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Las irreductibles del convento de clausura se rinden

Las irreductibles del convento de clausura se rinden

 

Las tres monjas que regresaron al convento dominico de Viveiro un año después de cerrarlo deben abandonarlo ahora

 


viveiro / la voz de Galicia 07/10/2019 16:50 h 

Como los últimos de Filipinas, resistieron hasta el final, hasta que la realidad se impuso a sus deseos. Si no se produce un milagro, no lograrán acabar sus días en el convento de clausura donde pasaron la mayor parte de sus vidas. Lo intentaron, con las fuerzas que les quedan y el apoyo de vecinos y feligreses, pero las tres solas no pueden. Entre otras razones, porque carecen de autonomía, necesitan asistencia por sus avanzadas edades y los achaques. Determinante también ha sido la falta de vocaciones, no hay jóvenes interesadas en recluirse y harían falta al menos tres más para cubrir el mínimo de una congregación. Con su fe y sus hábitos de décadas, no les ha quedado más remedio que rendirse a la evidencia.

Obligadas por la Orden de Predicadores, a la que deben obediencia, las tres ancianas monjas pasan sus últimas horas en el monasterio viveirense de Valdeflores. Esta semana tendrán que abandonarlo definitivamente, vence el mes concedido por los dominicos para desalojarlo. No será la primera vez que marchan. Sor Antonia ya se fue dos veces, en junio del 2018, cuando ella y las cinco monjas más mayores cerraron el convento por primera vez en seis siglos, y a mediados del mes pasado, cuando se trasladó a casa de unos parientes. Tras el plante del año pasado, ella regresó por sorpresa en junio, con sor Consuelo y sor María del Carmen. Estas dos expresaron su intención de buscar «un pisito» en Viveiro donde residir. Eso sí, con respaldo del Concello, por la atención que necesitan.

La Orden de Predicadores les ha ofrecido alternativas a las tres, explican las mismas fuentes vinculadas al convento que dan cuenta de la situación actual. A sor Antonia le proponen trasladarse al monasterio de Bayona y a sor Consuelo, al de Santiago. A sor María del Carmen le sugieren elegir una residencia de mayores. No ha trascendido si aceptan, en una decisión individual condicionada de momento por los votos que profesaron cuando eligieron consagrar sus vidas al dios en el que creen y a la vida contemplativa.

Cerró por primera vez en el 2018 tras estallar la convivencia

A 1406 remontan las crónicas la creación del convento de las dominicas en Viveiro. Seis siglos de existencia, habitado por generaciones de mujeres que han coprotagonizado la historia del municipio y del norte de Lugo. Muros adentro, seguramente han vivido momentos complicados, pero ninguno con el desenlace del que comenzó hace unos años. Trascendió públicamente en junio del 2018, cuando estalló un conflicto que el Obispado de Mondoñedo-Ferrol atribuyó a la «situación especial de avanzada edad de estas seis hermanas, junto a otras dificultades de vida interna». Fue entonces cuando las seis más mayores abandonaron el monasterio al enterarse de que las tres más jóvenes regresarían y deberían compartir hogar con ellas. Por sorpresa, lo abandonaron, lo cerraron y se trasladaron a la congregación dominica de Cangas de Narcea, en Asturias.

Esa versión la contextualizaron otras fuentes solventes, refiriendo desavenencias irreconciliables entre las monjas de más edad y las más jóvenes. El lío afloró cuando la priora denunció en la Policía Nacional de Viveiro la desaparición de dos códices del siglo XIV. Posteriormente los dominicos los describieron como cantorales del siglo XVIII, afirmando que los habían encontrado, y la denuncia se retiró.

Casi 4.000 metros cuadrados y una finca de 15.000 con un valor catastral de 198.000 euros

Con la duda de quién se ocupará del mantenimiento y conservación de la extensa propiedad dominica en Viveiro, el Catastro le asigna un valor de 198.000 euros. Mucho menos que el valor de mercado de un edificio con una superficie construida de 3.782 metros cuadrados, repartidos en dos plantas, cada una de 1.865 metros cuadrados y equipadas para continuar habitándolo. El inmueble lo completa una finca de 14.491 metros cuadrados, rodeada por un muro.

Reconstruido en el siglo XVIII, el edificio es un cuadrado erigido alrededor de un claustro ajardinado y con una pequeña ala en la izquierda de la fachada. En la trasera del lateral derecho se sitúa la iglesia, del siglo XV. Cuenta con elementos arquitectónicos románicos y ojivales. Ser Monumento Histórico Nacional influirá en su destino.

¿Qué será del Monumento Histórico Nacional?

A las puertas de lo que parece el cierre definitivo del convento de las dominicas, continúa sin respuesta la pregunta sobre el futuro de un inmueble declarado Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1980 y cuyo deterioro irremediable frenaron a finales de siglo pasado cuantiosas inyecciones de fondos públicos.

Propiedad de la Orden de Predicadores, fuentes vinculadas con los dominicos sostienen que en estos momentos no tienen intención de venderlo. Que se sepa, tampoco existen previsiones sobre el o los posibles fines de una inmensa propiedad cercana al centro de Viveiro. Situada entre una de las carreteras de acceso a la ciudad y el paseo que bordea la parte interior del río Landro, el edificio y su finca se han resentido durante el año en el que estuvieron deshabitados. Solo la iglesia anexa se libró de las riadas que asolaron el barrio de Xunqueira en noviembre del año pasado, pero los daños en la planta baja han sido reparados.

13 comentarios

Alfonso Losada Vicente -

Hola, Baldo. Vaya trabajo más bien realizado, yo diría: "Obra de arte"
Qué habrán pensado esos tipos?
De las monjas, no esperaba ese comportamiento de unas con las otras. Pero de los jefes eclesiásticos, te puedes esperar cualquier cosa.
Espero que no te hayan sentenciado.
Un fuerte abrazo

Jose Manuel García Valdés -

¡Deus meus Deus meus ut quid dereliquisti me!

Francisco Javier Cirauqui -

La verdad es que entiendo muy poco de este enredo y no puedo opinar sobre ello, pero si puedo decir que me causa tristeza por las monjas mayores y por como puede influir esto en la opinión pública sobre las mojas de clausura.
Espero se solucione todo esto pronto y descansen las tres protagonistas. Un fuerte abrazo, Baldo.

BALDO -

REPITO MI ÚLTIMA CARTA PORQUE EN EL PRESENTACIÓN DEL COMENTARIO ANTERIOR NO SE DISTINGUE BIEN ENTRE EL TEXTO DE LA CARTA DEL OBISPO (AHORA EN MAYÚSCULAS) Y MIS COMENTARIOS ESTA (EN MINÚSCULAS).



4ª (y última, por ahora) CARTA AL OBISPO DE MONDOÑEDO-FERROL, ESCRITA Y FECHADA EN WITTENBERG EL 27 DE JULIO DE 2018.

En Wittenberg, en la puerta de su castillo, colgó Lutero las 95 tesis, entre otras cosas, contra la corrupción en la iglesia católica de Roma. Me parece que viene como anillo al dedo este lugar, cuna de la iglesia de la Reforma, para desenmascarar a quienes han sido verdugos de tres monjas inocentes. Esta carta es la contestación a la que me envió el obispo Luis Ángel de las Heras Berzal, que, troceada, aparece en letra negrita. No he tenido contestación por parte del obispo de Mondoñedo.

No quiero abusar de la paciencia de los lectores del blog con más “ladrillos”, pero he creído que era mi deber hablar y contar la Veritas, enseña de la Orden dominicana, cuando todos los demás lo han hecho con error y, según creo, con mentira, pues no es posible que, tal como han sucedido los acontecimientos sobre el monasterio, pueda haber una conciencia “invenciblemente” errónea de ellos.


D. Luis Ángel de las Heras Berzal
bispo@mondonedoferrol.org

Wittenberg, 27 de julio de 2018


“ES MÍSERO CALLAR CUANDO URGE HABLAR” (Salustio)

Iré haciendo comentarios a cada frase suya, obispo De las Heras Berzal, porque no tienen desperdicio y, por ser muchos y graves los desatinos que contienen, podrían perderse sus falacias y sus mentiras si el análisis fuera global. Sé que tengo que emplearme a fondo porque, como decía Cicerón, “nada hay tan veloz como la calumnia; ninguna cosa más fácil de lanzar, más fácil de aceptar, lo más rápido de extenderse”. La calumnia siempre es sencilla y verosímil; por eso tiene tanta aceptación en mentes no dadas al arduo trabajo de buscar la verdad.

En su carta de respuesta a la mía, Ud. dice cosas muy graves de tres monjas y tienen el derecho a saberlo para poder defenderse. Así que haga Ud. el favor de comunicárselo a ellas todo lo que me ha dicho a mí sobre su conducta en el monasterio, porque es su obligación moral. Ud. me ha demostrado en bastantes ocasiones a lo largo de dos años que no es muy sensible a respetar el derecho humano a la defensa que tiene toda persona cuando es acusada, por lo que prefiere actuar “de oídas” y resolver por su cuenta. El respeto de los procesos legales no es su fuerte, ciertamente. Yo, sin embargo, no tengo absolutamente ningún inconveniente en que comunique a las interesadas todo lo que digo aquí sobre ellas. Es más, me gustaría que lo hiciera.

– UNA PARTE DE LA OTRA CARA DE ESTA GASTADA MONEDA

El título indica bien a las claras que Ud. o Uds. quieren pasar pronto una página que les produce sarpullidos muy incómodos; no sé si llega a remordimientos. Pero a las heridas que cierran en falso, tarde o temprano hay que aplicarles el bisturí. Lo mejor es hacerlo cuanto antes. El Evangelio ¿es también para Ud. gastada moneda? Porque me supongo que habrá dedicado más tiempo a él que a este asunto. ¿Considera que esta moneda que Ud. califica de gastada no entra de lleno en el ámbito del Evangelio de Jesús de Nazaret, que no hizo otra cosa que aliviar los sufrimientos de los marginados concretos de aquella sociedad? ¡Cómo se conoce que Uds. no han sufrido en estos tres años los padecimientos de estas tres víctimas de Uds.!

– SIN ENTRAR A REVISAR PERÍODOS ANTERIORES EN LOS QUE HUNDE SUS RAÍCES ESTE CONFLICTO,

Pues debería hacerlo, ya que esa historia pasada de Valdeflores encierra las claves de lo que está pasando desde hace casi tres años en ese monasterio. Le voy a recordar esa historia del período que arranca en 1994. En uno de sus prioratos, sor Catalina Lage buscó ayudas en las instituciones civiles para arreglar algunas dependencias del monasterio: los baños, la sala, el obrador, el refectorio y la cocina. Cuando terminó esa obra, que no había supuesto casi ninguna carga económica para el monasterio, Consuelo García, Carmen Villar e (+) Imelda denunciaron, en ese año 1994, ante la diócesis a sor Catalina porque las obras hechas eran muy suntuosas y, además, porque se dicaba a realizar obras de cerámica para venderlas en la portería (¡sic!). Vino el visitador diocesano, Gonzalo Folgueira Fernández, examinó las obras y le dijo a sor Catalina que no veía ningún lujo ni pompa en ellas. Pero en el informe que escribió puso todo lo contrario: que sí eran suntuosas. Ahora comprenderá Ud. por qué Consuelo y Carmen dedican a Folgueira Fernández tantas flores en su reciente carta en Religión Digital. El colmo del cinismo es que fue Consuelo la que, siendo priora por la marcha de sor Catalina, presumía de que el monasterio gozaba de unas instalaciones magníficas, sobre todo para las ancianas. Folgueira Fernández, cuando se desató todo este circo de calumnias y de crueldad, dijo públicamente y como sobrado de conocimientos: “Esto ya viene de atrás”. ¡Claro que venía de atrás, pero no de donde él quería dar por supuesto! Así se lavaba las manos para no tener que admitir que, de lo que sucedió en 1994, él era el principal culpable, por haber dado un informe no solo falso, sino también mentiroso, pues sabía que lo que él escribió en el informe no era lo que él veía.

- EL PUNTO DE INFLEXIÓN SE DA EN SEPTIEMBRE DE 2015, CUANDO ES ELEGIDA UNA NUEVA PRIORA. EN ESE MOMENTO HAY TRES MONJAS QUE NO ESTÁN CONFORMES CON LA ELECCIÓN, VÁLIDA Y LEGÍTIMA

Ni válida ni legítima, obispo De las Heras Berzal. Las Constituciones de las monjas dominicas prohíben claramente elegir priora a una monja que no pueda, o no quiera, asistir a los actos de comunidad.

253. § I. La monja que ha de elegirse para priora conviene:
1. Que sea caritativa, prudente, celosa de la observancia regular.
2. Que conozca bien el ideal y el fin de la Orden.
3. Que pueda asistir a los actos de comunidad.

Esto se lo hizo saber sor Miria al representante diocesano que presidía la elección. Consuelo García, por estar enferma, no sé si de aprensión, no estaba capacitada para desempeñar la dirección de una comunidad religiosa dominicana. El representante del obispo dio por válido el escrutinio, sin atender a una objeción importante que estaba basada en las Constituciones de las monjas. Eso es ilegítimo e inválido. Consuelo ha sido una priora ilegítima en estos tres años. La más prueba más palpable de haber ido contra las Constituciones de las monjas en la elección de la enferma Consuelo García es que esta señora no ha asistido a los actos comunitarios en su priorato en más de un 75% de ellos. Ella y Carmen han sido en este tiempo las grandes ausentes de rezos, de comidas y de recreos comunitarios.

- Y SE DEDICAN A BLOQUEAR LAS DECISIONES QUE TIENE DERECHO A TOMAR LA NUEVA PRIORA.

La nueva priora no solo tiene derechos sino también obligaciones. Consuelo García, por incapacidad, por desidia o por ambas cosas, fue dando largas a tareas que debía cumplir inmediatamente como priora. Y es cierto que sor Miria le instó a que lo hiciera, porque era su obligación. Consuelo, en respuesta, la destituyó públicamente en el coro, en presencia de la novicia, como maestra de novicias; y sor Miria le dijo que eso era ilegal hacerlo de esa manera. También fue sor Miria la que recriminó a Rodríguez Basanta que estaba actuando ilegalmente y cometiendo prevaricación al presidir un Consejo de la comunidad de monjas. ¿Todo esto es bloquear decisiones? Dígame una sola decisión legal de la ilegítima priora que estas tres monjas hayan bloqueado. ¡Una sola, no dos! Sor Catalina, sor Begoña y sor Miria cumplieron siempre y meticulosamente todos los mandatos legítimos de la ilegítima priora Consuelo García. ¿Por qué cree Ud. que ni Consuelo ni Carmen asistieron a la confrontación en Mondoñedo en el mes de agosto de 2017, donde podían haber probado todo lo que tenían contra sor Catalina, sor Begoña y sor Miria?

Un hecho avala todavía más las mentiras de Consuelo García y de Carmen Villar, que Ud. ha querido creérselas como verdaderas y ahora, convencido, me las transmite. Cuando Consuelo García fue ilegalmente elegida priora, dejó de trabajar con estas tres pobres en la cocina y en el obrador. Eso era impropio de una priora de las de antes. Las tres siguieron trabajando en el obrador y habían conseguido producir para la campaña de navidad unos nueve mil euros brutos. Una de las tres, a la que la ilegítima priora acusaba de no obedecerla, le dijo: “No solo cumplo lo que me mandas públicamente, sino que las tres hemos hecho los dulces de la campaña de navidad sin ti, que deberías haber colaborado, como lo habías hecho siempre”. Consuelo le contestó: “Eso no tiene ningún mérito. Nadie os lo mandó”. ¿Cómo valora Ud. esta respuesta?

- SE PRODUCE UNA TENSIÓN QUE DIFICULTA LA VIDA COMUNITARIA EN TODOS LOS ASPECTOS. LAS TRES MONJAS NO SE AVIENEN A RAZONES Y SE ENCASTILLAN EN SUS POSTURAS.

¿Han comprado Uds. por sí mismos estas acusaciones tan graves? Pues deberían haberlo hecho. La única tensión que había en Valdeflores era debida al odio, a la envidia y al rencor de dos personas que se dicen religiosas dominicas. La calumnia es la venganza de los miserables.

EL MAESTRO DE LA ORDEN PARECE ESTAR DE PARTE DE LAS TRES, LO QUE SOSTIENE EL CONFLICTO Y NO LO RESUELVE. LA PRIORA SE VE TOTALMENTE DESAUTORIZADA, SE TENSIONA Y REALIZA UNA DESTITUCIÓN QUE NO SE AJUSTA A DERECHO, PERO SE SUBSANA EN UNA VISITA CANÓNICA ORDENADA AL POCO TIEMPO POR EL MAESTRO DE LA ORDEN.

Uds. han conculcado sistemática e intencionadamente el derecho de que el Maestro General es el superior natural de las monjas de la Orden de Predicadores. Aquí está una de las claves de por qué este linchamiento de las tres monjas por parte de Uds. se siga prolongando tanto tiempo. Si el Maestro General no accedía a satisfacer los deseos de Consuelo García, sería porque veía que no eran precisamente deseos de buscar la fraternidad evangélica lo que esta señora perseguía. A mi modo de ver, al Maestro General le faltaron agallas para echar de la Orden a Consuelo y a Carmen. Así se hubiera resuelto el conflicto, porque hubiera cortado las raíces del mal. Pero no solo no sucedió eso, sino que Uds. agravaron la situación al puentear al Maestro General y con la ayuda decisiva del arzobispo Rodríguez Carballo formaron un grupo que en adelante no hizo otra cosa que maldades contra tres monjas inocentes. El propio Maestro General lo reconoció. Tuvo una reunión con el Secretario del dicasterio para la vida consagrada, arzobispo Carballo. Fray Bruno Cadoré OP le expresó sus preocupaciones y desacuerdos respecto de algunas de las orientaciones que habían sido adoptadas por la Congregación, que, a juicio del Maestro, no tenían en cuenta ni los largos meses de esfuerzos para llegar a una mediación, ni la injusta situación en que se encontraban -y se encuentran- tres hermanas de Viveiro, y también le expresó el espanto que le producía el que la priora estaba haciendo caso omiso de las solicitudes que le eran formuladas por su Maestro de la Orden, ni la manera de confiar al obispo diocesano las tareas que son las que el LCM da al Maestro de la Orden como superior regular. Fray Bruno subrayó el hecho de que estaba preocupado de ver que todo esto se hacía fuera de las normas del derecho, y que no quería más que el arzobispo Carballo le pidiera respaldar estas prácticas.

¿Qué le parece la denuncia del Maestro de la Orden sobre la actuación del franciscano Rodríguez Carballo y lógicamente de la de Ud. como fiel y muñidor desde Mondoñedo de todo este cruel viacrucis de duradero ensañamiento? Menos mal que llegó el tribunal supremo de la Signatura “y mandó a parar”. Restituyó al Maestro General en sus funciones y a Uds. les relegó a lo suyo. Me supongo que a Uds., que campaban a sus anchas impunemente, les habrá sabido todo esto a cuerno quemado. Cínicamente, su último comunicado muestra todo lo contrario: sumisión al Maestro General. Este ya ha comenzado a actuar por la dirección contraria a la que Uds. han seguido hasta ahora.

PERO LAS TRES PERSISTEN EN SU ACTITUD CONTRARIA A LA PRIORA.

El tribunal supremo de la Signatura también ha tenido una actitud contraria a la priora, a Rodríguez Carballo, a Ud., a Rodríguez Basanta, al vicario de vida consagrada y a algunas personas más. La virtud es contraria al vicio, el bien es contrario al mal, la unidad es contraria a la división y la verdad es contraria a la falsedad.

ELLA, SINTIÉNDOSE IMPOTENTE Y SIN RECIBIR APOYO DEL MAESTRO DE LA ORDEN, PIDE AYUDA A LAS AUTORIDADES DIOCESANAS POR SER UN MONASTERIO BAJO LA VIGILANCIA DEL OBISPO. EL ADMINISTRADOR DIOCESANO Y EL VICARIO DE VIDA CONSAGRADA ACUDEN EN AYUDA DE LA PRIORA, QUE ES, EN ESTA OCASIÓN, LA PARTE MÁS DÉBIL DEL CONFLICTO.

¿Uds. se abrogan derechos de vigilancia cuando está actuando el Maestro General? El melodrama que Uds. narran en estas líneas es digno de haber sido firmado por Edmundo de Amicis en De los Apeninos a los Andes. La priora ilegítima, comediante como ella sola, acude llorosa en demanda de justicia ante un administrador diocesano al que se le abren las entrañas de compasión y misericordia y actúa para salvarla del abismo de su incomprendida soledad. ¡Y cómo actuó Rodríguez Basanta! Lo que sí dejan traslucir Uds. en todo momento y con una claridad meridiana en su carta es que no tienen duda de que el Maestro General es totalmente parcial en favor de sor Catalina, amiga suya desde que esta fuera elegida, legítima y legalmente, priora de la comunidad internacional y casa madre de la orden dominicana de Prouilhe (Francia). La ira que les despertó mi última carta ha traicionado su diplomacia clerical y los ha llevado a descubrir esta desnudez suya, tan decisiva para explicar el curso del linchamiento que Uds. han venido infringiendo a las tres víctimas. Le agradezco esta carta por lo que Uds. manifiestan de sí mismos.

MIENTRAS TANTO, LAS TRES, ADUCIENDO RAZONES PERSONALES SALEN DEL MONASTERIO. CURIOSAMENTE LO HACEN CUANDO VEN QUE NO PUEDEN IMPONERSE A LA PRIORA QUE NO ACEPTAN.

Me suenan a retintín esas “razones personales”. Sor Begoña salía con permiso de la priora y la autorización del obispo algunos días para atender a su tía-madre. Esto lo hizo habitualmente en los últimos años a causa del deterioro creciente de su nonagenaria tía-madre. Sor Catalina, con dos edemas pulmonares producidos por insuficiencia cardíaca congestiva, pidió permiso a la priora para reponerse en el monasterio de Prouilhe (Francia). La ilegítima priora se lo autorizó. Cuando sor Begoña quiso volver al monasterio, la priora le dijo que no le abriría la puerta y Rodríguez Basanta le mandó un escrito formal prohibiendo su vuelta al monasterio. El mismo proceso se repitió cuando, tras recibir el alta médica, sor Catalina avisó de que volvía al monasterio. Las razones que Ud. me señala de que marchan cuando ven que “no pueden imponerse a la priora” son falsedades, mentiras, calumnias y mezquindades, que Ud. utiliza para distraer la atención y tapar los abusos de poder y la prevaricación de su ahora vicario general, Rodríguez Basanta. ¿Por qué huye Ud. de este asunto “Rodríguez Basanta” cuando ya se lo he planteado varias veces? ¿No ve que, además de injusto, está demostrando que es poco inteligente? En el caso de sor Miria, la implicación de Rodríguez Basanta fue mucho más grave, merecedora de que lo juzgaran los tribunales civiles. Ninguna se marchó para huir de Consuelo García. Quisieron volver a su monasterio y fueron Uds. los que vergonzosamente se lo impidieron. Eran Consuelo García y, sobre todo, Carmen Villar las que querían tenerlas lejos para no tener testigos incómodos de su vida. Y ahora se descuelga Ud. con esa afirmación tan contraria con la realidad.

EN ESTA SITUACIÓN SE SOLICITA LA EXCLAUSTRACIÓN DE ESTAS TRES MONJAS, QUE FIRMAN LAS OTRAS SIETE LIBRE Y VOLUNTARIAMENTE.

Lo de que las siete lo firman voluntaria y libremente no se lo creen ni Uds. El miedo de las cinco mayores, que en ningún momento estuvieron informadas de lo que realmente estaban haciendo la banda que formaron Uds., la inseguridad, la poca formación, la capacidad de engaño y manipulación que tiene Consuelo García y el terror que les produce Carmen Villar, además de que Uds. se creían eternamente impunes, concurrieron a que Uds. presentaran ante la galería esa unanimidad en el bloque acusador. Les reto a Uds. dos, De las Heras Berzal y Rodríguez Basanta, a un encuentro, por sorpresa, donde estén las cuatro mayores de las fugadas y las tres exiliadas. En el mes y pico que estuvo recientemente sor Miria en el monasterio, a las cuatro ancianas les preparó todos los días el desayuno, que, desde que habían marchado ellas, no lo habían vuelto a tomar caliente. Cuando sor Miria marchó, por mandato del prevaricador y abusador de poder arzobispo Rodríguez Carballo, dos de ellas lloraron y se lamentaron de que quién las iba a atender de ahora en adelante. Sor Begoña y sor Miria eran las que cuidaban a las mayores, las que las acompañaban a los médicos, las que las levantaban de la cama y las que las aseaban. Estas cinco ancianas, ahora cuatro, han pasado muchas penurias en este tiempo de exilio de sor Catalina, sor Begoña y sor Miria, no han estado bien alimentadas y la medicación que necesitaban ha estado muy descuidada. Pregúntenselo a la doctora Güemes, que la tienen bien cerca. Consuelo y Carmen se delatan en las declaraciones que han hecho a la prensa desde su ahora refugio de huida en Cangas del Narcea. Dicen que todas las monjas han rejuvenecido desde que llegaron a Cangas. Se necesita ser personas de pocos alcances para no darse cuenta de que con esas declaraciones se acusan a sí mismas, ya que ellas dos, que presumían de ser las cuidadoras de las ancianas, las tenían en el más completo de los abandonos.

UN PROCEDIMIENTO QUE SUELE DARSE EN SITUACIONES SIMILARES DE CONFLICTOS DE CONVIVENCIA.

Eso dependerá de quién cause los conflictos de convivencia. Uds. ya dieron siempre por sentado que el conflicto de convivencia lo producían sor Catalina, sor Begoña y sor Miria y ni siquiera han admitido la hipótesis de que fueran Carmen Villar y Consuelo García las causantes de este. Estas dos señoras no solo han pensado y deseado el mal y el sufrimiento para sus hermanas, sino que por medios ilícitos lo han llevado a cabo. Nunca sor Catalina ni sor Begoña ni sor Miria hubieran pensado, ni deseado, ni mucho menos llevado a la práctica esa crueldad que practican Consuelo García y Carmen Villar a su persona. Estas son el verdadero problema y Uds. las han tratado como si fueran la solución. Ya se ve cómo entre todos Uds. han destruido Valdeflores. Si Consuelo García y Carmen Villar hubieran sido reducidas al estado laical hace tiempo, que es el estado natural que les corresponde, Valdeflores sería ahora un monasterio con vida.

LA EXCLAUSTRACIÓN NO SE DECRETA PORQUE EL MAESTRO DE LA ORDEN NO ESTÁ DE ACUERDO Y SE TIENE EN CUENTA SU OPINIÓN.

Pues solo falta que no se tuviera en cuenta la opinión del superior mayor de las monjas. Se les vuelve a ver a Uds. el plumero de lo incómodo que resulta para sus planes el Maestro General de la Orden. ¿Por qué creen más a Consuelo García que a todo un Maestro General de la Orden de Predicadores? ¿Por qué cree Ud. que el Maestro General no estaba de acuerdo con todos Uds.?

PIDEN QUE EL NUEVO OBISPO HAGA UNA VISITA CANÓNICA, A LO QUE ÉL SE PODÍA HABER NEGADO POR LA INOPORTUNIDAD DEL MOMENTO, RECIÉN LLEGADO A LA DIÓCESIS. NO OBSTANTE, A PESAR DE ESTO Y DE LAS DIFICULTADES QUE PRESENTA EL CASO, ACEPTA. ÉL NO ESTÁ OBLIGADO A INFORMAR SOBRE LA SOLICITUD DE EXCLAUSTRACIÓN, PERO DOS DE LAS TRES LE RECRIMINAN QUE ÉL LES HA INFORMADO TARDE.

¿De dónde se han sacado Uds. que un acusado no tiene derecho a ser informado de las acusaciones que se vierten sobre él? ¿Acaso han hecho Uds. en Mondoñedo-Ferrol una nueva declaración universal de los derechos humanos específica que no contiene este derecho?

DESPUÉS DE CONSIDERAR LAS ACUSACIONES E INDAGAR SOBRE ELLAS, EL OBISPO LLEGA A LA CONCLUSIÓN DE QUE EN LA MAYOR PARTE DE DICHAS ACUSACIONES ES LA PALABRA DE UNAS CONTRA LA DE LAS OTRAS.

¡Pero Uds., a pesar de que dicen no tener base para ello -porque es la palabra de unas contra otras-, castigan a sor Catalina, a sor Begoña y a sor Miria y premian a Consuelo García y a Carmen Villar! ¿Dónde está la equidad? ¿Por qué durante casi tres años no intentaron hacerlo al revés, sacar a las señoras García y Villar de Valdeflores y creer a sor Catalina, a sor Begoña y a sor Miria?

QUE NO HAYA PRUEBAS NO SIGNIFICA QUE LAS ACUSACIONES SEAN FALSAS.

Esta frase indica la mente que tienen Uds. para justificar todo el daño que han causado a las tres víctimas. A mí me causa pavor y miedo, no porque sea un sofisma, que lo es y grande, sino porque Uds. lo han llevado a la práctica y han causado muchas injusticias y sufrimientos. No sé si en sus estudios filosóficos en sus respectivos seminarios les hablaron del acto y de la potencia en Aristóteles. Si lo hicieron, Uds., o no lo comprendieron o lo olvidaron muy pronto, porque aquí aplican a la potencia (lo que puede ser) las características que corresponden al acto (lo que ya es). No se ha podido probar, obispo De las Heras Berzal, que, en su época de educador de jóvenes, fuera Ud. un pederasta; tampoco se ha podido probar que ahora tiene relaciones con una viudita de buen ver y de muchos posibles, pero no significa que todo esto sea falso. Tampoco se ha podido probar, Rodríguez Basanta, que Ud. sea un homosexual de una actividad desenfrenada, pero esto no significa que sea falso. ¿Qué les parece su propio argumento aplicado a Uds.? El no significar que puedan (potencia) ser falsas, para Uds. es igual que son verdaderas, porque de suyo, después de probar su inocencia, Uds. las siguieron castigando cínica y cruelmente hasta el día de hoy. Con la misma lógica de dar por hecho lo que puede ser, Uds., por pederastas, por vivir amancebados y por ejercer la homosexualidad, tenían que estar a estas horas en los calabozos vaticanos. ¿Cómo sería una sociedad basada en la sospecha, en que lo que puede ser (potencia) realmente lo es (acto)? Sor Catalina, sor Begoña y sor Miria fueron declaradas inocentes por el Maestro General de la Orden en presencia de Ud., obispo De las Heras Berzal, y de ello se colige necesariamente, aunque no se diga, que Consuelo García y Carmen Villar Prieto son unas calumniadoras. La calumnia es hermana gemela de la envidia. En el derecho civil, la calumnia se castiga con multas o con otras sanciones. En el derecho clerical, parece que estas faltas se dejan al arbitrio del alto clero y de sus simpatías o antipatías con la persona juzgada.

– DE HECHO, HAY UN ASUNTO QUE ES MUY VEROSÍMIL Y ESTÁ CORROBORADO POR VARIOS TESTIMONIOS COINCIDENTES: EL TRATO IRRESPETUOSO, BRUSCO E INCLUSO VEJATORIO DE ALGUNA DE LAS TRES A OTRAS MONJAS.

Esta acusación es grave, falsa, mentirosa y calumniosa. Las tres acusadas explicaron delante de Ud., obispo, en qué consistía el maltrato a sor Concepción (sustituir las cuatro camisetas que llevaba encima por una camiseta térmica, como lo había prescrito su médica de cabecera). Ud. y Rodríguez Basanta prefieren fabricar a su gusto y sin base un enemigo perverso para así poder justificar las tropelías que Uds. cometen contra él.

PERO, SOBRE TODO, ES UN HECHO MANTENIDO LA FORTALEZA DE GRUPO DE LAS TRES QUE EXCLUYE A LAS DEMÁS Y DIFICULTA LA VIDA DE COMUNIDAD CON ESE POSICIONAMIENTO.

Cuando sor Miria fue elegida priora, Carmen Villar dio la espantada y se marchó para Ajofrín (Toledo). Después de sor Miria, fue elegida priora de Valdeflores sor Catalina, que, por fraternidad, nunca dejó de mantener contacto con Carmen Villar. Entonces, esta llamó a la puerta de las monjas de Toro para que la acogieran, porque en Ajofrín no estaba a gusto. Las monjas de Toro se lo negaron rotundamente, porque sabían que iba a tardar muy poco crear problemas en esa comunidad. Acudió, con lágrimas y súplicas, a sor Catalina, porque, según dijo, quería volver a la que siempre fue su casa. Sor Catalina podía habérselo negado, pero convenció a las que se oponían para que practicaran la acogida evangélica a la hija pródiga. Su papel fue decisivo para que Carmen Villar volviera a Valdeflores, pero así se lo ha pagado esta persona, que nunca fue elegida por las demás hermanas para desempeñar ningún cargo en el Consejo del monasterio porque la tenían pavor. Le he oído decir a sor Catalina que este fue el mayor error que cometió en su vida. Ciertamente no le faltaba razón. Fíjense Uds. qué actitud tan excluyente demostró sor Catalina.

EL MAESTRO DE LA ORDEN Y EL PROMOTOR DE LAS MONJAS INTENTAN BUSCAR UNA RECONCILIACIÓN REUNIÉNDOLAS A TODAS, PERO EN LA VISITA QUE REALIZAN EL 30 DE JUNIO DE 2017 AL MONASTERIO, EL MAESTRO CONCLUYE QUE SE HA LLEGADO A UNA SITUACIÓN EN LA QUE NO PUEDEN VIVIR TODAS BAJO EL MISMO TECHO.

Sor Catalina, sor Begoña y sor Miria deseaban venir a vivir a Valdeflores y por eso han luchado desde que las “echó” el prevaricador Rodríguez Basanta. ¿O no es prevaricación y abuso de poder su actuación, Rodríguez Basanta? Las que no han querido ni han podido vivir bajo el mismo techo son las otras dos señoras, que lo único que, desde hace bastante tiempo, tienen de religiosas dominicas es el hábito. ¿No ha habido suficientes razones para que les quiten también el hábito que están profanando? Está claro que estas dos señoras solo pueden vivir bajo el mismo techo con personas que las adulen continuamente.

NO OBSTANTE, AL POCO TIEMPO, CEDIENDO A LAS EXIGENCIAS DE LAS TRES, LO INTENTA Y LO FUERZA CON SU AUTORIDAD, PERO SOLO SE DAN EPISODIOS VIOLENTOS POR PARTE DE LOS DOS GRUPOS DE MONJAS.

¿Pero qué milonga infantiloide me cuentan Uds.? ¿Realmente se creen lo que afirman? Si es así, son Uds. unos mentecatos, porque tendrían que saber que el Maestro General de la Orden de Predicadores es el único que ha seguido un proceso legal en este asunto, y no por presiones de las tres, sino porque es lo que exige el Derecho Canónico, que Uds. han ignorado por sistema y han conculcado un montón de sus cánones. La estudiada ausencia de las acusadoras a la reunión convocada por el Maestro General ¿fue planificada por Uds. o actuaron ellas propria sponte? En cualquier caso, la ausencia a un proceso de confrontación las delata como calumniadoras. Consuelo lleva más de veinte años sin cuidar a ninguna enferma ni las ha velado por la noche en el hospital. Esas labores las hacían con mucho gusto siempre las maltratadoras sor Begoña y sor Miria. Es más, a Consuelo le venía haciendo la cama una monja mucho mayor que ella y que está casi tullida. ¿Cómo es que ahora excusa su asistencia porque tiene que cuidar a las enfermas? Pues bien, el dictamen del Maestro General el 5 de septiembre de 2017 es vinculante y obligatorio cumplirlo. Nadie puede impedirlo. ¿Tenía Consuelo algún documento legal que le autorizara a desobedecer al que había hecho su voto de obediencia? No.

NUEVAMENTE EL GRUPO MAYORITARIO, QUE SE VE REDUCIDO A 6 POR EL FALLECIMIENTO DE UNA MONJA, PRESENTA UNA SOLICITUD DE EXCLAUSTRACIÓN DE LAS TRES MONJAS.

Cuando el delegado del Maestro General se presentó en el monasterio de Valdeflores para acompañar la entrada de las tres monjas inocentes, la priora se negó a obedecer -ya por tercera vez- el "precepto formal" del Maestro General de la Orden que portaba el delegado y que le ordenaba que recibiera en el monasterio a las cruel y falsamente acusadas por ella misma. ¿Saben Uds. lo que representa un "precepto formal" del Maestro General para los miembros de la Orden de Predicadores? Es el máximo acto de autoridad que el Maestro puede ejercer y lo impone solo en casos graves, para preservar la unidad de la Orden. Fíjese si será importante, que ningún obispo tiene esa facultad ni sobre las monjas contemplativas ni sobre los frailes de su jurisdicción. Pero Consuelo García desobedeció con infidelidad, con deslealtad a su profesión solemne como consagrada dominica y con pleno conocimiento de lo que estaba haciendo, porque -según ella- "estaba a la espera" de la respuesta de una nueva patraña que había cursado ante la CIVCSVA. ¿Se lo aconsejaron Uds.? ¿Qué le parece que, cuando Ud., obispo De las Heras Berzal, era provincial, un religioso claretiano al que Ud. le asignaba un nuevo destino le hubiera contestado que no iba a moverse de la casa donde residía porque "estaba esperando una respuesta a una carta que había escrito al Papa? ¿Cómo actuarían Uds. dos ahora si un cura de su diócesis se negara a ser trasladado por Ud. porque “está esperando” una respuesta a un escrito que hizo también al papa Francisco?

UNA DE ELLAS ENTRA POR LA FUERZA AL MONASTERIO Y EN NINGÚN MOMENTO ES EXPULSADA.

Después de la resolución del Maestro General, sor Miria tenía todo el derecho a estar en Valdeflores. Los que no tenían ningún derecho a prohibírselo eran Uds. Ni siquiera el arzobispo Rodríguez Carballo, como lo ha reconocido la Signatura Apostólica en su veredicto. Sor Miria no debió marcharse cuando recibió el escrito de expulsión de Rodríguez Carballo, porque no tenía ninguna base legal, como sentenció la Signatura. Y Ud., obispo De las Heras Berzal, ¿no está versado mínimamente en todo esto de los procesos y de su ineludible cumplimiento? ¿Cómo es que, veloz y gozoso, fue a comunicárselo a las Sras. de Valdeflores y, de paso, a pasárselo por delante de las narices a sor Miria, que todavía estaba allí?

SOLO CUANDO LLEGA LA RESOLUCIÓN DE LA CIVCSVA, QUE INDICA UNA VÍA DE SOLUCIÓN AL SERIO Y CADA VEZ MÁS COMPLICADO CONFLICTO, PASA A OTRO MONASTERIO. IGUALMENTE, LAS OTRAS DOS LO HACEN A UN MONASTERIO DE OTRA FEDERACIÓN.

O sea, que la solución a las perversas actuaciones de Consuelo García y de Carmen Villar es no tener a tiro a sus víctimas, no fuera a ser que estas la agredieran. Mire Ud., en eso estaría hasta yo de acuerdo. Pero que el arzobispo Rodríguez Carballo se despache con un escrito el 18 de enero de 2018, que, como los anteriores, no está fundamentado ni en hechos ni en derecho, por lo que carece de validez jurídica, me parece una crueldad que se añade a las demás. Porque el franciscano habla de que no se aplica a las tres víctimas un castigo, sino que, cínicamente, son que solo son medidas cautelares. El canon 1722, que habla sobre medidas cautelares, señala que lo primero que debe hacerse es verificar que realmente se haya cometido el hecho delictivo y cuál es la imputabilidad de este, mediante la investigación previa (c. 1717 § 1). Las medidas cautelares deben imponerse sólo después de terminada la investigación previa. Dependiendo de la gravedad del delito y el escándalo provocado, puede aplicar las providencias de carácter pastoral y disciplinar del c. 1341, con el fin de que se repare el escándalo, se restablezca la justicia y se logre la enmienda del acusado. En caso de que estos medios no sean suficientes, entonces, decidirá iniciar el proceso penal, para imponer o declarar las penas correspondientes. No sé si el arzobispo Rodríguez Carballo, Ud., obispo De las Heras Berzal y Rodríguez Basanta saben que el canon 1722 se inserta en el contexto del derecho penal procesal. Pero nunca han iniciado Uds. ningún proceso contra estas tres monjas, que han sido declaradas inocentes por su Superior Mayor en el acto de confrontación al que no asistió la parte acusadora. Si las medidas cautelares tienen como finalidad prevenir un daño a la comunidad o a la administración de la justicia, aplíquense dichas medidas a las personas que les han causado daño a estas tres monjas.
Ha olvidado Ud. que las tres monjas han sido declaradas “i–nocentes” por el Maestro General de la Orden y tácitamente también por Ud. Y este adjetivo de nuestra lengua deriva del latín "i–nocens", que significa "el que no hace daño". Por parte de ellas, nunca han practicado violencia alguna contra la priora y la subpriora, ni contra ninguna otra hermana. No se puede decir lo mismo de la priora y de la supriora, que, como ya he apuntado anteriormente, además de desear la expulsión de sus calumniadas del monasterio, lo han logrado y lo siguen logrando con la ayuda necesaria fundamentalmente de personas como Rodríguez Carballo y como Ud. y su vicario general. Ellas y Ud. han sido y siguen siendo los violentos contra esas tres monjas inocentes. ¿Qué tiene que hacer la CIVCSVA para "la garantía de respeto y tranquilidad de todas las hermanas"? Yo creo que encerrar a todos los que han sido violentos y no dejarles salir en una larga temporada.

AL OBISPO LE ENCOMIENDA LA CIVCSVA RESTAURAR LA VIDA DE LA COMUNIDAD BUSCANDO NUEVAS MONJAS QUE AYUDEN A SUAVIZAR POSTURAS DE UNAS Y OTRAS.

¿De verdad creen Uds. que tres, cinco o veinte monjas que se incorporaran a la comunidad serían capaces de suavizar las posturas de Consuelo García y de Carmen Villar contra sor Catalina, sor Begoña y sor Miria?

COSA QUE TIENE QUE REALIZAR ESCRIBIENDO ÉL MISMO A MONASTERIOS DE OTRAS DIÓCESIS CON LA ANUENCIA DEL PROMOTOR DE LAS MONJAS –PUES NO TIENE RESPUESTA DEL MAESTRO DE LA ORDEN- Y DE LA PRIORA FEDERAL. EL PROMOTOR DE LAS MONJAS ENCUENTRA DOS QUE PUEDEN VENIR. EL OBISPO, CON AYUDA DE ALGUNA MONJA DOMINICA, ENCUENTRA OTRA. LAS DOS QUE HABÍA OFRECIDO EL PROMOTOR PARECE QUE NO OBTIENEN EL PERMISO PARA VENIR, CON LO QUE SE HA DE SEGUIR BUSCANDO.

Ud. mismo, obispo De las Heras Berzal, confiesa que la función ilegal que le había asignado su amigo el arzobispo Rodríguez Carballo le venía demasiado grande. ¿Por qué la acepta gustoso? Y Ud. señala que el Maestro General, que es a quien correspondería por lógica esta función, pero al que habían condenado Uds. al más vergonzoso ostracismo desde hacía mucho tiempo, se hace el sueco. Parece que lo que esperaba Ud. de él es que se integrara y que colaborara en las tropelías que Uds. seguían realizando. Pero el Maestro General, fray Bruno Cadoré, les saca a todos Uds. bastantes palmos en sabiduría, en justicia y, sobre todo, en fe en Jesús el Cristo.

ENTONCES, UNA DE LAS TRES, PIDE AL OBISPO QUE DÉ CUENTA DE LO QUE ESTÁ HACIENDO ESTOS MESES PARA CUMPLIR LA RESOLUCIÓN DE LA CIVCSVA.

Tenía todo el derecho, porque seguía sufriendo el destierro y, además, tenía la experiencia de dos cosas: de que Ud. se había hecho el olvidadizo tardando seis meses en comunicarles las acusaciones y, sobre todo, porque, como Ud. formaba una piña con Consuelo García y Carmen Villar, el retraso fue siempre la estrategia preferida por Uds. para generar desgaste y desesperación en las tres víctimas. Por eso, inútilmente, le espoleaba a Ud. a que cumpliera con su deber.

PERO NI ELLA NI LAS OTRAS DOS, NI EL MAESTRO, NI NADIE DE LA ORDEN, INFORMA AL OBISPO QUE HAN PRESENTADO UN RECURSO CONTRA ESA RESOLUCIÓN ANTE EL TRIBUNAL DE LA SIGNATURA APOSTÓLICA, MIENTRAS LE PIDE QUE INFORME DE CÓMO LA CUMPLE.

No le avisan a Ud. porque está en la parte denunciada. Además es una paradoja que Ud., obispo De las Heras, se extrañe que no le avisen, cuando el secretismo con sus víctimas es su comportamiento habitual!

FINALMENTE, LLEGA EL DECRETO DEL TRIBUNAL DE LA SIGNATURA APOSTÓLICA PERMITIENDO QUE LAS TRES PUEDAN REGRESAR AL MONASTERIO POR DEFECTOS DE FORMA JURÍDICA, AUNQUE LA SIGNATURA APOSTÓLICA NO CUESTIONA EL CONTENIDO DE LA RESOLUCIÓN DE LA CIVCSVA.

Jesús de Nazaret fue condenado a muerte por la autoridad imperial romana, con la ayuda de los colaboracionistas judíos, en un proceso con claro defecto de forma. El defecto de forma de un proceso, que no existió, llevó al asesinato de monseñor Romero; también de Ellacuría y de sus compañeros. En el caso de sor Catalina, sor Begoña y sor Miria, las “formas” que sistemáticamente conculcaron todos Uds., fueron de derechos fundamentales de la persona, expresados en cánones del derecho canónico: la presunción de inocencia, la ausencia de un proceso legal, la no comparecencia de las acusadoras para demostrar la verdad de sus acusaciones, las calumnias que se inventaron Basanta, Consuelo García y Carmen Villar ante Rodríguez Carballo, el abuso de poder por el castigo preventivo que aplicó Rodríguez Carballo dejando para después el probar las acusaciones, el que Uds. dilataran sine die el tiempo de expulsión hasta que la Sra. García García lo determinara, la desobediencia continua de esta al Maestro General de la Orden, la mala fama que han tenido que sufrir estas monjas en los monasterios y conventos de toda España y en el pueblo de Vivero, mala fama difundida extensamente por la febril actividad telefónica de la Sra. García. Estos “defectos de forma” han causado mucho dolor y sufrimiento en las tres referidas monjas. ¿Cómo osa Ud. calificar tanta tropelía como todos Uds. han cometido con estas tres monjas de “defectos de forma” que no cuestionan el contenido? Vuelve Ud. a incurrir en el mismo defecto de no distinguir el acto de la potencia. ¿Cuál es el contenido? ¿Cómo se puede demostrar que el contenido es verdadero o falso si no es respetando y cumpliendo con exquisita meticulosidad las normas apropiadas? El contenido para Uds. era que estas monjas estuvieran fuera del monasterio por culpables. El tribunal supremo de la Signatura “decrevit: Suspensionem concedendam esse et facto concedi relate ad decisionem, qua Congregatio pro Institutis vitae consecratae et Societatibus vitae apostolicae Monialibus Recurrentibus regressum in earum monasterium interdixit”; es decir, ha decretado que el mandato de prohibir la entrada de estas tres monjas en su monasterio queda anulado, porque fue un abuso de poder que no estaba fundamentado en ningún derecho (nullo nimirum iuris praescripto innixa). Con lo cual la Signatura derrumba todo lo que han dicho y hecho todos Uds. Basándose como segunda razón fundamental en los daños que no pueden ser reparados, ha resuelto el recurso afirmativamente (damnorum quae, recursu affirmative forte dimisso, reparari nequeant;). Aunque son daños irreparables los que han causado Uds., yo los destinaba todos juntos a una misión en Burundi. A lo mejor allí aprendían un poco del evangelio de Jesús.
Además, la sentencia del tribunal supremo de la Signatura no entra en distingos entre la forma y el contenido. Es algo que se han inventado Uds. dos y sus sesudos asesores para desviar la atención sobre la gravedad de su implicación en estos hechos. Vamos, que, según Ud., la sentencia de la Signatura les achaca a Uds. tan solo que les faltó algo así como la firma o el DNI o que no lo presentaron en un impreso oficial. Una nimiedad. No, De las Heras Berzal. Lo que dice el alto tribunal es que todo lo que han hecho Uds., todos y cada uno de los de la banda, en todo este tiempo es inválido, y que han causado un daño irreparable a las tres monjas dominicas. Y dicho tribunal solo da por válida y conforme a derecho la actuación y el dictamen del Maestro General el día 5 de septiembre de 2017 (haud semel Rev.mus generalis Ordinis Praedicatorum Magister suam manifestavit oppositionem erga interdictum Monialibus regressum in earum monasterium, immo litteris die 5 septembris 2017 ad omnes Moniales monasterii datis, statuit modum quo tres Moniales in monasterium regredì et in eo accipi deberent; Ni una vez el Reverendísimo Maestro General de la Orden de Predicadores manifestó su oposición al regreso prohibido a las monjas a su monasterio; es más en la carta del 5 septiembre de 2017 enviada a todas las monjas del monasterio, estableció el modo en que las tres monjas deberían regresar al monasterio y ser acogidas en él).

EN ESTE PUNTO, EL GRUPO DE LAS SEIS DIALOGA Y FINALMENTE DECIDEN PEDIR EL TRASLADO A OTRO MONASTERIO

¿A quiénes pretenden Uds. engañar con que Consuelo García y Carmen Villar han dialogado alguna vez con las otras cuatro pobres ancianas, a las que no han hecho más que meterles el miedo en el cuerpo con mentiras de tamaño natural? Por favor, fabulen Uds. otra cosa que pueda ser algo verosímil, menos infantil, que lo del diálogo con las ancianas, que en Consuelo García y en Carmen Villar es metafísicamente imposible.

CANSADAS DE PROBLEMAS PARA LLEVAR UNA VIDA MONÁSTICA NORMAL, POR EDAD Y ENFERMEDAD;

O sea, que por edad y por enfermedad, las seis no pueden vivir una vida monástica normal. Sin darse cuenta, me están dando Uds. la razón de que Consuelo García fue desde el principio una priora ilegal e ilegítima, porque, por estar enferma, aunque sea de aprensión, las Constituciones de las monjas la imposibilitan tajantemente para ser priora, como lo denunció sor Miria al delegado diocesano que presidió la pantomima de la elección. ¿No les parece a Uds. hilarante la justificación que dio Consuelo García, propria sponte vel aliena sponte, de no asistir a la reunión de confrontación porque tenía que cuidar a las enfermas?

– CANSADAS TAMBIÉN DE TENSIONES Y AHORA ANTE LA AMENAZA DE CONVIVIR CON TRES MONJAS QUE TIENEN UN CARÁCTER MUY FUERTE Y A LAS QUE TEMEN.

Uds. son unos calumniadores de tomo y lomo. Atacan como sea para justificarse de tanto daño como han causado a estas tres monjas. No tienen vergüenza. Uds. han errado consciente y voluntariamente en la atribución. La que tiene continuos arranques de ira y es temida por las demás hermanas es la señora Villar Prieto. Y, después de lo que han hecho, las que no podrían soportar la presencia de tres víctimas de su odio, de su envidia y de su rencor serían Consuelo García y Carmen Villar. Por eso se han dado a la fuga abandonando el monasterio como quien huye del lugar del crimen. Creo que tampoco Uds. aguantarán la mirada de sor Catalina, de sor Begoña y de sor Miria. ¿O sí?

P.D. NO HACE FALTA ACUSAR, CALUMNIAR, JUZGAR NI CONDENAR A NADIE PARA CONTAR UNA VERSIÓN DE LOS HECHOS.

Lo que les juzga, acusa y condena a todos Uds. no es mi versión sino sus actuaciones contra tres personas inocentes. Que Uds. han cometido delitos no pequeños no es una calumnia, sino la pura verdad. Esta es la que los acusa y a la que deberían temer. Lo que sucede es que el tribunal supremo de la Signatura solo les ha dado una palmadita en la espalda, como siempre ocurre entre colegas, por lo que todos Uds., los de la banda, se han ido de rositas, como si no hubieran roto un plato. Si les hubiera juzgado un tribunal civil, Uds. hubieran tenido que cargar con penas no pequeñas.

Y SIEMPRE HAY MÁS DE UNA VERSIÓN DE LOS HECHOS.

Es cierto. El zorro que cuida el gallinero también tiene una versión de lo que allí sucede. Las víctimas y los verdugos tienen visiones opuestas. Mi versión es la de las víctimas; la de Uds., la de los verdugos. El evangelio es la versión de la víctima Jesús de Nazaret. No conocemos la de Poncio Pilatos y la de los judíos que colaboraron con él, pero a buen seguro que fue contraria a la que ofrecen los evangelios. No todas las versiones tienen el mismo peso de verdad. Sobre el sufrimiento, es más verdadera la versión del que lo padece que la del que lo causa. Lean Uds. algo de lo que dicen los teólogos de la liberación sobre este asunto. Les vendrá muy bien. Mi versión se basa en hechos y en documentos incontrovertibles; la de Uds., en fabulaciones espurias y muy interesadas y algunas inconfesables.

Conviértanse de verdad. Pidan perdón a sus tres víctimas. Reparen públicamente lo que públicamente han cometido. Si no lo hacen, serán aún menos creíbles de lo que ahora son y yo no me cortaré en luchar a tiempo y a destiempo por que se extienda la verdad.


Baldomero López Carrera

BALDO -

4ª (y última, por ahora) CARTA AL OBISPO DE MONDOÑEDO-FERROL, ESCRITA Y FECHADA EN WITTENBERG EL 27 DE JULIO DE 2018.

En Wittenberg, en la puerta de su castillo, colgó Lutero las 95 tesis, entre otras cosas, contra la corrupción en la iglesia católica de Roma. Me parece que viene como anillo al dedo este lugar, cuna de la iglesia de la Reforma, para desenmascarar a quienes han sido verdugos de tres monjas inocentes. Esta carta es la contestación a la que me envió el obispo Luis Ángel de las Heras Berzal, que, troceada, aparece en letra negrita. No he tenido contestación por parte del obispo de Mondoñedo.

No quiero abusar de la paciencia de los lectores del blog con más “ladrillos”, pero he creído que era mi deber hablar y contar la Veritas, enseña de la Orden dominicana, cuando todos los demás lo han hecho con error y, según creo, con mentira, pues no es posible que, tal como han sucedido los acontecimientos sobre el monasterio, pueda haber una conciencia “invenciblemente” errónea de ellos.


D. Luis Ángel de las Heras Berzal
bispo@mondonedoferrol.org

Wittenberg, 27 de julio de 2018


“ES MÍSERO CALLAR CUANDO URGE HABLAR” (Salustio)

Iré haciendo comentarios a cada frase suya, obispo De las Heras Berzal, porque no tienen desperdicio y, por ser muchos y graves los desatinos que contienen, podrían perderse sus falacias y sus mentiras si el análisis fuera global. Sé que tengo que emplearme a fondo porque, como decía Cicerón, “nada hay tan veloz como la calumnia; ninguna cosa más fácil de lanzar, más fácil de aceptar, lo más rápido de extenderse”. La calumnia siempre es sencilla y verosímil; por eso tiene tanta aceptación en mentes no dadas al arduo trabajo de buscar la verdad.

En su carta de respuesta a la mía, Ud. dice cosas muy graves de tres monjas y tienen el derecho a saberlo para poder defenderse. Así que haga Ud. el favor de comunicárselo a ellas todo lo que me ha dicho a mí sobre su conducta en el monasterio, porque es su obligación moral. Ud. me ha demostrado en bastantes ocasiones a lo largo de dos años que no es muy sensible a respetar el derecho humano a la defensa que tiene toda persona cuando es acusada, por lo que prefiere actuar “de oídas” y resolver por su cuenta. El respeto de los procesos legales no es su fuerte, ciertamente. Yo, sin embargo, no tengo absolutamente ningún inconveniente en que comunique a las interesadas todo lo que digo aquí sobre ellas. Es más, me gustaría que lo hiciera.

– Una parte de la otra cara de esta gastada moneda
El título indica bien a las claras que Ud. o Uds. quieren pasar pronto una página que les produce sarpullidos muy incómodos; no sé si llega a remordimientos. Pero a las heridas que cierran en falso, tarde o temprano hay que aplicarles el bisturí. Lo mejor es hacerlo cuanto antes. El Evangelio ¿es también para Ud. gastada moneda? Porque me supongo que habrá dedicado más tiempo a él que a este asunto. ¿Considera que esta moneda que Ud. califica de gastada no entra de lleno en el ámbito del Evangelio de Jesús de Nazaret, que no hizo otra cosa que aliviar los sufrimientos de los marginados concretos de aquella sociedad? ¡Cómo se conoce que Uds. no han sufrido en estos tres años los padecimientos de estas tres víctimas de Uds.!

– Sin entrar a revisar períodos anteriores en los que hunde sus raíces este conflicto,
Pues debería hacerlo, ya que esa historia pasada de Valdeflores encierra las claves de lo que está pasando desde hace casi tres años en ese monasterio. Le voy a recordar esa historia del período que arranca en 1994. En uno de sus prioratos, sor Catalina Lage buscó ayudas en las instituciones civiles para arreglar algunas dependencias del monasterio: los baños, la sala, el obrador, el refectorio y la cocina. Cuando terminó esa obra, que no había supuesto casi ninguna carga económica para el monasterio, Consuelo García, Carmen Villar e (+) Imelda denunciaron, en ese año 1994, ante la diócesis a sor Catalina porque las obras hechas eran muy suntuosas y, además, porque se dicaba a realizar obras de cerámica para venderlas en la portería (¡sic!). Vino el visitador diocesano, Gonzalo Folgueira Fernández, examinó las obras y le dijo a sor Catalina que no veía ningún lujo ni pompa en ellas. Pero en el informe que escribió puso todo lo contrario: que sí eran suntuosas. Ahora comprenderá Ud. por qué Consuelo y Carmen dedican a Folgueira Fernández tantas flores en su reciente carta en Religión Digital. El colmo del cinismo es que fue Consuelo la que, siendo priora por la marcha de sor Catalina, presumía de que el monasterio gozaba de unas instalaciones magníficas, sobre todo para las ancianas. Folgueira Fernández, cuando se desató todo este circo de calumnias y de crueldad, dijo públicamente y como sobrado de conocimientos: “Esto ya viene de atrás”. ¡Claro que venía de atrás, pero no de donde él quería dar por supuesto! Así se lavaba las manos para no tener que admitir que, de lo que sucedió en 1994, él era el principal culpable, por haber dado un informe no solo falso, sino también mentiroso, pues sabía que lo que él escribió en el informe no era lo que él veía.

el punto de inflexión se da en septiembre de 2015, cuando es elegida una nueva priora. En ese momento hay tres monjas que no están conformes con la elección, válida y legítima
Ni válida ni legítima, obispo De las Heras Berzal. Las Constituciones de las monjas dominicas prohíben claramente elegir priora a una monja que no pueda, o no quiera, asistir a los actos de comunidad.
253. § I. La monja que ha de elegirse para priora conviene:
1. Que sea caritativa, prudente, celosa de la observancia regular.
2. Que conozca bien el ideal y el fin de la Orden.
3. Que pueda asistir a los actos de comunidad.

Esto se lo hizo saber sor Miria al representante diocesano que presidía la elección. Consuelo García, por estar enferma, no sé si de aprensión, no estaba capacitada para desempeñar la dirección de una comunidad religiosa dominicana. El representante del obispo dio por válido el escrutinio, sin atender a una objeción importante que estaba basada en las Constituciones de las monjas. Eso es ilegítimo e inválido. Consuelo ha sido una priora ilegítima en estos tres años. La más prueba más palpable de haber ido contra las Constituciones de las monjas en la elección de la enferma Consuelo García es que esta señora no ha asistido a los actos comunitarios en su priorato en más de un 75% de ellos. Ella y Carmen han sido en este tiempo las grandes ausentes de rezos, de comidas y de recreos comunitarios.

y se dedican a bloquear las decisiones que tiene derecho a tomar la nueva priora.
La nueva priora no solo tiene derechos sino también obligaciones. Consuelo García, por incapacidad, por desidia o por ambas cosas, fue dando largas a tareas que debía cumplir inmediatamente como priora. Y es cierto que sor Miria le instó a que lo hiciera, porque era su obligación. Consuelo, en respuesta, la destituyó públicamente en el coro, en presencia de la novicia, como maestra de novicias; y sor Miria le dijo que eso era ilegal hacerlo de esa manera. También fue sor Miria la que recriminó a Rodríguez Basanta que estaba actuando ilegalmente y cometiendo prevaricación al presidir un Consejo de la comunidad de monjas. ¿Todo esto es bloquear decisiones? Dígame una sola decisión legal de la ilegítima priora que estas tres monjas hayan bloqueado. ¡Una sola, no dos! Sor Catalina, sor Begoña y sor Miria cumplieron siempre y meticulosamente todos los mandatos legítimos de la ilegítima priora Consuelo García. ¿Por qué cree Ud. que ni Consuelo ni Carmen asistieron a la confrontación en Mondoñedo en el mes de agosto de 2017, donde podían haber probado todo lo que tenían contra sor Catalina, sor Begoña y sor Miria?

Un hecho avala todavía más las mentiras de Consuelo García y de Carmen Villar, que Ud. ha querido creérselas como verdaderas y ahora, convencido, me las transmite. Cuando Consuelo García fue ilegalmente elegida priora, dejó de trabajar con estas tres pobres en la cocina y en el obrador. Eso era impropio de una priora de las de antes. Las tres siguieron trabajando en el obrador y habían conseguido producir para la campaña de navidad unos nueve mil euros brutos. Una de las tres, a la que la ilegítima priora acusaba de no obedecerla, le dijo: “No solo cumplo lo que me mandas públicamente, sino que las tres hemos hecho los dulces de la campaña de navidad sin ti, que deberías haber colaborado, como lo habías hecho siempre”. Consuelo le contestó: “Eso no tiene ningún mérito. Nadie os lo mandó”. ¿Cómo valora Ud. esta respuesta?
Se produce una tensión que dificulta la vida comunitaria en todos los aspectos. Las tres monjas no se avienen a razones y se encastillan en sus posturas.
¿Han comprado Uds. por sí mismos estas acusaciones tan graves? Pues deberían haberlo hecho. La única tensión que había en Valdeflores era debida al odio, a la envidia y al rencor de dos personas que se dicen religiosas dominicas. La calumnia es la venganza de los miserables.
El maestro de la orden parece estar de parte de las tres, lo que sostiene el conflicto y no lo resuelve. La priora se ve totalmente desautorizada, se tensiona y realiza una destitución que no se ajusta a derecho, pero se subsana en una visita canónica ordenada al poco tiempo por el maestro de la orden.
Uds. han conculcado sistemática e intencionadamente el derecho de que el Maestro General es el superior natural de las monjas de la Orden de Predicadores. Aquí está una de las claves de por qué este linchamiento de las tres monjas por parte de Uds. se siga prolongando tanto tiempo. Si el Maestro General no accedía a satisfacer los deseos de Consuelo García, sería porque veía que no eran precisamente deseos de buscar la fraternidad evangélica lo que esta señora perseguía. A mi modo de ver, al Maestro General le faltaron agallas para echar de la Orden a Consuelo y a Carmen. Así se hubiera resuelto el conflicto, porque hubiera cortado las raíces del mal. Pero no solo no sucedió eso, sino que Uds. agravaron la situación al puentear al Maestro General y con la ayuda decisiva del arzobispo Rodríguez Carballo formaron un grupo que en adelante no hizo otra cosa que maldades contra tres monjas inocentes. El propio Maestro General lo reconoció. Tuvo una reunión con el Secretario del dicasterio para la vida consagrada, arzobispo Carballo. Fray Bruno Cadoré OP le expresó sus preocupaciones y desacuerdos respecto de algunas de las orientaciones que habían sido adoptadas por la Congregación, que, a juicio del Maestro, no tenían en cuenta ni los largos meses de esfuerzos para llegar a una mediación, ni la injusta situación en que se encontraban -y se encuentran- tres hermanas de Viveiro, y también le expresó el espanto que le producía el que la priora estaba haciendo caso omiso de las solicitudes que le eran formuladas por su Maestro de la Orden, ni la manera de confiar al obispo diocesano las tareas que son las que el LCM da al Maestro de la Orden como superior regular. Fray Bruno subrayó el hecho de que estaba preocupado de ver que todo esto se hacía fuera de las normas del derecho, y que no quería más que el arzobispo Carballo le pidiera respaldar estas prácticas.

¿Qué le parece la denuncia del Maestro de la Orden sobre la actuación del franciscano Rodríguez Carballo y lógicamente de la de Ud. como fiel y muñidor desde Mondoñedo de todo este cruel viacrucis de duradero ensañamiento? Menos mal que llegó el tribunal supremo de la Signatura “y mandó a parar”. Restituyó al Maestro General en sus funciones y a Uds. les relegó a lo suyo. Me supongo que a Uds., que campaban a sus anchas impunemente, les habrá sabido todo esto a cuerno quemado. Cínicamente, su último comunicado muestra todo lo contrario: sumisión al Maestro General. Este ya ha comenzado a actuar por la dirección contraria a la que Uds. han seguido hasta ahora.

Pero las tres persisten en su actitud contraria a la priora.
El tribunal supremo de la Signatura también ha tenido una actitud contraria a la priora, a Rodríguez Carballo, a Ud., a Rodríguez Basanta, al vicario de vida consagrada y a algunas personas más. La virtud es contraria al vicio, el bien es contrario al mal, la unidad es contraria a la división y la verdad es contraria a la falsedad.

Ella, sintiéndose impotente y sin recibir apoyo del maestro de la orden, pide ayuda a las autoridades diocesanas por ser un monasterio bajo la vigilancia del obispo. El administrador diocesano y el vicario de vida consagrada acuden en ayuda de la priora, que es, en esta ocasión, la parte más débil del conflicto.

¿Uds. se abrogan derechos de vigilancia cuando está actuando el Maestro General? El melodrama que Uds. narran en estas líneas es digno de haber sido firmado por Edmundo de Amicis en De los Apeninos a los Andes. La priora ilegítima, comediante como ella sola, acude llorosa en demanda de justicia ante un administrador diocesano al que se le abren las entrañas de compasión y misericordia y actúa para salvarla del abismo de su incomprendida soledad. ¡Y cómo actuó Rodríguez Basanta! Lo que sí dejan traslucir Uds. en todo momento y con una claridad meridiana en su carta es que no tienen duda de que el Maestro General es totalmente parcial en favor de sor Catalina, amiga suya desde que esta fuera elegida, legítima y legalmente, priora de la comunidad internacional y casa madre de la orden dominicana de Prouilhe (Francia). La ira que les despertó mi última carta ha traicionado su diplomacia clerical y los ha llevado a descubrir esta desnudez suya, tan decisiva para explicar el curso del linchamiento que Uds. han venido infringiendo a las tres víctimas. Le agradezco esta carta por lo que Uds. manifiestan de sí mismos.
Mientras tanto, las tres, aduciendo razones personales salen del monasterio. Curiosamente lo hacen cuando ven que no pueden imponerse a la priora que no aceptan.
Me suenan a retintín esas “razones personales”. Sor Begoña salía con permiso de la priora y la autorización del obispo algunos días para atender a su tía-madre. Esto lo hizo habitualmente en los últimos años a causa del deterioro creciente de su nonagenaria tía-madre. Sor Catalina, con dos edemas pulmonares producidos por insuficiencia cardíaca congestiva, pidió permiso a la priora para reponerse en el monasterio de Prouilhe (Francia). La ilegítima priora se lo autorizó. Cuando sor Begoña quiso volver al monasterio, la priora le dijo que no le abriría la puerta y Rodríguez Basanta le mandó un escrito formal prohibiendo su vuelta al monasterio. El mismo proceso se repitió cuando, tras recibir el alta médica, sor Catalina avisó de que volvía al monasterio. Las razones que Ud. me señala de que marchan cuando ven que “no pueden imponerse a la priora” son falsedades, mentiras, calumnias y mezquindades, que Ud. utiliza para distraer la atención y tapar los abusos de poder y la prevaricación de su ahora vicario general, Rodríguez Basanta. ¿Por qué huye Ud. de este asunto “Rodríguez Basanta” cuando ya se lo he planteado varias veces? ¿No ve que, además de injusto, está demostrando que es poco inteligente? En el caso de sor Miria, la implicación de Rodríguez Basanta fue mucho más grave, merecedora de que lo juzgaran los tribunales civiles. Ninguna se marchó para huir de Consuelo García. Quisieron volver a su monasterio y fueron Uds. los que vergonzosamente se lo impidieron. Eran Consuelo García y, sobre todo, Carmen Villar las que querían tenerlas lejos para no tener testigos incómodos de su vida. Y ahora se descuelga Ud. con esa afirmación tan contraria con la realidad.
En esta situación se solicita la exclaustración de estas tres monjas, que firman las otras siete libre y voluntariamente.
Lo de que las siete lo firman voluntaria y libremente no se lo creen ni Uds. El miedo de las cinco mayores, que en ningún momento estuvieron informadas de lo que realmente estaban haciendo la banda que formaron Uds., la inseguridad, la poca formación, la capacidad de engaño y manipulación que tiene Consuelo García y el terror que les produce Carmen Villar, además de que Uds. se creían eternamente impunes, concurrieron a que Uds. presentaran ante la galería esa unanimidad en el bloque acusador. Les reto a Uds. dos, De las Heras Berzal y Rodríguez Basanta, a un encuentro, por sorpresa, donde estén las cuatro mayores de las fugadas y las tres exiliadas. En el mes y pico que estuvo recientemente sor Miria en el monasterio, a las cuatro ancianas les preparó todos los días el desayuno, que, desde que habían marchado ellas, no lo habían vuelto a tomar caliente. Cuando sor Miria marchó, por mandato del prevaricador y abusador de poder arzobispo Rodríguez Carballo, dos de ellas lloraron y se lamentaron de que quién las iba a atender de ahora en adelante. Sor Begoña y sor Miria eran las que cuidaban a las mayores, las que las acompañaban a los médicos, las que las levantaban de la cama y las que las aseaban. Estas cinco ancianas, ahora cuatro, han pasado muchas penurias en este tiempo de exilio de sor Catalina, sor Begoña y sor Miria, no han estado bien alimentadas y la medicación que necesitaban ha estado muy descuidada. Pregúntenselo a la doctora Güemes, que la tienen bien cerca. Consuelo y Carmen se delatan en las declaraciones que han hecho a la prensa desde su ahora refugio de huida en Cangas del Narcea. Dicen que todas las monjas han rejuvenecido desde que llegaron a Cangas. Se necesita ser personas de pocos alcances para no darse cuenta de que con esas declaraciones se acusan a sí mismas, ya que ellas dos, que presumían de ser las cuidadoras de las ancianas, las tenían en el más completo de los abandonos.
Un procedimiento que suele darse en situaciones similares de conflictos de convivencia.
Eso dependerá de quién cause los conflictos de convivencia. Uds. ya dieron siempre por sentado que el conflicto de convivencia lo producían sor Catalina, sor Begoña y sor Miria y ni siquiera han admitido la hipótesis de que fueran Carmen Villar y Consuelo García las causantes de este. Estas dos señoras no solo han pensado y deseado el mal y el sufrimiento para sus hermanas, sino que por medios ilícitos lo han llevado a cabo. Nunca sor Catalina ni sor Begoña ni sor Miria hubieran pensado, ni deseado, ni mucho menos llevado a la práctica esa crueldad que practican Consuelo García y Carmen Villar a su persona. Estas son el verdadero problema y Uds. las han tratado como si fueran la solución. Ya se ve cómo entre todos Uds. han destruido Valdeflores. Si Consuelo García y Carmen Villar hubieran sido reducidas al estado laical hace tiempo, que es el estado natural que les corresponde, Valdeflores sería ahora un monasterio con vida.
La exclaustración no se decreta porque el maestro de la orden no está de acuerdo y se tiene en cuenta su opinión.
Pues solo falta que no se tuviera en cuenta la opinión del superior mayor de las monjas. Se les vuelve a ver a Uds. el plumero de lo incómodo que resulta para sus planes el Maestro General de la Orden. ¿Por qué creen más a Consuelo García que a todo un Maestro General de la Orden de Predicadores? ¿Por qué cree Ud. que el Maestro General no estaba de acuerdo con todos Uds.?
Piden que el nuevo obispo haga una visita canónica, a lo que él se podía haber negado por la inoportunidad del momento, recién llegado a la diócesis. No obstante, a pesar de esto y de las dificultades que presenta el caso, acepta. Él no está obligado a informar sobre la solicitud de exclaustración, pero dos de las tres le recriminan que él les ha informado tarde.
¿De dónde se han sacado Uds. que un acusado no tiene derecho a ser informado de las acusaciones que se vierten sobre él? ¿Acaso han hecho Uds. en Mondoñedo-Ferrol una nueva declaración universal de los derechos humanos específica que no contiene este derecho?
Después de considerar las acusaciones e indagar sobre ellas, el obispo llega a la conclusión de que en la mayor parte de dichas acusaciones es la palabra de unas contra la de las otras.
¡Pero Uds., a pesar de que dicen no tener base para ello -porque es la palabra de unas contra otras-, castigan a sor Catalina, a sor Begoña y a sor Miria y premian a Consuelo García y a Carmen Villar! ¿Dónde está la equidad? ¿Por qué durante casi tres años no intentaron hacerlo al revés, sacar a las señoras García y Villar de Valdeflores y creer a sor Catalina, a sor Begoña y a sor Miria?
Que no haya pruebas no significa que las acusaciones sean falsas.
Esta frase indica la mente que tienen Uds. para justificar todo el daño que han causado a las tres víctimas. A mí me causa pavor y miedo, no porque sea un sofisma, que lo es y grande, sino porque Uds. lo han llevado a la práctica y han causado muchas injusticias y sufrimientos. No sé si en sus estudios filosóficos en sus respectivos seminarios les hablaron del acto y de la potencia en Aristóteles. Si lo hicieron, Uds., o no lo comprendieron o lo olvidaron muy pronto, porque aquí aplican a la potencia (lo que puede ser) las características que corresponden al acto (lo que ya es). No se ha podido probar, obispo De las Heras Berzal, que, en su época de educador de jóvenes, fuera Ud. un pederasta; tampoco se ha podido probar que ahora tiene relaciones con una viudita de buen ver y de muchos posibles, pero no significa que todo esto sea falso. Tampoco se ha podido probar, Rodríguez Basanta, que Ud. sea un homosexual de una actividad desenfrenada, pero esto no significa que sea falso. ¿Qué les parece su propio argumento aplicado a Uds.? El no significar que puedan (potencia) ser falsas, para Uds. es igual que son verdaderas, porque de suyo, después de probar su inocencia, Uds. las siguieron castigando cínica y cruelmente hasta el día de hoy. Con la misma lógica de dar por hecho lo que puede ser, Uds., por pederastas, por vivir amancebados y por ejercer la homosexualidad, tenían que estar a estas horas en los calabozos vaticanos. ¿Cómo sería una sociedad basada en la sospecha, en que lo que puede ser (potencia) realmente lo es (acto)? Sor Catalina, sor Begoña y sor Miria fueron declaradas inocentes por el Maestro General de la Orden en presencia de Ud., obispo De las Heras Berzal, y de ello se colige necesariamente, aunque no se diga, que Consuelo García y Carmen Villar Prieto son unas calumniadoras. La calumnia es hermana gemela de la envidia. En el derecho civil, la calumnia se castiga con multas o con otras sanciones. En el derecho clerical, parece que estas faltas se dejan al arbitrio del alto clero y de sus simpatías o antipatías con la persona juzgada.
– De hecho, hay un asunto que es muy verosímil y está corroborado por varios testimonios coincidentes: el trato irrespetuoso, brusco e incluso vejatorio de alguna de las tres a otras monjas.
Esta acusación es grave, falsa, mentirosa y calumniosa. Las tres acusadas explicaron delante de Ud., obispo, en qué consistía el maltrato a sor Concepción (sustituir las cuatro camisetas que llevaba encima por una camiseta térmica, como lo había prescrito su médica de cabecera). Ud. y Rodríguez Basanta prefieren fabricar a su gusto y sin base un enemigo perverso para así poder justificar las tropelías que Uds. cometen contra él.
Pero, sobre todo, es un hecho mantenido la fortaleza de grupo de las tres que excluye a las demás y dificulta la vida de comunidad con ese posicionamiento.
Cuando sor Miria fue elegida priora, Carmen Villar dio la espantada y se marchó para Ajofrín (Toledo). Después de sor Miria, fue elegida priora de Valdeflores sor Catalina, que, por fraternidad, nunca dejó de mantener contacto con Carmen Villar. Entonces, esta llamó a la puerta de las monjas de Toro para que la acogieran, porque en Ajofrín no estaba a gusto. Las monjas de Toro se lo negaron rotundamente, porque sabían que iba a tardar muy poco crear problemas en esa comunidad. Acudió, con lágrimas y súplicas, a sor Catalina, porque, según dijo, quería volver a la que siempre fue su casa. Sor Catalina podía habérselo negado, pero convenció a las que se oponían para que practicaran la acogida evangélica a la hija pródiga. Su papel fue decisivo para que Carmen Villar volviera a Valdeflores, pero así se lo ha pagado esta persona, que nunca fue elegida por las demás hermanas para desempeñar ningún cargo en el Consejo del monasterio porque la tenían pavor. Le he oído decir a sor Catalina que este fue el mayor error que cometió en su vida. Ciertamente no le faltaba razón. Fíjense Uds. qué actitud tan excluyente demostró sor Catalina
El maestro de la orden y el promotor de las monjas intentan buscar una reconciliación reuniéndolas a todas, pero en la visita que realizan el 30 de junio de 2017 al monasterio, el maestro concluye que se ha llegado a una situación en la que no pueden vivir todas bajo el mismo techo.
Sor Catalina, sor Begoña y sor Miria deseaban venir a vivir a Valdeflores y por eso han luchado desde que las “echó” el prevaricador Rodríguez Basanta. ¿O no es prevaricación y abuso de poder su actuación, Rodríguez Basanta? Las que no han querido ni han podido vivir bajo el mismo techo son las otras dos señoras, que lo único que, desde hace bastante tiempo, tienen de religiosas dominicas es el hábito. ¿No ha habido suficientes razones para que les quiten también el hábito que están profanando? Está claro que estas dos señoras solo pueden vivir bajo el mismo techo con personas que las adulen continuamente.
No obstante, al poco tiempo, cediendo a las exigencias de las tres, lo intenta y lo fuerza con su autoridad, pero solo se dan episodios violentos por parte de los dos grupos de monjas.
¿Pero qué milonga infantiloide me cuentan Uds.? ¿Realmente se creen lo que afirman? Si es así, son Uds. unos mentecatos, porque tendrían que saber que el Maestro General de la Orden de Predicadores es el único que ha seguido un proceso legal en este asunto, y no por presiones de las tres, sino porque es lo que exige el Derecho Canónico, que Uds. han ignorado por sistema y han conculcado un montón de sus cánones. La estudiada ausencia de las acusadoras a la reunión convocada por el Maestro General ¿fue planificada por Uds. o actuaron ellas propria sponte? En cualquier caso, la ausencia a un proceso de confrontación las delata como calumniadoras. Consuelo lleva más de veinte años sin cuidar a ninguna enferma ni las ha velado por la noche en el hospital. Esas labores las hacían con mucho gusto siempre las maltratadoras sor Begoña y sor Miria. Es más, a Consuelo le venía haciendo la cama una monja mucho mayor que ella y que está casi tullida. ¿Cómo es que ahora excusa su asistencia porque tiene que cuidar a las enfermas? Pues bien, el dictamen del Maestro General el 5 de septiembre de 2017 es vinculante y obligatorio cumplirlo. Nadie puede impedirlo. ¿Tenía Consuelo algún documento legal que le autorizara a desobedecer al que había hecho su voto de obediencia? No.
Nuevamente el grupo mayoritario, que se ve reducido a 6 por el fallecimiento de una monja, presenta una solicitud de exclaustración de las tres monjas.
Cuando el delegado del Maestro General se presentó en el monasterio de Valdeflores para acompañar la entrada de las tres monjas inocentes, la priora se negó a obedecer -ya por tercera vez- el "precepto formal" del Maestro General de la Orden que portaba el delegado y que le ordenaba que recibiera en el monasterio a las cruel y falsamente acusadas por ella misma. ¿Saben Uds. lo que representa un "precepto formal" del Maestro General para los miembros de la Orden de Predicadores? Es el máximo acto de autoridad que el Maestro puede ejercer y lo impone solo en casos graves, para preservar la unidad de la Orden. Fíjese si será importante, que ningún obispo tiene esa facultad ni sobre las monjas contemplativas ni sobre los frailes de su jurisdicción. Pero Consuelo García desobedeció con infidelidad, con deslealtad a su profesión solemne como consagrada dominica y con pleno conocimiento de lo que estaba haciendo, porque -según ella- "estaba a la espera" de la respuesta de una nueva patraña que había cursado ante la CIVCSVA. ¿Se lo aconsejaron Uds.? ¿Qué le parece que, cuando Ud., obispo De las Heras Berzal, era provincial, un religioso claretiano al que Ud. le asignaba un nuevo destino le hubiera contestado que no iba a moverse de la casa donde residía porque "estaba esperando una respuesta a una carta que había escrito al Papa? ¿Cómo actuarían Uds. dos ahora si un cura de su diócesis se negara a ser trasladado por Ud. porque “está esperando” una respuesta a un escrito que hizo también al papa Francisco?

Una de ellas entra por la fuerza al monasterio y en ningún momento es expulsada.
Después de la resolución del Maestro General, sor Miria tenía todo el derecho a estar en Valdeflores. Los que no tenían ningún derecho a prohibírselo eran Uds. Ni siquiera el arzobispo Rodríguez Carballo, como lo ha reconocido la Signatura Apostólica en su veredicto. Sor Miria no debió marcharse cuando recibió el escrito de expulsión de Rodríguez Carballo, porque no tenía ninguna base legal, como sentenció la Signatura. Y Ud., obispo De las Heras Berzal, ¿no está versado mínimamente en todo esto de los procesos y de su ineludible cumplimiento? ¿Cómo es que, veloz y gozoso, fue a comunicárselo a las Sras. de Valdeflores y, de paso, a pasárselo por delante de las narices a sor Miria, que todavía estaba allí?
Solo cuando llega la resolución de la CIVCSVA, que indica una vía de solución al serio y cada vez más complicado conflicto, pasa a otro monasterio. Igualmente, las otras dos lo hacen a un monasterio de otra federación.
O sea, que la solución a las perversas actuaciones de Consuelo García y de Carmen Villar es no tener a tiro a sus víctimas, no fuera a ser que estas la agredieran. Mire Ud., en eso estaría hasta yo de acuerdo. Pero que el arzobispo Rodríguez Carballo se despache con un escrito el 18 de enero de 2018, que, como los anteriores, no está fundamentado ni en hechos ni en derecho, por lo que carece de validez jurídica, me parece una crueldad que se añade a las demás. Porque el franciscano habla de que no se aplica a las tres víctimas un castigo, sino que, cínicamente, son que solo son medidas cautelares. El canon 1722, que habla sobre medidas cautelares, señala que lo primero que debe hacerse es verificar que realmente se haya cometido el hecho delictivo y cuál es la imputabilidad de este, mediante la investigación previa (c. 1717 § 1). Las medidas cautelares deben imponerse sólo después de terminada la investigación previa. Dependiendo de la gravedad del delito y el escándalo provocado, puede aplicar las providencias de carácter pastoral y disciplinar del c. 1341, con el fin de que se repare el escándalo, se restablezca la justicia y se logre la enmienda del acusado. En caso de que estos medios no sean suficientes, entonces, decidirá iniciar el proceso penal, para imponer o declarar las penas correspondientes. No sé si el arzobispo Rodríguez Carballo, Ud., obispo De las Heras Berzal y Rodríguez Basanta saben que el canon 1722 se inserta en el contexto del derecho penal procesal. Pero nunca han iniciado Uds. ningún proceso contra estas tres monjas, que han sido declaradas inocentes por su Superior Mayor en el acto de confrontación al que no asistió la parte acusadora. Si las medidas cautelares tienen como finalidad prevenir un daño a la comunidad o a la administración de la justicia, aplíquense dichas medidas a las personas que les han causado daño a estas tres monjas.
Ha olvidado Ud. que las tres monjas han sido declaradas “i–nocentes” por el Maestro General de la Orden y tácitamente también por Ud. Y este adjetivo de nuestra lengua deriva del latín "i–nocens", que significa "el que no hace daño". Por parte de ellas, nunca han practicado violencia alguna contra la priora y la subpriora, ni contra ninguna otra hermana. No se puede decir lo mismo de la priora y de la supriora, que, como ya he apuntado anteriormente, además de desear la expulsión de sus calumniadas del monasterio, lo han logrado y lo siguen logrando con la ayuda necesaria fundamentalmente de personas como Rodríguez Carballo y como Ud. y su vicario general. Ellas y Ud. han sido y siguen siendo los violentos contra esas tres monjas inocentes. ¿Qué tiene que hacer la CIVCSVA para "la garantía de respeto y tranquilidad de todas las hermanas"? Yo creo que encerrar a todos los que han sido violentos y no dejarles salir en una larga temporada.

Al obispo le encomienda la CIVCSVA restaurar la vida de la comunidad buscando nuevas monjas que ayuden a suavizar posturas de unas y otras.
¿De verdad creen Uds. que tres, cinco o veinte monjas que se incorporaran a la comunidad serían capaces de suavizar las posturas de Consuelo García y de Carmen Villar contra sor Catalina, sor Begoña y sor Miria?

Cosa que tiene que realizar escribiendo él mismo a monasterios de otras diócesis con la anuencia del promotor de las monjas –pues no tiene respuesta del maestro de la orden- y de la priora federal. El promotor de las monjas encuentra dos que pueden venir. El obispo, con ayuda de alguna monja dominica, encuentra otra. Las dos que había ofrecido el promotor parece que no obtienen el permiso para venir, con lo que se ha de seguir buscando.

Ud. mismo, obispo De las Heras Berzal, confiesa que la función ilegal que le había asignado su amigo el arzobispo Rodríguez Carballo le venía demasiado grande. ¿Por qué la acepta gustoso? Y Ud. señala que el Maestro General, que es a quien correspondería por lógica esta función, pero al que habían condenado Uds. al más vergonzoso ostracismo desde hacía mucho tiempo, se hace el sueco. Parece que lo que esperaba Ud. de él es que se integrara y que colaborara en las tropelías que Uds. seguían realizando. Pero el Maestro General, fray Bruno Cadoré, les saca a todos Uds. bastantes palmos en sabiduría, en justicia y, sobre todo, en fe en Jesús el Cristo.
Entonces, una de las tres, pide al obispo que dé cuenta de lo que está haciendo estos meses para cumplir la resolución de la CIVCSVA.
Tenía todo el derecho, porque seguía sufriendo el destierro y, además, tenía la experiencia de dos cosas: de que Ud. se había hecho el olvidadizo tardando seis meses en comunicarles las acusaciones y, sobre todo, porque, como Ud. formaba una piña con Consuelo García y Carmen Villar, el retraso fue siempre la estrategia preferida por Uds. para generar desgaste y desesperación en las tres víctimas. Por eso, inútilmente, le espoleaba a Ud. a que cumpliera con su deber.
Pero ni ella ni las otras dos, ni el maestro, ni nadie de la orden, informa al obispo que han presentado un recurso contra esa resolución ante el Tribunal de la Signatura Apostólica, mientras le pide que informe de cómo la cumple.
No le avisan a Ud. porque está en la parte denunciada. Además es una paradoja que Ud., obispo De las Heras, se extrañe que no le avisen, cuando el secretismo con sus víctimas es su comportamiento habitual!
Finalmente, llega el decreto del Tribunal de la Signatura Apostólica permitiendo que las tres puedan regresar al monasterio por defectos de forma jurídica, aunque la Signatura Apostólica no cuestiona el contenido de la resolución de la CIVCSVA.
Jesús de Nazaret fue condenado a muerte por la autoridad imperial romana, con la ayuda de los colaboracionistas judíos, en un proceso con claro defecto de forma. El defecto de forma de un proceso, que no existió, llevó al asesinato de monseñor Romero; también de Ellacuría y de sus compañeros. En el caso de sor Catalina, sor Begoña y sor Miria, las “formas” que sistemáticamente conculcaron todos Uds., fueron de derechos fundamentales de la persona, expresados en cánones del derecho canónico: la presunción de inocencia, la ausencia de un proceso legal, la no comparecencia de las acusadoras para demostrar la verdad de sus acusaciones, las calumnias que se inventaron Basanta, Consuelo García y Carmen Villar ante Rodríguez Carballo, el abuso de poder por el castigo preventivo que aplicó Rodríguez Carballo dejando para después el probar las acusaciones, el que Uds. dilataran sine die el tiempo de expulsión hasta que la Sra. García García lo determinara, la desobediencia continua de esta al Maestro General de la Orden, la mala fama que han tenido que sufrir estas monjas en los monasterios y conventos de toda España y en el pueblo de Vivero, mala fama difundida extensamente por la febril actividad telefónica de la Sra. García. Estos “defectos de forma” han causado mucho dolor y sufrimiento en las tres referidas monjas. ¿Cómo osa Ud. calificar tanta tropelía como todos Uds. han cometido con estas tres monjas de “defectos de forma” que no cuestionan el contenido? Vuelve Ud. a incurrir en el mismo defecto de no distinguir el acto de la potencia. ¿Cuál es el contenido? ¿Cómo se puede demostrar que el contenido es verdadero o falso si no es respetando y cumpliendo con exquisita meticulosidad las normas apropiadas? El contenido para Uds. era que estas monjas estuvieran fuera del monasterio por culpables. El tribunal supremo de la Signatura “decrevit: Suspensionem concedendam esse et facto concedi relate ad decisionem, qua Congregatio pro Institutis vitae consecratae et Societatibus vitae apostolicae Monialibus Recurrentibus regressum in earum monasterium interdixit”; es decir, ha decretado que el mandato de prohibir la entrada de estas tres monjas en su monasterio queda anulado, porque fue un abuso de poder que no estaba fundamentado en ningún derecho (nullo nimirum iuris praescripto innixa). Con lo cual la Signatura derrumba todo lo que han dicho y hecho todos Uds. Basándose como segunda razón fundamental en los daños que no pueden ser reparados, ha resuelto el recurso afirmativamente (damnorum quae, recursu affirmative forte dimisso, reparari nequeant;). Aunque son daños irreparables los que han causado Uds., yo los destinaba todos juntos a una misión en Burundi. A lo mejor allí aprendían un poco del evangelio de Jesús.
Además, la sentencia del tribunal supremo de la Signatura no entra en distingos entre la forma y el contenido. Es algo que se han inventado Uds. dos y sus sesudos asesores para desviar la atención sobre la gravedad de su implicación en estos hechos. Vamos, que, según Ud., la sentencia de la Signatura les achaca a Uds. tan solo que les faltó algo así como la firma o el DNI o que no lo presentaron en un impreso oficial. Una nimiedad. No, De las Heras Berzal. Lo que dice el alto tribunal es que todo lo que han hecho Uds., todos y cada uno de los de la banda, en todo este tiempo es inválido, y que han causado un daño irreparable a las tres monjas dominicas. Y dicho tribunal solo da por válida y conforme a derecho la actuación y el dictamen del Maestro General el día 5 de septiembre de 2017 (haud semel Rev.mus generalis Ordinis Praedicatorum Magister suam manifestavit oppositionem erga interdictum Monialibus regressum in earum monasterium, immo litteris die 5 septembris 2017 ad omnes Moniales monasterii datis, statuit modum quo tres Moniales in monasterium regredì et in eo accipi deberent; Ni una vez el Reverendísimo Maestro General de la Orden de Predicadores manifestó su oposición al regreso prohibido a las monjas a su monasterio; es más en la carta del 5 septiembre de 2017 enviada a todas las monjas del monasterio, estableció el modo en que las tres monjas deberían regresar al monasterio y ser acogidas en él).
En este punto, el grupo de las seis dialoga y finalmente deciden pedir el traslado a otro monasterio
¿A quiénes pretenden Uds. engañar con que Consuelo García y Carmen Villar han dialogado alguna vez con las otras cuatro pobres ancianas, a las que no han hecho más que meterles el miedo en el cuerpo con mentiras de tamaño natural? Por favor, fabulen Uds. otra cosa que pueda ser algo verosímil, menos infantil, que lo del diálogo con las ancianas, que en Consuelo García y en Carmen Villar es metafísicamente imposible.
cansadas de problemas para llevar una vida monástica normal, por edad y enfermedad;
O sea, que por edad y por enfermedad, las seis no pueden vivir una vida monástica normal. Sin darse cuenta, me están dando Uds. la razón de que Consuelo García fue desde el principio una priora ilegal e ilegítima, porque, por estar enferma, aunque sea de aprensión, las Constituciones de las monjas la imposibilitan tajantemente para ser priora, como lo denunció sor Miria al delegado diocesano que presidió la pantomima de la elección. ¿No les parece a Uds. hilarante la justificación que dio Consuelo García, propria sponte vel aliena sponte, de no asistir a la reunión de confrontación porque tenía que cuidar a las enfermas?
– cansadas también de tensiones y ahora ante la amenaza de convivir con tres monjas que tienen un carácter muy fuerte y a las que temen.
Uds. son unos calumniadores de tomo y lomo. Atacan como sea para justificarse de tanto daño como han causado a estas tres monjas. No tienen vergüenza. Uds. han errado consciente y voluntariamente en la atribución. La que tiene continuos arranques de ira y es temida por las demás hermanas es la señora Villar Prieto. Y, después de lo que han hecho, las que no podrían soportar la presencia de tres víctimas de su odio, de su envidia y de su rencor serían Consuelo García y Carmen Villar. Por eso se han dado a la fuga abandonando el monasterio como quien huye del lugar del crimen. Creo que tampoco Uds. aguantarán la mirada de sor Catalina, de sor Begoña y de sor Miria. ¿O sí?
P.D. No hace falta acusar, calumniar, juzgar ni condenar a nadie para contar una versión de los hechos.
Lo que les juzga, acusa y condena a todos Uds. no es mi versión sino sus actuaciones contra tres personas inocentes. Que Uds. han cometido delitos no pequeños no es una calumnia, sino la pura verdad. Esta es la que los acusa y a la que deberían temer. Lo que sucede es que el tribunal supremo de la Signatura solo les ha dado una palmadita en la espalda, como siempre ocurre entre colegas, por lo que todos Uds., los de la banda, se han ido de rositas, como si no hubieran roto un plato. Si les hubiera juzgado un tribunal civil, Uds. hubieran tenido que cargar con penas no pequeñas.
Y siempre hay más de una versión de los hechos.
Es cierto. El zorro que cuida el gallinero también tiene una versión de lo que allí sucede. Las víctimas y los verdugos tienen visiones opuestas. Mi versión es la de las víctimas; la de Uds., la de los verdugos. El evangelio es la versión de la víctima Jesús de Nazaret. No conocemos la de Poncio Pilatos y la de los judíos que colaboraron con él, pero a buen seguro que fue contraria a la que ofrecen los evangelios. No todas las versiones tienen el mismo peso de verdad. Sobre el sufrimiento, es más verdadera la versión del que lo padece que la del que lo causa. Lean Uds. algo de lo que dicen los teólogos de la liberación sobre este asunto. Les vendrá muy bien. Mi versión se basa en hechos y en documentos incontrovertibles; la de Uds., en fabulaciones espurias y muy interesadas y algunas inconfesables.

Conviértanse de verdad. Pidan perdón a sus tres víctimas. Reparen públicamente lo que públicamente han cometido. Si no lo hacen, serán aún menos creíbles de lo que ahora son y yo no me cortaré en luchar a tiempo y a destiempo por que se extienda la verdad.


Baldomero López Carrera

Isidro Cicero -

Me duele leer estos maltratos de hecho cometidos contra ancianas, y no leer que alguien haya dado traslado de los mismos a la fiscalía y a los juzgados de Viveiro. Para empezar, los de Viveiro, que convertir el de Dios en él ordinario. de primera y única instancia, no da resultado. El Tribunak de Justicia Divina ya sabemos que lleva saturado un montón de siglos.

Santos Suárez Santamarta -

Tras haber leído atento,
aunque falto de energías,
tus largas apologías
de tres monjas del convento
no sé decir lo que siento
amén de dejarme triste
Baldo, cuanto aquí dijiste,
si es veraz tu testimonio
es prueba de que el demonio
sin ninguna duda existe.

No se entiende un daño tal
sibilinamente urdido
sin haber sido inducido
por el príncipe del mal.
El palacio episcopal
se va derecho al abismo
salvo que, Baldo, tú mismo
buen conocedor del tema
des solución al problema
practicando un exorcismo

Luis carrizo -

Truculenta y poco ejemplarizante historia, tan plagada de lenguas ovisperinas y aviesas intenciones, como horra de sentimientos evangélicos. A mí también me faltan datos, pero este triste proceso, tal como lo expone Baldo, me trae a la memoria las palabras que Quevedo pone en boca del Cid:
Haced que juzgue mi causa
el valiente, no el sutil;
que entre plumas y tinteros
aun Cristo vino a morir.
Lo siento por las monjitas

Jose Manuel García Valdés -

Baldo, es evidente tu grado de implicación en el asunto. Implicación fundamentada en el conocimiento. Me pregunto cómo llegaste a implicarte en un caso de monjas de un convento gallego; está claro que no paras. ¿Por qué curas/frailes asturianos participan en el caso?
¿ Qué representan tres monjas perdidas en un convento para las autoridades eclesiásticas? Cero patatero.
¿Cuáles son los intereses ocultos del caso? Apostaría algo a que no se trata de intereses de índole religiosa. ¿ Hay algún interés inmobiliario? Si así fuere casi seguro que es porque las autoridades eclesiásticas tienen un mente hacer un albergue/hotel para inmigrantes y pobres de solemnidad.
Si yo hubiera sido el obispo al que dirigiste las cartas no dudaría en darte la razón, no porque la tuvieras, sino por no verme en la necesidad de leer y digerir semejante escrito. Casi seguro que en su fuero interno penso: " Este señor,natural de Villaquejida, debe tener razón porque de ese largo escrito no he entendido nada".
¿Estás seguro de que te leyó? No me lo creo.
Veo la alargada imagen de Chavarry en tus escritos.
Creo que te gustan los charcos y las causas perdidas. Ya estoy ahorrando para ir a visitarte a Villabona; te llevaré una cesta de figos de Casorvida.
Bueno, majo, un abrazo lleno de VALOR.

BALDO -

CARTA ABIERTA AL OBISPO Y AL VICARIO DE MONDOÑEDO-FERROL

Berlín, 4 de julio de 2018

Sr. De las Heras Berzal y Sr. Rodríguez Basanta.

Los tres comunicados que Uds. han emitido en relación con el monasterio de monjas dominicas de Viveiro (Lugo) están llenos de falsedades y me atrevo a decir que de mentiras, porque Uds. saben que son totalmente falsos e interesadamente incompletos. Ellos han dado lugar a que los medios de comunicación regionales y nacionales informen con total error de lo que está pasando en el monasterio de dominicas de Viveiro (Lugo).

Ud., Sr. R. Basanta, fue el iniciador y el muñidor de todo este circo de escarnio que Uds. han montado contra estas tres monjas. El día 16 de octubre de 2015, cuando desempeñaba el cargo de administrador diocesano en la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, Ud. estuvo presente, intervino y dirigió el Consejo de la comunidad de monjas de Valdeflores, contraviniendo con ello la legalidad de las Constituciones de las monjas dominicas. Y, a pesar de ser advertido de que ello superaba sus competencias, Ud. no hizo caso y continuó hasta el final dirigiendo el Consejo en el que se tomaron decisiones importantes. A la monja que le hizo saber que su actuación era ilegal la amenazó con estas palabras: “O te marchas o te echo, porque tengo autoridad para hacerlo”. ¿Realmente Ud. no sabe que ningún obispo tiene autoridad para echar o trasladar a una monja de su monasterio, mucho menos un simple administrador como era Ud. por aquellas fechas? ¿Desconoce Ud. el derecho canónico, que obliga a quien tiene autoridad para hacerlo que ha de realizar primero un proceso en toda regla? A causa de la presión ilegal, patriarcal y continuada que Ud. ejerció sobre ella, la monja dominica se vio coaccionada a solicitar un año de traslado a un monasterio de Francia.

Con las otras dos monjas, Ud., Rodríguez Basanta, lo tuvo a pedir de boca. En enero del año 2016, por prescripción de su médica de cabecera, la Dra. Coral Güemes, y con el permiso de la priora, Consuelo García, la segunda monja fue al monasterio de Prouilhe (Francia), casa madre de la Orden de los dominicos, donde había sido priora, para tratarse de dos edemas pulmonares y de afecciones del corazón. Cuando los médicos franceses le dieron el alta, volvió el día 19 de abril de 2016. En su viaje de regreso, recibió la negativa de la priora a abrirle la puerta e inmediatamente una carta de Ud., Rodríguez Basanta, en la que, prevaricando de nuevo, abusando de su poder y conculcando las Constituciones de las monjas dominicas, le prohibía volver y entrar en su monasterio de Valdeflores y le ordenaba regresar a Prouilhe “mientras que no se solucionasen cuestiones canónicas del monasterio”, de las que dicha monja, miembro del Consejo de ese monasterio, no había sido informada ni sabía nada.

Con la tercera monja sucedió algo semejante. Había salido por unos días, y con el debido permiso, a cuidar a una tía-madre muy anciana y enferma y, cuando avisó de que volvía, recibió de la priora la negativa de abrirle la puerta y de Ud., Rodríguez Basanta, la misma carta de prohibición de volver al monasterio. ¿De verdad que Ud. no sabía que no tenía atribuciones para hacer tal cosa y que estaba conculcando un montón de cánones del derecho canónico? O había y hay otras razones.

Pero Ud., Rodríguez Basanta, bien por conocimiento directo, bien por medio de la abadesa de las concepcionistas de Vivero tiene en Roma un valedor muy poderoso, el franciscano orensano José Rodríguez Carballo, arzobispo secretario de la Congregación de religiosos. Tenía, por lo tanto, las espaldas bien cubiertas, cometiera los atropellos que cometiera. Por eso, entre Ud., la priora y la subpriora y algún asesor jurídico urdieron y prepararon el 25 de febrero de 2016 un pliego de acusaciones muy graves ante la Congregación de Rodríguez Carballo contra las tres monjas que vagaban fuera del monasterio porque Ud. y la priora, Consuelo García García, no las dejaban entrar. No importaba que las acusaciones que Uds. presentaron fueran falsas -como después se demostró-, sino que lo efectivo era que resultaran lo suficientemente graves como para producir un gran impacto. Una pregunta: desde entonces ¿Ud. participa sinceramente en la eucaristía, el sacramento del amor por excelencia, o hace el paripé? Sigo. El Secretario Carballo, sin abrir ningún proceso -esto es muy grave, como acaba de reconocer el tribunal supremo de la Signatura Apostólica del Vaticano-, sin informar a las tres monjas de qué eran acusadas, sin exigir que las acusadoras probaran sus acusaciones, las castigó de palabra con un año y un día de destierro a Francia. Se ha comportado como un obispo feudal, prevaricador, y eso que se dice humilde y campechano franciscano. Las tres monjas obedecieron y, por más que preguntaron, no les dijeron por qué se las castigaba con el destierro.

Entra en escena Ud., De las Heras Berzal, ya como obispo y se alinea claramente con los castigadores. Premia a Basanta con el cargo de vicario general y tuvo que darse cuenta de la prevaricación en que había incurrido su flamante vicario en la actuación contra las tres monjas de Valdeflores. Por eso se dedicó con todas sus fuerzas a protegerlo, aunque debió prever que más pronto o más tarde le iban a salpicar las actuaciones de su vicario.

El 7 de noviembre de 2016, Ud., De las Heras, habiéndolo tenido guardado en el cajón del olvido más de seis meses, les envía a las tres monjas exiliadas un escrito que a Ud. le remitió Rodríguez Carballo en mayo y en el que les informaba a cada una de las acusaciones que la priora, Consuelo García García, había vomitado contra ellas y la aplicación de “al menos” un año (que es lo mismo que un año y un día -y que a la postre han sido tres años-) de exilio, después de que ya llevaban cumpliéndolo seis meses. Ud., De las Heras Berzal, sabía y sabe que el proceder de Rodríguez Carballo era totalmente ilegal, porque nunca abrió un proceso, como es preceptivo. Ya le habían escrito a Ud. una carta el 9 de junio de ese mismo año de 2016 un grupo grande de eminentes sacerdotes de Asturias en la que le decían: "Razonablemente sostenemos que, en esta causa, no se han observado, no ya los mínimos exigibles por el ordenamiento civil en el respeto a la dignidad de la persona, a la presunción de inocencia y al derecho a la defensa, sino tampoco las condiciones y procedimientos que, según las constituciones de la Orden O.P. y las normas del Derecho Canónico, debe seguir todo proceso acusatorio con el fin de esclarecerlo con verdad y justicia”. Ud., ya subido al trono episcopal, contestó con cierto desdén: “Les falta información”. No entiendo, como ya le dije en mi última carta, qué tiene que ver el que nos faltara información con que el arzobispo Carballo y Ud. deberían respetar escrupulosamente lo que le decíamos, y que, por otra parte, es de Pero Grullo hacerlo.

Una pregunta, De las Heras Berzal: ¿cómo es que siendo Ud. religioso claretiano no sabe que el superior natural de esas monjas es el Superior General de los dominicos y no el obispo de la diócesis? ¿Por qué aceptó en estos tres años ejercer funciones que le corresponden al Superior General y no a Ud.? Dígamelo, si no le da vergüenza.

Pasado el año fuera de su monasterio, que Rodríguez Carballo les había impuesto arbitrariamente, el Superior General de la Orden, fray Bruno Cadoré, con el beneplácito de dicho humilde franciscano, envió una carta a las tres monjas exiliadas el 4 de junio de 2017 en la que les autorizaba a regresar a su monasterio de Valdeflores, si así lo deseaban, puesto que tenían todo el derecho a hacerlo. Determinado el día de regreso, de acuerdo con el Superior General y habiendo informado este a la priora, Consuelo García desobedeció al Superior General y les negó e impidió de nuevo a las tres monjas entrar en su monasterio. Consuelo García prometió el día de su profesión obedecer al Superior General hasta la muerte. ¿No creen Uds., De las Heras Berzal y Rodríguez Basanta, que Consuelo García García ya ha hecho méritos suficientes para que la expulsen de la Orden dominicana? Porque tiene de monja contemplativa dominicana lo que yo de religioso cordimariano. Es decir, nada.

Ante tanto desatino de la priora, el Superior General de los dominicos convocó para agosto una reunión en Mondoñedo, en la que estarían presentes Ud., De las Heras, el Superior General, el Asistente General para las monjas dominicas, las tres acusadas y las dos acusadoras. Las acusadoras, Consuelo García García y Carmen Villar Prieto, excusaron su asistencia la noche anterior. Las razones que adujeron no pueden ser más infantiles y menos dignas de crédito. No obstante, se celebró la reunión sin ellas y, cosa nunca vista, fueron las acusadas las que tuvieron que demostrar su inocencia. Ud., De las Heras Berzal, estuvo presente y no hizo ninguna objeción a las demostraciones de inocencia de las monjas acusadas, ¿verdad? Por eso el Superior General de la Orden dominicana, en un escrito del 5 de septiembre de 2017, dictaminó: “se puede afirmar que no hay fundamento objetivo para responsabilizar a sor Catalina Lage, a sor Begoña Meana y a sor Miria Gómez de las faltas de las cuales fueron imputadas por algunas hermanas de la comunidad”.

La teoría que han creado y dado publicidad Uds., De las Heras y Rodríguez Basanta, de que había un enfrentamiento entre dos bandos dentro de la comunidad se derrumbó como un castillo de naipes. Porque para que haya enfrentamiento es necesario que los dos bandos se ataquen mutuamente. Y en este caso, solo Consuelo García y Carmen Villar, apoyadas por Uds. y por Rodríguez Carballo, son las que han descargado su saña efectiva y larga (tres años) contra las tres monjas exiliadas. Estas no han hecho más que obedecer como muñecos zarandeados sin piedad por Uds. Eso se llama y es un linchamiento. Uds., Luis Ángel de las Heras Berzal y José Rodríguez Carballo, que todos los años se dan un baño de masas, preparado por los claretianos en Madrid, y que han sido presentados por Religión Digital como los hombres del Papa Francisco, son unos farsantes. Pero voy a seguir.

Consuelo García García desobedeció por segunda vez el mandato del Superior General de la Orden que, en la referida carta del día 5 de septiembre de 2017, declaraba inocentes a las tres monjas y les indicaba que podía entrar en el monasterio de Valdeflores, como era su derecho. Consuelo García cerró el monasterio a cal y canto y no las dejó entrar. El 14 de septiembre, Consuelo García tampoco obedeció el "precepto formal" impuesto por el Superior General y entregado en mano por un delegado del propio Superior General, en el que se la obligaba, en virtud de obediencia, a respetar el derecho de las tres monjas a entrar en su monasterio. Ella se lo impidió. Ni Ud., De las Heras Berzal ni Rodríguez Carballo corrigieron, como era su deber, tan grave proceder de Consuelo García García.

En el mes de noviembre de 2017, Consuelo García García se sirvió de la prensa para difamar, deshonrar y escarnecer a las tres monjas que habían sido expulsadas de la comunidad de Valdeflores, hecho que causó un grave escándalo público, así como el descrédito de las tres monjas. Los periódicos mencionados fueron "La Voz de Galicia" del 22 de noviembre de 2017 y "El Progreso" del 22 de noviembre 2017. El comunicado del obispado que siguió a estas publicaciones en la prensa es un modelo de lo que es la falsedad y la mentira. Como resultado de estas informaciones divulgadas en la prensa, en los carnavales de Viveiro de este año 2018 se hizo burla, mofa, escarnio, sarcasmo y humillación de las tres monjas desterradas.

Consuelo García pidió que se apartara del caso al Superior General de los dominicos porque no comulgaba con su modo de proceder y que, aunque no le correspondía, fuera Ud., De las Heras, el cabo de varas de ahora en adelante. Se cumplieron los deseos de Consuelo García. Ud., De las Heras Berzal, desde entonces cumplió a la perfección su papel: los deseos de Consuelo García eran transmitidos por Ud. a Rodríguez Carballo, que actuaba conforme a ellos, prolongaba la situación de refugiadas de las tres monjas mediante documentos sin base y le encargaba a Ud. que fuera quien los trasladara a las tres víctimas. El Superior General fue orillado completa y vergonzosamente. Tengo en mi poder su última carta de Ud., por cierto muy afectuosa, a Consuelo García y en ella, como el rey del cuento, Ud., De las Heras, va desnudo. Se le ve claramente que juega a dos cartas y que su simpatía se pone del lado de la priora y, lógicamente, en contra de las tres monjas refugiadas.

Viendo que la Congregación de religiosos era un cortijo en el que Rodríguez Carballo actuaba a su capricho y se saltaba a la torera todos los cánones y normas, las tres monjas presentaron ante el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica de la Santa Sede un recurso contencioso administrativo por infracción de ley y del principio de equidad canónica contra la actuación de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. Este Tribunal Supremo dictó sentencia inapelable el día 1 de junio de 2018 y condenó las actuaciones de Rodríguez Carballo y, lógicamente, las de todos Uds., sus colaboradores en este asunto. Esta sentencia, De las Heras Berzal y Rodríguez Basanta, la silencian Uds. en su último comunicado episcopal. ¿Por qué, si es la clave de todo lo que pasó después del 1 de junio en ese monasterio y en la actitud y en las conductas de Uds. y de Consuelo García? ¿No tienen valentía para reconocerlo? Los periodistas y las televisiones reproducen las mentiras de Uds., que no son capaces de prever que, cuando se vaya sabiendo la verdad, todo va a ser peor aún para Uds. Consuelo García García y Carmen Villar Prieto, desesperadas porque ya no pueden seguir delinquiendo con saña impunemente contra las otras tres monjas exiliadas y porque, como verdugos, les da pavor la mirada de sus víctimas, han cogido como escudos humanos a las cuatro hermanas más ancianas, engañadas como siempre, y se han fugado con ellas para Cangas de Narcea, sin encomendarse a Dios ni al Diablo, sin dar cuentas de cómo han administrado económicamente el monasterio, sin pedir las autorizaciones que deben para trasladarse de monasterio y de diócesis, ... Es muy llamativo que solo hayan contado con el beneplácito de Ud., De las Heras Berzal. ¿Tiene Ud. atribuciones para autorizar esta fuga y que dejen abandonado el monasterio? ¿Por qué no han contado en su comunicado obispal la verdad de la estampida de las monjas y, como siempre, nos narran milongas? Ojalá supiera toda esta verdad el papa Francisco, porque en vez de pastores que huelen a oveja, Uds. se han comportado como lobos que degüellan a sus ovejas.



El Tribunal Supremo del Vaticano le devuelve al Superior General de los dominicos las funciones que Rodríguez Carballo le había usurpado y que Ud., De las Heras Berzal, había asumido dócil y gustosamente, pues es al Superior General a quien envía la sentencia. Ud., en su último comunicado episcopal, después de haber estado dándole puñaladas en la espalda al Superior General de los dominicos, reconoce que “a partir de ahora, corresponde a la Orden de Predicadores dar los pasos oportunos para encauzar el futuro del monasterio de monjas dominicas de Valdeflores, al que también pertenecen tres hermanas que están residiendo (obligadas por Uds.) temporalmente en otros monasterios de monjas dominicas. A este respecto, la diócesis colaborará (¡Dios no lo quiera!) en lo que se le pida y pueda hacer, como hasta ahora (¡Dios santo!), y comprenderá y respetará cualquier decisión que tome la Orden (¿sí?) en pro del bien de la Iglesia (¿qué iglesia, la de Uds. o la de Jesucristo?) y de las queridas hermanas dominicas de Valdeflores” (¿también son queridas las tres monjas víctimas? ¡Vivir para ver tanto cinismo, De las Heras Berzal y Rodríguez Basanta!) Saben Uds. de sobra que Consuelo García y Carmen Villar tienen tal personalidad que intentan morir matando, pero morirán libando su propio veneno. Por eso se han llevado a las cuatro monjas mayores, pues, al ser tres monjas las que quedan, no pueden formar una comunidad (lo mínimo exigible son seis). Consuelo García y Carmen Villar con sus artes perversas han matado a Valdeflores. Y Uds. las han amparado en este crimen a lo largo de casi tres años.

Una pregunta, De las Heras Berzal y Rodríguez Basanta. ¿Qué cosas tiene que hacer una monja para que sea expulsada de la Orden? Si Consuelo García García y Carmen Villar Prieto hubieran faltado grave y públicamente a la castidad, Uds. o quien fuere las hubieran fulminado al instante. Pero han faltado grave y públicamente al principal voto que hace una monja dominica el día de su profesión, el de obediencia al Superior General, y como si nada. Por si fuera poco esto, llevan saltándose a la torera muchos años el primero y más importante número de la Regla de san Agustín, por la que se rigen: vivir unánimes en el monasterio la fraternidad evangélica.

Y para más inri de tanto cinismo y crueldad, Carmen Villar y Consuelo García se sueltan con una carta en Religión Digital en la que dejan muy claro que Uds. dos, Gonzalo Folgueira Fernández y la abadesa de las concepcionistas han sido conniventes, han prestado innumerables atenciones, han ofrecido su incansable solicitud, han estado a su lado fortaleciendo, animando y dándoles todo su apoyo (ilegal y prevaricador) del que tanto han necesitado para calumniar y ensañarse llenas de odio contra las tres pobres víctimas. Por si hubiera alguna duda de la total implicación de Uds. desde el primer día en este calvario cruel a tres monjas inocentes, aquí tienen la confirmación. Les han dado a Uds. el abrazo del oso.

Termino esta exposición de la verdad de lo que ha sucedido en el monasterio de Valdeflores de Viveiro con un consejo: Rodríguez Carballo, De las Heras Berzal y Rodríguez Basanta, arrepiéntanse públicamente de los múltiples, variados y graves sufrimientos que han hecho padecer a estas tres monjas, pídanles perdón también públicamente, y, aunque son irreparables, según reconoce el Tribunal Supremo del Vaticano, procuren Uds. repararlos de alguna manera. Si no lo hacen, márchense de Mondoñedo y de Roma. No sigan escandalizando a los sencillos creyentes de verdad.

PD.

1. Enviaré esta carta al nuncio en España, para que informe a quien corresponde de cómo actúan Uds.
2. Si en el plazo de una semana, Uds., De las Heras Berzal y Rodríguez Basanta, no emiten un comunicado con las condiciones que les he señalado más arriba, quizás entregue a la prensa esta carta. Saben que tengo los documentos que avalan todo lo que digo.
3. Si no tienen mucha idea de cómo enfocar la homilía el próximo domingo, en la página WEB de dominicos.org tienen una introducción y unas pautas elaboradas por mí. A lo mejor les sorprende, sobre todo el último párrafo.


Baldomero López Carrera

BALDO -

(TERCERA CARTA MÍA AL OBISPO LUIS ÁNGEL DE LAS HERAS BERZAL. RESPONDE A UNA CONTESTACIÓN SUYA EN LA QUE ME DICE QUE ME FALTA INFORMACIÓN SOBRE ESTE ASUNTO).



D. Luis Ángel de las Heras Berzal
Obispo de Mondoñedo–Ferrol
bispo@mondonedoferrol.org
LUGO

Sr. De las Heras.


Este es mi tercer contacto epistolar con Ud. El primero fue el 9 de junio de 2016 en una carta dirigida a Ud. y que firmaban prestigiosos sacerdotes de la archidiócesis de Oviedo y un grupo de seglares, entre los que nos encontrábamos mi esposa, Julia Iglesias Prada, y yo. En dicha carta, además de otras muchas quejas, terminábamos diciendo: "Razonablemente sostenemos que, en esta causa, no se han observado, no ya los mínimos exigibles por el ordenamiento civil en el respeto a la dignidad de la persona, a la presunción de inocencia y al derecho a la defensa, sino tampoco las condiciones y procedimientos que, según las constituciones de la Orden O.P. y las normas del Derecho Canónico, debe seguir todo proceso acusatorio con el fin de esclarecerlo con verdad y justicia. No tuve ocasión de ver su respuesta a esa carta, pero, según me contaron, Ud. contestó a D. Luis Díaz Higarza, recientemente fallecido en "olor de santidad", que no teníamos información. Nunca entendí qué relación había entre que no tuviéramos toda la información y que Uds. no cumplieran lo que nosotros denunciábamos, porque se estaban saltando a la torera lo que es preceptivo cumplir incluso en los casos del asesino pillado in fraganti.
Ahora me da Ud. la misma respuesta: mi información para hacer los juicios que hago es incompleta y sesgada, y que por eso soy un atrevido al que Ud. ofrece el perdón. Pues bien, le voy a decir en qué cosas mi información es completa y nada sesgada y en cuáles es incompleta o nula.

1. Mi información es muy completa y acertada en lo que creo que es lo más importante de todo este hecho de las tres monjas maltratadas: los sufrimientos que ellas, sus familiares y sus amigos llevamos padeciendo desde hace más de dos años. No hay otra cosa más trascendental. Tampoco la había para el sanador o salvador Jesús de Nazaret. Me supongo que en este caso del sufrimiento de las tres monjas, familiares y amigos coincidirá Ud. totalmente conmigo en que es lo más significativo de todo este asunto. Pues bien, llevamos mi mujer y yo, no solo conociendo –que al fin y al cabo “el conocimiento” es solo un ámbito de la persona–, sino "empathizando" –acto en el que intervienen todas las vitalidades de la persona– con los sufrimientos de sor Catalina, de sor Begoña y de sor Miria desde hace dos años largos, día por día, semana por semana, mes por mes y año por año.
Pero, Sr. De las Heras, no me quedaría a gusto si no le diera una explicación, lo más breve y clara que me sea posible, pero suficiente, de qué quiero decir con "los" sufrimientos, en plural, de estas tres monjas, de sus familias y de sus amigos. Perdone que sea prolijo, pero, si no lo hago, Ud. no entendería nada de lo que yo le quiero expresar.

a. La vida del viviente humano –y su anverso, la muerte– no es monolítica, indiferenciada y uniforme –como si fuera una especie de magma o de sopa–, sino que se ramifica en grandes y diferenciados ámbitos vitales. De este modo, la vida se manifiesta como una inmensa red unida y, al mismo tiempo, diferenciada de ámbitos vitales. Pues bien, cada ámbito vital es con todo derecho realmente vida, pero ninguno por sí solo es toda la vida. La vida comprende necesariamente toda la pluralidad y diferencia o variedad de vitalidades humanas.

b. Siete ámbitos vitales. ¿Cuántos son esos ámbitos vitales humanos diferentes? Muchos, pero aquí, para entender los sufrimientos de estas tres monjas dominicas, me vale con una nuestra de siete, a los que denominaré respectivamente ámbitos vitales biopsíquicos, cognitivos, económicos, estéticos, éticos, religiosos y sociopolíticos.

c. Los valores y los contravalores son el alimento de cada uno de nuestros ámbitos vitales. Como cualquier viviente, el ser humano necesita alimentarse en todos sus ámbitos vitales. El alimento son los seres, que, si fomentan el desarrollo de esos ámbitos vitales, son estimados por la persona como beneficiosos, valiosos o valores; si, por el contrario, deterioran, perjudican o destruyen nuestras vitalidades, los consideramos disvaliosos o contravalores.

d. Pues bien, el sufrimiento siempre es causado por los contravalores. El sufrimiento es expresión de algún deterioro vital, que es precisamente lo que causan los contravalores. Así, pues, la extensión del deterioro vital y del sufrimiento es tan profunda y variada como profundos y variados son los contravalores causantes.
Hay que decir con rotundidad que no existe un sufrimiento humano general y homogéneo. Cada ámbito vital deteriorado o destruido por sus específicos contravalores padece un sufrimiento específico, que es insustituible e irreductible a los sufrimientos de los demás ámbitos vitales. El dolor de la soledad y el dolor que produce el hambre son muy diferentes, por lo que la compañía no quita por sí misma el hambre ni la comida copiosa libra de la soledad.

2. ¿Cuáles son los múltiples, peculiares, diferentes, específicos e irreductibles unos a otros los sufrimientos que padecen sor Catalina, sor Begoña y sor Miria, sus familias y sus amigos desde hace más de dos años? Para dar una respuesta completa y acertada no tenemos más remedio que ir recorriendo uno por uno los siete ámbitos de su vida para ver los múltiples y variados contravalores que causan los sufrimientos que siguen padeciendo estas tres monjas dominicas.

a). En el ámbito vital biológico, sor Catalina se curó en Francia, antes del exilio forzado, de dos edemas pulmonares. Sor Begoña fue operada, ya durante el año de castigo, de una enfermedad seria de los ojos, cosa que no se atrevían a realizar en España. Estas dos cosas son sumamente valiosas y no han producido más que satisfacciones. Pero, sor Catalina, durante el exilio impuesto por Uds. empezó a tener hematurias. Como iba a venir pronto a España, puesto que había cumplido el año de castigo, esperó a consultárselo a su médica de cabecera en Vivero. La Sra. García García, priora desobediente al Maestro General de la Orden, les cerró la puerta e impidió físicamente la entrada a "su" casa, a su monasterio, con lo que la solución al problema de sus hemorragias quedó aplazada. El médico del pueblo de su familia no dio con la causa y, después de bastante tiempo, ya en Oviedo, le detectaron en el hospital una piedra en el riñón como la causante de la pérdida de sangre. Esta tardanza motivada por la negativa de la Sra. García García a dejarla entrar en su casa le ha causado una anemia severa de la que no acaba de reponerse. Ni el reposo ni los cuidados la han liberado del gran cansancio que sufre en todo momento. A esto se añade que, ya refugiada en España fuera de su monasterio, padeció un pequeño ictus y estuvo hospitalizada una semana. No soy yo quien para afirmar ni para descartar que el ictus se lo produjo la tensión que lleva viviendo desde hace más de dos años, pero sí digo que para detectar y atajar ese ictus, lo mismo que en caso de las hemorragias, no ha tenido a disposición su ámbito sanitario de Vivero, sino que, como transeúnte, sin historia clínica disponible, todos los análisis y terapias tuvieron que empezar de cero por ser una desplazada. Y desde luego, no hay que desechar los efectos negativos que lleva produciendo en cada organismo de las tres monjas, de sus familias y de sus amigos la penosa, arraigada y enquistada situación que padecen. Sor Catalina no es una joven pletórica de energías, sino una anciana de 84 años, a la que Uds. están zarandeando sin la mínima compasión de un lado para otro como si fuera un muñeco de trapo. ¿Cuántos obispos de su edad son tratados así? ¿Lo hubieran hecho Uds. con sus padres ancianos?

b). En el ámbito vital psíquico, los efectos negativos y los sufrimientos son poco visibles, pero no menos profundos y dolorosos que los físicos. Sor Catalina, sor Begoña y sor Miria han padecido desesperanzas, desengaños, decepciones, frustraciones, desánimos, desmoralizaciones, impotencia, nerviosismos, intranquilidad, amenazas de depresión, sentimiento de abandono, pesimismo, llantos, rabia, tristeza y un largo etcétera. Sor Catalina ha manifestado en diversas ocasiones que las angustias vitales que ha sufrido en sus largas y frecuentes noches de insomnio han sido lo más terrible que ha experimentado en su vida.

c). En el ámbito vital económico –¡aunque se les acusó de que habían llevado las cartillas particulares llenas de dinero!– tuvieron que depender de la ayuda de familiares y de amigos para desplazarse y viajar, para alimentarse y para calzarse ,y para pagar sus costosas medicinas porque en el monasterio de Valdeflores les negaron el pan y la sal. El monasterio de Prouilhe fue generoso hasta decir basta; pero llevan fuera de él, en casa de familiares y de amigos más de un año, y no precisamente por deseo de ellas, sino por las actuaciones de Uds. Y esto produce en ellas un sufrimiento específico de ser una costosa carga económica allá donde quiera que las acogen.

d). En el ámbito vital religioso su sufrimiento es especialmente doloroso, porque es el núcleo de su vida. Consagraron su vida a vivir la fraternidad evangélica según el espíritu dominicano y dos hermanas –en el caso de sor Catalina las dos mismas, la Sra. García García y la Sra. Villar Prieto, que lo hacen por segunda vez– urdieron contra ellas patrañas, calumnias, embustes, difamaciones llenas de odio, de envidia, de rencor y de venganza. Y además siguen empecinadas en mantener esta guerra sin cuartel contra ellas tres hasta sabe Dios cuándo.
La priora y la subpriora han hecho desaparecer la vida monástica que estuvo floreciente en Valdeflores hasta que ellas "se hicieron con el poder". No hace falta más que asistir a su liturgia monacal para ver la casi total ausencia de estas dos señoras en la mayoría de las horas.
La Sra. García ha desobedecido sistemáticamente los mandatos legales –uno de ellos un precepto formal– del Maestro General de la Orden, persona que es la máxima garantía de la unidad de la Orden de Predicadores y al que prometió obediencia hasta la muerte en su profesión solemne y perpetua. La priora ha roto de facto, con sus continuas y graves desobediencias al Maestro, sus lazos con la Orden dominicana, pues sigue quebrantando el único voto explícito que cualquier miembro de la Orden de Predicadores hace en su profesión. De ahí que yo la trate de señora, sin más.
Sor Catalina, sor Begoña y sor Miria han sufrido "dominicanamente" porque han visto que su Maestro General, su superior natural, ha sido orillado en todo este asunto y sus legítimas funciones se las ha traspasado el Sr. Rodríguez a Ud.
Sor Catalina, sor Begoña y sor Miria, al haberles negado la priora la entrada en el monasterio, no pudieron participar en la coronación de la Virgen de Valdeflores, por la que sienten una especial devoción y cariño. Ello les produjo un gran sufrimiento porque llevan conviviendo con esa advocación gran parte de su vida.
Muchas de las familias y amigos de estas tres monjas, escandalizados, se han separado definitivamente de esta estructura eclesial que representan Uds.
Las tres monjas han sufrido el desencanto de una jerarquía eclesiástica a la que consideraban pastores (C. 2214, &2).
Y a pesar de tanto sufrimiento religioso, siguen empeñadas en volver a su monasterio con la esperanza de regenerar y devolver a Valdeflores la vida religiosa contemplativa dominicana que siempre vivieron. ¡Hace falta tener vocación! ¿No le parece, Sr. De las Heras?

e). En el ámbito vital cognitivo, el lema de la Orden de Predicadores es el servicio a la Verdad, y estas monjas han sufrido que dos periódicos gallegos de larga tirada difundieran un reportaje sobre Valdeflores y que fue un remitido de la priora y la subpriora, como Ud. debe saber –a nosotros nos lo confesó el director de La Voz de Galicia–, reportaje en el que no había más que una sarta de falsedades, de mentiras y de nuevas calumnias. El obispado de Mondoñedo–Ferrol hizo unas declaraciones por medio del Sr. Rodríguez y emitió un comunicado a los pocos días en el que no había más que falsedades y medias verdades y que estaba en clara sintonía con el reportaje que habían confeccionado la Sra. García García y la Sra. Villar Prieto. Sor Catalina, sor Begoña y sor Miria tuvieron que sufrir los efectos de esta mentira periodística y episcopal y por ello fueron rechazadas en los monasterios a los que acudieron por mandato del Sr. Rodríguez Carballo. Sor Catalina, sor Begoña y sor Miria no quisieron salir a los medios para contar la verdad de lo sucedido. ¿No se parece, Sr. De las Heras, que estas tres monjas son de otra pasta, que no devuelven mal por mal?

f. En el ámbito vital moral, en el de la justicia, han sufrido humillaciones de todos Uds. Han pisoteado su dignidad y no han respetado sus justos derechos de ser informadas, de presunción de inocencia, de derecho a la defensa, de un juicio justo. Ud., desde que recibió la información escrita del arzobispo Carballo, tardó cinco meses en informar a las tres monjas castigadas acerca de los cargos que la Sra. García García había presentado contra ellas en febrero. Sobre el sufrimiento que causa la espera no suelen ser muy sensibles Uds.
El ser persona buena –ámbito primordial de la ética– les ha costado, como le decía irónicamente en mi anterior carta, su justo castigo. La única recompensa que les queda es que ser buena persona produce un estado de bienestar muy particular: el estado de buena conciencia.

g. Sufrimiento en el ámbito estético. Cuando sor Miria fue elegida priora de Valdeflores, la Sra. Villar Prieto, organista, se marchó de forma definitiva al monasterio de Ajofrín, en Toledo. Sor Catalina, ya muy mayor, se empeñó en aprender a tocar la cítara para que la liturgia tuviera el esplendor que una dominica contemplativa debía darle. Hizo progresos inimaginables para su edad y para su preparación musical y llegó a acompañar perfectamente la salmodia en el coro. Desde que le fue prohibida la entrada al monasterio en abril de 2016 por la priora y por el entonces Administrador diocesano, Sr. Rodríguez Basanta, la cítara duerme en su celda. El no poder utilizarla, le ha producido el sufrimiento de que se le olvide lo que con tanto trabajo e ilusión aprendió.

h. Por último, el sufrimiento que han tenido en el ámbito sociopolítico. Este ámbito de nuestra vida se refiere a nuestras innumerables y complejas relaciones sociales y al sufrimiento específico que producen los contravalores en esas relaciones. Pues bien, estas tres monjas dominicas han padecido el sufrimiento de que en su familia monástica, dos monjas no quieren su presencia y han hecho todo lo posible y lo imposible para echarlas, si era para siempre, mejor. Y lo grave es que, con la ayuda de Uds., lo están consiguiendo.
Las familias naturales de estas tres monjas han padecido crisis de todo tipo. Alguna de las tres monjas ha sufrido la continuada y fuerte presión de su familia para que abandone la Orden.
En Vivero se han convertido en el hazmerreír, en la burla y en el escarnio de la gente, como fue notorio en el carnaval de este año. Y la culpa es atribuida a estas tres monjas, pues ya se ha encargado la Sra. García García en estos dos años de difundir ampliamente el infundio de que estas tres monjas se marcharon voluntariamente y que las abandonaron cuando más las necesitaban. ¡Se necesita estómago para actuar con tanto cinismo!
En Francia han sufrido la terrible soledad de que ni su priora federal española ni su obispo de Mondoñedo–Ferrol les hayan mandado unas letras para interesarse por ellas y para darles alguna palabra de ánimo y de consuelo. Familiares y amigos fueron las únicas visitas que recibieron en su exilio de castigo. Ninguna monja de la federación de dominicas a la que pertenecen les escribió ni una letra. Tan solo un fraile dominico español fue a verlas. Estos y otros muchos sufrimientos del ámbito social padecieron estas tres monjas con gran intensidad. Y siguen padeciendo, porque las comunidades de monjas y de frailes dominicos las siguen considerando como apestadas, porque esas comunidades sí que tienen una información del asunto, no sesgada, sino totalmente falsa. ¿Quién cree Ud. que les ha proporcionado semejante información?

Este ámbito sociopolítico comprende también todo lo referente a lo jurídico, a las normas y a las leyes. El ser humano dio un salto evolutivo importante cuando, para frenar las relaciones de poder, “inventó” las normas, las reglas y las leyes. Pues bien, estas tres monjas dominicas contemplativas han sufrido lo indecible por el incumplimiento sistemático por parte de Uds. de las normas, leyes y reglas del Derecho Canónico, de las Constituciones de la Orden de Predicadores y de las Constituciones de las monjas dominicas. Dígame Ud. un solo canon referente a este asunto que hayan cumplido Uds. Me conformo con uno solo. Si desea saber cuántos han conculcado gravemente, pídamelo y se los envío. Le prometo que no haré ningún comentario. Con ello, Uds. han vuelto a las primitivas relaciones de poder con estas tres monjas. Piense en el sufrimiento que le causaría a Ud. que mañana el Papa le enviara una carta en la que le comunicara escuetamente que quedaba Ud. reducido al estado laical. El sufrimiento de estas tres monjas por su indefensión ante la ley y ante un poder arbitrario e injusto no es pequeño, sino muy grande. ¿A quién recurren en demanda de justicia si por todas partes reciben señales de que es inútil? Su sufrimiento por el desamparo es total. Un sistema judicial produce mucho sufrimiento debido a errores personales de testigos, de actuaciones de abogados y de jueces; pero ese sufrimiento no tiene ni punto de comparación con el que se deriva de la propia corrupción del sistema judicial, pues esta corrupción se convierte en un reproductor inexorable de los deterioros vitales y de los correspondientes sufrimientos que produce el contravalor de la injusticia.

Y ahora que le he mostrado los múltiples y variados sufrimientos que Uds. han causado a sor Catalina, a sor Begoña y a sor Miria al aplicarles “castigos preventivos” sin juicio, al dilatar sine die su exilio forzado fuera de su casa y al mandarlas de un sitio para otro, Ud. dirá si tengo sobre esta cuestión crucial un conocimiento completo o me falta información y además es sesgada. ¿Había caído Ud. en los diversos, múltiples e intensos sufrimientos que están padeciendo estas inocentes tres monjas? Creo que no, porque, de haber sido conocedor, se hubiera propuesto como objetivo primero de su servicio episcopal liberarlas de esos padecimientos nada más que tuvo conocimiento del caso.

2. Pero me falta contarle todo aquello de lo que no tengo ni la más mínima información. Me voy a limitar a una sola ignorancia mía. Me gustaría que Ud., que creo que tiene la llave, me sacara de mis tinieblas cognoscitivas para que mi mente no se mueva en el ámbito del error, de la suposición y de la sospecha.

Esta ignorancia, que es el fundamento y la fuente de la que dimanan todos mis desconocimientos, es cuál es el verdadero objetivo que persiguen Uds. con que estas monjas estén errantes desde hace más de dos años y sine die fuera de su monasterio y con el hecho de que la vida monástica se haya derrumbado por completo en Valdeflores. Este, sin duda, es el quid de todo lo que llevan haciendo durante más de dos años (causa finalis es causa causarum, que decía Aristóteles). Si me lo calla, sepa que ello me autoriza a sospechar que Uds. tienen en este asunto algunos intereses ocultos, porque algo tan sencillo de solucionar como es el hecho de que, ante una acusación, se abra un proceso en el que las acusadoras demuestren con pruebas sus acusaciones, las acusadas se defiendan y, a la vista de los resultados de esta confrontación, la autoridad competente dé un veredicto y sancione a quien deba hacerlo, se ha convertido en el cuento de nunca acabar, cuando no debería haberles ocupado más de una semana. Nadie que conoce el caso tiene la menor duda de que algo hay detrás y además de mucha importancia. Le repito: ¿podría decírmelo?

3. Quizás ahora entienda mejor por qué, de esas cosas más graves de mi escrito anterior, ni le pido perdón ni se lo acepto. Sí me parece legal, justo y propio de quien se dice discípulo de Jesús que los que están causando estos sufrimientos se lo pidan a estas monjas. Y, si tienen sensibilidad para el sufrimiento ajeno –una cualidad que hay que cultivar para detectar la variedad de deterioros vitales y sus correspondientes y específicos sufrimientos– verán de otra manera todo lo que están haciendo contra estas tres monjas y pondrán remedio inmediato. Pero claro, todo esto depende de que Ud. me aclare el primer desconocimiento mío; ese que le dije que era el básico para explicar todo lo que les está sucediendo a sor Catalina, a sor Begoña y a sor Miria. ¿Qué persiguen Uds. con todo esto?

Baldomero López Carrera
Viernes Santo de 2018
30 de marzo


BALDO -

Oviedo, 9 de junio de 2016

Excmo. y Rvdmo. D. Luis Ángel de las Heras
Obispo de la Diócesis de Mondoñedo–Ferrol


Querido señor Obispo:
Somos un grupo de sacerdotes y de seglares de la Diócesis de Oviedo, cuyos nombres figuran al final de la carta. Desde la década de los años 80 hemos tenido muchas visitas y estancias durante semanas en el monasterio de Valdeflores (Viveiro, Lugo) y creemos conocer bastante a las monjas que en él habitan.
Lo primero que deseamos comunicarle es nuestro estupor, profundo disgusto y dolida protesta por la penosa situación a la que se han visto abocadas tres monjas de ese monasterio: sor Catalina Lage –82 años–, sor Begoña Meana –64 años–y sor Miria Gómez–47 años–. Y, sobre todo, por el apartamiento de su comunidad, después de toda una vida en ella, sin un proceso con las exigibles garantías canónicas y el debido respeto a su dignidad personal y eclesial. Hemos sabido que sólo ha habido una condena y exclusión sin la justificación probatoria de los cargos punibles ni explicación razonada de las medidas sancionadoras.
Suponemos que Vd. estará informado acerca de la situación en la que se encuentran estas monjas. A principios de enero, Sor Catalina pidió un permiso para ir al monasterio de Prouilhe (casa madre de la O.P. en Francia), donde había estado varios años, a reponerse de sus dolencias cardiacas. En febrero, sor Begoña pidió permiso para ir a la casa familiar, como en otras ocasiones, para cuidar a su tía–madre de 90 años, durante la ausencia de su hermana. Cuando cada una de ellas, en su momento, le comunicó a la M. Priora su intención de regresar al monasterio, ambas recibieron la misma inapelable notificación: no podían volver hasta que no se resolvieran serios asuntos canónicos pendientes.
La situación de sor Miria es un tanto diferente, pues ella, acusada de faltas de conducta de las que no fue informada, ante el apercibimiento de graves sanciones e incluso de exclaustración por parte de las autoridades diocesanas, lo cual le impedía seguir con normalidad su vida religiosa en el monasterio de Valdeflores, optó por pedir un año de traslado al monasterio de Prouilhe.
A la vista de estas graves medidas, en las que a estas hermanas no se les han dado a conocer las causas acusatorias ni tomar la palabra en este unilateral proceso, nos hacemos muchas preguntas sobre tan incomprensible situación creada y la inevitable incidencia en su vida personal: ¿Por qué motivos, según nuestro criterio, cuantas personas han intervenido en este asunto se han posicionado manifiestamente contra las tres monjas desterradas? ¿No resulta demasiado simple sostener que sólo las monjas que permanecen en el monasterio son modelo de generosidad, de trabajo, de colaboración, de transparencia y de concordia, mientras que las otras tres son perezosas, rencorosas, conflictivas, y creadoras de un mal ambiente disgregador de la convivencia comunitaria? ¿Por qué tanto interés en que estas tres hermanas sean apartadas de la comunidad y por qué se ha llegado a esto?
Se ha dicho que dentro del monasterio hay dos comunidades: una, la formada por sor Catalina, sor Begoña y sor Miria; y otra, la del resto de las monjas, y que es necesario separarlas, para que puedan superar el conflicto. No dudamos en afirmar, Sr. Obispo, que entre esos dos grupos del monasterio no hay tal enfrentamiento. Más bien hay desde hace años sustanciales diferencias en la forma de entender y, sobre todo, de practicar la fraternidad dominicana. Las tres hermanas encausadas se han dedicado por entero dando lo mejor de sí mismas, con inteligencia y abnegación, por el bienestar de la comunidad. Han llevado sobremanera la cocina, la administración y la elaboración de los dulces para la campaña de Navidad y otras festividades, con el fin de obtener el dinero necesario para el sostenimiento de la comunidad. Han atendido en los últimos tiempos a las monjas impedidas que lo han necesitado, y esto con creciente frecuencia. En nuestros encuentros y coloquios nunca les hemos oído a ninguna de estas tres monjas una palabra de queja, de crítica o de censura hacia las otras hermanas. Las sores Catalina, Begoña y Miria, compartiendo afecto, iniciativas y aunando esfuerzos, no han formado nunca un frente contra las otras hermanas, elemento imprescindible para que pueda hablarse de confrontación. Prueba evidente de lo que afirmamos es que estas tres monjas, que ahora sufren el alejamiento impuesto, nunca han querido marcharse del monasterio, sino justamente lo que desean es volver al mismo, y es lo que inexplicablemente no se les ha permitido.
Razonablemente sostenemos que, en esta causa, no se han observado, no ya los mínimos exigibles por el ordenamiento civil en el respeto a la dignidad personal, sino en modo alguno las condiciones y procedimientos que, según las constituciones de la Orden O.P. y las normas del Derecho Canónico, debe seguir todo proceso acusatorio, con el fin de esclarecerlo con verdad y justicia –¡y misericordia!-. La situación provocada nos produce dolor y escándalo, y nos preguntamos por qué motivos se ha pretendido la exclaustración de las hermanas Catalina, Begoña y Miria. Y lo decimos así, porque estas tres monjas de hecho ya están condenadas y castigadas, expulsadas o desterradas; y ninguna autoridad dominicana o diocesana les ha explicado las razones o las causas de por qué lo están, a pesar de que ellas lo han reclamado con todo derecho y con insistencia; y de que han manifestado que el mayor sufrimiento que padecen es el estar sancionadas sin saber las causas. No es comprensible, si hay recta intención y una correcta actuación, que no se les diga claramente de qué se les acusa y que no se les dé mínima posibilidad de defenderse.
Nuestro escrito tiene como finalidad mostrarle nuestra fraternal solidaridad y defender el honor y las virtudes evangélicas de nuestras hermanas, que estimamos inocentes y víctimas de una forma unilateral, insidiosa y prepotente de actuación. Bien quisiéramos equivocarnos, pero creemos que el año de exilio al que han sido obligadas las sores Catalina, Begoña y Miria, más que favorecer la curación, si no se analizan y corrigen las causas de la actuación que se ha seguido, puede empeorar la enfermedad que viene aquejando a la comunidad. Situaciones como la presente que lamentamos, además de tristeza e indignación, en nuestra querida Iglesia resultan inaceptables, y sin justificación posible ni en el fondo ni en las formas. No queremos ocultarlas, porque producen enorme dolor, a las afectadas y con ellas a muchos otros.
Le hacemos, si nos lo permite, un ruego, como diocesanos de Oviedo. Deje a un lado lo que le hemos dicho anteriormente. Pero, en lo posible, prescinda también de la información que le hayan trasladado otras personas. Vd., por sí mismo o por medio de observadores imparciales, conozca y pondere la situación en que se encuentra la Comunidad de Valdeflores y, en virtud de su ministerio apostólico, contribuya en lo posible a ponerle evangélico y eclesial remedio. Todos, o la mayoría de los afectados en este caso, se lo agradeceremos.
Cuente con nuestro fraternal afecto y nuestra plegaria y reciba un cordial saludo en el Señor Jesús,

BALDO -

No sé de quién ha salido la feliz idea de poner esta noticia en nuestro blog, pero me lo habéis puesto como se las ponían a Fernando VII. Tengo material oficial para llenar 20 portillos. Es la primera vez que se publica la VERDAD de este affaire de las dominicas de Vivero. Ha habido mucha crueldad en Consuelo García y en Mª del Carmen Villar, que inventaron sobre las tres monjas inocentes acusaciones muy graves, en el vicario Antonio Rodríguez Basanta -de actitudes chulescas y prevaricador recalcitrante-, en el obispo Luis Ángel de las Heras CMF, colaborador necesario en todo este escarnio, y en el arzobispo Secretario de la Congregación de religiosos, José Rodríguez Carballo OFM, jefe y responsable supremo de todos los castigos. Todos ellos, y algunas personas más, de las que no tengo documentos porque han sabido cubrirse las espaldas, han causado muchísimo sufrimiento en estas tres monjas, en sus familias y en sus amigos, entre los que nos encontramos Julia y yo.

Ayer envié una carta al director de La voz de Galicia para su publicación en el periódico que ha sido la tribuna de todos los personajes que han ejercido de verdugos. Esta es.

CARTA AL DIRECTOR DE LA VOZ DE GALICIA.

Llevo mordiéndome la lengua cada vez que, desde los últimos cuatro años, aparecen informaciones en su periódico sobre el monasterio de Valdeflores en Viveiro, porque tanto el contenido de los reportajes como las comunicaciones del obispado sobre lo que ha sucedido en este monasterio son absolutamente falsas y demasiado interesadas. Los vecinos de Viveiro y las personas que leen este periódico no saben que el 3 de junio del pasado año hubo una sentencia inapelable del tribunal supremo de la iglesia católica, la Signatura Apostólica, declarando inocentes a sor Catalina Lage, a sor Begoña Meana y a sor Miria Gómez y desautorizando todas las actuaciones contra estas tres monjas por parte de la priora Consuelo García y de la subpriora Carmen Villar, del vicario Antonio R. Basanta, del obispo Luis Ángel de las Heras Berzal y del secretario de la Congregación de Religiosos, el arzobispo José R. Carballo OFM. Todos estos son, en distinto grado, los verdaderos culpables de toda la catástrofe que ha vivido Valdeflores y el calvario que han sufrido las tres monjas inocentes. En primer lugar, la priora, Consuelo García, y la subpriora, Carmen Villar, por hacer acusaciones graves y totalmente falsas contra tres hermanas de su comunidad; por desobedecer por sistema los mandatos y preceptos formales del Maestro General de la Orden, verdadero superior suyo y al que prometieron obediencia hasta la muerte. El vicario Antonio Rodríguez Basanta, por haber cometido prevaricación, abuso de poder, violencia de género y otras lindezas por el estilo al prohibir la entrada de dos monjas que tenían permiso y estaban fuera; y, con actitudes chulescas, más propias de un adolescente, por amenazar a otra monja de expulsarla si no se iba por su cuenta. El obispo de Mondoñedo–Ferrol, Luis Ángel de las Heras Berzal, porque tapó las prevaricaciones de su vicario Basanta, porque sabe –debe saber– que nadie, excepto el Papa, puede expulsar o no dejar entrar a una monja en su monasterio, porque sabe –debe saber– que nadie puede ser condenado si no se abre primero un proceso en el que las acusadoras tienen que probar la verdad de sus acusaciones; y ese proceso nunca existió (a pesar de que un numeroso grupo de prestigiosos sacerdotes de la archidiócesis de Oviedo le avisaron de que era preceptivo abrir un proceso); nunca hubo demostración de pruebas ni posibilidad de defensa por parte de las acusadas; hubo, sin más, castigo, al modo de la más cruel Inquisición; es más, las acusadas se enteraron por el referido obispo ocho meses después de estar exiliadas en Prulla (Francia) de cuáles eran las acusaciones que la priora y la subpriora habían vomitado contra ellas. El arzobispo Carballo OFM, porque fue el máximo responsable y el dictador de todos múltiples castigos, sin causa y sin proceso, que impuso a las tres inocentes. Todos estos personajes, y otros más que actuaron entre bambalinas, han sido, como digo, desautorizados por al alto tribunal de la Signatura Apostólica. Cuando la entonces priora, Consuelo García, y la subpriora, Carmen Villar, se enteraron del dictamen de la Signatura, arramplaron con camas y enseres y se fueron, por la noche, en un camión y taxis hasta Cangas del Narcea. Ellas dicen que las mandó el obispo huir, pero como la mentira es y ha sido su pan de cada día, no hay que darles crédito, aunque, a tenor de cómo ha actuado el obispo Luis Ángel de las Heras Berzal, esto es muy posible. ¿Marcharon para no encontrarse con sus víctimas? ¿Lo hicieron para que estas no pudieran volver a Valdeflores, puesto que, según una normativa reciente, son necesarias al menos seis monjas válidas para formar una comunidad? ¿Por qué el arzobispo Carballo, el obispo De las Heras, el vicario Basanta y la priora han actuado contra toda norma eclesiástica y han causado tanto sufrimiento en tres monjas, en su familia y en sus muchos amigos? ¿Por qué, todavía, no han recibido su justo castigo? ¿Qué intereses ocultos y espurios han perseguido y persiguen? Creo que son claros y evidentes, aunque muy diferentes en cada uno de los cuatro casos.

Baldomero López Carrera