PRESENTACIÓN ÁLBUM DE LAS FOTOS (la refinitiva Crónica de Jesusito Herrero)

CRÓNICA DE UNA PRESENTACIÓN ANUNCIADA con bastante antelación y dividida en varias partes estructuradas cada una de ellas en tres mitades. (Fernando, te juro que no volveré a decir lo de las tres mitades, solo lo hago porque ya no me puedes poner nota oficialmente).
PROLEGÓMENOS.
El día en que lo iban a presentar, el Furriel se levantó a las cinco y media de la mañana para esperar el BMW de Quique Muñiz en cuyo maletero tenían que cargar el Álbum de las fotos para trasladarlo a la Casa de Ejercicios (espirituales mayormente) donde se iba a celebrar el acto (también espiritual) de la presentación del ya mencionado libro parido básicamente por el Gran Lalo (el Faro de Vigo), el ínclito Furriel, el ejecutivo buenorro Quique Muñiz y alguno más.
Este comienzo está directamente copiado de una novela de un tal García Márquez que me gustó mucho mucho, y como estaba muy perjudicado con el viajecito, no me salía nada y opté por copiar a ver si así arrancaba. Sigo.
Cuando llegué a la Casa de Ejercicios ya estaban trajinando el Ínclito Furriel y Quique Muñiz. No paran. Produce cansancio verles. Te tienes que ponerte un poco lejos de ellos por si te piden que les eches una mano. Si ello llegara a suceder la has cagado porque ya no pararás hasta el día siguiente. Como empezaron a llegar algunos compañeros más, me pude esfumar eficazmente entre ellos y pasar desapercibido.
Eso sí, en cuanto alguien habló de ir a comer recuperé mi forma humana y la puse en todo el medio para que se me viera bien. Quique, el organizador nato, nos llevó a varios al restaurante donde comimos todos (lo menos treinta) la mar de bien. Curiosamente la mayor parte del personal comió de segundo rabo de toro, aunque el que se sentó a mi lado se quejaba de que le habían dejado sin rabo. Lo dijo demasiado tarde porque yo ya me lo había comido. Le hubiera dado un trozo de los míos con mucho gusto, sin problemas, lo juro, hubiera sido una putada, lo reconozco, pero se lo hubiera dado con mucho gusto.
PARALELEPÍPEDOS (o Fotógrafos).
El Javivi y yo tenemos el mismo modelo de cámara, igual de larga, igual de negra y por lo tanto igual de buena. Nos hicimos fotos mutuamente, pero también hicimos fotos a los demás, porque los demás, salvo excepciones, van con las manos en el bolsillo a estos eventos, o sea, que no tienen cámara, a excepción del Furri, que ahora lleva una de esas extraplanas que lo mismo te hacen una foto que un video o te tuestan un bimbo (tiene guasa la cosa también) o, lo que es peor, si te la metes en el bolso del pantalón, te irradia los panidoplótidos con el consiguiente perjuicio físico capaz de anular las pocas capacidades que aún nos pudieran quedar a modo de muestra. En este caso es mejor retirarse de verdad a una Casa de Ejercicios (espirituales mayormente). Al Javivi le hice una foto con el poeta, de etérea presencia, de melena de mago del Señor de los anillos, de verso trasparente, de relajante mirada. Justo lo contrario de Javivi, que tiene mirada aviesa de sátiro empedernido. Al final se queda uno con los dos a partes iguales. Lógicamente me refiero a José Ignacio porque el otro poeta, el Estrada, se encontraba moqueando malamente en Villajodida (o Villajoyosa) en ese momento. De los postres no quiero acordarme porque me dejaron una mancha en un lugar muy malo, como le sucedió a don Miguel de Cervantes y por eso empezó así en Quijote.
El resto del personal también comió bastante bien aunque, tengo que decir, no hubo langostinos, cosa que le recuerdo a quien proceda para que no se repita la próxima vez. Me pareció una falta de tacto.
PARALELOGRAMOS
El Álbum de las fotos en sí mismo, intrínsecamente hablando, es un paralelogramo con el permiso de Fernando, y si no que lo corrobore él mismo, porque si lo digo solo yo nadie me va a creer, sobre todo si se conocen, como se conocen, mis habilidades para las matemáticas. El origen es tan casual como prodigioso: Estaba el Gran Lalo comiendo unos langostinospescanova en un bar cuando llegó el Furri y dijo (en realidad no se sabe muy bien cuál de los dos): Hagamos un paralelogramo lleno de fotos de la paramera. Vale, contestó el otro y enseguida se pusieron a pensar. En estas estaban cuando apareció por sorpresa, el Quique Muñiz, que además de buen chico está buenorro como ya se mencionó antes y dijo mientras llegaba: Yo organizo la presentación y cobro lo que haya que cobrar.
Así, de esta manera tan sencilla, se llegó al resultado final del Álbum de las Fotos. En realidad ha sido un trabajo facilón porque si echamos cuentas el Gran Lalo tiene una varita mágica que cuando toca con ella una página en blanco se llena de fotos con sus pies correspondientes, su número de folio, en fin, su todotodo. Le cuesta más trabajo tenerla bien engrasada, limpia y a punto que dar el toque mágico a la hoja en blanco. Para el que tenga interés en saberlo la guarda muy en secreto debajo de la almohada. Yo esto lo sé porque tengo mis informadores muy de fiar.
Por lo que respecta al Furri, él se lo monta con el blog. Abre un portillo todos los días y pone lo que tienen que hacer los demás. Por ejemplo: Todo el mundo a comprar el libro o, todo el mundo a la presentación, y se queda esperando hasta que todo el mundo responde. Es fácil, aunque quizás no tanto como lo del Quique, al cual le encanta cobrar, se mata por cobrar algo, lo que sea, a todo el que pasa por delante. Y no te digo nada su labor organizativa. Tú vas tan contento por la calle, te cruzas con él y cuando te quieres dar cuenta te ha organizado una vuelta a la manzana en dirección contraria a las agujas del reloj y la visita a dos museos. No se pierde el tiempo con él. Lo suyo es vicio.
Bueno, el resultado final de la conjunción de estos tres planetas está a la vista. Un libro metafóricamente redondo con forma física de paralelogramo. Materia prima y forma sustancial. Cuerpo y alma. Esencia y consistencia. Densidad y levedad. Ser o no ser (perdona Pajarín por invadir tu terreno). Ya no sé por dónde iba. ¡Ah, sí! Me he enredado con los sinónimos del Word que me encantan. Retomo: Güevo de fotos. 1000 fotos y yo solo salgo en tres o cuatro porque yo ya era entonces de los que hacía las fotos y no se puede estar en misa y repicando. Casi me alegro porque es muy triste verme yo con el flequillo de entonces y sin el flequillo de ahora. Quitando este pequeño detalle, qué se puede decir de este libro que no se haya dicho ya para describir las Meninas, o el Quijote, o el Guernica. Y esto lo digo sin haberlo visto entero, cuando eso suceda no quiero ni pensar .
BARCELONA-ATLÉTICO DE MADRID
Ya dentro del salón de actos de la Casa de Ejercicios (espirituales) se dispuso una mesa con micrófonos, pantalla de power point, cartelón anunciador y un ramo de flores estupendas que provocó una pregunta general: ¿quién se casa? Algunos son brutos. No digo más porque los presentadores-conferenciantes fueron tomando posiciones en sus sitios correspondientes. Abrió fuego Javier Zirauqui con sus exhaustivos recuerdos de Villava y sus vívidas evocaciones que a muchos los teletransportó en alas del céfiro como en sueños a los lugares descritos. Javivi y yo, mientras, corriendo las bandas cámara en ristre. Estaba yo en el corner cuando alguien del Barcelona remató a bocajarro y marcó el uno cero. Me pilló desprevenido y me salió la foto desenfocada motivo por el cual tuve que borrarla.
Luego se adentró en el área del micrófono Bañugues para hablarnos del Deporte con mayúsculas, es decir, conceptualmente. Vino a explicar lo de mens sana in corpore sano pero en serio, como se practicaba entonces y no como hacemos ahora los de la tercera edad que más que remar escarbamos. En estas estábamos cuando alguien llama al móvil de alguien para darle la enhorabuena porque el Atlético de Madrid acaba de marcar, empata el partido y, de seguir esto así, se lleva la eliminatoria a Neptuno. Otro alguien saca su telemóvil y enseña a los de al lado las imágenes de cómo ha sido el gol. Desde la banda del salón no se oye muy bien quién ha marcado. Solo se oye perfectamente el ruido ese que hace el comentarista que parece una cañería floja y que se parece mucho a glogloglogloglogloglogolgloglogloglogoglogloooooooooooooooooooolllllll .
No me enteré para nada de lo que dijo Fernando Alonso, que fue el siguiente, porque alguien me preguntó si sabía lo que le pasaba a su cámara, con lo cual me pasé todo el rato tratando de apañarle el desaguisado. Nada grave. Nada que no pudiera arreglarse con cuerda, alambre y esparadrapo. La máquina por fuera ya no parecía una máquina de fotos, pero al menos funcionaba. Termina el encuentro y el Atlético se lleva la Liga.
Para cuando Lalo se puso a explicarnos lo que le había costado hacer el libro, y como lo había hecho, y porqué lo había hecho, y cuándo lo había hecho, y para qué lo había hecho, y para quién lo había hecho (ahora lo podría repetir todo en vasco, en gallego y en catalán, pero no sé idiomas y además no tengo tiempo, lo siento) todo el mundo apagó las radios y los guasás y se hizo un silencio respetuoso del que se benefició el siguiente ponente, que de haber sido Quique hubiera sido más bien imponente.
Remar es lo que hizo Tejín, y bien, no solo porque organizó todos los descensos del Sella a lo largo de más de cuarenta años, sino porque nos dio una charla emocional de tomo y lomo que concluyó con la entrega al Gran Lalo de un retrato del Gran Lalo pintado por él mismo logrando un gran parecido (con el propio Gran Lalo, se entiende). Luego también regaló algo que no llegué a ver (creo que un libro) a la santa del Gran Lalo aunque su intención fue haberle hecho otro retrato para que fuera a juego con el del Gran Lalo. Pero todo se fastidió porque se movió mientras posaba y salió desenfocada por lo que tuvo que borrarlo todo. A mí ya no se atrevió a pintarme porque no paro quieto y así no hay manera de hacer algo decente.
Cede el micrófono Carlos a Fernando, el de ciencias y letras, que además tuvo la amabilidad de darnos todas las cantidades en números romanos, de tal suerte que los de letras/solo, nos pudiéramos enterar bien, porque como todo el mundo sabe, en Roma los números se escribían con letras, y eso nos facilita mucho la comprensión, hasta tal punto que me enteré de todo. Habló hasta de la eternidad, pero como es un tipo verdaderamente listo impregnó todas las definiciones de un toque personal capaz de hacer pensar al prójimo por su cuenta, que es lo que siempre ha pretendido desde aquellos tiempos de la paramera y por eso todos sentimos entonces una especie de corriente de aire fresco que se coló al entrar él y que, a pesar de tener las puertas cerradas y los años hayan pasado hasta parecerse casi a la propia eternidad, todavía seguimos sintiendo. Como para mí ponerme serio es casi como ponerme cursi y eso es algo terrible, voy a cortar. Si alguien quiere escuchar su charla y la del resto que hable con el Furri y se la preste porque creo que lo grabó todo. Aquí sería imposible contarlo todo como se merecen los ponentes a quienes amo bastante, bueno, mucho.
POSTRIMERÍAS
Y puestos a pensar por uno mismo decidí yo mismo salir del salón de actos y acercarme al lugar donde estaba ya colocado un piscolabis grandioso con el que Quique pensaba acallar los rugidos de las fieras. El resto del personal tomó la misma decisión por lo que me quedó la duda de si lo decidido individualmente por todos y cada uno de los presentes era algo adoptado en libertad o estaba mediatizado o inducido por algún olor, sabor o información interesada. A la vista de lo que había sobre las mesas decidí tomar otra decisión nueva y olvidar las elucubraciones inútiles. También los demás parecían estar con el mismo rollo en la cabeza porque me noté como inmerso en una corriente humana que me arrastraba hacia la tortilla de patata, los canapés variados, el jamón serrano, los ahumados, la ensaladilla rusa, los caviares, los percebes, las langostas, (iba a poner langostinospescanoba pero de eso no había, lo que anoto aquí para que el responsable vuelva a tomar nota, a ver si a la tercera ), las cocacolas, las fantas, los vinos, las aguas (de marca), en fin, y un sinfín de cosas más que se perdieron los que no vinieron. Allí estuvo Alberto, pegándole fuerte a la tortilla, lo mismo que yo, que cuando no hay langostinos me sirve de consuelo.
Alberto me hizo varias fotos que espero ver enseguida, y yo le hice a él otras tantas que ya le he enviado. Alberto y yo tenemos buen rollo con lo de las fotos y la tortilla. Creo que se ha echado una novia bien guapa y me alegro por él y hasta me da envidia cochina.
Por cierto, las postrimerías de las postrimerías fueron unos pasteles de lo mejorcito.
Terminó todo a una hora prudente en la que unos se fueron a sus hoteles en León y otros a sus habitaciones de la Casa de Ejercicios (espirituales) a tomar las pastillitas de los abueletes, que ya son unas cuantas, y a recordar anteriores estancias en el mismo lugar, cilicios incluidos. Todo con mucho morbo pero ya sin penitencia, o con la única de que la cama era un poco estrecha y no cabían los sueños.
Mucha gente se quedó a la misa del día siguiente por los compañeros del norte, pero yo me tuve que volver a Madrid para evitar males mayores, cosa que sentí. Seguramente Javivi gastará un poco de boli para contarnos cómo fue todo ¿qué te apuestas?