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CONFINAMIENTOS (Por Jesusito el Herrero)

CONFINAMIENTOS (Por Jesusito el Herrero)

 

Querido (bastante, que conste) Furriel, me he cogido una depre brutal a raíz del último ladrillo de Baldo porque, además de la reclusión obligatoria por las circunstancias de todos conocidas, hay que sumar, como le ha pasado al Pitu, el hecho de no haber conseguido entender nada, y por lo tanto tener la sensación de carecer de altura intelectual suficiente, es decir, que soy un ignorante, yo, que me creía tan listo.

Tengo que reconocer, no obstante, que siempre he sido, más que de ladrillos, de bocadillos de jamón, o en su defecto calamares. Y claro, eso pasa factura.

Para paliar las consecuencias de este estado mental tan catastrófico no he tenido más remedio que recurrir a la tele, lo cual recomiendo vivamente a todo el que esté en la misma situación. Ayer, por ejemplo, vi esa famosa película –que muchos ya habréis visto– que se titula “Radiator” y que, por si alguien no la ha visto aun, paso a narrar sinópticamente a grandes trazos:

Un abuelete, en una residencia de ancianos de una gran ciudad, se encuentra un radiador abandonado en un pasillo. Como tiene frío se lo lleva a su habitación y lo enchufa. Un par de horas más tarde entra en la habitación una enfermera para ver si todo está en orden y nota el calorcillo. La enfermera le dice al abuelete: «Uyuyuuiiiii don Nicolás, aquí hace mucho calor, ¿qué está pasando?». El abuelete se hace el despistado, como que no sabe nada, y le contesta: «Bueno, es que ya casi estamos en verano y las temperaturas suben, y más aun con lo del cambio climático…». Pero en ese momento entra en la habitación la sobrina del abuelete, que es como una hija (pero eso no lo sabe ninguno de los dos todavía). La sobrina descubre detrás de las cortinas el radiador encendido a todo meter, pero sabiendo lo friolero que es don Nicolás (su tío y verdadero padre, para que ocultarlo por más tiempo) se lo calla y disimula como puede, pero la enfermera ya se ha mosqueado del todo y frunce el ceño. Entonces la sobrina/hija se ve obligada a desviar la atención de la enfermera regalándole la caja de bombones que le llevaba a don Nicolás que, además de friolero, tenía ese vicio a pesar de tener el azúcar y el colesterol por las nubes (lo mismo que la tensión).

En ese momento entra en el cuarto otra enfermera en prácticas con la merienda y, aprovechando el desbarajuste, y al tiempo que deja el vaso de leche con galletas sobre la mesilla, se hace con la caja de bombones y se la lleva disimuladamente debajo de la bata. Pero al salir del cuarto la pilla la directora de la residencia, que andaba por allí de inspección rutinaria y le conmina a devolver los bombones a su propietario. Entran las dos de nuevo en la habitación y la directora nota también el calorcillo y comenta: «Uyuyuuiiii, aquí hace mucho calor, y que nadie me venga con historias de que es casi verano además de lo del cambio climático ni demás puñetas…». Pero entonces la sobrina/hija de don Nicolás, más que nada para distraerla, le declara su amor a la directora de la residencia, (se supone que subyugada por ese poderío de jefa dominante, o “dominatrix”, pero eso es otra película). La directora, vivamente emocionada por la declaración abraza a la sobrina y se besan. 

A continuación, contenida ya la turbación pasional desatada, deciden organizar una manifestación feminista para el día siguiente. La “mani” partirá desde el comedor, recorrerá los pasillos de la residencia y concluirá en la capilla donde, por supuesto, se pronunciarán discursos alusivos. Se rechaza la idea de sacar la “mani” por el jardín por amenaza de fuertes lluvias. También se decide hacer pancartas reivindicando derechos y tal, pero finalmente las que se hacen son demasiado grandes y no caben por los pasillos, que son demasiado estrechos, así que en días sucesivos la directora decidirá confeccionar con ellas un centenar de “mascarillas” para el personal, pero como salen muy caras decide confeccionar “masbaratillas”.

El final, como era de esperar, es dramático pero no quiero destriparlo para no estropeárselo a quien no lo haya visto. No obstante quiero dejar en el aire varias preguntas inquietantes: 1ª: ¿Qué pasará con la caja de bombones?; 2ª ¿El repentino amor de la sobrina hacia la directora es sincero o un simple subterfugio para desviar la atención del radiador?; 3ª ¿La manifestación programada para el día siguiente terminará como el rosario de la aurora con un contagio masivo y descontrolado de viruela loca por no respetar las debidas distancias entre personas?; 4ª ¿La directora de la residencia estaba casada a pesar de lo cual decidió salir del armario en ese momento?; 5ª ¿Se enterará la sobrina de que en realidad es “hija” de don Nicolás gracias a la información que le pasa una vecina que había sido testigo de los líos entre éste y su cuñada Delfina, la auténtica madre de la sobrina?; 6ª ¿Qué pasa al final con el radiador?

Como ahora tenemos tiempo por delante el que quiera puede hacer una lista de valores y contravalores a la taza (o con almendra) que se pueden extrapolar del argumento. Yo me siento incapaz, lo juro. Si no tenéis folios en casa tirar de rollo de papel higiénico, pero no escribáis con estilográfica que os quedáis sin tinta porque se la chupa toda la celulosa. Hacerlo con bolígrafo. Mandarle al Furri las listas para que él os las publique. Que os divirtáis. Abrazos.

PD.: Esta noche ponen otra peli. Se titula “Los diez mondamientos” y va de un especialista en pelar fruta variada y luego licuarla. Ya os contaré.

Jesús Herrero

4 comentarios

BALDO -

Jesusitodemivida. Por prescripción facultativa de mi psicoanalista privado y particular, el Liçenciado Pitu de Caçorvía, tengo prohibido escribirte nada que se parezca a un “ladrillo”, dado que los últimos han producido en ti y en muchos más “neurosis de conversión”, que habéis proyectado (“somatizado”) en no sé qué partes del cuerpo y que os traen por la calle de la amargura. Solo quiero decirte que no sé qué me ha producido más honda satisfacción, si el cuadro de la portada o la hilarante fábula que has tejido. Valeatis omnes que in domo manetis et permanetis! Ego et Iulia valemus.

Javier Cirauqui -

Jesús, he leído tu relato breve, llena de humor negro y un tanto surrealista. De entre todos los enigmas del relato el que más me intriga es el quien se ha comido los bombones o quien se los comerá.
Yo espero que la sobrina y la directora se entiendan y salgan del armario y que la sobrira se entere de que es hija de Don Nicolás y de su cuñada. !Vaya culebrón!

Espero que la manifestación llegue a buen puerto y que lleguen a fabricar muchas masbaratillas. y quejen en paz al radiador que es el más cálidoy auténtico.
Muy bueno tu relato. Espero el siguiente con ansiedad

En tu relato predominan los contravalores más que los valores, es un poco rompedor y vanguardista, quizás dadaista.
Un fuerte abrazo.

Santos Suárez Santamarta -

Jesús, muy grata e hilarante invención literaria –además de tu fina viñeta- apropiada sin duda para mejor sobrellevar y olvidar por momentos estos tiempos de zozobra. Deseo vivamente que podamos librarnos pronto de esta preocupante situación que a mucha gente le ha venido encima agravando más sus ya penosas circunstancias.

Jose Manuel García Valdés -

Se nota que Baldo hace discípulos, casi te sale otro ladrillo de cuatro furacos (agujeros, eso sí, mucho más fácil de digerir. Yo no puedo contestarte a las preguntas porque me cortaron la luz para ahorrar. Te ruego, ya que tu la viste que me des las respuestas antes de que se ponga Baldo a darles respuesta, en cuyo caso saldremos de la pandemia y aún seguiremos leyendo.
Estoy en Madrid, en el Retiro, si vienes podemos hacer una meriendina.
Revogeos que fay frío.
Abrazos.
P.D. Baldo, ni se te ocurra responder a Jesúshache, no da lo premios prometidos.