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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

Conchy y Marcelo

Conchy y Marcelo

Permitidme que adorne la más hermosa portada que pueda escribirse en este blog con el comentario nacido de la pluma y del sentimiento profundo de Marcelo, ya nuestro sobrino muy querido. En el recuerdo de Marcelino, sabéis que os queremos mucho. Vuestros hermanos del Camino.


 Conchy y Marcelo

Aunque nunca os hubiese visto, a todos os conocía desde pequeño.

Villaba, La Virgen del Camino, Las Caldas, Caleruega… probablemente confunda lugares, fechas y nombres pero eso es lo de menos.

La primera historia que recuerdo —la que más veces repetía— era la de los ejercicios matinales con el Padre Cura, las vueltas alrededor del colegio, el agua de las duchas helada cuando había que lavarse con nieve, los chapuzones en la piscina incluso a través de las capas de escarcha… una rutina dura pero que forjaba hombres de verdad. Hombres como mi padre. Hombres como vosotros… Me contaba luego que después del frío, después del deporte, el cerebro funcionaba mejor que nunca. Es cierto, no había más que verlo… que veros a todos. Y esa rutina —como tantas otras cosas de aquella época— sin duda marcó su vida. Hasta casi el final no dejó de madrugar. Las ocho eran demasiado tarde para seguir en la cama, había mucha vida que aprovechar y, mientras fue capaz, tampoco dejó de hacer aquellos ejercicios que habían marcado su forma de ser, aquellos ejercicios que, desde siempre, yo también hago porque él era alguien a quien imitar por más que fuese inimitable
.
También entre vosotros conoció la música.

Esas eran otras de las historias: cuando esperaba escondido a que se vaciase la capilla para quedarse a solas con el órgano o cuando espiaba a un grandullón que tenía una guitarra que de vez en cuando le dejaba rasguear… Un grandullón que con el tiempo se convertiría en un hermano. Uno de tantos. Un “hermano del camino” como rezaba la corona con la que hasta el último momento quisisteis estar presentes…

En definitiva, una vida de estructura circular, por así decirlo.

Todavía recuerdo la emoción con la que regresó del primer encuentro con alguno de vosotros. Aquel encuentro en Latores (Oviedo) que se convirtió en germen de tantos reencuentros posteriores, del gran reencuentro que tanto significó para él como sé que significó para vosotros.

Recuerdo como le brillaban los ojos mientras sentados en el salón nos narraba a mi madre y a mí todas las emociones de aquel día. En la segunda reunión en Ribadesella todavía estaba bien; a la tercera en Burgos ya no pudo ir. Lo acababan de operar.

Lo afrontó como supongo que afrontabais aquellos baños en la piscina helada. Un mal trago del que salir con los nervios a flor de piel pero con la cabeza más despejada que nunca.

Así fue hasta el final.

En casa nunca escuchamos un lamento. Sé que vosotros tampoco por más que muchas veces todos viésemos el dolor reflejado en su cara.

Nunca quiso ser fuente de dolor para nadie —en casa nunca lo fue—; él actuaba en el otro lado del negocio. Él transmitía vitalidad. Lo hacía con su guitarra. Lo sigue haciendo en todos los vídeos, las melodías, las composiciones que nos ha dejado…

… pero, por supuesto, no sólo era su guitarra; de hecho incluso, a veces, le incomodaba tocar. Nunca le gustó estar bajo el foco. Nunca quiso ser el centro de atención; por más que le hiciese feliz que vosotros le reclamaseis, tampoco quería cansaros. Todos sabemos que no lo hacía pero él era así. No le gustaba levantar la voz, prefería escucharos, apreciaba lo que decíais desde un segundo plano con su sonrisa de complicidad siempre en los labios. A él le gustaba desenvolverse en las distancias cortas; se hacía fuerte en su esquina por la que todos íbamos pasando cuando de veras lo necesitábamos. Las conversaciones en ese espacio íntimo, las conversaciones a sotto voce siempre suelen ser las más importantes; donde de veras se conoce a la gente, donde todos lo conocimos a él porque era allí donde de veras se sentía a gusto, donde nos hacía sentir a gusto a nosotros.

He dicho que nunca levantaba la voz y es cierto, no le hacía falta porque nunca hablaba por hablar pero cuando lo hacía todos se detenían a escucharlo porque sabían que lo que tenía que decir era importante. Es algo que siempre llamó mi atención y supongo que vosotros también os habréis dado cuenta… Seguramente algo así ha de ser la definición de ‘empatía’ porque, a su alrededor, era impensable la palabra ‘conflicto’. Probablemente por algo de eso lo queríais tanto, probablemente por algo de todo eso —y por mucho más— habéis venido desde tantos sitios (León, Ponferrada, Benavente, Madrid, Pamplona, Ciudad Rodrigo, Valladolid, Santander, La Coruña… así como de todos los rincones de Asturias) para compartir con nosotros el último chapuzón en esas aguas heladas… y si no habéis podido venir, por supuesto habéis estado de tantas otras formas, flores, poemas, llamadas telefónicas y tantas y tantas palabras en éste blog —que también fue el suyo— y que tanto nos han reconfortado por más que a menudo nos hiciesen saltar las lágrimas.
Nuestras lágrimas que son las vuestras porque a su lado todo significaba ‘unión’.

Mi madre lo sabe de primera mano y yo esperaba con nervios a que regresasen después de cada uno de vuestros encuentros porque aquellas cenas de entremeses y sopa caliente eran fantásticas. Ellos —mis padres— estaban exultantes. Rememoraban todos y cada uno de los momentos, contrastaban impresiones, se emocionaban… eran felices. El gato y yo los mirábamos con ojos de gato tratando de hacer nuestras aquellas sensaciones por más que no pudiésemos asimilar semejante torrente de nombres y anécdotas. A algunos ya os conocía, a algunos ya os quería, ya erais mis “tíos”… ahora todos lo sois y, por eso, cuando estos días veníais a abrazarme diciendo que erais uno de sus compañeros, yo os pedía que me dijeseis el nombre. Os conocía a todos. Todos los nombres y todas las caras (de tantas y tantas fotos, del año pasado o de hace cuarenta…). Únicamente se trataba de emparejar unos con otras. Únicamente se trataba de reconstruir ese pasado —y, por suerte, éste presente— del que tanto he oído hablar. Ese futuro que sé que seguiréis compartiendo con nosotros.

Nada más, una gratitud inmensa por parte de mi madre y mía sobre la que no es necesario insistir y una sonrojada disculpa por la tardanza de estas palabras pero comprenderéis que era difícil encender el ordenador y abrir el archivo de las emociones.

Con vosotros se hizo hombre y con vosotros pasó estos últimos años que, pese a todo, resultaron maravillosos; ya lo dije antes: una vida de estructura circular pero lo bueno de las estructuras circulares es que nunca tienen final.
Marcelo - Fecha: 27/01/2010 15:57

24 comentarios

josé maría urbano -

Conocí a Marcelino en el encuentro de la Virgen del Camino. No sabía de él, aunque luego le conocí algo más a través de Carlos y de mi hermano Javier. He sentido su marcha y me ha emocionado la carta de su hijo. Yo me uno al dolor de su familia y al de todos los compañeros, porque, como ha escrito de forma maravillosa Javier del Vigo, Marcelino era uno de los "nuestros". Y con eso está dicho todo. Un abrazo muy fuerte para su familia y para todos los compañeros.

Andrés Martínez Trapiello -

Conchi y Marcelo..., en mi mente sigue la sonrisa de Marcelino y en mis oídos las notas de guitarra que estarán unidas en dúo con los acordes y punteo de la guitarra que heredé de mi hermano José Luis.
Y te paras a pensar en la felicidad que propició volver a encontrar otros hermanos que no estaban en el Libro de Familia; aunque aquella felicidad necesariamente tiene el contraste de la tristeza que produce la ruptura de la vida en el ser querido.
Besos

Martín -

Han pasado días y todavía no se que decir.
Marcelino, Conchi, Marcelo, Maribel, Jose Manuel…….os queremos.

Vibot -

Javivi, gracias por ser como eres y por estar siempre ahí. Tan generosamente.

...N O S O T R O S...

Ana -

Por más vueltas que le doy, no consigo encontrar palabras. La notica nos sorprendió preparando uuna botillada postpuesta por la nieve. Sin tenr conocimiento de ello, supe que algo había pasado cuando, al entrar al Gaudí, sólo vi caras largas. Luego, entre hueso y hueso, entre patata y chorizo, continuas menciones y recuerdos, alguna lágrima furtiva. Me hubiera gustado acudir al funeral, pero me fue del todo imposible. Y anque pensé varias veces en mandar un abrazo y una palabra de cariño a Conchi y a Marcelo, no lo hice; creo que me sentía insignificante entre tanto hermano. A modo de sencillo homenaje, colgué en mi facebook una de las fotos de aquella reunión con siniestro automovilístico incorporado en Albares. Conchi, Marcelo, decidme dónde puedo enviaros esas fotos, creo que os gustará tenerlas. Ánimo.
Un fuerte abrazo.

Cristina -

Hola a todos y a ellas, Maribel y Mariangeles.
Os leo, releo, y he llegado a una conclusión, no sé escribir.
Así que sigo prefiriendo leeros y admiraros.
Un agradecimiento al hijo y esposa de Marcelino - que todos de alguna manera hemos llorado - por sus hermosas palabras.
Un beso para todos.

José Luis Alcalde Revilla -

Sí, Javivi, nos/me haces sentirnos/me más 'hermanín' cuando el sentimiento sororerno/fraterno con Conchi y Marcelo crece a tu impulso...y uno creía que no cabía más...Imposible abarcar a la primera todas tus palabras, porque, como son mucho más que palabras, le llenan a uno de emoción y no basta leer y releer...es el sentimiento de mente y corazón el que domina y marca. Gracias otra vez, con un beso multipartito. JOSE, El Besucón

Daniel Orden -

Al hacer el hueco matutino en el trabajo para acercarme a este nuestro ...(¿qué? ¿blog?), al leer las entradas anteriores que han removido sentimientos, al leer también, pensar, reflexionar sobre las cuestiones planteadas por Javer, filosofía de la vida, de la mismidad de nuestra persona, (Javier ¡que bien te está sentando la jubilación!) no puedo menos de hacer una breve entrada para sumar energía a ese cículo vital que desprende tanto afecto, serenidad.
Os dais cuenta que en esta entrada hay algo especial como destaca Javier?. Nuestras compañeras, no del camino de la paramera, pero sí de nuestras vidas ya ha tiempo habían entrado, o lo hacen por primera vez los hijos y hermana.

mariángeles -

!Caray,Javivi,tienes una mente maravillosa....Escribes y te expresas,que mi sensibilidad creo que ha quedado"tocada",lo cierto es que todos "vosotros "cada uno en su estilo,lo haceis genial,pero tú me has dejado "noqueada",yo alguna relación he tenido con los dominicos,pero fué muy de pasada y superficial,sin embargo a través vuestro los admiro profundamente...Yo en mi juventud sí he tenido mucha más relación con los claretianos,congregación de misioneros del Corazón de María,guardo muy buen recuerdo,de aquella época,ya sabes ,cuando uno es joven todo se magnifica,los sueños ,las ilusiones....En fin Javivi,que la vida no te haga sufrir demasiado,cón esa sensibilidad,recibe mi felicitación por escribir de esa manera...Un besín Mary

Javier del Vigo -

A propósito de los tristes hechos que llevaron a Marcelino García Sal al otro barrio, a ese Norte incierto que nos mira con expectación creciente a todas y cada uno, pero al que queremos retrasar la llegada lo máximo posible, Santiago Rodríguez dejó escrito: “No lo conocí, pero era de los nuestros”.

La frase me ha estado rebullendo en los adentros, constantemente, estos días de silencios, dolor y lágrimas; que son los lutos profundos más tremendos. Algunos diréis que son los lutos del alma. Yo, al menos, los sigo sintiendo en el cuerpo.

“Era de los nuestros”. No era de los otros. Ni estaba en el bando enemigo, no. Fue amigo, “hermanín”, que decía Carlitos. “Siempre estarás entre nosotros”, remachaba José Mari en el título del portillo del 17 de enero pasado, rebosando sentimientos y tristeza. Y hoy repetía Santos: “…siempre estará entre nosotros. Siempre, siempre.”

Así que estos días, cuando dejaba mis ocupaciones, cuando la mente se quedaba en suspenso y sola, la pregunta me volvía: ¿Y quiénes somos “nosotros”? ¿Qué nivel de “propiedad” tenemos, esta manada tan amplia (diría que grandísima) de personas, diseminados y distanciados en lo geográfico, en las ideologías, en las trayectorias vitales como para poder afirmar que Marcelino, que era de los nuestros, estará con nosotros ya siempre? ¿Dónde de “nosotros”? Las mujeres de aquellos niños que pasaron por La Virgen del Camino ¿sois “nosotros”? Las cuñadas de quienes estuvieron en León ¿sois “nosotros”? Los hijos –y ya pronto los emergentes nietos- ¿sois “nosotros”, seguirán siendo “nosotros”…?

La respuesta no se me mostraba ni clara, ni lineal, ni rotunda. Pero la pregunta me daba vueltas en los adentros, con la misma insistencia que el ruido del motor de un coche al ralentí, con revoluciones a cámara lenta. Incluso me decía yo: debiera buscar un rincón de mis silencios y dar alguna respuesta a este runrún mío, para echarlo al blog, por si alguien lo lee y acepta reflexionar. Creo que hace par de años fue Pablo Huarte quien nos excitaba a debatir sobre identidades y otras “nimiedades” a partir, quizá, de alguna otra disquisición mía. ¿Recuerdas, Pablo?)

Bien. Pues estando en ello, abro hoy el blog y me encuentro con este “portillo”. Con Antonia, con Maribel, con Chema, con Pedro, con Pablo, con Joaquín, con José Luis, con Mariano, con Carlitos, con Vibot…

Pero sobre todo, me encuentro con el texto perfecto y lleno de emoción de Marcelo, -emoción hasta hacer pupa-, que empieza así:” Aunque nunca os hubiese visto, a todos os conocía desde pequeño.” Y estoy seguro de que la emoción profunda que te embarga, Marcelo, te hace exagerar un poco. O dos pocos. “Nosotros” fuimos varios miles, que recorrimos el mismo espacio durante muchos años, incluso cargando experiencias vitales distintas, tan distintas como las sociologías cambiantes que hubo desde el inicio del desarrollismo franquista, a fines de los cincuenta, hasta principios de los ochenta, si la memoria no me es infiel. De todos no pudiste tener referencia por tu padre; ni él sabía de tantos.

¿Cuál fue, entonces, el encanto inmenso que tuvo Marcelino en sus encuentros con antiguos alumnos asturianos, en el re-encuentro del Cincuentenario, en los sucesivos encuentros de Caleruega, Villava, Albares…, en sus composiciones para Antonia Estrada y sus niños de Kiev, encanto que le mantuvo acá durante todo este tiempo, con tesón y con aquella sonrisa, además de los cariños que le disteis tu madre, Conchi, y tú?

Al cincuentenario llegamos a León unas 500 personas; muy pocas, si la referencia es los miles que pasaron por aquel colegio; una enormidad, quizá de los encuentros más grandes que se hayan juntado jamás, si la comparación es con respecto a otros antiguos alumnos de cualquier otro colegio español.

Tendrás por casa, Marcelo, un escapulario azul con el nombre de tu padre, estrategia que se les ocurrió a los “chicos” de León cuando el Cincuentenario, para evitar la tremenda catástrofe de encontrarnos con que nadie éramos “aquellos” adolescentes, aunque todos éramos “nosotros”, unos señores llegados a aquel colegio desde diferentes puertos, con muy diferentes fisonomías, con contrapuestas experiencias vitales… Restos de aquellos naufragios, en la mayor parte; y unos pocos, dominicos.

La treta fue perfecta. Los cariños fueron brotando, botando, rebotando… Aún no han llegado a meta. Ni a la mar, como hacen los ríos. Y Marcelino fue, como tantos otros, dejándose llevar por la corriente con gusto inmenso. Con placer. A mí me sucede como a Chema, no recuerdo que en aquellos años hablásemos Marcelino y yo muchas veces. Sin embargo, en estos tres últimos años nos abrazamos como si hubiéramos estado juntos, compartiendo la misma experiencia, desde siempre.

¡Qué curioso! Uno, que es tímido -igual de tímido que en aquellos años colegiales, aunque aprendí a colocarme convenientemente la máscara que nos distancia de la vida- cuando abrazaba a Marcelino, sabiendo que estaba tan “malito”, me acojonaba un poco. Hoy me arrepiento, porque así no pude paladearlo tanto como vosotros. Ni pude conocer mejor su entereza, que os leo tuvo a raudales.

Pero Marcelino era uno de los nuestros; era, también, un poco mío, entonces. Y sigo sin tener claro, en esta “comunidad”, dónde están los límites de nuestra mismidad, si hay “ideas” comunes, si hay colores que nos definen, sentimientos que nos identifican… Los recuerdos que forman nuestra bandera. ¿Nuestra seña de identidad estuvo en las frías aguas de aquella piscina matutina donde teníamos que zambullirnos, hoy cubierta de tierra y verde, pudorosa? Marcelo ha vuelto a incidir en ella, quizá con ambivalencia calculada: el horror de la escarcha que se metía en los tuétanos y las rutinas gimnásticas que forjaron hombres… Jekyll y Mr Hyde. El yin y el yan. ¿Placer y dolor...?

Sigo sin tenerlo claro, pero, Marcelo, voy a seguir buceando en ese sentimiento de “yeguada”, de “mismidad”, de pertenencia a un “nosotros” desde una perspectiva nueva que me has brindado: hacerse hombre (o mujer) y pasar años maravillosos es la aspiración de todo ser humano, supongo. Pero sentirse inmerso en “una vida de estructura circular”, idea con la que acabas tu escrito, es sugerente como senda para mi pregunta vital. Voy a explorarla. Te agradezco que me hayas abierto esa puerta. ¿Será verdad que “lo bueno de las estructuras circulares es que nunca tienen final”?

¿Somos todos quienes compartimos este blog y unas vivencias comunes una estructura circular? ¿Infinitos? ¿Todas y todos quienes se han ido agregando a esta larga marcha han asumido los círculos concéntricos de nuestros vaivenes? ¿Se nos pegarán desde "esa" infinitud que no acabo de captar?¿Radica ahí el encanto de sabernos, el dolor cuando alguien sufre, las alegrías cuando la vida sigue, los cumpleaños, aquel recuerdo…?

Conchi, Marcelo, dejadme ser un “hermanín” vuestro más. Para siempre y en memoria de él.Quiero ser de los nuestros, igual que fue Marcelino.

Vibot -

Marcelo, tu carta de amor tiene la fluidez de un venero de alta moontaña. Y su misma pureza. Y una inspiración conmovedora y profunda. Creo que todos los que hayan perdido ya a su padre van a sentirse muy tocados por tus limpias palabras. Y que cuando yo pierda al mío, espero que muy tarde todavía, resonará tu carta en lo más hondo de mi corazón.

Yo recuerdo el olor de aquel Marcelino de dieciseis años, olor de pomarades aldeanas. Y el húmedo temblor de su mirada de cerezas negras.
Y su indomable pelo ensortijado de músicas de oriente.
¿Podéis creer que entre el día anterior y el posterior al funeral me asaltaron tres veces por lo menos -en la guitarra de un músico callejero en la calle Carlos tercero, en la megafonía de varios sitios públicos- las ráfagas, tan suyas, tan penetrantes, de los Recuerdos de la Alhambra, como si...

Marcelo, Conchi. Sobrino, hermana, sabéis que siempre estará entre nosotros. Siempre, siempre.

Marcelino querido, que al Paraíso te conduzcan los ángeles...

Chorus angelorum te suscipiat, et cum Lazaro aeternam habeas requiem.

Un beso a cada uno de los tres. Siempre los tres.

Pedro Sánchez Menéndez -

Quise decir meses: Pedro

Pedro Sánchez Menéndez -

Marcelo: gracias sinceras por el relato con que recuerdas en el blog para todos nosotros a tu padre Marcelino. He sentido la muerte de tu padre en años tan interesantes para su vida. Como he reflexionado en otro lugar de este blog, creo que los encuentros de estos últimos años le devolvieron un poco de esa vida. Recuerdo que en Albares de la Ribera, en la navidad de 2007, hablando con tu madre, me dijo que, según los médicos, tenía sólo unos años de vida. Pero se equivocaron, le quedaban dos años que fueron muy vitales para él. Guardaré siempre memoria de Marcelino, de José Manuel Criado, de José Ramón Tejo, de... Besos y abrazos para los dos. Pedro

Carlos Bañugues -

Querido Josemari:

La hermana de Mariano Estrada(monjita) me manda este mensaje a Marce y familia. Ella es la que encargó,para su Comunidad,el Himno del Jubileo que compuso Marce.Sé que les encantó porque les armonizó con instrumentos rusos y clásicos la pieza. Se estrenó en el Auditorio de Oviedo(creo que lo comentamos en su día).No sé cómo poner esas letras igual que le salen a ella.¿Podrías incluir su comentario en una entrada dedicada a Marce? Sé que tienes mucho trabajo pero, me imagino,cortarás y pegarás desde un archivo ad hoc.Muchas Gracias porque va dirigido a su familia también.Conchi está fastidiada(Ayer me lo dijo mi mujer).La llamaré esta noche a ver si lo coge.Un fuerte abrazo.La Comunidad de Antonia está en Kiev y acoge a muchos niños desamparados.

Gracias.Carlos.

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From: lyracha_66@hotmail.com
To: carloscuervasmons@hotmail.com
Subject: Marcelino
Date: Mon, 18 Jan 2010 22:40:19 +0000

Querido Carlos: la partida al cielo de nuestro querido "hermanin Marcelino" ha coincidido con mi viaje a España.Aqui estoy en Madrid. Ya Mariano me habia avisado de su gravedad. El 16 cuando lo llame desde Madrid me dijo que habia dejado esta vida en la mañana. Como lo siento, diselo por favor a su esposa e hijos, que rezo para que el Señor de la Vida le de el gozo eterno merecido por su preciosa vida. Yo creia que tú eras en verdad su hermano, desde una vez que hable contigo. Hoy ya tengo las cosas claras,me lo dijo Mariano, eras su hermanin del alma por el cariño y la amistad.

Si lo ves bien, pon en el blog de la Virgen del Camino este agradecimiento a Marcelino en mi nombre y en el de la Congregación.a mi no me esfacil ahora pues no tengo facil entrar en internet.

Desde mi corazón como homenaje y agradecimiento, quisiera componer un poema de candor y ternura para que Marcelino lo llenara de música y lo cantaran los coros de los Angeles, los niños del cielo y todos los Santos y él actuara como director de ese celestial concierto. El llenó de melodias nuestros colegios en el mundo donde reside nuestra Congregación Santo Domingo. Hoy lo cantamos todos con entusiasmo y ardor, porque las cadencias melodiosas caen como chorros de frescura de la fuente inagotable de la inocencia y del amor.
Gracias Marcelino, serás etermanente recordado por cada generacion cuando los niños y niñas canten el "Himno del Jubileo" a nuestra Madre Teresa Titos. Desde el cielo ruega por nosotras, como lo hacemos todas hoy por ti.

Carlos, tú se fuerte y da fortaleza a su familia. Un gran abrazo para ti.
Antonia Estrada
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Maribel -

Gracias, gracias de corazón. Sé que a los dos los tendréis siempre en el vuestro y que no hace falta una fecha exacta para que los recordemos.
Espero que ya se hayan visto y también ellos nos recuerden y hablen de nosotros.

Maribel

Pablo Huarte -

Ya que Maribel nos pide un recuerdo hacia José Manuel en el día en que se cumplen cuatro meses de su fallecimiento, he de decirle, desde Pamplona, que el pasado sábado, 23 de Enero, tuvimos en la iglesia de Santo Domingo de Pamplona, una misa funeral por José Manuel y Marcelino.
Convocados por Javier Medarde a través de Internet, acudió a la llamada un buen grupo de antiguos alumnos, compañeros de José Manuel y Marcelino. Máximo Olóriz, a través del espléndido órgano barroco de la iglesia, dirigió la parte musical y, cómo no, consigió emocionarnos con las notas más bellas del himno a La Virgen del Camino de León.

Como muy bien ha dicho Chema, es muy difícil que podamos olvidar a estos buenos amigos que se nos han adelantado.
Besos para Conchi y Maribel, y mi felicitación a Marcelo,por el formidable comentario que nos ha regalado, hablándonos de su padre.

mariano santiso -

Marcelo, Conchi,sobrino de adopción hermanos en los sentimientos. Por razones de trabajo no he entrado mucho en el blog por eso me sorprendió tarde la noticia.
Me comuniqué con Marcelino en el blog y leía y escuchaba con cariño y admiración su blog enlazado con el mío.
Tuvo el detalle de regalarme una pequeña composición suya una nana para mi Lucía que ahora escucho y me hace llorar y me transmite todo su amor.
Un abrazo muy muy fuerte para vosotros y como no para Maribel, pues José Manuel al que tuve la oportunidad de abrazar y conocer en el reencuentro está también en mi memoria.
Un abrazo para todos los caminantes del camino.

Mariano Santiso

José Luis Alcalde Revilla -

Maribel, con tu petición, cuyo eco me dura más que ese 'instante', que nos pides, me has hecho recordar lo que, antiguamente en las misas en latín, se llamaba MEMENTO...el RECUERDO explícito UNIDO de JOSÉ MANUEL,junto a MARCELINO, en la CELEBRACIÓN DE SU VIDA, lo que antes de llamaba FUNERAL, que tuvimos en Oviedo el lunes 18, todos en Comunión...en "común unión", lo que te admira que haya calado tanto en nosotros hasta empaparnos, y que se palpe, entre nosotros, después de tantos años, hasta valorarlo así. Marcelino, con José Manuel, son ya fuerza para siempre, que dará energía, contagiosa para todo el que se acerque, a esa relación de hermanos/as, tíos/tías, que en este momento nos identifica con Conchi y Marcelo, como con esta admirable Maribel...Un beso, ya sabes de JOSE, El Besucón

José Luis Alcalde Revilla -

Conchi, a iguales, en vida y amor con Marcelino "presente", pues Marcelo nos dijo en Oviedo que tiene/tenemos claro que la Inmortalidad existe...juntos ambos pues...y Marcelo (1er Premio de "Novela Larga" que durará toda nuestra vida)sea esta introducción el significado de lo que lo escrito aquí ha significado para mí...es que no puedo decir más...y ya sabemos por qué vosotros 'tres' y este pobre cuatro...únicamente cantar juntos aquello de aquella otra gran mujer..."Gracias a la Vida que me ha dado tanto...
JOSE "El Besucón" (el beso va implícito en cada nota de lo que cantamos)

Chema -

Queridos Conchita y Marcelo,

Una de las consecuencias del reencuentro de la Virgen del Camino fue que a partir de entonces conocí verdaderamente a vuestro Marcelino. Fue Carlos Bañugues el que, la primera vez que le propuse que viera con María Jesús a casa, a Albares, me llamó para decirme si podía invitarle también a él y a ti, Cochita, cosa que hice encantado. Marcelino y yo no fuimos del mismo curso, razón por la que no tengo muchos recuerdos personales de él en nuestra época de niños, como seguramente él no los tenía de mí. Pero la abundancia de vivencias comunes hizo que de entrada nos reconociéramos y nos sintiéramos hermanos. Después, en el trato con él, se hacía inmediatamente querer, y yo tuve la suerte de volverle a ver varias veces, en estos dos años y medio.

Siempre se siente la ausencia de alguien a quien se quiere, pero si además era de la calidad humana que Marcelino tenía el dolor es más vivo. Lo que dices en tu escrito, Marcelo, confirma esto que digo, pero ya antes de haberlo leído, pensando en vosotros, me venía la idea de que Conchita tiene que ser muy fuerte para sobreponerse a la desaparición de un marido tan excepcional, y de que tú seguramente sabías desde hace mucho tiempo que tenías un padre como poca gente tiene. Y sin duda él se sentía correspondido con vuestro amor y por esa razón se aferraba a la vida con la tenacidad con que lo hizo.

Ahora, cuando doy vueltas en la cabeza a nuevos proyectos, en un momento u otro acabo topando con la idea de que Marcelino ya no podrá hacernos la música.

Es como si en el encuentro de La Virgen me hubieran tocado una moneda con dos caras: en una estaba la buena suerte que me permitió conocerle mejor; en la otra la mala de haberle, tan pronto, perdido.

Chema

Chema -

Maribel,
porque sabes que mientras esté en nuestra memoria José Manuel seguirá de alguna manera vivo, nos pides hoy un recuerdo hacia él que sin duda alguna todos tendremos.
Chema

joaquin lopez-malla ros -

acabo de leer el comentario de nuestro sobrino marcelo y me ha emocionado porque realmente tiene razon en lo de la union y emociones que hemos experimentado en nuestros reencuentros.
Lo estaba leyendo y revivia las emociones que yo habia sentido desde caleruega hasta villava en todas y cada una de nuestras reuniones. Ni que decir tiene que los esperamos en la proxima de salamanca ( si no hay otra antes) para poder darles el abrazo que no pudimos darle en directo los que no pudimos ir a la ceremonia. Por ultimo decirle a maribel que no hace falta una fecha para acordarnos de jose manuel pues, al menos yo, me acuerdo muchas veces de el. Kisses for all ximo

Maribel -

Se me olvidaba pediros una cosa.
Hoy hace cuatro meses que José Manuel se fué; recordarle por un momento.

Maribel

Maribel -

Buenos días:

Anoche, sin darme cuenta, dejé encendido mi ordenador y, al levantarme esta mañana y darme cuenta de ello, he intentado desconectarle, pero casi por inercia y automáticamente me he dirigido a este blog y acabo de encontrarme con algo tan bonito como lo que acaba de escribir Marcelo.
Quiero decirle y deciros a todos que no sé qué os pudieron dar esos Padres Dominicos para que haya hecho tanta mella y haya calado tanto en vosotros y que, después de tantos años, sigáis valorándolo de esta manera.
Decirle también que parece la viva imagen de su padre y que siga así admirándolo durante toda su vida, su madre se sentirá muy orgullosa de tener en él la continuación de Marcelino. Se nota cómo desde pequeño le ha hablado de sus amigos, de sus vivencias en el colegio, de su manera de ver las cosas, etc., de tal manera que os considera a todos "sus tíos". Tiene mucha suerte de teneros.

A Conchi decirle que vea en su hijo la continuación de Marcelino que es el mejor legado que puede haberle dejado y que sea siempre su objetivo de vida, viendo en él la doctrina y los valores que le inculcó desde su infancia.

Nada más, muchos abrazos
Maribel