culminante cuando nos unimos a “Los Chicos del coro” para cantar el Adiós, madre de mi vida con la misma pasión con que la cantábamos entonces, ya que esa canción fue siempre un himno para los alumnos de este Colegio.

 

 

Posdata. Se podían decir más cosas, pero creo que las expuestas exceden con creces los méritos del libro presentado, que no es otra cosa que una recopilación comentada de las letras que escribí en el año 2004 para que Ramón Acusa, amigo y componente del Dúo Dinámico, le pusiera la música a una de ellas. Se la puso, naturalmente, y también escribió el hermoso prólogo del libro. Ramón, y su compañero Manolo, siguen al pie del cañón, resistiendo como auténticos jabatos de la música y de la vida.

 

Noticia relacionada. Última hora. Uno de los más prestigiosos exalumnos del Colegio es Eugenio Cascón. Pues bien, Eugenio ha escrito un fantástico prólogo para mi próximo libro, del que Lalo F. Mayo es nuevamente diseñador y editor. Se titula La sonrisa de los erizos y tiene la suficiente seriedad como para ser un libro de humor. Eugenio Cascón es autor, entre otros, del libro “Español coloquial” y ha trabajado durante varios años en la Real Academia Española.

 

Villajoyosa, 14-01-2020

 Los Chicos del coro, dirigidos por José Luis Zamanillo

Sepultura y cruz al borde de la carretera

Sepultura y cruz al borde de la carretera

Isidro Cicero analiza los mensajes del santuario vanguardista de la Virgen del Camino de León. (Sociedad cántabra de escritores)

https://scescritores.es/sepultura-y-cruz-al-borde-de-la-carretera/

Una enorme sepultura blanca señalada con una cruz de 50 metros al borde de una carretera. Básicamente eso es lo que el viajero intuye desde lejos cuando empieza a vislumbrar el santuario de la Virgen del Camino de León. En su conferencia pronunciada días atrás en el Centro Gallego de Santander, el escritor Isidro Cicero, presidente de la Sociedad Cántabra de Escritores, destacó que el edificio al que se refería, no solo es “el único aporte del siglo XX al gran yacimiento de arte de todos los tiempos del Camino de Santiago”, sino que en sí mismo supone “una muestra completa de las corrientes intelectuales y espirituales de nuestra época”.  “En lo arquitectónico, representa la corriente racionalista alemana; en lo intelectual el pensamiento de posguerra y en cuanto a lo espiritual, encarna las grandes líneas del Concilio Vaticano II, antes de que este acontecimiento histórico tuviera lugar”, concretó.

Destinado a ser una iglesia regida por los dominicos, el vanguardismo del santuario de la Virgen del Camino adoptó la forma de parque temático del rosario. Para Cicero todas estas particularidades hacen de este conjunto monumental la obra más singular y más original de todos los monumentos que se alinean a lo largo de los 1.500 kilómetros que la UNESCO delimitó en 2015 como Camino de Santiago.

Siguiendo al pensador francés contemporáneo Frédéric Gros, el escritor cántabro comentó que el peregrinaje a Compostela se distingue en una cosa de todas las demás peregrinaciones que ha hecho la humanidad a través de los siglos: lo sagrado que va a visitar el peregrino a Roma, Jerusalén, las fuentes del Ganges, el sagrado monte de Kailash, la Kaaba o el desierto donde los huicholes recogen el sagrado cactus del peyote está a la llegada, al final; de hecho, si estos viajeros pudieran llegar teletransportados, no les importaría demasiado, pero en quienes van a Santiago, ni esa teletransportación ni nada que se le parezca sería concebible, porque aunque el cénit del viaje esté al llegar a la tumba del Apóstol, a la llegada, tan importante como eso es el propio camino mientras se recorre. El conferenciante insistió en que lo sagrado, lo numinoso, está diseminado a lo largo del Camino de Santiago en numerosos puntos y señaló como uno de los principales el santuario de la Virgen del Camino, objeto del análisis de su conferencia.

Ante un salón repleto de público, el escritor explicó que la palabra ‘santuario’ pertenece al campo semántico de lo “sagrado”, lo “inefable”, a veces lo “prohibido” y lo que hay que evitar porque recuerda a las comunidades humanas hechos dolorosos de su propio pasado, en este sentido se refirió a Peña Sagra. Dijo que lo sagrado es una cualidad que hombres y mujeres perciben como oculta en ciertas cosas y lugares, “aunque no sean capaces de expresar con palabras, pero las refieren como estremecimientos y erizamientos del cabello”.  Citó al respecto al filósofo alemán Rudolf Otto que denominó este tipo de experiencias como lo “numinoso”, definiéndolas como “misterium tremendum et fascinans”, un misterio tremendo y fascinante, como el que manifiesta el pájaro ante la mirada hipnótica de la serpiente. Esta experiencia algunas personas la ha descrito después de haber contemplado loa bisontes de Altamira en la cueva original y otras la primera vez que ven por el telescopio los anillos de Saturno. Cicero refirió con detalle la experiencia que relata el escritor cántabro Manuel de la Escalera en su novela autobiográfica “La muerte después de Reyes”, un día especialmente penoso en la prisión central de la Tabacalera donde estaba condenado a muerte. Se sintió transfigurado él y todo el entorno cuando por casualidad cayó en sus manos el libro “Las mil mejores poesías de la lengua castellana”.

“Nadie nos ha relatado qué estremecimiento provocó el santuario de Altamira o la catedral de Notre Dame, pero sí sabemos la concatenación de experiencias de este tipo que se sucedieron en la Virgen del Camino, porque sus protagonistas dejaron testimonio de ellas”. Continuó el conferenciante. La primera fue el sentimiento de orfandad, experimentado a los seis años de edad en 1990 por el promotor y mecenas del nuevo edificio de la Virgen del Camino, Pablo Díez, quien efectivamente había quedado huérfano de madre a los tres años. En segundo lugar, relató Cicero la del joven arquitecto Francisco Coello de Portugal, que había recibido el encargo de realizar el nuevo templo y que siempre atribuyó a una inspiración numinosa la idea de hacer una gran sepultura señalada por una cruz de cincuenta metros de alto a la orilla de la carretera, edificio inspirado por el cadáver del Cristo en brazos de la Virgen, que es el icono que da origen al santuario.

Cicero detalló los pormenores biográficos de Pablo Diez, a partir de su experiencia numinosa a los seis años hasta convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo, que a pesar de su fortuna económica nunca olvidó su origen ni el sentido de amparo que había percibido de niño. Pablo Diez fue el propietario de la cerveza mejicana Corona comercializada como Coronita en España.

Cicero insistió en el concepto de lo numinoso como lo que está invisible en las cosas que se ven y que desencadena unas veces religiosidad y otras, creatividad artística y señaló que lo llaman “mana” en la Polinesia, “jinns”, en las culturas árabes y que se expresa como lo unseen, lo no visto, o lo Otro. En hebreo lo denominan kadosh, refiriéndose a lo santo o “lo otro”.

El magnate Pablo Diez encargó la realización de su proyecto a Francisco Coello de Portugal, que por entonces realizaba sus estudios de filosofía en las Caldas de Besaya, señalándole la única limitación de respetar el retablo barroco y la hornacina de la Virgen del Camino en el mismo lugar en que él la había visto en el momento de su extraña experiencia a los seis años.

Coello diría años después que para cumplir esa condición había tenido que hacer una iglesia para un retablo en vez de un retablo para una iglesia. Lo mismo había ocurrido en Berlín había con la reconstrucción del Memorial del Kaiser Guillermo II, iglesia neogótica destruida en los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial que únicamente dejaron en pie la torre, conservada como reliquia antibelicista en las tareas de reconstrucción. También el arquitecto de esta gran obra berlinesa, Egon Eiermann declaró en su momento que su preciosa capilla de cristales azules construida en evocación del ideal de la paz era en realidad una iglesia para acompañar a una torre en vez de lo contrario.

A la inspiración de Coello de Portugal, en el templo leonés vinieron a sumarse otros grandes artistas del momento vanguardista español, como el escultor Josep María Subirachs, que años más tarde recibiría el encargo de dar continuidad a la obra de Gaudí en la Sagrada Familia de Barcelona. Subirachs es el autor de las impresionantes esculturas en bronce de los apóstoles y la virgen de la fachada que en su conjunto representan la escena de Pentecostés, las cuatro puertas de bronce y el gran crucifijo, también de broce conocido como el Cristo del Salmo 21, cuya torturada expresividad refleja el sufrimiento vivido por la Humanidad en el siglo XX.

 

En las formas vanguardistas de estas figuras, Subirachs ha vertido contenidos culturales de la tradición iconográfica española, como las esculturas de la catedral gótica de León o las tallas de Berruguete.

El poeta lírico y pintor abstracto Albert Ràfols Casamada se encargó del diseño de las vidrieras del templo, realizados en Chartres, en el prestigioso taller de Loire, que durante las décadas de los cuarenta y cincuenta realizaron vidrieras para la reconstrucción de innumerables edificios religiosos y civiles de varios países europeos. Las vidrieras de Casamada fueron concebidas como un elemento de significación importante, ya que los dibujos abstractos y las manchas de color se encargaban de expresar los misterios del rosario en sus tramos de dolor y gloria, o lo que es lo mismo, de la muerte y resurrección de Cristo. La principal vidriera de la Virgen del Camino es la que cierra el edificio por el lado del poniente y tiene una superficie de 105 metros cuadrados y un grosor de 20 centímetros. Los colores utilizados, aparte de inspirarse en los de la catedral de León combinan secuencias atribuidas a la alquimia medieval.

Para Cicero, el santuario además de un monumento excepcional desde el punto de vista artístico, constituye el máximo epítome de las ideas contenidas en la controversia sobre la Nouvelle Theologie, que está en la base de los documentos más importantes del Concilio Vaticano II. El tema del ecumenismo, el de la catolicidad o universalidad diacrónica de la iglesia y no solo la espacial, el abandono del paradigma griego o aristotélico y la opción por el paradigma hebreo que tuvieron lugar en las corrientes progresistas europeas durante el siglo XX, están abundantemente presentes en la obra de la Virgen del Camino y solo en la Virgen del Camino de una manera clara coherente y concienzuda, señaló Isidro Cicero.

 

Solo por eso merece la pena visitarlo de manera observadora y detallada, recomendó el escritor cántabro, que detalló la presencia de elementos judíos, del antiguo Egipto, orientales y de las culturas más primitivas y lejanas. Otro artista presente en el santuario es el navarro Domingo Iturgáiz que aporta una secuencia de escenas en las que se narra la primitiva leyenda de la aparición de la Virgen a un pastor en el sitio del santuario, muy popular desde principios del siglo XVI, que ya aparece descrito en la novela de la Pícara Justina.

En la última parte de su conferencia Cicero recordó la comparación que hace el filósofo chino Lao Té entre la arquitectura de una casa y una vasija, para concluir que lo importante de ambas es el vacío que se crea en el interior.

En este sentido, el vacío logrado por los artistas de la Virgen del Camino es un inmenso espacio desnudo que se confía a una combinación de luces naturales, cenitales y artificiales para crear en él un ámbito de espiritualidad, dijo el conferenciante: un diálogo de miradas silenciosas que se establece entre el espectador que llega a visitar el templo y la figura de la virgen que le observa.  “Este motivo y no otro, fue el que inspiró en su día al niño Pablo Diez, en el momento más numinoso de su vida, y el que le llevó ya con muchos años a financiar y promover una obra de esta envergadura”. En realidad, concluyó Cicero, lo más vanguardista del camino de Santiago es este templo, y lo más vanguardista de este templo es la mística de la mirada compasiva, que según el filósofo Manuel Lavinas, es hoy día el argumento definitivo de la ética del otro, la que no puede mantener la mirada de la víctima”.

El escritor Isidro Cicero ofrece en Santander una charla sobre el santuario de La Virgen del Camino

El escritor Isidro Cicero ofrece en Santander una charla sobre el santuario de La Virgen del Camino
Santuario de La Virgen del Camino./CampilloSantuario de La Virgen del Camino. / CAMPILLO

Será el martes en el Centro Gallego de Santander, en la que resaltará al templo como única excepción de vanguardia en el Camino de Santiago

El Centro Gallego de Santander acogerá este martes, 19 de noviembre, a partir de las 19.30 horas, una charla del escritor cántabro Isidro Cicero sobre el santuario de la Virgen del Camino de León, como «única excepción de la vanguardia del arte en el camino de Santiago».

En su charla, que forma parte del ciclo de conferencias de la Sociedad Cántabra de Escritores, Cicero, que publicó en 2017 publicó el libro ’Virgen del Camino, en-clave de misterios’, destacará la «singularidad» de este edificio como único representante del arte vanguardista en todo el Camino de Santiago, ha informado en un comunicado la Sociedad Cántabra de Escritores.

 

«La ruta a Compostela es un auténtico yacimiento de arte de todas las épocas y estilos, pero de nuestra contemporaneidad solo existe esta aportación construida a mediados del siglo XX en el municipio de Valverde de la Virgen, próximo a León«, ha explicado.

La Virgen del Camino obtuvo en julio de 2018 la declaración como Bien de Interés Cultural por parte de la Junta de Castilla y León, institución que destacó su excepcionalidad.

Según esta declaración, la Virgen del Camino constituye un hito representativo de la arquitectura española contemporánea, manifiesta la combinación de la modernidad y la vanguardia de la arquitectura religiosa alemana del siglo XX, con la arquitectura tradicional propia de las iglesias de los dominicos.

La moderna Virgen del Camino es la única obra maestra que el arte vanguadista del siglo XX ha incorporado al Camino de Santiago en cualquier parte de sus recorridos.

Dentro del fabuloso yacimiento cultural que es la Ruta Jacobea, en la que se superponen ejemplos de todas las épocas y estilos, la única obra significativa que ha aportado nuestro tiempo es este santuario construido en torno al año 1960.

Son también una excepción dentro del Camino de Santiago los mensajes de fondo contenidos en este monumento artístico, ya que sus autores decidieron reflejar en la obra los criterios y valores de la época contemporánea.

En concreto, aparecen reflejados en el santuario los postulados teóricos innovadores del Concilio Vaticano II, sustituyendo solo en este lugar de la ruta jacobea los contenidos tradicionales de la religiosidad barroca o medieval que los peregrinos de Santiago encuentran en el resto de iglesias hacia Compostela.

El novedoso santuario de la Virgen del Camino vino a sustituir a otro edificio existente en el mismo lugar que acabó barroco, pero comenzó siendo una pequeña capilla construida a comienzos del siglo XVI. La primitiva capilla aparece en la literatura, en la novela la ’Picara Justina’.

El autor explica que el empeño de construir en el lugar este edificio del siglo XX se debió al empeño del empresario leonés Pablo Diez, natural de la montaña leonesa y que fue uno de los miles de jóvenes españoles que emigraron a América a finales del siglo XIX.

Su éxito en los negocios le hizo en México propietario de una de las mayores fortunas de su tiempo y le permitió satisfacer más tarde los que siempre consideró sus deberes religiosos, morales y sociales.

Conocedor de todos estos detalles, Isidro Cicero descubrirá en esta conferencia las claves artísticas, históricas, religiosas y culturales del edificio en su libro ’En-clave de misterios’.

Para su conferencia del martes 19 de noviembre en el Centro Gallego de Santander, que ha titulado ’Virgen del Camino, donde la vanguardia del arte se incorpora al Camino de Santiago’, Isidro Cicero se acompañará de un video realizado en base a una serie de fotografías que ilustran su libro y cuyos autores son los fotógrafos Pablo Hojas, Javier del Vigo, Jesús Herrero y Antonio Barreñada.

El escritor Isidro Cicero es autor entre otras obras de los libros ’Los que se echaron al monte’, con 13 ediciones vendidas; ’El Cariñoso, los emboscados del Miera’, ’Vindio, la historia de Cantabria contada a los niños’, ’Enciclopedia infantil de Cantabria’ y ’Laberinto cántabro’, entre otros, así como varios trabajos periodísticos y de comunicación.

José María Urbano ofrece en el Ridea una conferencia sobre la industria asturiana

José María Urbano ofrece en el Ridea una conferencia sobre la industria asturiana

Nuestro querido compañero, veterano periodista y exjefe de Redacción de LA VOZ, José María Urbano, ofrece hoy una conferencia en el Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea) bajo el título ’La industria asturiana, ante el vértigo del cambio climático y la robotización’. La ponencia tendrá lugar a las 19.30 horas, en el salón de actos del Ridea, en la plaza Porlier, 9, en Oviedo.

En su intervención, Urbano tratará de profundizar y concretar la situación de la industria asturiana «en un momento en el que las amenazas de las guerras comerciales entre Estados Unidos y China y la falta de respuesta contundente por parte de la Unión Europea se une a las consecuencias de los compromisos temporales del Gobierno de España ante el cambio climático y la robotización imparable de la sociedad».

José María Urbano presentó recientemente su tercer libro ’Dame buenas noticias’, publicado por ediciones Nieva, en el que realiza un análisis de las fortalezas y problemas de Asturias.

Aquí os dejo el enlace al vídeo de presentación de su libro DAME BUENAS NOTICIAS.

https://www.elcomercio.es/aviles/jose-maria-urbano-presenta-6024021847001-20190408190427-vi.html