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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

LA FUENTECILLA DEL PULPO

LA FUENTECILLA DEL PULPO

Me cuadro ante Santines Vibot y aquí os dejo en portada la foto nº 39, y el resto, con la fuente del pulpo rodeada por mis compañeros de la gloriosa del 61, entre los que reconozco a todos pero solo pongo nombre a Becerra, José Antonio Fernández FER, César Alvarez, Javivi...


Guindilla querido, ojalá hubiera localizado la fuente. Llevo casi dos años denunciando su impune desaparición. Lo que yo te había pedido era algo más difícil: localizar una descripción que hice de ella  -perdida en las profundidades del blog- cuando todavía estaba en su sitio, aunque un poco viejecita.

Me he pasado la tarde buscándola y al final la he encontrado.

Está inmersa en la evocación de una visita solitaria que hice en el puente de Todos los Santos inmediato al Reencuentro. Aunque es un poco larga, el pasaje de la fuente está mejor en su contexto. Yo creía que le había pedido fotografiarla a Quique, pero veo que fue a Trapi.

Entonces todavía no tenía claro quien vivía más cerca de ella. El caso es que unos por otros, la fuentecilla ha desaparecido y tal vez no exista ninguna fotografía de aquel mosaico tan risueño y arcádico.

Así me fue aquel viaje:

 "Querido Trapiello, parece que no eres el único que ha sentido el impulso de pasear solo por el Colegio después del Reencuentro.

 Yo había quedado en verme con Santos Suárez en Palencia durante este puente, para una conversación que los dos hemos pospuesto una vida entera -y la tuvimos, pero después de lo que voy a contar, en su casa de León, donde además conocí más de cerca a su encantadora y simpatiquísima mujer -Socorro, perdona que no me quedara a cenar- y a uno de sus hijos y su esposa, de quien esperan un nieto pronto.

 Pero cambié súbitamente los planes, me escapé hasta allí y entré en el solitario Santuario, me senté frente a la vidriera y estuve analizando largo rato su misterioso influjo en tantas vidas, sobre todo en la mía. Otro día lo escribiré, si puedo con ello.

Después entré por detrás del teatro, y me asomé a los viejos camerinos -que arroparon nuestro primer pánico escénico y nuestra exacerbada fantasía de pequeños actores con la cara pintada por Iparraguirre y aquellos bellos o divertidos textos temblando en nuestros labios-.

 La primera sorpresa al rodear el teatro fue ver convertida toda aquella zona -que sólo mirábamos a través de las ventanas de las clases de la escuela mayor y que siempre fue un rastrojo abandonado- en un tapiz de césped, hasta el medio del cual había volado La Virgen de los Campos, aquella esculpida por el P. Morán y que tenía unas letras de hierro en torno a la columna de su base "CAUSA DE NUESTRA ALEGRIA".

 Cuando estaba junto al campo de balonmano, muchos nos hicimos fotos a su lado, recuerdo una de Javidelvigo, con su aire de púber solitario, y otra de un numeroso y divertido grupo de mi curso... También recuerdo ciertos rosarios de la aurora en Mayo que acababan allí con sus flores silvestres y sus cánticos. Lo mejor: nuestras voces azules y aquellos pensamientos que tendríamos con carita de sueño...

 Pero pensé: está mejor aquí.

 El recodo de sombra en las mañanas que yo veía desde mi esquina junto a la ventana en la clase de 6º y cuyas gotas de rocío, o de escarcha en invierno, me alucinaban con su hialino espectro de colores purísimos, ¡oh irretornables magias de la infancia!, aquel feliz y trágico rastrojo en las horribles horas de melancolía y desamparo...

ese recodo es también ahora un macizo de hortensias y cuidadas macetas. También está mejor, con los arrendatarios.

 El ventanal contiguo, que era del del Director, tiene ahora una puerta de despacho. Y en el muro del fondo del Estudio han abierto una articulada compuerta de garaje para mercancías...aquel Estudio inolvidable, sobre cuya desaparecida cátedra tocamos Los Canalones mientras Heredia-Sandie Show nos mataba de sorpresa y de risa, y tantos ensayos de la Escolanía sonaron, y "emisiones de voz" en soleadas mañanas de domingo... y aquellas misteriosas pupilas dilatadas del solista Tascón en los ensayos nocturnos por voces -los fluorescentes estaban demasiado altos, la luz era escasa y él tenía ojos de gato perezoso con inmensas pupilas cristalinas, nunca te lo dije, Tascón, pero casi me asustaba la hipnótica belleza de tus ojos, así de misteriosos, en aquellos ensayos nocturnos con Torrellas- ...en ese Estudio mágico donde también -al solico detrás de los cristales de una fría y esmaltada mañana del invierno descubrí estupefacto el paraíso fiel de la escritura en aquellos renglones de Gabriel Miró que aún me sé de memoria...

 El agresivo cambio del Estudio me cuesta perdonarlo.

 ¡Y el jardín! Allí siguen en pie nuestros cerezos. Nunca entonces se me hubiera ocurrido contarlos. Pero hoy conté hasta diez. Como quien cuenta hijos, o sobrinos, o nietos. Quizá falte ya alguno, como nos faltan ya Fernando Soria, Tejo, Urío, Barrigón..., pero todos los que quedan están vivos, robustos y "mayores", como nosotros mismos, con algunas heridas pero más dulces que nunca nuestros rojos frutos, ¿no creeis?

 Bajo el alero alto de La Recreación eché en falta el cónico altavoz de tómbola que inundaba Los Campos de Olimpiadas, de los chistes de Gila, o de aquellos discos clásicos que yo gozaba tanto con Herrero paseando hasta la granja y hablando, hablando, hablando. El ciprés arizónica que había junto a la puerta, ha crecido tantísimo como nuestra nostalgia. Junto a él hacíamos fila para la merienda y mordíamos aquellas frías pastillas de chocolate (¡ah, cómo crecen con nosotros los árboles!).

 Desde luego también La Recreación está mejor, parece más caliente y aseada, aunque ya no es la nuestra.

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 Y rodeándola llegué hasta uno de de los recodos más deliciosos del Colegio. Aquella fuentecilla exagonal con seis cañitos de agua, bajo las catalpas, aquellos arbolitos -ahora grandes- con sus pequeñas pirámides como una diminuta arquetectura de exóticas y perfumadas flores cada primavera, y aquel alegre mosaico de Iturgáiz que no está entre las fotos de su álbum y sobre el que tanto calmamos nuestra sed, no sólo de agua sino de juegueteos. Sentí no llevar cámara pero os diré cómo la encontré para que la veáis también vosotros por mis ojos y recordéis tanto como jugamos en torno a ella, mojándonos y riendo tan felices: ahora está viejecita y desconchada -siempre lo estuvo un poco- y cuando me acerqué fascinado de encanto de recuerdos, su cuenco estaba casi cubierto de hojas de catalpa, que ya se van cayendo con sus distintos tonos de amarillos y verdes otoñales, la imagen viva de un jardín romántico.

 

La desnudé de hojas, casi acariciándola y descubrí la fresca sorpresa de una mata de berros(?) que vive en el desagüe. No la quise arrancar, es la única vida que le queda. ¡Y le sienta tan bien! Ya no tiene las ruedecitas lobuladas con las que disparábamos los chorros, ni los pequeños caños que tanto disfrutaron nuestras ardientes bocas juveniles, no rie el agua feliz...pero, asombrosamente, el mosaico está intacto. Y es tan precioso como podáis recordarlo. Mucho más, claro, después de tantos tragos olvidados.20101214113656-fuente70.jpg20101214113712-fuente72.jpg

 

Estuve por ir a por un poco de agua para verlo brillar. No tenía ni papel ni bolígrafo donde apuntaros una descripción. Pero es algo así:

 

sobre un fondo azulado de marina exquisita hay un pequeño banco de pececillos negros, un pez gordo listado en blanco y negro, otros peces pequeños solitarios y uno maravillosamente único y granate con las tesellas muy irregulares...¡ah... y el pulpo!, tan emblemático de nuestra adolescencia que cuando lo veáis, recordaréis de pronto vuestras risas. Trapiello, tú que vives tan cerca deberías hacernos esas fotos (llévate una botella y humedece el mosaico para la última imagen).

 

Claro que acaricié las dos viejas porterías de fútbol que aún quedan oxidadas, como todas nuestras fotos en blanco y negro, pero tan evocadoras de nuestros gritos, risas, paseos y conversaciones por "los campos", aquellos campos en los que desollamos nuestras manos, rodillas, codos, piernas...campos rojizos y pedrizos y brotados de viñas en Septiembre...

 Miré luego el magnífico terreno de juego reglamentario, de hierba, con sus gradas y todo, atravesado sobre los dos campos de fútbol de la escuela menor y el izquierdo de la escuela mayor -todo ello arrasado-.

También pensé: está mejor así.

Nos dejamos la piel.

 Y los conmovedores ruinosos urinarios -que también fotografió Javidelvigo- de los que entrábamos y salíamos corriendo entre lances de fútbol o volea, aliviados, meados nuestros "meybas" por la prisa del juego o de la risa.

Eché de menos aquella fuente que había allí cerca que era tan sólo un tubo agujereado pero que tan felices nos hacía para remojarnos y chillar...y aquellas presas de agua que hacíamos con las manos en el barro, justo al lado de ella...

 Ya sé que nada existe como era. Que no hay donde volver...que somos otros.

 Yo he sido muy revisitador de todo aquello. Cada verano hasta el 75 pasaba algunos días con la comunidad, para examinarme por libre de la carrera de piano en el Conservatorio de León. Y aún después de vivir allí todo el curso 75-76 en el que dirigí la Escolanía y comencé a mirarlos desde "afuera", he vuelto alguna vez, pese al deslumbramiento de Madrid.

 Aún no sé su misterio. Tal vez la clave esté en la vidriera...

 Pero ninguna visita tan transparente, tan enriquecedora, tan real, emotiva y sana como la de estos días con vosotros.

 Abrazaros y hablaros ha sido y está siendo un regalo tan grande como aquello.

SANTOS VIBOT.

Fecha: 04/11/2007 15:41"

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26 comentarios

Vibot -

¡Y a mí que esto último tuyo, Argüeso, me suena a pura poesía!

Antonio Argüeso -

¡Vaya por dios! Uno que a la mañana tiene las entendederas confusas (y qué decir de las ideas que esas, siempre), por la tarde borrosas y al mediodía poco claras, y que no le perdonan ni una…. Y los recién llegados, lo dicho, que vienen, como el hijo del Jesús (sí, ese que tacha de informático-ignorante al padre) respondones y hasta atrevidos. Vale en ese Julio (perdón, en Julio eSe) que es nuevo y que ya sólo con conocer Corocotta merece todos los respetos, pero Jesús ¿no vas demasiado sobrao? Espérate a que vuelva el Pitu, y a que con las vacaciones el trabajoso (¡otra vez! trabajador) Julián aparezca por aquí y a que reasome Javier, no el que dice sonrojarse (Javivi, ¿te crees que a estas alturas vamos a creerte eso?), sino el torrelaveguense. ¡Vas a saber lo que vale un peine! que parece ser que al hacer la tira que no compras, ignoras.

Vibot, ¿arrogante el Pitu? gallo y echao p’alante sí, pero sólo en la intimidad, en lo seguro vamos; que desde la chufa del Enrique aquél siempre tantea antes el terreno, no sea que…

¡Ah! y estos días los bosques están irrepetibles. Remedando a los viejos, nunca, nunca los había visto tan impresionantes: las ramas, todas cubiertas no ya de escarcha, sino de rastros de nieve ¡irrepetibles paisajes! Aquí es donde también echo en falta la capacidad para expresar tanta belleza. Que de la paramera, ni la música, ni la escritura, ni los pinceles. Como pedestre que soy, conservé el amasar cemento, conectar enchufes y cables, adaptar un grifo o pintar con brocha. Bueno, algo es algo….

Vibot -

Argüeso siempre sale de sus bosques de rododendros para decir algo agradable, no sólo a mí. Menos cuando arremete contra el Pitu, que ahí se desquita muy suelto él. Yo, por las fotos, tenía al Pitu por un poco arrogante, pero después de la otra noche conversando con él, ya sé que es un encanto de persona, supermajo y sencillo. Escribiendo es que se engalla, pero con mucha gracia, sí señor.
Cuando escribí las listas de sabores-pasadizo lo hice en dos columnas separadas por un espacio pero, al publicarlas, aquel espacio se lo tragó la trampa (o la blogia). Os pido disculpas por esa sopa de letras. Aunque después de releerlo así, me evoca bastante bien aquella especie de nebuloso Konfiturenburg que disfrutamos en el anfiteatro del ampuloso Queens de Shaftesbury Avenue, mientras soportábamos la aburridísima música y escenografía de de "Les misérables" (pobre Victor Hugo).
Nos autoconvencimos antes de decidirnos a entrar, de que si llevaba 25 años en cartel tenía que valer la pena. Pero muchos de estos musicales envejecen muy mal. No como "El caballero de la rosa" de Richard Strauss, Federico, que mantiene su transparencia, sus cargas de profundidad y la fragante quintaesencia de sus ráfagas de vals y su filosofía de la vida, rozagantes, incólumes. Ese pequeño cansancio que dices, no lo sentirías si la oyeras cantada en español -espero que nadie ose interpretarla así-, pero, si te familiarizas con el chispeante libretto de Hugo von Hofmannstahl y te abres a la música, sobre todo a la que asciende del foso, verás que todo cambia.
Feliz domingo a todos.


Antonio Argüeso -

¡Qué decir ni añadir! un deleite completo, absoluto. Furriel, si quieres el ascenso tendrás que hacer antes un enlace especial para portillos especiales, como este. Hay que releerlo en otros momentos, en diferentes situaciones. Cícero, Vibot, Javivi, diferentes, complementarios, exquisitos.

Cícero, yo también como tú y como Jesús; megagüen lo que sea por la pérdida de vista de Lina. Un fuerte abrazo.

Jesús Herrero -

Cicero, mecagüen yo también en la osa. Siento que Lina haya perdido vista, pero mira, acabo de inventar un nuevo amarillo en su honor: Amarillo Lina. Como del rojo ya me pediste propiedades y cualidades (que, por cierto, ya las especificabas tú entre líneas en el globo), de éste nuevo AMARILLO LINA te digo lo mismo. ¡Qué te puedo yo decir que no hayas dicho tú ya! Digamos que es un color muy apropiado para pintar todo lo que hay entre una madre y un hijo.

Vibot -

Cícero, en tu último comentario sobre mi literatura -¡no dejes de hacerlos, por favor!- incitas a mis lectores a la gula, a un festín de los sentidos...no sé.
Pero, por seguir tu envite, quiero contaros que el otro día, en un cine de Madrid, proyectaban la versión de las navidades pasadas del Royal Ballet de Londres del "Cascanueces" de Chaikowsky. Aunque era en diferido -sabéis que ahora se transmiten a las salas de cine óperas en directo desde los mejores teatros del mundo y con repartos y escenografías de lujo-. Si aún no habéis ido, os lo recomiendo. Se ve la sala, se escucha el rumor del público antes de la Obertura, los aplausos al director que sale al foso...y se eleva el telón de terciopelo rojo-cícero festoneado de oro. En el intermedio, se encienden las luces del cine y se puede salir al "ambigú" a refrescar y comentar, como en la misma ópera. ¡Y qué primero planos. Se escuchaban los jadeos de los bailarines y el como batir de alas de cisne de las zapatillas!
¡Nunca vi un Cascanueces igual -tampoco he visto muchos, no creáis- qué orquesta, qué vestuario, qué gracia embaucadora irresistible! Necesitaría muchas horas y un derroche de fuerzas que hoy no tengo para libaros en palabras algo de esa hermosura...
Pero volviendo a la gula: tengo aún sobre mi mesa un tubito precioso que compró Borja precisamente en el entreacto de un musical que vimos en Londres este pasado puente de la Constitución. En la etiqueta -más bien diría "marbete"- se puede leer: "The Jelly Bean factory, gourmet beans".
El musical era horroroso. Pero las sensaciones gustativas de esas pequeñas alubias masticables -éstas sí, Cícero- nos trasladaron a los dos durante toda la segunda parte, a ese encantado e ingrávido país de Konfiturenburg a donde arriban Mary y Nutcracker, convertido en un príncipe con el pelo de oro, huyendo entre copos de nieve de la cruel Ratonilde
y protegidos por el mago Drosselmeyer...
Os traduzco -sólo para golosos- algunos de aquellos sabores-pasadizo, no porque vosotros no los sepáis traducir sino para que los pronunciéis en los dos idiomas y se os haga la boca agua -y además repasamos significados juntos, como en la clase del Father Paniagua:

Butterscotch Mantequilla escocesa
Pomegranate Granada
Cinnamon Canela
Candy Floss Algodón de azúcar
Granny Smith Apple Manzana Granny Smith
English Blackberry Zarzamora inglesa
Banana Split Postre de plátano y helado
Pink Grapefruit Toronja rosa
Blueberry Pie Pastel de arándano
Caramel Popcorn Palomitas de caramelo
wild cherry cereza silvestre
raspberry jam compota de frambuesa
caribbean coconut coco caribeño
pear pera
mango mango
mint sorbet sorbete de menta
south seas kiwi kiwi de los mares del sur
cafe latte café con leche
grape uva
strawerry fresa
french vanilla vainilla francesa
marshmallow merengue blando de malvavisco
cranberry and apple arándano ácido y manzana
passion fruit maracuyá
liquorice regaliz
watermelon sandía
tropical punch ponche tropical
peachy pie pastel de melocotón
strawerry smoothie batido de fresa
lemon and lime lima-limón
sour lemon limón amargo
hawaiian pineapple piña hawaiana

¡Dulces Navidades, amigos!

¡¡¡Y QUE LOS REYES MAGOS NOS DEVUELVAN LA FUENTECILLA DEL PULPO!!!

Vibot -

Dice Benjamín que recuerda a Calitos Tejo jugando con el agua de la fuente. Y yo le visualizo así como la encarnación del Espumeru, ese duende de la espuma de las olas, que un día me va a pintar, verdad que sí, Carlines?

jose ignacio, te pedí unos versillos para la fuente del pulpo. Y como te tardabas, yo, que soy un quejica, te tiré de la lengua de nuevo. Y ahora tenemos no unos versillos, sino dos de tus mejores poemas nunca gozados y sentidos aquí. Gracias, corazón, por ese aleteo pardo, amarillo, grana, de tus cinco jilguerines entre el verde rumor de las catalpas, de aquellas primaveras sin amor...

Isidro Cicero -

No era Werlisa, Javivi, era una hermosa AGFA alemana de primeros de los sesenta, un milagro tecnológico para lo que había entonces por aqui y sí, tuvo ese final que cuentas y que previamente yo te conté. Era una buena AGFA, si. Sacó la tira de fotos allí a todo el mundo, Manolo se ha referido a ellas en ocasiones, y luego en todos los sitios por donde el de la máquina pasó. El de la máquina salió en pocas. Muchas de las fotos que sacó el de la máquina aparecen de vez en cuando por estas páginas porque los retratados se quedaban con copias y se ve que las guardaban. Cuando salen, el que las hizo dice: coño, mira. A veces el que las hizo se quedó con una copia tamabién. El que hizo aquella fotos no se explica ahora con qué compraba los carretes ni cómo pagaba el revelado y las copias a la tienda de León Navarro Optico que aparece en la parte de atrás de muchas de ellas. Algunas han pasado casi cincuenta años amontonadas con cosas que nada tenían que ver con ellas en cajas y desvanes. El que las hacía a punto estuvo de dedicarse a la fotografía de tanto como le gustaba. El que las hacía le regaló a Estrada a principios de septiembre una que le sacó a él también en Quintana con Manolo y Faes que andaban jugando a películas de clavarse un puñal en el torax. Dijo Estrada que la iba a mandar al blog, pero si la mandó yo no la he visto. Y ya te digo, hay bastante más.

Andrés Martínez Trapiello -

Sois geniales.

Besinos

Jesús Herrero -

¡Madre mía cómo esta el blog! Se ve que os han dado suelta a todos en el trabajo con lo de las navidades. Se ha llenado de gente esto. Parece la cena del otro día.
Javivi, sigue sigue, no te cortes, me lo paso muy bien contigo y con Cicero, que ya veo que sigue poniéndose colorao como tú de vez en cuando.
Jose Ignacio, Vibot, estaís poniendo el Belén perdido de versos y recuerdos. Menos mal que eso no hay que barrerlo y, la verdad, son muy de agradecer en estas fechas. Felicidades para todos. "Sos" quiero.

Javier del Vigo -

Empiezo por el final.

Me gusta la imagen de los jilguerillos sobre la catalpa, Jose Ignacio. Sí señor, bonita!

Sigo con los apuntes de Valero.

Francisco, que nos cuente Justino su opinión sobre Morales. ¡Justino, asoma y di o descubro tu amor por los callos desde aquellos tiempos acá!

Mi opinión, Francisco, es que el chiquillo de la derecha pudiera ser Morales. No me parece que sea Roberto Bulnes Miravalles, que era muy inquieto y tenía un flequillo rubio muy erecto (con perdón).

No te preocupes si Yubero decía no recordar gran cosa de aquellos tiempos. Puede ser síntoma sólo de que tuvo que quitarle muchas capas a la cebolla de su vida cuando abandonó “el camino” de la Paramera. A otras muchas gentes nos sucedía lo mismo y ya ves, luego hemos caído en la adicción del recuerdo de aquel tiempo, en aquellas geografías.

Si vuelves a hablar con él, recuérdale que en este blog tiene fotos que quizá ni el mismo conserve. Que entre y vaya a “los alumnos” y “por los campos de deporte”. Se verá y le entrará el mono hasta recuperar su memoria. Esto es contagioso, ya ves.

En todo caso, Mariano Yubero García, por si estás entrando al blog furtivamente y a escondidas, o por si algunos de estos vericuetos de la tela de araña te da noticia tuya, sepas que es porque nos acordamos de ti (te fijarás que ya hablo en plural mayestático, como el Papa) y te mandamos un fuerte abrazo.
Encantados de saber que estás bien, que eres uno más de estos que se dedica(ro)n a la tiza y que nos encantará saber de ti directamente, si te apetece.

Sigo hacia atrás y me encuentro con la intervención de Isidro.

Tu intervención, querido, sigue aportando datos a esta memoria en construcción constante. O te leí o te oí (creo que fue esto último) tu cariño intenso a aquella Werlisa, premio a alguno de tus trabajos literarios en tiempos de La Paramera; cámara que conservaste mucho tiempo después, hasta que alguien se la quedó para siempre a modo de préstamo. ¿Era algo así? ¡Cuántas historias no habrá presenciado aquella cámara, que algún día tendrás casi la obligación de relatarnos!

Tenemos, pues, al “culpable” último de la instantánea, que no al “autor material” del disparo: fuiste tú, Isidro. ¿Guardaste quizá negativos o sus copias?. Lo digo porque de ese mismo día, de esa excursión, hay en los archivos, al menos, otra foto. Es la 133 de “por los campos” y la copia, según puso allí en su día José Mari, la tenía Fernandito Alonso. Casualidad, en esa foto aparece Mariano Yubero, (si vais a verla, justamente entre “javieres”, el Ministro y Patxi, y a la altura de Francisco Valero, por la derecha).¡Vaya galimatías lo mío! Pero a ver cómo me explico, si no! Además, como la vida misma, así de azarosa ¡Da tantas vueltas! Y hoy que Francisco ha mencionado una nueva joya de la yeguada 61 resulta que puede ser contemplada en una foto hecha con la cámara de Isidro una tarde primaveral de 1965. La caraba, ya digo! Y si Isidro no se declara culpable del disparo, sigo atribuyéndoselo a eSe Julito, que tampoco aparece en la 133, curiosamente.

Tampoco está Jesús Herrero, pero de este me extraña menos. Estaría poniéndose el escapulario del dominico, para hacerse la foto del otro día.

Bueno, ya ves Santos. Dices que me echaste en falta, pero yo estaba ahí, juntando palabritas, haciendo fuerza para que los chicos de León y los frailes de la comunidad localicen nuestro pulpo (tan importante o más que aquel que predijo el triunfo de la roja en el último mundial de fútbol) y sus pececillos de colores, que también recuerda Benjamín como inicio de su experiencia en su experiencia de León. Que me echases en falta, querido, alimenta mi egolatría. ¿Ves, sin embargo, qué mísero es el mundo? Los auténticos comensales ni pían. ¿Andarán todavía haciendo la digestión?

¡Ya les vale!

jose ignacio -

Recuerdo que en un verano anidaron los jilgueros en las catalpas, eran cinco pajarillos preciosos…

si me cubre el negro frío
que me lleve aquel jilguero,
como si fuera el estío,
a volar sobre el otero
para verte, niño mío.

FRANCISCO -

javivi, el ultimo creo recodar que es un asturiano de apellido Morales ( ¿ quiza Miravalles ? que solia ponerse muy colorado de cara.Y puestos a hablar de compañeros, no hace mucho estuve hablado con Mariano Yubero Garcia que esta de profesor en el IES Gran Capitan de Madrid y me extraño mucho que no se acordara de casi nadie.El tal Morales O Miravalles estaba situado en la fila entre Justino o delante de mi.Y ya que te he citado a ti Justino ¿ te acuerdas de Ibarguchi? ¡ cuantos sopapos llevo!UN ABRAZO PARA TODOS Y FELIZ NAVIDAD.QUE DIOS NOS BENDIGA A TODOS.

Benjamín Díaz Gutiérrez -

El primer día que llegué al colegio sólo conocía a un vecino mío que también se incorporaba ese día, su nombre Armando. Mi compañero era Carlos Tejo y después de instalar las maletas en las camarillas dimos una vuelta por el colegio y fuimos a parar a la fuente, mientras bebían Tejo abrió demasiado el grifo salpicando a Armando y los dos empezaron a dar vueltas salpicándose mutuamente con el grigo contrario, juego en el que no partcipé quizá "timidez? no sé, igual porque estaban delante nuestras familias, pero sigo oyendo sus risas mientras los demás mirábamos.

Isidro Cicero -

Ninguna de mis neuronas propias, las mías quiero decir, me trae a la presencia la fuente hexagonal con seis grifos que se abrían con roscas caladas de bronce, en la que tanto jugamos y bebimos, Vibot. No me acuerdo para nada de ella. Si se habrán caído neuronas por el camino...
Pero la describes tú con tanto color y pasión - a la fuente y a las catalpas- que es como si las estuviera viendo por mi mismo. Es lo que tiene la literatura, al menos la literatura masticable como la que tu fabricas, que hace milagros para los sentidos.
Si a la literatura le añadimos las fotografías entonces ya no se nos pueden crear dudas. Pero una cosa es el recuerdo espontáneo, el que yo no tengo y otra diferente es el auxiliado por las muletas del arte, que ese ahora ya sí. (Voto por la recuperación de la fuente)
Si aprovecho para darle una explicación a Jesús Herrero, con quien me pasaba igual que con la fuenete hexagonal, que se me había borrado de las neuronas. Viendole perfectamente identificado en una fotografía en Quintana sé ahora quién era, la muleta de esa foto me lo ha identificado. Pero es que esa foto...
Esa foto ha estado siempre en mi cajón. Porque aunque no hay nadie en ella de mi curso, materialmente fue realizada con una máquina AGFA que tenía amo, aunque siemrpre rodó allí de mano en mano. En la Paramera, me refiero.
Ayudó a que la foto se hiciera con aquella máquina el hecho de posar en ella Fernando Alonso, de Vegaquemada, compañero menor (aquellos que pasaban su periodo de formación más importante bajo la atenta tutela de uno del curso inmediatamente superior), siendo Fernando Alonso, como digo, compañero menor del amo de la máquina.
Y ya que estoy, le digo a Jesús que me ha hecho mucha ilusión la creación de un nuevo color, (¿el rojo-cícero, o el rojo-cicero?, entre otras cosas porque Cícero siempre se ponía rojo, a lo mejor no tanto como el padre Huarte, pero rojo, rojo). Explícame sus propiedades técnicas, píxeles o lo que sea, que veré si se lo puedo colocar a alguna portada próxima.
Y no, no te puedo ayudar sobre las tonalidades del famoso jersey amarillo. (De pico). Entre las posibilidades que me ofreces, el nápoles descártalo. No era amarillo nápoles. Los otros me resultan dudosos, no sabría decirte. Ten en cuenta que al dichoso jersey sólo lo ví un rato el día de Pascua de hará cosa de 48 años. Y además lo vi en un rapto de ira reprimida y de dolor hacia dentro.
¿Que si guardo algún tipo de rencor o parecido sobre aquella historia? No, en absoluto, no guardo ningún resquemor por aquello, ninguno. Ni por aquello, ni por nada.
Ya dije que se me había olvidado por completo y sólo resurgió cuando leí la palabra Procuración en el diccionario de la Memoria de Enrique Muñiz y otros, que pronto tomará forma de libro de manos de Lalo. Lo estoy deseando. Además como decía San Agustín: Sufrir es muy malo, pero puede ser útil haber sufrido, si ha servido para aprender.
Hemos aprendido la tira.
Una pena sí que me noto, ahora que lo dices. La de que Lina habría podido identificar a la primera el tono del amarillo que me preguntas, a la primera, de no ser porque la pobre ya ha perdido la vista casi, casi por completo. Me cago en la osa.

Javier del Vigo -

No, Santos, hoy no pico que anoche pequé durante todo elk tiempo que me costó zurzir aquellos párrafos...

Sabes qué...?

Los vascos son la rehostia, caramelos incluidos. Pero...

¿Y tu relato de la cena de anoche, para cuándo? ¡Toma ya!

Voy a ver qué escollo nos pone hoy Guindilla para entrar. Será 20? 200? Roma? 4? Obama? New York...?

A ver...

Vibot -

Javier del Vigo Palencia, para los que convivimos contigo, las sílabas de tu nombre están llenas de una música muy querida. Y después de estos años -¡años ya!- de reencuentro constante, aún mucho más. Te eché de menos anoche en la cena. Especialmente a ti. Pero también a tantos...
No dejes de regalarnos con la misma generosidad esas cascadas de caramelos filosófico-lírico-satírico-didácticos.
A mí me encantan. A todos nos arrullas, mimosón, ganso, perito en lunas.
¿No son los caramelos vascos de los mejores del mundo? (por si vuelves a picar).

Vibot -

jose ignacio, gracias, por los versos que te pedía, con tu zanfoña de Mester.
Aquellos ojos de color avellana, y los azules, y verdes y grises y negros de los niños que fuimos, que calmaban su sed en las secas meriendas de higos secos o tosco chocolate de hacer. O que se refrescaban después de las ligas y apoyaban después el meyba que adornaba su candoroso pubis angelical -como Baragaña en la foto con Rey- para jugar con aquellos fresquísimos cristales bajo la sombra bamboleante de las catalpas, y su concierto de gorriones y ángeles de la guarda, pardalito.

Vibot -

Trapi, tú, como tantas veces conmigo, el primero en contestar a mis "demandas" -aunque en esta vez de la fuentecilla se te adelantó el Jesusisto Herrero en un portillo anterior, y a todos nos encanta que este chico sea el más rápido, está al quite de todo, el tío, y con qué gracejo.
¡Ya veréis el reportaje fotográfico que hizo anoche en la cena de la calle Viriato!
¡Ay, Andresito, si me hubieras hecho caso cuando te pedí que subieras a fotografiar aquel mosaico, junto al que untabas, extendías y estirabas el paté (que entonces le llamábamos fuagrás, acuérdate), ahora, al lado de esas caritas que tanto nos emocionan a todos... en fin, no quiero hacerte sentir culpable. Pero te vuelvo a pedir que intentes averiguar el paradero de aquella querida fuentecilla. Me duele, pero me gusta imaginar que los señores de "Soltra" -tal vez sin pedir autorización a sus legítimos propietarios (¿por qué el prior anterior no contestó a mi carta?)- cierto día de hace unos dos años, llegaron junto a ella con una de esas garras que atrapan las chatarras en los cementerios de coches, la envolvieron cuidadosamente -¡Dios me oiga!- la pinzaron con el mismo cuidado -¡AY!- y la arrancaron de cuajo -¡¡¡AAAYYYYYYYY!!!- y la trasladaron vaya usté a saber dónde. No quiero ni imaginar el quejido lacerado de aquellos amados ladrillos. Espero que los seis chorros deseperados les salpicaran la cara de barro a esos desalmados.
La otra posibilidad -muy verosímil- es que se liaran a mazazos con ella -aquí ni encuentro interjecciones-, vista la
sensibilidad que para las cosas de Arte están demostrando esos nuevos formadores, pobres niños Down...
Si así hubiera sido, aquel delicado pulpo que tanto nos miró beber, sí, tan fijamente mientras bailan sus bracitos grana, debiera haberse convertido en un
gigantesco monstruo de Julio Verne y haberlos asfixiado entre estertores, Laoconte justiciero.
¡Trapi, encuéntranosla!

Javier del Vigo -

¡Este Santos bribón, nostálgico y juguetón!

Tú, que eres un buen analista de gentes, no debes errar en el diagnóstico. Y no yerras, porque, inteligentemente, formulaste el tema en forma de pregunta: “¿El pulpo te tenía hipnotizado, pequeño?” Por si yo picaba tu anzuelo. Y sabes que soy fácil, muy fácil; incluso incontinente.

Te cuento. El de hoy es un cuento sacado del baúl de los recuerdos, una explicación global, esencial; ya que el motivo exacto sobre el que posaba mis ojos se perdió en las esquinas del tiempo, como esa fuente que te hace bramar, profeta con látigo dispuesto a echar del templo a los mercachifles, como en el viejo relato. Intenté buscar respuesta exacta en tu honor, pero imposible: no la hay, ya te dije.

Pudiera haber escrito como respuesta que desde mis años más tiernos me “ponía” el arte, que ya era experto en paladear la belleza y por eso miraba aquel pulpo con peces de colorines, que fui impulsor o animador de temas trascendentales en nuestro mundo social “apostólico”, que dominaba filosofías existencialistas profundas, que… ¡Mentiría! Mentiría en un porcentaje alto; y tu sabes que una verdad a medias es medio mentira. A veces, peor que la mentira misma.

Si recuerdas bien, querido, me definía por la timidez. El miedo escénico.

Lo que pudo parecer “recato” "seriedad"... fue, ¡seguro!, acojono de niño ante el fragor de la plaza pública, ante las gentes, ante los rituales que tuve que aprender en aquel mundo en miniatura sobre el que se escribió una parte importante de nuestras biografías adolescentes…

¿Recuerdas, Santos, que,en aquellos años,cuando un fraile te pedía la lección, estabas obligado a recitarla puesto en pié? Aquel acto, -cotidiano y normal (de “norma”)- suponía para mí un nerviosismo añadido. Todos los ojos están puestos en mí, pensaba. Los mofletes me enrojecían, más pendiente yo del “aliño escénico" que de la ciencia en sí. Y farfullaba respuesta hasta que recobraba algo de serenidad, hasta adquirir un control decente sobre escenario y actores…

No sé a ti, no sé si a vosotros os sucedió algo similar, habrá experiencias distintas, seguro. Hoy me tocó contar mis timideces, que no se esfumaron pero que hoy domino más. Su recuerdo es tan vivo como Manolon y Cicero guardaron el de aquella “estrella colorá”, contemplada desde la ventana de los baños una noche hace ya eternidades.

Dice el refrán que no hay mal que por bien no venga. Aquella experiencia mía, vital, me sirvió luego para no “hurgar” en las timideces de muchos y muchas que fueron pasando por las “jaulas” donde yo peroré; ya no tenían que levantarse de la silla ante una pregunta del profesor, los tiempos iban cambiando; pero yo “olía” la timidez, a la que trataba con mimo exquisito, frente a la caradura, con la que usé (a mi pesar) algo de aquella ética “espartana” aprendida cuando nuestro bachiller.

Entrambos, Santines y Guindilla, con esas fotos y esos textos, me habéis hecho retornar a aquel tiempo que existe sólo en nuestras memorias, memorias vetustas igual que aquellos cerezos plantados hace medio siglo sobre unos campos de grijo, en una paramera secarrona y extrema, donde algunos frailes y muchos niños fuimos colocando tierra vegetal sobre la arcilla, hierba sobre las grijas, frutales frente al vacío… (Por cierto, me dice la RAE que “grijo” no existe; que “grija” es palabra en desuso… Me remite a “guijarro”, pero así y todo yo ahí dejo “grijo”, me pega más que “grija”, en desuso quizá porque hoy los niños ya no cazan pájaros con tiragomas cargados con grijas, sino que cibermatan virtualmente monstruos y bandidos en la pantalla de su ordenador.)

Otra cosa. A estas alturas de mi memoria recuperada, me apetece renombrar a aquellos chiquillos que aparecen ahí arriba, rodeando la fuente del pulpo donde bebíamos y jugábamos –según relatas, Santos-, arropados entonces por unos árboles cuyo nombre he aprendido ahora, casi medio siglo después, las catalpas, cuando aquellos árboles exóticos han sido abatidos por unos desalmados; desalmados al rebufo del progreso, ignorantes de cuántas historias de “principitos” al estilo Saint Exupery nos contamos bajo aquellos efímeros arcos de aguas enfrentadas. No tuvieron en cuenta estos nuevos moradores de la vieja paramera que allí hubo, tiempo atrás, unos niños que quisieron crear un mundo de mil fuentes con pulpos de colores y cerezos floridos todo el año en una estrella colorá. Sueños que se guardaron en los arcanos de las ramas de catalpa (qué nombre para un árbol, señor!) y jugueteaban por entre los chorretes de los grifos de aquella fuente que, diría Isidro, se tragó la trampa. ¡Injustamente, claro!

De izquierda a derecha, éstos son sus nombres: Imaz (Manolo Centeno, di tú que el chiquillo de la nariz respingona de la izquierda no eres tú, que éste es un vasco que debe andar por Bilbao al presente), Becerro (con –o; que nunca dijo nada por este blog, pero siguió el “cursus dominicanus” por Caldas y Salamanca [¿?]), José Antonio (el FER en cuya captura nos ufanamos estos días, que marchó a la piscifactoría dominicana de Cardedeu cuando su familia se fue a Cataluña en busca del pan y la sal), Luisito (un asturiano con retranca del que al día de hoy no tengo referencia alguna), yo mismo (de cuyos tics conocéis bastante), César (pero no César Álvarez, silente en los últimos tiempos, no; éste es César González Martino, que debe andar por Oviedo); y el último, de quien no tengo claro su nombre. a la derecha; me sale Escribano, pero se admiten correcciones y referencias sobre él.

En fin, Santos; por la boca muere el pez y yo hoy piqué. Mientras otros cenan y trasiegan licores en la capital del reino, mira en qué acabé, contando boberías de adolescencia, con literatura envuelta en caramelo.

En todo caso, estoy contigo, cada desaparición de aquellos objetos, de aquellos lugares, de aquel mundo que vivimos con pasión adolescente es una puñalada que duele. Así que espero que tu “ira santa” haga que si no las catalpas que cortaron, sí al menos reaparezcan las fuentes que dieron agua fresca a nuestros juegos adolescentes.

jose ignacio -

La fuente, querido Vibot, donde estará?


la fuente de porcelana,
los peces de filigrana
y el pulpo de rojo grana,
recordará nuestra nana
de besos a la mañana
en una edad tan temprana?


Fecha: 15/12/2010 01:41.

Recordará aquellos ojos de color avellana?

Ay, fuente de porcelana.

Andrés Martínez Trapiello -

Tus deseos son ordenes (y no eres cabo) y buscaré la forma de buscar la fuente.
Sí sé dónde estaba y a su lado, después de la incorporación de unas vacaciones veraniegas, en los primeros días de setiembre, nos suministraban la merienda con chocolate o higos o membrillo. Aquellos días eran para mí, en esa hora de merienda, muy especiales: Había conseguido llevar escondido un tubo de paté que me esmeraba para dilatarlo en el tiempo suministrando a aquel trozo de pan una finísima capa del mismo que extendía y extendía…
Y era allí, al lado de esa fuente.

Vibot -

¿Y os habéis fijado que en la primera foto, todos miran a la cámara menos Javivi, que -ensimismado- mira el mosaico de Iturgáiz, ese que tal vez nunca volvamos a ver?
¿El pulpo te tenía hipnotizado, pequeño?

Julio S. -

El que está con Pedro Rey es Aurelio Gª. Baragaña. Tras mi paisano y amigo Valdés, el mejor futbolista que pasó por la VC.

Un abrazo.

Santos Vibot -

Una correción: en la última foto que os comento, Andrés García Trapiello, que hoy firma sus libros como Andrés Trapiello, no es el de la izquierda de la foto sino el de la derecha. ¿Alguno de su curso -tal vez Froi- podría identificar a los otros dos "tunos"?

En algunas de estas fotos pueden verse las enormes hojas, como exóticos pañuelos flotantes, de las entonces jóvenes catalpas. Ahora, cuando las han cercenado, erradicado y cubierto de asfalto, eran unos cincuentenarios, espléndidos ejemplares aleteando en todas las estaciones floridas sobre aquella fuentecita en cuyo cuenco de tesellas mágicas ondulaban los peces infantiles y nos miraba fijamente el pulpo con sus ojitos negros y sus granates tentáculos bailarines. Tal vez confunda un poco los colores, pero no aquel sonoro frescor caleidoscópico que iluminaba toda la marina reavivando la escena bajo el agua quebrada en reverberos que caía de nuestra boca mientras bebíamos vida a borbotones. Jugar, beber, soñar.



Santos Vibot -

Me decía Cícero que no recordaba la fuentecilla exagonal, con seis grifos que se abrían con unas roscas caladas de bronce, en la que tanto jugamos y bebimos. Y al beber en ella, inclinados, nos inundaba la alegrísima delicia de aquel mosaico de Iturgáiz con sus pececitos de distintos colores y formas sobre fondo de un azul claro candoroso, como de pinturillas "Alpino". ¡Y aquel simpatiquísimo pulpo de mirada fija -Quique, aquella foto que te pedí, do iremos a buscalla-!

Le había pedido a Josemari que pusiera una foto abriendo un portillo pero anda muy ocupado con las incidencias. Y a Joseignacio unos versillos trasparentes...pero tal vez tampoco la recuerda.

Me he metido en los álbumes y he encontrado estas cinco:

En "Los alumnos" la nº 39, en la que aparecen en torno a la fuente siete chicos: Centeno, Becerra, Javivi, Tarno...y otros más no identificados hasta hoy, aunque el pie de foto sugiere que uno de ellos tal vez sea ese dibujante catalán que acaba de aparecer (¡qué buena ocasión, Guindilla, para que pongas esa foto y alguien lo identifique, tal vez él mismo!). Al fondo pueden verse la vidrieras del vestíbulo de la capilla de la escuela mayor y, a su lado, la puertecita blanca siempre cerrada de que os hablaba. Y sobre las cabezas de los chicos, las ramas desnudas de las catalpas invernales. Que ya no existen. De ese rincón que tanta vida tuvo sólo queda vacío y negro asfalto.

En la foto 44 del mismo álbum aparece Pedro rey en uniforme de portero, con rodilleras y todo, y otro chico sin nombre. Es verano y aletean las hojas de las catalpas, y brilla cristalino uno de los seis chorros de agua al sol.



En la nº 70, está junto a la fuente Gamo (sicut cervus ad fontes?).

Y en la 72, Urdiales y Lucas. Urdiales, con una sonrisa preciosa y feliz, juega con uno de los chorros, manipulando la llave calada. Al fondo se aprecia perfectamente la puertecita blanca que os recordaba y que es la que han debido agrandar para que entren las máquinas como elefantes ciegos haciendo trizas la fiel cacharrería de nuestros mil recuerdos.

Y en el álbum "La Escolanía", en la foto nº 154, aparecen tres chicos en traje de rondalla, con los instrumentos en las manos, inclinados bebiendo de los chorros.

Sólo reconozco al de la izquierda: Andrés (García) Trapiello, el escritor del "Salón de pasos perdidos" y otras muchas y buenas obras, con las vueltas de la capa en aquel satén azul inolvidable. Inolvidable tanto por su color y destellos de papel de bombones...como por aquel tacto voluptuoso, enervante y fresquísimo, que contrastaba tanto con nuestra pobre ropa cotidiana. Además, si vestíamos la capa, siempre era día de fiesta, de concierto, de viaje ilusionado huyendo a donde fuera...

Mucho nos hemos enzarzado -y con razón- en la foto de Franco. Pero esta fuentecilla, tal vez desaparecida para siempre, que refrescó en delicia nuestro ardoroso aliento adolescente, ¿no os merece siquiera unas palabras?

Cícero, dime que ahora te acuerdas, por favor. Y todos los demás.

¡HA DESAPARECIDO CON EL MOSAICO DE ITURGAIZ! ¿Es que a nadie le importa?

Santos Vibot.

*