DADLE DOS HOSTIAS, POR FAVOR
Las fotografías que me ha enviado desde Guatemala nuestro querido compañero reencontrado Carlos "Cacho" nos están permitiendo la aparición de bellas plumas a quienes pido su colaboración. Esta, la foto no la pluma, que hoy encabeza el artículo, también es de la cena de fin de Carrera en Salamanca, Junio de 1975. En esta ocasión, el de la pluma que hoy nos comenta la fotografia es Luisito Heredia, abogato al aparato. Un abrazo, monstruo, fenómeno, amigo querido, hermano.
Y otro no menos grande para nuestros Dominicos, Espinosa y Cacho.
Josemari, no sé si me envías la foto a sabiendas de que yo no corrí tanto como los protagonistas de la foto como para celebrar tan magno acontecimiento y restregarme por mi cara lo que pudo haber sido y no fue para mi. Yo me quedé en el camino, sí, pero viendo esta foto he tenido la sensación de haber compartido las mismas alegrías, tristezas y carrera.
Espinosa y Cacho. ¿Por qué me sonará tan extraño decir Padre Espinosa y Padre Cacho? – porque para mi decir Padre Carlos Díez me pega como una pistola a un Cristo o no me pega ni con mocos de cigüeña-. Es como si tu llamas a José Antonio, Padre Rodríguez. Absurdo, ¿verdad?
A ver cómo me suena: Compartí con el Padre Espinosa y Padre Díez estudios, promíscuas clases, mesa, mantel –bueno mantel no porque no los había- fútbol, balonmano, baloncesto, balonvolea, seba, bolos y escolanía -¿y rondalla?-, es decir los mejores años de mi vida. Sabía que el Padre Espinosa ejercía su sacerdocio en Atocha – pues hacía yo su seguimiento a través de mis primos colegas suyo - pensando que había sido el único que había acabado la carrera cuyo fin se celebra a todo trapo en la foto y más adelante me enteré que también había entrado a formar parte de la O.P el Padre Carlos Díez, pero en lugar desconocido en el que ejercía su sacerdocio. Pues anda, ahora me entero que estuvo codo con codo y partitura con partitura con el P. Torrellas. ¿Ves, Josemari? Es mi primo, siempre le llamé Angel y sin embargo no me suena tan mal decir P. Angel Torrellas.
Os dije en una ocasión en el blog que uno de mis deseos aún incumplidos era asistir a un oficio del Padre Espinosa. Ahora el deseo es doble pues ahora tendré la ocasión de que me den dos hostias, salvo que asista a una misa concelebrada por el Padre Espinosa y Padre Carlos Díez. En cualquiera de los casos, prometedme que escucharéis mis plegarias y que veré cumplido mi deseo. ¿Sería posible que un día coincidieseis los pocos del curso que permanecéis en la Orden para vernos todos y concelebrar una Misa? Cantada, por supuesto.
Espinosa y Cacho, que cara de felicidad de veros con el deber cumplido. No me extraña. Yo celebré mi fin de carrera antes que mi carrera celebrase el fin mío pues la terminé casado, trabajando y con tres hijos.
Por cierto, por la expresión de vuestras caras no podéis negar que comisteis como curas.
Espinosa y Cacho, os quiero, de verdad.
Luis Heredia.
0 comentarios