UNA IMAGEN Y 252 PALABRAS
Era la misa del voto, una de esas viejas y bellas tradiciones de nuestra ancestral historia, uno de esos actos a los que se apunta todo el mundo, las autoridades luciendo bandas y bastones, el pueblo para echar unos rezos, unos bailes y unos vinos. Todo muy bonito.
Pero los tiempos son los que son y sin que nadie la invite se suma una pobre al convite. Todos iban tan felices camino del templo del Camino, listos para la misa mayor... y aparece la cesta de la que pide, de la que quiere comer a mediodía, llevar a casa unos euros para sobrevivir.
Nada nuevo aunque tal vez imprevisto. El dominico está muy acostumbrado y salva el trance entrando lo más alejado y decidido posible. Las autoridades están entrenadas y todo el mundo mira para otro lado. El alcalde capitalino mira al suelo, el alcalde de pueblo pequeño sí se atreve con la situación pero no va a ser más que nadie. Si el de la capital mete la mano al bolso él la meterá a los dos, pero si el principal mantiene la mirada en el suelo él no le va a hacer un feo en fecha tan señalada y también pasará de largo.
Todo el mundo mira para otro lado.
Tanto que hasta la mujer que pide limosna mira para otro lado. En su cara se dibuja un “esto ya lo vi antes” y les evita el amargo trago de mirarles a la cara con cara de pena.
Fulgencio Fernández y Mauricio Peña, La Crónica de León 16-3-2013
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Andrés Martínez Trapiello -
Ramón Hernández Martín -