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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

ABUR, PELADILLA, ABUR (Por Pedro G.Trapiello)

ABUR, PELADILLA, ABUR (Por Pedro G.Trapiello)

Concluyó, fiesta no fiesta. Navidad sin cabalgatas. Navidad de perorata, ideal para una siesta... y rota con villancico: Campana bajo campana y, bajo cuerda, vacunas; te asomaste a la ventana y no avistaste ni a una. Retén, que viene otro vaivén, los numeritos cantan, qué malas nos traéis... (dígalo mejor Illa... y explíquese también Castilla, talcualilla en zapatillas).

La tele trepida: ¡Hay zozobra! Y ya no cabe ni el sarcasmo andaluz: más vale que zuzobre que no que zuzfalte.

Y además el sindiós del clima dio su cante. Asombro: el agua hecha de fundirse el hielo en los polos y subida al cielo vuelve a hacerse nieve, pero ahora cae en Albacete o la Castellana, que nunca vio otra en medio siglo y lo hace acontecimiento que no dejan de cacarear. Así, algo tan viejo como una nevadona se convierte en alarmas alarmantes de diletantes colores... y las teles que están en el ombligo de la nación reducen España a Madrid, ciudad sitiada... todas sus noticias van entre exclamaciones y admiraciones con tal énfasis ante lo extraordinario, que lo que solo sería una noticia de alcance en otro caso se convierte en relato de pasmos y exageraciones como si lo contara Jesús Calleja enchufando al Himalaya, cuando en realidad solo se trata de una imitadora y audaz reportera que ha petado uno de sus tacones en un charco helado definiendo su crónica como de alto riesgo bajo las ventistas y elementos desatados en la esquina de Goya con Velázquez. Sobran telediarios adictos a dramatizar y sobra peste reportera con voz de tómbola y entonando como corresponsales de guerra en un fuego cruzado. Sobra altisonancia.

Y como en la tele solo nievan copos y virus, te amorraste a cualquier teleserie (también pandemia) mientras viste junto a la pantalla esa fuentecita de cristal labrado con restos de turrones y dulces navideños dudando si pillar alguno... y de repente caíste en la cuenta de que no había peladillas ahí; tampoco en los últimos años. Nadie gusta ya de la peladillas de almendrona y poco de las de piñones. Abur, peladilla, abur... una Navidad difunta se va contigo.

DIARIO DE LEÓN, 10 enero 2021

ORDEN DE ORADORES -2-

ORDEN DE ORADORES -2-

LAS DOS ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (y 7)

LAS DOS  ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (y 7)

LAS DOS ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (6)

LAS DOS  ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (6)

Ni oro, ni incienso, vacunas (Por Eugenio González)

 

con un sincero deseo de paz y felicidad, también quiero celebrar que el mundo tenga un remedio al agónico  (en el sentido unamuniano), mal del año. 

Eugenio

 

 

 


 

DIARIO DE LEÓN 2 DE ENERO DE 2021, 14:41

Vivíamos tan tranquilos, subidos al árbol del progreso, la existencia cómoda, la vida más fácil, mayores cuotas de independencia y autonomía, mejores los salarios, modernizando la salud, muchas más fiestas y parrandas para todos, cuando de repente, el globo, inesperada y lentamente, comenzó a perder aire y, de repente y sin aviso previo ¡explotó!, dejándonos en el vacío, porque el momento tenía que venir y vino y, ataos de pies y manos, comenzamos a quedarnos inermes y sin hacer nada hasta tocar el duro, puro y fangoso suelo.

Al principio nadie se lo creía, era una broma, un acertijo, un reto para los médicos y científicos que, en menos que canta un gallo, el tal coronavirus, motivo de burla para los muy machos, quedaría pulverizado, Pero el bichito, infatigable, mortal y terco siguió su camino haciendo estropicios entre nosotros y casi en el mundo entero. Fue este el año que, a todos, nos cambió la vida, dejando patas-arriba nuestra dulce existencia, nuestros planes y proyectos de trabajo, crecimiento y felicidad.

Los regalos de esta fiesta de los Reyes Magos están en vilo. Los milenarios amigos de los niños, y también de muchos mayores, corren el riesgo de no llegar nunca. Reyes, camellos y caminos han sido contagiados por el enemigo —al día de la fecha—, número uno de la humanidad. Todos sabemos quién es, por lo que es mejor ni mentarlo, no sea el diablo que, allá donde no esté todavía, sienta ganas y prisa por llegar.

Los Reyes han gastado todo su oro y su fortuna en otros menesteres y arcones y carteras están pobres y sin recursos. Del incienso, poco que decir; solo la Iglesia lo usa para purificar templos y abanicar jerarquías. Y de la mirra, mejor ni hablar, porque el pueblo ha sufrido tanta amargura, que solo está esperando que la amarga mirra se convierta en alegre y dulce vacuna que sane el dolor.

Así estamos, sin ganas de celebrar la fiesta de la ilusión, de los regalos, antes de que la cuesta de enero —imparable, año tras año—, nos venga pisando los talones. Los profetas de mal agüero se niegan a creer en una salida. «El sufrimiento, la tristeza y el temor» nos tienen a todos como paralizados, metidos en el agujero negro de la desconfianza, armados y enfrentados con simples «naranjeros» (la mascarilla, la distancia social, el alcohol), que tanto nos han ayudado a combatir, a un poderoso enemigo que, oculto tras la niebla, diezma a diario y a un mismo tiempo, hogares, escuelas, fábricas y hospitales, residencias de mayores en las poblaciones de media humanidad.

Nuestro aplauso final es hoy para quienes emplearon horas en desenmascarar al enemigo y acorralarlo, de quienes con armas nuevas lo están combatiendo

El propio rey mago de los Estados Unidos, rubicundo Melchor, anda entregando perdones a los Herodes del momento, y se niega a dar un subsidio justo y necesario a los pobres y desempleados del país y, sobre todo, a abrirles la puerta a los niños que siguen perdidos deambulando en torno a la muralla de hierro que él, inhumano, todavía intenta terminar. Esos niños que, en un futuro inmediato —hombres ya—, serían todavía muy pocos para sustituir a los cientos de miles que la pandemia se está llevando, y a los que ya se llevó, en este país.

¿Todo perdido, cuando la caja de Pandora se ha abierto, y sus vientos apestosos han contagiado a la humanidad? ¡Ni hablar!, nos queda de la fiesta lo más importante, lo mejor: la Epifanía (la fiesta de la Navidad en el mundo ortodoxo), la Fiesta de la Luz y la Esperanza, el futuro de una vacuna que ya está entre nosotros y con toda seriedad promete liberarnos del enemigo común. Todo un juguete infantil diminuto, frío, en cajas de plástico y cartón, pero mortífero para sacar de las trincheras del cuerpo humano, de donde se resiste a salir, a nuestro enemigo principal.

Los Reyes de este año no vienen en camellos, vienen en camiones custodiados por los soldados de la paz, trayendo inmensos frigoríficos atiborrados de salud para toda Europa, y esperamos que también para toda la humanidad.

No necesitamos este año dejar los zapatos en el balcón, solo debemos prestar nuestro brazo por unos segundos para que la ambrosía de la vida nos libere a nosotros y deje inerme al enemigo. Debemos asomarnos a los balcones y ventanas para ver pasar a los soldados portadores del futuro bienestar. Llevan su bata blanca, hoy más que nunca resplandeciente de luz, de vida y una sonrisa feliz porque ya se acerca la liberación. Ciudad tras ciudad, pueblo tras pueblo, casa tras casa, de norte a sur, de este a oeste, prendamos la hoguera de la solidaridad que ha de recibirlos con los bravos abiertos y el mejor aplauso cerrado porque son ellos los que nos van a salvar.

El frágil y diminuto juguete se convertirá en salud, alegría, abrazos y besos, y entonaremos cantos de liberación y lágrimas de agradecimiento, viendo cómo el nuevo juguetito viene trayendo oleadas de paz a nuestro hogar, al barrio, a los países todos, porque la guerra de todos, debe convertirse ahora en la paz mundial. Y el nefasto año que nos cambió la vida para mal, nos ensombreció la esperanza, nos llenó de dolor y luto, volverá a reconvertirse en el año que, para bien, nos recambiará la vida, nos devolverá la luz, llenará de alegría nuestros ojos y poblará balcones y ventanas de fraternos lazos blancos de felicidad.

¡Ánimo, amigos, todos!, la salvación, hoy más que nunca, está en camino y nadie la parará. Salgamos, corazón abierto, a recibir a nuestros soldados: Los soldados de la liberación, que ha de ser duradera, solidaria e inseparable compañera para el futuro. Nuestro aplauso final es hoy para quienes emplearon horas en desenmascarar al enemigo y acorralarlo, de quienes con armas nuevas lo están combatiendo, y de todos aquéllos que se brindan, voluntarios, a presentar, distendido, cualquiera de sus brazos, abriendo paso a la salud y a la felicidad.

 

 

 


LAS DOS ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (5)

LAS DOS  ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (5)

UN RUISEÑOR CANTÓ EN BERKELEY SQUARE (Por Santos Vibot)

UN RUISEÑOR CANTÓ EN BERKELEY SQUARE

 

Cuando dos enamorados se encuentran en Mayfair, 

así cuentan las leyendas,

los pájaros cantores cantan

y el invierno se torna primavera.

Cada sinuosa calle de Mayfair cae bajo el hechizo.

Sé que tal encantamiento es posible

porque me ocurrió a mí un atardecer.

 

Precisamente esa noche,

la noche que nos conocimos,

había magia flotando en el aire,

había ángeles cenando en el Ritz

y un ruiseñor cantó en Berkeley square.

 

Puede que esté en lo cierto, puede que me equivoque,

pero estoy completamente dispuesto a jurar 

que cuando te volviste hacia mí y me sonreíste

un ruiseñor cantó en Berkeley square.

 

La luna que bañaba la ciudad de Londres,

pobre luna perpleja con el ceño fruncido,

¿cómo pudo saber que nosotros dos estábamos tan enamorados?

Todo el maldito mundo parecía estar al revés.

Las calles de la ciudad estaban pavimentadas de estrellas,

fue una historia tan romántica…

Y mientras nos besábamos y nos decíamos buenas noches

un ruiseñor cantó en Berkeley square.

 

Nuestros pasos de regreso a casa

fueron tan ligeros como los bailarines pasos de Astaire.

Y… como un eco lejano…

un ruiseñor cantó en Berkley square.

 

Lo sé porque estuve allí,

aquella noche en Berkley square.

 

******************************

Os brindo esta traducción mía tratando de mejorar las traducciones semiautomáticas y con menos alma de Google.

Conocí esta canción en Glasgow. Durante los cuatro años que viví allí con Borja, a raíz de mi jubilación, asistí cada día a los recitales de órgano que tenían lugar a la una en el fastuoso órgano del Kelvingrove Museum, en los que participé en varias ocasiones. Al tratarse de un entorno profano tuve la fortuna de conocer, de manos de aquellos espléndidos organistas, el fascinante repertorio británico de música organística no destinada a la iglesia sino a esos asombrosos palacios y mansiones con sala de órgano en los que, tanto la campiña como algunas ciudades británicas son tan pródigos. 

   En uno de esos recitales, un simpático organista al que fui a saludar al terminar su actuación, Ian MacGlinchey, del que luego me hice muy amigo y me introdujo en el circuito de organistas invitados del Kelvingrove, interpretó esta canción. Incluso en aquella versión instrumental, sin conocer aún la letra ni la historia de la misma, quedé cautivado. Tal es el tesoro de canciones penetrantes e inolvidables que nos ha legado Britania desde la más remota antigüedad hasta los Beatles, David Bowie…and so on.

En seguida, como en las cestas de cerezas, empecé a tirar del hilo de esa inacabable enciclopedia que es la red y descubrí los detalles: que fue compuesta en el pequeño pueblo pesquero francés de Le Lavandou poco antes de la segunda guerra mundial.

Que fue una muy querida canción durante años. Que ha sido versionada por algunos de los más grandes vocalistas…hasta que tropecé, hipnotizado, extático, con esta embriagante y muy conmovedora interpretación-creación en la voz de aterciopelada niebla de Mel Tormé, maravillosamente acompañado al piano por  John Colianni en 1994, pocos años antes de la muerte del cantante, que ya había versionado la canción con otros pianistas y con orquesta. Pero lo que Colianni hace en esta canción raya lo inefable, arropando en sublimes harmonías de jazz e iridiscentes cascadas de cristal, esa voz que es toda sentimiento y penetrante calidez. Además de desplegar una gama de colores vocales que recuerdan a veces los lamentos y suspiros del saxo, el clarinete o el violoncello… Las discretas pinceladas de la percusión también invitan a ese baile único y fuera del tiempo de una pareja enamorada…

Descubrí también que Mel Tormé fue apodado “The Velvet Fog” -La niebla de terciopelo- pero que detestaba este apodo (siendo como es tan sugerente y pertinente para él) y que a uno de su cinco libros lo tituló “No todo fue terciopelo”…

He tenido la íntima e inmensa satisfacción de ser yo mismo calificado de “bardo de niebla” por el hondo poeta Luis Martínez de Merlo en el Preámbulo de mi libro…llamadme sentimental pero creo que tal vez ello provenga en sus más subconscientes raíces de haber vivido aquellos 16 y 17 años míos en Las Caldas de Besaya… tantos días envueltos hasta la asfixia (en el fragor vehemente -candente- de la adolescencia) en aquella niebla otoñal e invernal, incluso en primavera. Aquellos meses fervientes e irreales que viví y padecí y gocé entre el embriagador aroma de los eucaliptus y del monte boscoso en aquel verde enclave de los sueños rotos…

Os copio a continuación el texto original inglés para que disfrutéis aún más de la experiencia mientras lo escucháis en las mejores condiciones que podáis. 

Y quiero dedicarlo en primer lugar a todos los que ya me habéis pedido “El candor y la culpa”, aunque a algunos aún no os lo he enviado, pronto lo haré, en agradecimiento profundo por vuestra lectura y vuestra gentileza. Y en segundo, pero no menos importante, lugar a todos los que seguís, después de casi catorce años ya, leyendo y escribiendo en este blog que es una segunda casa nuestra en la que encontramos incombustible amistad -aunque se pasen años de silencio, porque ni el silencio puede borrar el afecto-, consuelo en las desdichas, y alegría compartida en todo lo bueno. 

Os estoy escribiendo desde Palencia, donde la tarde se ha puesto súbitamente cenicienta y ha prorrumpido a nevar esplendorosamente, mientras las ramas desnudas de los altísimos chopos y sauces de la orilla del río, cabecean entre los gruesos copos incesantes…

Que este año comience con romanticismo y con esperanza, mis queridos amigos.

Santos Vibot

 


 

 

A NIGHTINGALE SANG IN BERKELEY SQUARE

 

When two lovers meet in Mayfair So the legands tell 
Songbirds sing and winter turns to spring 
Every winding street in Mayfair falls beneath the spell 
I know such enchantment can be 
’Cause it happened one evening to me

 

That certain night, the night we met, 
There was magic abroad in the air, 
There were angels dining at the Ritz 
AndA Nightingale Sang In Berkley Square 
I may be right, I may be wrong, 
But I’m perfectly willing to swear 
That when you turn’d and smiled at me 
A Nightingale Sang In Berkley Square

 

The moon that lingered over London town; 
Poor puzzled moon, he wore a frown 
How could he know we two were so in love, 
The whole darn world seemed upside down 
The streets of town were paved with stars, 
It was such a romantic affair, 
And as we kissed and said goodnight, 
A Nightingale Sang In Berkley Square

 

Our homeward step was just as light 
As the tap dancing feet of Astair 
And like an echo far away, 
A Nightingale Sang In Berkley Square 
I know ’cause I was there, that night in Berkley Square

LAS DOS ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (4)

LAS DOS  ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (4)

LAS DOS ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (3)

LAS DOS  ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (3)

LAS DOS ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (2)

LAS DOS  ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (2)

INOCENTES

INOCENTES

MAXI OLÓRIZ NOS FELICITA LA NAVIDAD

Con este vídeo del Orfeón Pamplonés.

NOCHE DE PAZ armonizado por el propio Maxi.

JESÚS HERRERO NOS FELICITA LA NAVIDAD

JESÚS HERRERO NOS FELICITA LA NAVIDAD

con esta maravillosa acuarela.

FELICES PASCUAS

FELICES PASCUAS

ORDEN DE ORADORES

ORDEN DE ORADORES

Con estos recortes de alguno de nuestros oradores nos felicita las Pascuas el querido Justino Blanco Villacé.

Presentación del libro 'Los Ranchos de Ánimas y de Pascua' del Dr. D. Maximiano Trapero

 

Queridos amigos:
Ayer se presentó en el rectorado de la Universidad de Las Palmas mi último libro sobre el tema de los ranchos de Canarias. Las limitaciones de asistencia presencial impuesta por la pandemia hizo que el público fuera muy restringido, pero se retrasmitió en directo por el canal interno de la universidad y ya puede verse en abierto.
El video es largo, de una hora, pero a mi entender tiene una muy buena imagen y sonido y hasta creo que puede verse y oírse mejor que en el directo de la sala, y naturalmente puede acortarse o seleccionar a voluntad.
No es bien conocido en mi opinión el tema de los ranchos de Canarias aun dentro de nuestro archipiélago, y desconocido del todo fuera de él, pero yo los juzgo como "la más singular manifestación poético-musical de Canarias".
Ahí queda.
Y con él va mi felicitación navideña, puesto que de una manera muy directa trata de textos y músicas de la Navidad.
Un abrazo,
Maxi

LA TABERNA DEL CALAMAR

LA TABERNA DEL CALAMAR

El día 15 de diciembre de este aciago 2020, a las 13:00, nos reunimos en Madrid varios, a saber: Santos Vibot, poeta palentino, Quique Muñiz, poeta leonés, Dacio García en la modalidad de novela negra y a la sazón residente en Alcalá de Henares, Fernando Alonso, lector empedernido y crítico literario por circunstancias medio ambientales, y yo mismo, degustador oficial de langostinos (a pesar de que el cónclave se reunió en “La Taberna del Calamar).

Con semejantes individuos el asunto se puso serio en lo referente a la profundidad y alcance de lo allí tratado, temática, por otro lado, muy variada y con vocación de referencia ideológica obligada para los visitantes del blog, es decir, podría decirse que los allí presentes son auténticos “influencers” mediáticos del pensamiento global.

Quique Muñiz, que convocó la reunión como quien no quiere la cosa, soltó con desparpajo un verso de su “Cuadernotanjoven”: 

Al pasar

me ha dicho el viento que lloras,

que escondida en la noche

evocas recuerdos que son nada.

Y me parece que sueño

y oscurece.

 

A consecuencia del golpe se nos encogió el alma: a mí, en concreto, se me escapó un langostino sin pelar ni nada; a Santos Vibot se le cayó un verso de candor al suelo y Fernando Alonso se tuvo que agachar a recogerlo; y Dacio se quedó paralizado momentáneamente. Quique, el recién descubierto poeta pensó para sus adentros “ahí me las den todas”, y se quedó tan ancho.

Pero Santos Vibot no se calló y le espetó:

 

Catarata de luces

incendio de bebidas polares

irisada catástrofe de música

 

los espacios fantasmas

 

la armonía

 

(una visión esplendorosa de coches

en medio de la estepa)

 

–tu enamorada atención–

 

todos los anhelos antiguos cifrados en creerte posible

centinela de la perspectiva

escultura del viento a fuer de bronce ardido…

 

(así, como quién no quiere la cosa) y, claro, se hizo un silencio total y solo se oyó, rompiendo la magia la voz del camarero: “una de servilletas marchaaaaando…”, porque se le habían olvidado cuando trajo las patatas fritas y las cañas.

 

Entre tanto pensé “cielos", el que no tenga el librito con los 21 poemas de Quique Muñiz y el de Santos Vibot (el Candor y la culpa), está perdido, no está en este mundo, no sabe nada de la vida y, sobre todo, no ama.

 

A los que no leen poesía habitualmente –no saben lo que se pierden–, les recomiendo, con toda mi energía de “influencer mediático”, empezar ya de una santa vez con estos dos libritos y librazos porque serán libres como el viento y el espíritu. Es más, reconozco que por un instante olvidé los langostinos y me puse a pelar versos y a comérmelos.

Lo de Dacio aun no lo tenemos en las manos, pero yo ya me lo he leído y os garantizo una sorpresa mayúscula. Además se puede leer sin mascarilla y sin distancia social y, desde luego, sin allegados molestos o cuñados impertinentes. El libro se puede leer durante todas las navidades de cabo a rabo.

Al finalizar la reunión se firmaron dedicatorias por parte de los autores.

 

Lo extraño es que ninguno de éstos me puso, en las dedicatorias que me dedicaron, nada referente a lo guapo que soy y a lo delgado que estoy y cosas por el estilo, en cambio todo el mundo se hacía lenguas de lo guapo que era Alberto y que, además le montaba los belenes a su padre (me refiero a los de figuritas navideñas, no a broncas y cosas así) y, claro, su padre encantado dando instrucciones: “A ver Alberto, el burro un poco más atrás, san José un poco más “palante”, la bola roja un poco más arriba y la blanca más a la derecha. ¡Qué jeta!

Alguien pagó las cañas y las patatas fritas, y como somos muy limpios y aseados, recogimos todos los versos que se habían desparramado por la mesa, los pusimos en su sitio después de sacarles brillo y nos fuimos, no sin que antes Fernando me pusiera los puntos sobre las íes recordándome que algunas fechas de Páramos no eran muy precisas y Quique Muñiz me aclarara que en la narración de la abeja que lee un libro ayudada por una corriente de aire que le iba pasando las páginas, no era de Javivi, sino suya, lo cual me hizo pensar que la sombra del Alzeimer se cierne sobre mí, que horror. Con razón Javivi no recordaba haber escrito nunca algo así.

Necesito más reuniones de estas con poetas, escritores y gentes de semejante calaña, y las necesito con urgencia.

Evidentemente para la foto nos quitamos las mascarillas porque de lo contrario hubiéramos parecido más una conspiración de espías que una convocatoria literaria de postín. No obstante, la próxima reunión creo que va a ser masiva y sin mascarillas. Ya veréis.

Jesús el Herrero

LAS DOS ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (1)

LAS DOS  ESTRELLAS COLORÁS DE LA NAVIDAD 2020 por Jesusito el Herrero (1)

RAMÓN HERNÁNDEZ MARTÍN nos felicita la Navidad

Queridos amigos:

Me adelanto un poco al aluvión de felicitaciones y parabienes navideños, posiblemente más sentidos que nunca por las circunstancias, que inundarán estos días vuestros espacios. Lo hago de la mejor forma que sé hacerlo.

La no-Navidad de este no-año no podrá con la hondura y la reciedumbre de los sentimientos de proximidad que estas fiestas hacen brotar y crecer en cada uno de nosotros. Cual agua en recipiente agujereado, el afecto y la fraternidad encontrarán salida para llegar caudalosos, indemnes e incontaminados, a quienes los motivan. La Navidad certifica que no hay abrazo más abierto, fuerte y tierno, que el que Dios nos da en la “encarnación”. De ahí que proceda desear, en toda circunstancia y situación, “feliz Navidad” a cuantos amamos por haber formado parte de nuestra historia, por ocupar un lugar en el horizonte de nuestra propia vida o porque simplemente se nos cruzan en nuestro camino.

Por ello, en medio de la austeridad y de la  clausura que las circunstancias sanitarias nos imponen este año, os invito, queridos amigos, a regalar hermosas cestas navideñas a vuestros propios amigos, parientes y demás “allegados”, llenas a rebosar, pero no con cosas tan banales como jamones y embutidos ibéricos de bellota, sabrosos quesos manchegos, crujientes turrones alicantinos, excelentes cavas catalanes, olorosos vinos riojanos, dulces sidras asturianas y otras exquisiteces de similar calidad, sino con comprensión y tolerancia para todo aquello que, teniendo carta de naturaleza, no nos entra en la mollera; con una fraternidad cuya fuerza sanguínea rompa silencios y borre desprecios; con la compasión que obliga a sufrir al lado del enfermo y a pasar hambre al del hambriento; con la paz que diluye intereses bastardos y apaga guerras fratricidas; con el cumplimiento del único mandamiento que nos impone el niño que nace en Belén, y, finalmente, con la confianza inquebrantable en que pronto saldremos airosos del embrollo vírico en que nos vemos envueltos y del agujero económico en que hemos caído.

Insisto en que es la mejor manera que se me ocurre para acercarme este año a cada uno de vosotros, durante unas fiestas que ya llevan varios días en escena, para desearos que disfrutéis su enorme belleza, la humana y la divina, y que dejéis fluir generosamente los cálidos sentimientos que provocan. Tal es mi deseo y en esa dirección explota el afecto con que ahora cargo mi amistoso abrazo. ¡Feliz Navidad, próspero año y felicidad!

A COOL OCTOBER MORNING (Por Santos Vibot)

A COOL OCTOBER MORNING (Por Santos Vibot)

Aquellas frías mañanas de Octubre a Diciembre en las que la añorada luz solar rielaba, a veces ya invernal, entre nieblas y escarchas…todo lo que sentí tan secreto y prohibido y embriagante…aquellos iris de quimérico azul…

Estas aromadas y caleidoscópicas cadencias harmónicas de Sigfrid Karg-Elert a la manera de Edward MacDowell, el guapo y elegante compositor y pianista norteamericano del último romanticismo, ya con ese narcótico perfume vaporizado flotando entre sus frondas art-nouveau…

Y este rumor, estos susurros como de libélulas estivales de siesta del harmonium junto a la caracola de nuestros oídos…que ya no saben si están allí o aquí, entonces o ahora en esta confusión de sensaciones casi físicas, en este exceso de puntos suspensivos del que ya no quiero salir…

 


 

 

Pinchad en este enlace.

https://drive.google.com/file/d/1rAOEkHvzXIP3pfgEDngzqGRC61AOpG3R/view?usp=sharing

 


 

La segunda parte del video no tiene sonido pero es bonito ver en detalle este sugerente instrumento, el nombre de sus registros, entre ellos el de Harpa eólica, un curioso instrumento que sonaba con la brisa y el viento y que es de los mas fascinanates del Harmonium.

Santos Vibot