SOBRE EL VIEJO TEMPLO
Dedicado a mi muy querido Isidro Cícero. Desde aquí le animo a que nos escriba algo sobre el Santuario. Sabed que, después de la propia Virgen, Isidro es quien más sabe de su Santuario del Camino. Yo soy solo un aprendiz.
La vieja iglesia estaba rodeada de arcos sencillos de medio punto y postes de madera, cubierta por un tejadillo, dende se cobijaban los peregrinos. Era la típica imagen que tenemos de una iglesia de pueblo. A principios del siglo XVIII se sustituyen por arcos de piedra.
Por supuesto que estos pórticos servían de refugio a peregrinos, pobres, anovenarias, curiosos, vendedores, chamarileros, tratantes, etc. para protegerse de la lluvia o del calor. El novelista leonés D. Enrique Gil y Carrasco escribía en un pasaje sobre las romerías a la Virgen del Camino que "...y asaz tiene que ser el regocijo, pues las gentes (maragatos, rebiriegos, parameses y montañeses) no se dan cuenta de que en tal paraje no hay un árbol a cuya sombra guarecerse de los abrasadores rayos del sol, y ¡oh manes del vino de la tierra! es el lugar donde el agua escasea de todo punto".
Pues bien; un Gobernador Civil, D. Manuel Rodríguez Monje, para evitar abusos, escribió: "se han convertido en albergue de caballerías y transeúntes pobres, que encienden lumbre y llenan el recinto de basura y suciedad. En ese sitio duermen los hombres y mujeres reunidos, y cometen mil irreverencias". Tan preocupado como se manifestaba, yo pienso que más por las irreverencias que por la suciedad y las boñigas de los jumentos, aconseja cerrar estas galerías colocando verjas de hierro en cada uno de los arcos. Así se hizo en el año 1.934.
Ved las rejas recién estrenadas en esta entrañable fotografía de la colección de Manolo Centeno que dejaré en el álbum EL SANTUARIO. En su anverso aparece escrito: "Peregrinación a la Virgen del Camino el día 26 de Mayo de 1.935".
Como sabéis, el P. Coello de Portugal consideró acertado respetar ciertos elementos del templo anterior, y rodeó el nuevo Santuario con el pórtico voladizo que todos conocéis y al que Quique Ideas Muñiz ató los deslumbrantes globos blancos del día del reencuentro, allá por Octubre de un año ya prendido para siempre en nuestra memoria colectiva.
Besines para todos, queridos amigos.
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Isidro Cicero -