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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

EL NOVICIO CON PELO COLOR CAOBA

EL NOVICIO CON PELO COLOR CAOBA

¡Y una leche!. Me voy a despelotar y contaros la verdad. En algún sitio de ese blog, José Luis Alcalde, el hoy BESUCON, por entonces PaAlcalde el Submaestro de Caleruega, ha escrito refiriéndose a un servidor algo parecido a que yo era un Novicio guapo con un precioso pelo color caoba.

¡Y una leche!, repito. No puedo seguir guardando este pesado secreto que me ha quitado el sueño durante cuarenta y un años, seis meses y doce días. Necesito soltar lastre y contaros la verdad. A éllo me dispongo.

Os sitúo. Era uno de los primeros días del mes de Agosto de 1967. Recién llegado de aquel inimaginable, deslumbrante y maravilloso primer viaje de la Escolanía a Roma. Las vacaciones de ese verano eran breves, como las de casi todos, no había otro remedio; a los pocos días nos íbamos a desbravar a Lastres y en el  ya cercano Septiembre tomaba el hábíto en Caleruega junto a los valientes supervivientes de mis hermanos de la yeguada del 61. Los que no fueron a tomar el habito creo que fueron todavía más valientes.

Os decía que era uno de esos días de Agosto, en casa de mis padres, calle Alcázar de Toledo número 16 en la Plaza Inmaculada de León.

Vivíamos en el segundo derecha mi abuela Alicia, mis padres y los siete hermanos Cortés Aranaz. A una habitación la llamábamos "la galería"; tenía unos grandes y desajustados ventanales con marcos de madera y algún cristal medio roto tapado con un cartón. Por las mañanas era galería por donde se colaba el sol, a mediodia era el comedor de la familia numerosa, tras la comida se convertía en el salón donde mi abuela escuchaba las novelas de Guillermo Sautier Casaseca y Rafel Varón mientras hacía punto o ganchillo con Juana Jinto y Matilde Vilariño, mi abuela siempre hacía punto o ganchillo, a media tarde se transformaba en gabinete de estudios,  y a la noche se abrían dos camas plegables donde dormíamos los tres varones, y ya casi dormidos, a las tantas de la noche mi madre abría los ventanales y tendía la ropa de toda su tribu con la cara y el cuerpo cansados del trabajo de todos los días. En la pared de la galería había un armario que llegaba al techo forrado con un papel de flores grandes y chillonas; en la mitad del armario, mi hemano Froy había colocado una diana donde intentaba hacer puntería con los dardos. Os podéis imaginar como estaba ese armario y las broncas de mi padre.

Desde la galería se accedía al cuarto de baño, el único cuarto de baño para todos, y no muy amplio, con una alta puerta de madera, los techos eran altos como en todas las casas; encima de la puerta dos cristales que nos servían para, subidos en una banqueta, otear lo que hacía el que estaba dentro y con los nudillos avisar de que el "ocupante" había consumido su tiempo y la cola para acicalarse o usar el servicio se impacientaba.

Y es que no cabíamos en aquel cuarto baño más de dos personas. Recuerdo que lo ocupaban el lavabo, la taza, la bañera con aquellos grifos en los que ponía F y C, la caldera de carbón de la calefacción con una balda de ocumen encima que hacía de estante para las cosas de la limpieza; recuerdo que entre la caldera y esta tapa de madera había una pequeña separación, seguro que para que no se quemase la tabla. En ese hueco siempre había periódicos viejos que, !oh milagro¡ nunca ardieron pese a lo que atizaba mi madre la caldera, decía que era para que no se congelara el calderín del agua que estaba sujeto a la pared del patio de luces con unas escuadras herrumbrosas.

Quien ocupaba la mayor parte del espacio del cuarto de baño era nuestra entrañable y querida lavadora BRU, era un miembro más de la familia y claro, como miembro titular de los Corteses, cuando centrifugaba exigía sus derechos y  empezaba a dar vueltas por el baño como una posesa y te obligaba a desalojarlo si no querías ser envestido sin ningún miramiento. Solo se calmaba cuando entraba mi madre quien la amansaba con sus caricias y le sacaba losd gases de su vientre  en forma de ropa limpia ya limpia pero empapada. En lo alto tenía nuestra querida BRU dos rodillos con una manivela para secarla. Por aquellos rodillos pasaba, bueno, hacíamos pasar alguno de los siete,  de todo menos la ropa recién lavada.

¡Mira que trabajó la pobre BRU para todos nosotros!. Cuando se hizo viejecita, mis padres ya no podían darle todas las atenciones que precisaba y acabó llevándosela un hojalatero amigo de mi padre, Daniel creo se llamaba, el hojalatero no mi padre. Todos notamos un vacío muy grande, especialmente en el cuarto de baño. 

A lo que iba. Esa tarde de un  día de Agosto, me tocó el turno para bañarme, bueno ducharme. Pasé el pestillo por dentro y amenacé con que nadie se subiese a la banqueta para fisgar por los cristales. Y dale que te pego al agua caliente, bueno en LEÓN hasta en el verano el agua estaba más bien fresquita, y dale que te pego al jabón y dale que te pego...

- ¿donde está el champú?, bramé desde dentro, yo era muy presumido.

- un frasco que está donde el papel higiénico (la verdad es que en casa todos le llamábamos papel del culo), me dice mi hermana Carmen que ya guardaba cola.

 Y cogí aquel frasco y dale que te pego al frasco de champú.

Como era habitual, un par de golpes en el cristal me avisaron que la cola del exterior ya se había incrementado con nuevos miembros de la familia y, además, a alguien le urgía evacuar, por lo que cerré el grifo que ponía "C", sequé mu cuerpo de 16 años y al secarme el pelo, ya empecé a notar un olor un poco raro, como a viejo, parecido a las colonias que usaban algunas de las amigas de mi madre.

En la puerta y con las piernas cruzadas por el apretón hacía turno mi hermana Carmen. Nada más salir me olfateó y me dice:

- ¿que te has echado?,

- el champú.

- ¿que champú?

- pues el del frasco que me dijiste.

- so animal, si ese no es el de champú, te has echado mi camomila.

-¿qué más da?

-verás cuando se entere la mamá, concluyo Carmen.

Al enterarse, la mamá no dijo nada pues esos días estaba un poco tierna ante la próxima toma de hábito de su retoño, el cuarto, no de baño, de sus siete hijos, que iba a ser Dominico.

La verdad es que olía fatal, la camomila, no mi madre.

Tampoco le dí demasiada importancia, desconocía y no me importaba lo que fuese la camomila, yo era de Letras.

Después descubrí que la dichosa camomila aclaraba el cabello castaño oscuro a rubio natural, que su acción era progresiva, es decir que no me iba a quedar super rubio en el primer momento, aunque también dependía de la energía utilizada en su aplicación: la mía había sido de un nivel alto.

Al día siguiente, al despertarse mis hermanos Andrés y Froi que dormían juntos en una cama plegable, gritaron al unísono.

-¡Mamá! Mira Josemari.

Me habían aparecido los primeros reflejos rubitos. Y a los dos o tres días tenía un pelo platino que ya lo quisiera para sí la mejor rubia de garrafón. Cuanto más me lavaba la cabeza más se me aclaraba el tejado.

A la semana un extraño y exótico color caoba cubría mi cabeza.

Y así me reencontré con mis compañeros de yeguada en Lastres. Realmente fuí consciente de mi delicada situación un  día en que jugando al futbol en la playa de Lastres unos chavales me dijeron: ¡rubio, échanos esa pelota!.

Y de esa guisa fuí a tomar el hábito en Caleruega el día 12 de Septiembre de ese año. Parecía que se había posado el Espíritu Santo sobre mi cabeza y las miradas de las mozuelas de Caleruega prendadas estaban con mi pelo: según pasaban los días el pelo se iba oscureciendo y yo me iba convirtiendo en un Novicio guapo con un precioso pelo color caoba oscuro.

Y así me recordaba el PaAlcalde, mi querido Submaestro, hoy más querido BESUCÓN, a quien dedico estos recuerdos, como un Novicio guapo con el pelo de color caoba.

Lo de guapo..., pase, pero lo del pelo color caoba... ¡y una leche!.

Feliz fin de semana, amigos.

El Furriel medio calvo.

7 comentarios

Jordan 4 -

Happiness is beneficial for the body, but it is grief that develops the powers of the mind.

quique muñiz -

Querido Itho:
Así; exactamente así. ¡qué recuerdos de especiales momentos ocupan -escondidos- casi toda nuestra memoria y no dejan sitio ni importancia para el viaje o conversación de la semana pasada...!
Sigue por ahí, Itho: continúa, aunque sólo fuera para mí, el recorrido por aquella casa entrañable que limitaba al norte con la ploaza de la Inmaculada y al sur con el colegio y cine de los Agustinos.
Pero recuérdanos también, y sobre todo, que al Este estaba La Casuca y al Oeste el Roble y el Tonino...
Vuelve por el salón de la música y los guateques... y descríbenos los gruesos cortinajes que lo separaban del dormitorio de tus padres...
Sigue un poco más,; te lo pido. Y se lo pido a Froi, que también lo sabe contar desde su ángulo siempre especial, para conservar, en este portillo tan acertadamente comenzado por Jose Nari, un trozo vital de vuestro aterrizaje (y el de alguno de nosotros) en el mundo que encontramos despúés de la última vuelta a la finca.
Continúa, por favos, tras este abrazo y mi adelantada gratitud.

andres cortés aranaz -

Siguiendo con la descripción que inició mi hermano de aquella nuestra casa, de tan gratos recuerdos para todos, sobre todo por el ambiente que en ella siempre reinó, y para complacer a mi amigo del alma ENRIQUE, os diré que "aquello" no era una casa cualquiera.
En el primer piso, estuvieron durante muchos años las oficinas y el bar de la Cultural Leonesa. Una de las puertas de entrada tenía un muelle forroñoso, que al abrirse anunciaba a todo el vecindario que alguien había entrado. El olor de aquellas oficinas, suelo de madera sin barnizar se asemejaba a la sotana de cura viejo.
En el segundo piso, puerta con puerta, estaba la pensión de Enriqueta y hnas. La tal enriqueta se asemejaba más a una pescadora de Bermeo, con su porte poderoso, voz fuerte, que a otra cosa. Las otras dos hermanas, delgadas y consumidas como sílfides. Puedo imaginarme, más que nada por mi mente sucia,, que todas ellas se murieron sin probarlo.
En el tercer piso, encima de la tal Enriqueta, vivía un personaje oscuro que le llamaban "Choperina", ya que era el organizador de festejos taurinos en León. (Dos al año y una se suspendía por frío o lluvia)
Enfrente, Dña. Manolita, vda. de D. Genaro, propietaria de un perro asqueroso, akl que siempre tuve miedo y en justa correspondencia siempre que me veía me ladraba. Su nombre Bartolo.
Más arriba, el desván y la vivienda de un policía municipal con esposa portera consorte.
Me refiero ya a nuestro piso. Alquiler sobre 150 pts. al mes. Un dineral, no por el importe, sino por el trabajo que algunos mmeses le ciostaba a mi padre llegar a pagar.
El hall era impresionante. Te encontrabas de frente con un enorme tapiz con el escudo de los CORTES, enmarcado en la parte superior por tres braseros de cobre antiguos y en la parte inferior con un taquillón en el que descansaban palmatorios, morteros, velones, fruto de la amistad de mi padre con la gitanería de León, que antes de tirar o vender nada, se lo llevaban al "señorito" y muchas veces se lo compraba directamente mi padre. Flanqueando el tapiz, la puerta de la habitación de la abuela y el cuarto de estar-comedor-dormitorio-sala TV blanco y negro marca Fercu-cuarto de costura, en fin lo que hoy dirían "espacio multifuncional", todo en el mismo sitio y por el mismo precio.
En esta habitación "multifun........"
había una ventana desde la que hacíamos "cucamonas" a los alumnos de los Agustinos cuando estaban en clase, y veíamos con gran regocijo el resultado en las carnes de dichos alumnos en cuanto aparecía el fraile, que por cierto, si tocaba que era Fray Toribio, cojo él, sacaba a pasear la correa de forma automática y recibían candela todos los que se distraían con sostros.
Bueno; iba en el Hall. A la izquierda del dichoso tapiz, mi padre hizo una chimenea falsa, es decir, simulada, plagada en su frento de qué sé yo cúántos cazos de latón y cobre, chocolateras antiguas, más morteros......
No se podía dejar ni un hueco en la pared, por lo que había platos antiguos, rotos y pegados, fuentes también antiguas, colgados por todas partes. Siguiendo, había un bargu´ño, que en su día fue un perchero, con dos cabezas de guerreros en relieve, que era bajando la tapa, la mayor gozada para nuestra curiosidad, ya que estaba lleno de fotos, clichés, facturas, papeles, dibujos de mi padres, etc.
Encima del bargueño, en el hueco que daba al patio de luces (qué ironía: negro, pequeño y mugriento)se colocó una vidriera con un escudo de no sé quien, que lo compró mi padre en una subasta de los bomberos.
Seguía la puerta de entrada al piso, con unos artilugios para su cierre de lo más complicado.
Pasada esta parte, y recorriendo el perímetro del hall, de izquierda a derecha, un escritorio con tres cajones, el teléfono y un cuadro grandote de San Pedro, oscuro y tétrico. Si éste es el que va a estar en la puerta del Paraíso, cuando nos toque, más de uno echaremos a correr.
El aoarato de teléfono, negro, de pareds, de aquellos de baquelita, con número entionces 4025, y que estaba conectado con otro aparato igual en la tienda, y que nunca conseguimos que lo oyera la abuela. Debajo de este escritorio otro brasero antiguo.
En la cuarta pared, un cuadro grande de una Inmaculada, también origen los bomberos, que resultó ser una preciosidad cuando al cabo de muchos años se restauró y apareció su color original. Debajo otro bargueño muy feo, con su brasero correspondiente en la base, y con dos puertas en las que se alojaba la vajilla y cristalería de las grandes ociasiones.
Otra puerta, que nunca cerraba y daba a la galería y al cuarto de baño de nuestras soledades, además de una especie de capillita hecha en la misma pared con la Virgen Fea, como decíamos nosotros, pero que resultó ser una talla en madera policromada de cierta calidad.
La lámpara de seis brazos en hierro forjada, completaba el atrezzo.
Bueno; esto era sólo el hall. Otro día os contaré la pregunta que todos los que entraban por pimera vez a la casa (novias y novios) se hacían. ¿Dónde duermen estas diez personas que viven aquí si sólo hay tres camas a la vista?

Otro día os contaré el resto

Enrique: ¿es así como recuerdas aquella casa?
Un abrazo a todos

quique muñiz -

José Mari...
Me transporta buena parte de tu relato y casi me regalas de nuevo aquellas tardes en vuestra casa de la calle Alcázar de Toledo.
Aquella galería oyó muchas más risas que riñas y me resulta tan inolvidable como el ganchillo de tu abuela Alicia, la de la sonrisa cómplice que ha heredado tu hija con el nombre. A ver si también le ha legado su buena mano para la compota...

Como tú has descrito perfectamente, y con sensible memoria y exactitud, el área del baño con lavadora-vibradora BRU, la galería de las sobremesas, de los estudios, los sueños y los cánticos, (y de las primeras estrategias de Pachi jugando a novio y a profesor) alguno de tus dos hermanos podrían ayudarnos a recorrer el resto de aquella entrañable casa, que constituyó un auténtico refugio de cariño para este GL que sobrevive tan unido desde entonces y que disfruta recostado en esa memoria de tantas tardes de invierno...

Que nos recuerden, por ejemplo, la salita contigua en donde la mesa camilla suponía la gran referencia: con la abuela Alicia tejiendo y supervisando desde el fondo nuestras conversaciones y las bromas más atrevido-divertidas de tu padre.
En aquella misma salita, algunos vimos más de una vez, y casi al mismo tiempo, a Bobby Charlton bombeando sobre Karina un balón increíble, y que nunca llegó a gol por la entrada durísima de Stiles, el objeto de nuestros, entonces, peores insultos.
Y había un comedor precioso con una lámpara grandiosa y butacones en los que te hundías casi para siempre. Y un piano con el que ni siquiera Pili consiguió enderezar estas muñecas con las que aquí y ahora escribo, y que sólo sirvieron para defenderme de vuestros balonazos futboleros...
Y ¿las ventanas del salón, (magnífico lugar de muchos guateques autorizados, por cierto) que daban a la Plaza de la Inmaculada? Desde allí se vigilaba el “paso” de algunas rubias y se soñaba con novias, con guitarras eléctricas, con coches y con viajes...
Pero todo esto... que lo cuenten ellos... ¿no?

Carlos-Bañugues -

Un relato tan bien escrito solo lo puedes hacer tu.Me ha encantado.La anécdota es increíble y para camomilanearse uno,que a estas alturas puede que el pelo tomara otros colores y reflejos.

La descripción de tu casa,la terraza de todo uso y la pobre lavadora que tanto os dio y cómo acabó la pobre...La dormidera,la abuela y su punto al margen de vuestras actividades,en fin,la atracción que sentíais por ese polidisciplinado lugar,respira cariño y recuerdos en los que nos hemos metido,nos has abierto tu casa de par en par.Yo veo la bronca de tu padre ante el armario con diana(su dueño Froilán)porque se lo molísteis a flechazos.¿Y de la dormidera?No tiene desperdicio.

Familia querida,ha sido una delicia saber con tanto detalle hasta como era vuestro sistema de uso del vater.La solidaridad y buena educación con que se os cortaba la meada,en función de la longitud de la cola que esperaba.¡Fantástico!

Me he reído un montón.Me habeis llevado a aquella casa.Lo has descrito de maravilla.Gracias Furri.No tienes precio.

Un abrazo fuerte a todos,incluído el pequeñajo.Para mi amigo Alberto dile que tengo muchas ganas de verle,que le echo de menos cuando pasan los días sin que me abrace o me regale un beso.

Carlos Nubes.

José Luis Alcalde Revilla -

Únicamente una expresión certera y acertada para tu 'historieta', que me lo ha hecho pasar de cine...¡¡¡ME LO TEMÍAAAA!!!pero uno es tímido, inseguro y nunca me atreví a preguntarte: ¿Te teñías? jejeje...No en vano, desde adolescente, ando en el teatro y ante esas bellezas tan llamativas y características, esos pensamientos me vienen a la cabeza. Además, la cosa fue aún más diver.
Como toy mu cansao, pos regreso de Uvieu y acabo de pasar por León y hacerteamoroso "Memento", junto con todos los devotos y devotas del Santo Prieto Picudo, no sigo, pero ya ves que no me resistí. Sólo me queda rendir tributo a tu 'guapura' natural, nada teatral, rubio caoba aparte.
Un BESO, guapooo...El BESUCÓN.

andres cortés aranaz -

Querido José Mary
El relato, deliciosos y además no te has permitido ninguna licencia, ya que todo lo que dices es exactamente así. Sólo te ha faltado decir que las dos camas plegables en que se convertía la galería, eran de 0,90 cada una, y en una de ellas dormíamos juntos Froy y yo, mientras tú dormías sólo. Hoy sólo cabríamos de perfil y mal.
Me he reído mucho, y vuelvo a decir: todo es verdad, no hay ninguna exageración.
Un beso.