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Antiguos alumnos dominicos VIRGEN DEL CAMINO - LEON

PONIENDO EL BELÉN CON ALBERTO

Que nada ni nadie nos quite la ilusión por la Navidad.

JESÚS HERRERO PROLOGA el libro de Dacio DON GARCÍA DEL ASTURA Y DEL MAMPODRE - volumen 8 de la COLECCIÓN EL TOMILLAR

JESÚS HERRERO PROLOGA el libro de Dacio DON GARCÍA DEL ASTURA Y DEL MAMPODRE - volumen 8 de la COLECCIÓN EL TOMILLAR

Presentación

Un genio escondido detrás de una puerta

Cuando leí este libro que ahora está en tus manos, hace ya casi dos años, me llevé una sorpresa mayúscula. Gracias a algunos amigos comunes tenía ligeras noticias de las habilidades literarias de Dacio, pero no me imaginaba tal despliegue, torrencial diría yo, de fluidez narrativa, tensión y ritmo, y menos en un género complicado por definición.

A Dacio se le podría definir así, como un genio escondido, tal vez detrás de una puerta o de cualquier otro sitio insospechado. Es un tipo que vive iluminando las sombras y no sueles notar su presencia hasta que te das de narices con él por casualidad. Por suerte, al final, todo el mundo va a tropezar con él y se va a llevar una muy agradable sorpresa.

Dacio prefiere que no se diga aquí nada de él. Es tímido y huye de las bambollas mundanas como de la peste. Pero que alguien me diga cómo se puede empezar a leer un libro sin saber nada de quien lo ha escrito. El autor es persona callada, no suele hablar mucho, y menos de sí mismo, pero para eso estoy yo, con su permiso o sin él, para decirte, querido lector, que como mejor se explica el cronista de esta historia es con papel y pluma.

La «petulante descripción» —en palabras del propio autor— que éste dedica a las características físicas del protagonista de la trama, tal vez podrían aplicarse, desde el punto de vista literario y humano —y aunque no lo acepte—, al autor del texto, un espléndido relato que engancha desde la primera línea con un timbrazo intempestivo de teléfono justo cuando el sueño, o los sueños, son más agradecidos.

Estamos ante una narración con tintes de novela negra contemporánea cuyas claves para articular el desenlace se encuentran en otra odisea, en este caso del siglo XVI. Las idas y venidas de los personajes van discurriendo y cruzándose por los caminos marcados en el antiguo relato hasta el final. Un cruce o superposición entre el hoy y el ayer de lo más original y efectivo.

Como sería de mala educación desvelar el final, sobre todo si tenemos en cuenta las características de género del relato, por no decir del reducido espacio disponible, no tengo más remedio que callar para que fluya la intensa corriente de esta historia que, a buen seguro, te arrastrará.

Jesús Herrero


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DON GARCÍA DEL ASTURA Y DEL MAMPODRE - volumen 8 de la COLECCIÓN EL TOMILLAR Por Dacio García González)

DON GARCÍA DEL ASTURA Y DEL MAMPODRE - volumen 8 de la COLECCIÓN EL TOMILLAR Por Dacio García González)

 

Dacio García González, de la gloriosa del 61, nos quiere contar una historia que en realidad son dos. Se trata de la gloriosa historia de DON GARCÍA DEL ASTURA Y DEL MAMPODRE.

Unos breves apuntes para hacer boca y sepáis de qué va esto: Ocurre un hecho delictivo y unos periodistas buscan datos para hacer la información. Por el medio se cruza la existencia de un manuscrito del siglo XVI que narra la historia de unos personajes que se movieron por el rincón más nororiental de lo que ahora es la provincia de León, en los valles del Curueño, Porma, Astura y Cea, y que relaciona las dos épocas.

Si le echáis un vistazo al texto de la contraportada, Dacio nos cuenta algo más.

 

El resto lo tendréis que leer por vosotros mismos en las 400 páginas que tiene esta espléndida novela. No, lo de espléndida no es un cariñoso calificativo de compromiso, y os puedo asegurar que la intriga de esta historia, escrita con gran calidad literaria, os arrastrará de principio a fin. Sobre el contenido solo queda por decir que el prólogo es de Jesús Herrero (gran animador de que el autor diera a conocer a Don García a todos nosotros), la edición, maquetación, diseño, etc. del gran Lalo F.Mayo y que a modo de epílogo veréis un entrañable documento que narra, en verso romance, la historia de la Dama de Arintero, señora de armas tomar que se lavaba con agua del Curueño.

Como ya viene siendo habitual con nuestros autores, Dacio también quiere preguntaros quiénes querríais un ejemplar (o más) para encargarle a los gallegos habituales los libros necesarios para cumplir con vuestros pedidos. 

El precio exacto de DON GARCÍA DEL ASTURA Y DEL MAMPODRE aún no se sabe a ciencia cierta (tan reciente es la edición del libro, hecha por Lalo, nuestro editor habitual, que ni tiempo ha dado a pedir el presupuesto), pero saldrá algo más caro que el Páramos de Jesús Herrero debido a su extensión de 150 páginas más.

Así que ya sabéis el proceso. Quienes lo queráis, apuntaos mediante un correo aquí, o bien contactar directamente con el autor.

dacio1950@gmail.com

¡Ah!, en este caso Dacio tampoco quiere sacar su libro a las librerías y ha dedicado todo su esfuerzo literario a nuestro solaz particular. Así que será el volumen 8 de la COLECCIÓN EL TOMILLAR en su epígrafe de relatos. Pero seguro que una vez lo hayáis leído le animaréis, le pediréis, le conminaréis incluso… a que lo publique en alguna editorial que se lo lleve a las librerías.

 

¡Qué bien que en estos tiempos en que los días tienen tantas horas, nuestros compañeros (Santos Vibot, Jesús Herrero, Quique Muñiz, Dacio…) se preocupen porque no nos falte el imprescindible alimento para el espíritu. Más que en la Orden de Predicadores, nuestros compañeros debieron estudiar en la orden de Escribidores.

En la portada ved la cubierta del libro.

Y el mapa de los lugares por donde se desenvuelve toda la acción que describe tanto el manuscrito del siglo XVI como el desenlace de la historia que tiene lugar en la actualidad. Aunque en sus páginas también podréis visitar Alcalá, Toledo, Valladolid, Salamanca, León…


 

 

una foto descrita en la novela de Dacio.

Es la Peña Forqueta, entre Arintero y Valdehuesa.

ADIÓS A UN GRAN AMIGO (Por José Antonio Lobo y Quintín García)



Al incesante goteo de hermanos dominicos que están falleciendo por el virus, tenemos que añadir tu despedida, querido hermano Juan Manuel, pues nos acaban de avisar que has descansado ya para siempre. Tras una larga enfermedad, que te paralizó la vida, hoy nos has dejado. Y los recuerdos hacia ti son inmensos y llenos de profundo cariño y admiración.
Lo primero que quisiera resaltar es que no sólo eras un hombre muy inteligente y con una sólida formación, y un excelente profesor, tanto en el Instituto Superior de Filosofía de Valladolid, como en la Universidad de Deusto y la Facultad de San Esteban, sino también un trabajador incansable, una persona muy buena y con una gran sensibilidad.
Personalmente tuve la suerte de vivir muy cerca de ti, durante 22 años en Valladolid. Y he visto lo consciente que eras de la importancia del trabajo sobre la justicia y la paz. Cómo no recordar y agradecerte, en el momento de la transición política en España, tras la muerte de Franco, el espacio de diálogo que abrimos, tú como subdirector y yo director, del Instituto Superior de Filosofía, entre cristianos y socialistas, a petición de estos. Fuiste el gran impulsor de esta iniciativa, que resultó esclarecedora para ambas partes, pues dialogamos y confrontamos la utopía socialista con la utopía del Evangelio, nuestra manera de entender una alternativa de vida basada no sólo en la libertad, sino también en la justicia, la igualdad y la solidaridad. La iniciativa fue relevante para el Instituto, que se abrió a la ciudad, y produjo un impacto importante en ella y en su universidad. En el encuentro intervinieron, además de profesores dominicos del Instituto y la Facultad de San Esteban, personalidades relevantes en aquel momento, como Gómez Llorente, Gregorio Peces Barba, Reyes Mate...
De ahí nació la Cátedra de Estudios Políticos Sociales, un espacio muy interesante, del que tú fuiste el impulsor, por tu gran sensibilidad, y siempre movido por el diálogo entre la fe y el mundo cultural, socioeconómico y político.
En segundo lugar, hablando desde Acción Verapaz, quisiera recordar tu participación en su nacimiento. En 1982 la Comisión de Justicia y Paz de la Provincia de España, creó un espacio, abierto a dominicos, dominicas y personas interesadas, para reflexionar sobre cómo llevar a la práctica la propuesta lanzada a toda la Orden, en el Capítulo General de ese año, de la opción por los pobres, la justicia y la paz, A este foro, en cuya creación participaste, lo llamamos Colectivo Dominicano por la Justicia y la Paz. Como fruto de este proceso, surgió la idea de pasar de la reflexión a la acción. Por eso, en una reunión del Colectivo, en octubre de 1994, con presencia del Promotor de Justicia y Paz de la Orden, Jacques Perennés, se tomó la decisión de crear Acción Verapaz. Y allí estabas tú, y allí fuiste elegido miembro de la Junta Directiva provisional, con el encargo de difundir y motivar al resto de la familia dominicana, a participar en esta iniciativa. Desde Acción Verapaz un cariñoso agradecimiento.
Finalmente, quiero destacar tu gran sensibilidad, tu gran acogida a las personas y tu desvivirte en detalles hacia aquellos que se acercaban a ti, siempre con apertura y gran corazón. Gracias, Juan Manuel. La última vez que nos encontramos fue en el I Congreso Internacional Dominicano por los Derechos Humanos, en Salamanca, en el año 2016. Ahí pude comprobar que te tomabas la vida y el trabajo muy en serio. Hasta desgastarte. Quizás eso te aceleró tu despedida. Gracias, gracias y gracias, por siempre.
¡Descansa en paz!


José Antonio Lobo

 

CHAO, ALMARZA, HASTA LA AMANECIDA

Os compartimos un texto que Quintín García, dominico de la comunidad de Babilafuente, ha escrito en su partida a Juan Manuel Almarza. Por el cariño y relación que Quintín tiene con Acción Verapaz, nos lo ha enviado, y lo difundimos. Como siempre, con su sensibilidad hecha palabra!!

 

CHAO, ALMARZA, HASTA LA AMANECIDA

Recibo la noticia de la muerte de Almarza a media mañana e inmediatamente me asalta su rostro, ya enfermo, recluido en un silencio hiriente, de la última vez que lo vi en Villava, hará tres o cuatro años.

Pasé muy mal rato, la verdad, mirando y remirando su cuerpo, varado ya en la silla de ruedas, todavía relativamente joven, digamos. Viví ese momento, como tantos familiares, amigos y frailes cercanos, supongo, con un movimiento interior de rabia y de protesta: ¿por qué, por qué? Pero allí mismo te tragas las preguntas, le acaricias la cara, quieres decirle algo amable, y la verdad es que solo aciertas a entrever dolorosamente que así es la condición humana: somos espíritu, inteligencia, sentimientos, capacidad de decisión; nos miramos a los ojos y nos sentimos; o nos recordamos en la distancia y nos seguimos queriendo… Pero somos también biología con sus leyes, y conexiones neuronales, y cegueras, e infartos de miocardio… Y en la rueda de la fortuna de la vida, tan ignota tantas veces, a cada uno nos toca lo que nos toca en formas de vida y en formas de enfermedades y de muerte.

Confieso, no obstante, que no me duró mucho esa imagen del rostro herido y ausente por la enfermedad, y el consiguiente mal sabor de boca y de alma. Enseguida, como una especie de resorte automático, se sobrepuso a la imagen última de Almarza en silla de ruedas, una imagen primera, de cuando éramos chavales, una imagen fotografía que había recobrado del álbum de fotos precisamente este verano con ocasión de un encuentro de amistad en Candelario –Béjar- de dos y yo tres antiguos compañeros de curso desde el primer año de estudios en Corias. Es una foto en la que se nos ve de adolescentes flechas en formación militar delante de la tienda de campaña en el campamento del Frente de Juventudes donde nos llevaban. Almarza debía ser el jefe de tienda `porque está el primero de los cinco –Rorro, Constantino, Carlitos Peña, Rufino Lobo, él, y yo-. Desde luego es el más espigado, con cara de más responsable, y tiene ese aire rubio y espabilado, con los ojos destellantes, como anunciando el lejano profesor de filosofía que habría de ser.

Al hilo de esa imagen, y en mitad de una mañana especialmente fría y cenicienta, voy enhebrando recuerdos y recuerdos de los años de carrera. Luego ya las vidas se bifurcan, cada uno hemos andado nuestras propias sendas y construido nuestros paisajes interiores. Y ha sido ya tarde, de profesor él en Valladolid y Salamanca y yo en estos pueblos de Las Villas (Salamanca), cuando hemos coincidido en torno a actividades e inquietudes comunes, fundamentalmente en tareas de Justicia y Paz y en la ONG Acción Verapaz.

Estuvimos juntos de niños, de adolescentes, de jóvenes. La vida luego nos dispersó. Pero hemos sentido siempre no solo la fraternidad de dominicos, sino ese sello imborrable –no sé si eso infundirá carácter- de ser del curso. Y por tanto amigos especiales.

Mi rezo por él ahora, en esta mañana tan cruda, es sobre todo recuerdos: momentos vividos en común y sentimientos de amistad y de fraternidad. Y deseos de que descanse definitivamente en el seno del misterio de Dios. 

En fin, la enfermedad y la muerte nos separan por un tiempo; nos tocan vivir a unos y a otros otras formas de vida en esa ascendente evolución de la energía. Pero nos quedan los afectos que nos permiten recordarnos, querernos, superando incluso esa barrera física de la muerte, porque “el que ama no muere”.

Hasta luego, chaval. Nos volveremos a ver en la Amanecida.

Quintín García

 

 

 

FALLECE Juan Manuel Almarza Meñica

FALLECE Juan Manuel Almarza Meñica

Ayer dia 7, ha fallecido en Villava Juan Manuuel Almarza,.

Pertenecía al ultimo curso que empezo en Corias (curso 1956) y continuó en La Virgen del Camino.

Llevaba varios años con problemas debido a un ictus.

Descanse en paz.

LA SOMBRA DEL JUNKER

LA SOMBRA DEL JUNKER

Santos Vibot escribe este comentario en la noticia SILLAS Y ALEMANES que publiqué en el blog el pasado día 2.

 


 



En los archivos de Josemari hay una impresionante foto del colegio tomada desde un Junker en la que se ve la sombra del avión sobre el suelo, aquí vendría muy bien ponerla otra vez.
Me acuerdo de cómo vibraban los cristales...

Santos Vibot

 


 

 

Cumplamos su petición. Susórdenes.


FALLECE JUAN ANTONIO SÁNCHEZ TURIENZO

FALLECE JUAN ANTONIO SÁNCHEZ TURIENZO

Acabo de recibir otra dura noticia.

Descanse en paz.

SILLAS Y ALEMANES

SILLAS Y ALEMANES

Vendiendo sillas al pie del viejo Santuario.

Las mujeres del fondo observan a esos dos soldados alemanes.

TARIFA NORMAL

TARIFA NORMAL

En esta fotografía bordea el Santuario el buque insignia de la casa Barreiros en lo que a turismos se refiere, el Dodge Dart.

Recuerdo que había dos taxis en León de esa marca y la gente era reacia a tomarlos creyendo que eran más caros que el resto de taxis, por lo cual tuvieron que poner un letrero en el coche que rezaba : Tarifa normal

CERCA DE TI SEÑOR (Por Santos Vibot)

CERCA DE TI SEÑOR (Por Santos Vibot)

Recibo este vídeo en el que nuestro muy querido Santines Vibot interpreta el Cerca de ti Señor, con lo que atiende una petición de Luis Carrizo.

Qué mejor momento para dedicársela a quienes nos han abandonado recientemente.

Gracias maestro.

Pinchad en el siguiente enlace.

 

https://drive.google.com/file/d/1pmzpu2QGraMZ36jTTjrGu94v2hC7VHDV/view?usp=sharing

21 poemas de amor a los 21 (Por Enrique Muñiz)

21 poemas de amor a los 21 (Por Enrique Muñiz)

 

DIARIO DE LEÓN- CULTURA - 25-11-2020

Enrique Muñiz lo apuesta todo a un 21 poético. Y de un conjunto de textos de hace cinco décadas, de cuando tenía 21, por supuesto, le sale un libro que es un arma cargado de futuro dedicado a su hija Serel, cómo no, de 21 años.

Entre tanto 21, son esos los poemas que forman Cuaderno tan joven, que admite el juego de No tan joven en la grafía de la portada y que da una pista de cómo las palabras son una herramienta sentimental para este escritor que lo era, sin decirlo, sin saberlo también tal vez, pero que atesoraba todo lo que escribía y ahora saca a la luz con una veteranía vital que es digna de admiración.

A veces siento, cansado de otoño, que nacerá algo o que vendrás mañana/si amanece. «Son poemas, son haikus, pensamientos...», explica sobre unas creaciones que tienen como denominador común cierta melancolía existencial. De hecho, Enrique Muñiz asegura que hay un sentimiento constante de aquel joven que era en los años 70 que se mantiene en su forma de ser y ver la vida.

Pero hay en Muñiz también, aunque sea desde esa introspección, un espíritu de vida necesario más en estos tiempos. Porque alguien que confiesa que muchos días, cuando la jornada acaba para todos, es en el momento en el que encuentra a una musa nocturna que le susurra como un blues sus versos inspirados.

Presenta el libro en persona Muñiz y lo hace con modestia. Pero el artefacto, delicado y con unas ilustraciones de Javier Sahagún que lo que convierten en objeto artístico, funciona en las tiendas, como Artemis, la Librería Universitaria o Alejandría.

Si la poesía siempre es un acierto de regalo, este No tan joven cuenta con el afecto del autor, que da la sensación de que hubiera escrito a mano cada ejemplar para que el lector, y la primera lectora: Serel, lo sientan en primerísima persona.

 

'CuaderNo tan joven', el libro de poemas que Enrique Muñiz dedica a su hija por su 21 cumpleaños

'CuaderNo tan joven', el libro de poemas que Enrique Muñiz dedica a su hija por su 21 cumpleaños

Veintiún poemas breves escritos por el autor en el año 70, cuando tenía 21 años, con ilustraciones de Javier Sahagún.

leonoticias.com

«21 poemas de mis 21 años a los 21 de mi hija». Bajo este pretexto ha sacado su primer libro, 'CuaderNo tan joven', el leonés Enrique Muñiz. «He escrito desde niño y es cierto que no se me da mal, pero nunca lo he hecho con la intención de publicar nada porque eso te condiciona a que quede bonito y no a decir lo que sientes», apunta Enrique Muñiz a leonoticias. 

 

Pero todo eso ha cambiado, cuarenta años después este leonés se atreve a mostrar sus pensamientos, cavilaciones y sentimientos La culpa la tiene su hija Serel y la intención de otorgarle un regalo original y diferente del que salen beneficiados todos los lectores. «Son textos que están tal y como lo escribí en los años 70, no he querido tocarlos para mostrar toda su verdad; tan solo he añadido una pequeña dedicatoria y un epilogo en lo que explico el motivo del libro», comenta Muñiz.

Ya está disponible 

Esta colección de poemas «intimista y realista» que ha sido ilustrada por Javier Sahagún, ya estuvo, en verano, expuesta en la Sede Estable de Artesanía de Colinas del Campo (Igüeña). «En principio era para hacer una veintena de ejemplares para repartir entre familia y amigos pero después de la exposición me animaron a publicarlo», señala este leonés.

Ahora el libro ya es una realidad y se puede adquirir en librerías como Artemis, Universitaria y Alejandría situadas en la capital leonesa. Sin ningún otro cometido que el de felicitar el cumpleaños de una forma muy especial a su hija nace este libro que quien sabe si no será el primero de muchos.

 

 

 

ileon.com

El leonés Enrique Muñiz publica su primer libro de poemas como regalo a su hija Serel por su 21 cumpleaños. ’CuaderNo tan joven’ es un "librito", como él mismo define, con 21 poemas seleccionados que escribió en el año 70 en la montaña de León, cuando tenía 21 años. Sin editar, los versos aparecen impresos de su puño y letra, acompañados por ilustraciones en color de Javier Sahagún.

"Es un libro intimista, con poemas muy breves", que nadie había visto antes. "Escribo mucho pero nunca había publicado nada", reconoce. Este verano, venció a la vergüenza y se atrevió a exponer una parte y la buena acogida del público lo animó a dar el paso de imprimirlos.

Tan sólo hay dos páginas con tipografía Arial, una con una dedicatoria a Serel y otra con el epílogo del libro. "Del resto, de los poemas, no he corregido ni un punto ni una coma. Están tal y como los escribí en su momento. Es una forma de demostrar a mi hija la utilidad por la verdad, que ésta vaya por su camino".

El libro está disponible "por poco" en las Librería Universitaria y Librería Alejandría de León, pendiente de ser vendida al menos en "un par más" que por ahora están sin confirmar. "Sé que hay gente que le puede gustar y puede ser un buen regalo de Navidad.".

 

Portada del libro de poemas ’CuaderNo tan joven’ de Enrique Muñiz a su hija Serel.

DOS LECTURAS, DOS AMIGOS (EL CARIÑOSO y EL CANDOR Y LA CULPA Por Carlos Tejo)

DOS LECTURAS, DOS AMIGOS (EL CARIÑOSO y EL CANDOR Y LA CULPA  Por Carlos Tejo)

Estaba yo enfrascado en escribir alguna reseña sobre las publicaciones de dos compañeros, y, acabada la tarea, no me pareció oportuno interrumpir ninguna de las informaciones que el Blog, nuestra casa común, iba añadiendo. El comentario lo habría insertado en la entrada que sobre El Candor y la Culpa habías publicado. Pero llegaron otras noticias. Lo de la salud del pPedro era mucho más importante y es lo que concentra nuestra preocupación. Bañugues, nuestro Carlinos, me paralizó y me entristeció aún más. Menos mal que Jesús Herrero y Lalo  F. Mayo nos dieron la alegría del mes.

 
Esto que te escribo, José Mari, son unas reflexiones sencillas sobre algo que conlleva mucho esfuerzo, como es el hacer que nazca un libro. Además, aportan tanta satisfacción.

 


 

 

 

                  EL CARIÑOSO. Los emboscados del Miera

                  Coincidieron en mi mesa dos libros escritos por dos compañeros, Isidro Cicero y Santos Vibot. El de Isidro es la quinta edición de un libro que cumple más de cuarenta años: EL CARIÑOSO, Los emboscados de Miera. Lo vi en un escaparate de Cangas de Onís y compré seis ejemplares de los diez que habían dejado en la librería. Antes de empezar a regalarlo a quien yo ya pensaba, me lo volví a leer, pues tenía una edición anterior que me había regalado mi hermano José Ramón. Lo reconozco, volví a descubrir su contenido. Duro, durísimo. Pensar que hicimos todo eso…El primero de los libros se lo regalé a una señora que está en la Residencia de Ancianos Camila G. Beceña, de Cangas de Onís. Ella fue la primera mujer concejal socialista en este concejo. María Antonia tiene 93 años y una lucidez que envidio. Me dijo que lo había leído de un tirón y que se emocionó, por lo que EL CARIÑOSO le aportaba de recuerdos muy tristes. Un segundo ejemplar está en casa de un dramaturgo amigo mío, Eladio de Pablo, otros dos están ya en manos de unos componentes del coro donde canto, El Peñasanta, y yo conservo los otros dos.     Las ilustraciones de Santos Veracruz aportan crudeza a un relato en el que Isidro no te permite, casi, tomar aire.

                  EL CANDOR Y LA CULPA

                  Por otro lado, queridos compañeros, llevo varios días contemplando, primero, la belleza estructural del soporte. Estoy hablando del libro de Santos Vibot “El Candor y la Culpa”. Ya no se miman así las estanterías de una biblioteca. El libro es un museo. Ocho galerías llenas de cuadros, con sus luces, destellos y sombras ajustadas. Autenticidad. 

                  Mientras recorro con atención sus pasillos, sintiendo el color y el calor de cada uno de sus lienzos literarios, Shakespeare, Becket, Baena o el prologuista Martínez de Merlo que me ilustró sobre un Cernuda que tenía aparcado,  y varios más, nos abren las puertas de cada una de las salas. 

                  Lalo, el gran Lalo F. Mayo, decoró con maestría barroca cada pórtico de cada estancia.  Qué decir de lo expuesto por Pedro G. Trapiello en el “Broche” final y que pudimos leer en toda su extensión en nuestra casa común, este Blog, y que nos sitúa a todos en el lugar de partida, en La Virgen del Camino.

                  Entre las múltiples ilustraciones que contribuyen a atraer la atención, aún más,  la de los ángeles del Libro Quinto, me recordaron la inmensa obra poética del dominico Fray Diego de Hojeda: LA CRISTIADA.

Y busqué el libro en mis estanterías. El recuerdo era por algo, ya que, aunque las ilustraciones no fueran del mismo autor, los ángeles que aparecen en los dos libros, El Candor y la Culpa y La Cristiada, se mueven, yo añadiría vuelan (qué cosa distinta puede hacer un ángel) con la misma agilidad y gracia.

                  En unas palabras que le dediqué al autor, Santos Vibot, más en privado, le decía que lo que era un descubrimiento para el prologuista, Martínez de Merlo, para mí, nosotros, el que abriera la ventana de su vida y dejara salir  la luz que tenía almacenada era un abrazo, ahora que es cuando más se necesita.

                  El libro que tengo en mis manos tiene dos dedicatorias. La manuscrita, la personal y la otra, la impresa para todos. De ésta última, supe que el protagonista no era yo, pues nunca fui “intrépido” en el colegio aquel “de Palestrina y nieve…” Y de un tirón llegué al Díptico de Primavera. Y tuve que parar. A la poesía a campo abierto de Santos se le iba sumando el trote VISUAL de la colocación de los versos que Lalo F. Mayo situó en su justo lugar, dando la pausa para reposar y otras veces para coger el ritmo veloz, alocado también; en ocasiones despejando puntuaciones y mayúsculas para que no nos desviáramos de lo importante: la senda de la narrativa poética.

                  Me emocioné, y mucho, con la ELEGÍA A FERNANDO, EN SU LUZ. “Qué cruel  genialidad de muerte te nos llevó”. Sobrecogedor.

                  Lo dicho, ya no se da a luz libros así. Esta maravillosa edición, a quién más satisfacciones da es a quién lo lee y lo palpa. Por eso, Santos Vibot, amigo y compañero de infancia, lo confieso, me quedan días de dicha gracias a ti y, por supuesto, a Lalo F. Mayo.

                  Sé que no coinciden buenos tiempos para la difusión de las obras literarias pero sí lo son para adquirir tu libro EL CANDOR Y LA CULPA, a lo que animo con gusto,  y llenar estos días con más palabras hermosas y menos ruidos desinformativos.

Carlos Tejo

PÁRAMOS (por Jesús Herrero ) -3-

PÁRAMOS (por Jesús Herrero  ) -3-

Para ir haciendo boca.

Así comienza el capítulo 5 del libro de Jesús Herrero. Recuerda su llegada al colegio de la Virgen del Camino.


 

Dos días antes de mi marcha a León me despedí de Pili Villanueva. La niña lloró un poco y entonces me di cuenta de que mi alocada decisión de meterme a cura tenía consecuencias no previstas. Pero para entonces ya estaba atrapado en la espiral de acontecimientos que yo mismo había desencadenado. Las dudas sobre la tontería que iba a acometer me invadieron de nuevo. Ahora con más intensidad. De aquella rápida despedida salí totalmente deprimido. Incluso había nubes negras en el cielo ese día y un airecillo frío y molesto, propio de octubre, incrementaba aún más la sensación de incertidumbre o inquietud. Se me quitó hasta el hambre. Para colmo Pilarín ni siquiera se dejó dar un beso y se fue corriendo a su casa. No volví a verla más.

Las maletas ya estaban preparadas desde hacía un par de días. El seis de octubre, a las ocho de la mañana, mis padres, mi hermano y yo cogimos un tren con parada en todas las estaciones en dirección a León. Carbonilla, humo, frío y sueño. Silencio por fuera, tumulto por dentro.

Tres horas y media después, en parte recuperado ya el áni- mo, entramos los cuatro por la ancha puerta del colegio apostólico. Había barullo de padres y niños que se incorporaban ese día fronterizo entre dos vidas. Algunos llorosos, como no podía ser menos, otros no tanto. Un chaval de pantalón corto al que habían avisado por la megafonía interna nos estaba esperando en la con- serjería para llevarnos hasta el despacho del director de la escuela menor, el padre Félix Martínez del Cura, que nos recibió amable pero serio. Al entrar en el despacho a mi hermano se le cayó encima el mundo y se puso a llorar. El padre Cura, que era así como todos le llamaban, les dijo a mis padres que no se preocuparan, que se le pasaría en cuanto se fueran. Con semejante escena a mí también se me vino encima el planeta Tierra, pero no sé si por amor propio o por mostrar o lucir un carácter más duro que el de mi hermano, empecé a sonreír y disimular el descalabro interno, como si no pasara nada, como si aquello fuera jauja... 

PÁRAMOS (por Jesús Herrero ) -2- Página del editor

PÁRAMOS (por Jesús Herrero  ) -2- Página del editor

Hoy os dejo la página del editor (Lalo F. Mayo), que cierra el libro de Jesús Herrero. 

 

Este libro, séptimo título de la Colección El Tomillar, fue escrito en la ciudad de Madrid durante el obligado confinamiento a que la pandemia del virus Covid-19 sometió al mundo en el año 2020 y editado en Málaga en cuanto el autor puso el punto final a su historia. Una vez finalizado este trabajo, el arte final de Páramos viajó hasta la costa del Cantábrico para ser impreso en los talleres de artes gráficas de Lar, en Viveiro.

Para diseñar, maquetar y componer Páramos se ha usado la aplicación informática InDesign. La tipografía principal del texto del libro es la clásica Garamond del cuerpo 11, interlineado al 15. Para los números de los capítulos se ha empleado la familia Ibarra Real en cursiva del cuerpo 30. Una letra capitular de esta misma familia ilustra el arranque de cada capítulo, así como el título y el nombre del autor en cubierta y portadillas. Incluso el texto que cierra el libro —y que el lector está leyendo ahora mismo— está compuesto en esta espléndida letra creada por Jerónimo Gil en el siglo XVIII y fundida para la edición de El Quijote que imprimió Joaquín Ibarra en 1780.

Las ilustraciones, tanto del cuerpo del libro como de la cubierta y las falsas guardas, salieron tanto de la mano como de los recuerdos del autor del texto, Jesús Herrero.

Páramos ha sido impreso en papel offset extra Munken Print de 80 gms, con cubierta y solapas en cartulina gráfica de 295 gra- mos plastificada.

La Colección El Tomillar acoge los libros que se publican bajo la advocación del sitio de Internet antiguosalumnosdominicos, creado en el año 2007 para impulsar la celebración del cincuenta aniversario de la Fundación Virgen del Camino. De esta manera, Páramos completa la conmemoración de los primeros trece años del blog en la red universal. 

Lalo F. Mayo


PÁRAMOS (por Jesús Herrero ) -1-

PÁRAMOS (por Jesús Herrero  ) -1-

Me ha confesado Jesús que este libro no saldrá a las librerías.  
Es decir, que solo es para nuestros afortunados ojos.  Para algún despistado, todavía tenemos posibilidad de pedir un ejemplar a Jesús.


Por eso hemos adornado íntimamente la solapa con la lista de libros de la Colección el tomillar y el logo que el mismo Jesús Herrero nos hizo para ilustrar que ya son 13 los años de vida de este blog. 


IMPORTANTE

Como la imprenta enviará todos los libros a Jesús, será él quien tenga que embolsarlos, ponerles la dirección y llevarlos a Correos para hacerlos llegar a cada uno de vosotros. 


Por lo tanto, necesitará conocer la dirección postal de cada uno. Y para que estas no queden expuestas a la curiosidad de los miles de personas que pasan por aquí, lo mejor es que le enviéis a él confirmando vuestra dirección.

El email de Jesús: jesusherreromarcos@gmail.com

Él acusará recibo y a su vez os contestará con un correo en el que figurará su número de cuenta corriente, o en su caso el número de BIZUM, para hacerle el pago. 

Ha fallecido nuestro amigo, el cura Pedro

Ha fallecido nuestro amigo, el cura Pedro

Os dejo el enlace a la publicación VALLECASWEB periódico independiente de información vallecana con la noticia y comentarios a la muerte de pPedro.

http://vallecasweb.com/actualidad/item/vallecas-ha-fallecido-nuestro-amigo-el-cura-pedro-201114

 


 

MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN DE VECINOS LOS PINOS DE SAN AGUSTÍN EN PUENTE DE VALLECAS 

Francisco Catalán | Vallecasweb
Pedro Sánchez, asturiano, dominico y párroco durante décadas de la Parroquia Santo Tomás de Villanueva, en el barrio de San Agustín, Vallecas, ha fallecido a la edad de 95 años víctima del COVID-19. Hoy, las personas que lo conocimos y gran parte del barrio estamos de luto, con el dolor añadido de no haber podido despedirnos de él ni acompañarle en los momentos finales.

Pedro fue maestro de novicios durante años; posteriormente marchó a Méjico y quedó marcado por aquella realidad; volvió a Madrid y supo acompañar el día a día de los vecinos durante cuarenta años: Luchó denodadamente por construir una parroquia digna saliendo de los sucesivos barracones o bajos alquilados en los que se desarrollaban los actos litúrgicos, las reuniones, el compromiso con el barrio. Supo despertar un clima de fraternidad y servicio en las personas que lo trataban. Fue miembro activo de la Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín hasta el final de sus días, apoyando todo tipo de acciones ante la Administración y movilizaciones en la calle. Luchó codo con codo con el vecindario por los transportes, la remodelación del barrio (él fue fundamental en cartas, peticiones, papeleo, reclamaciones), por el parque, las infraestructuras, la Escuela de Personas Adultas y un largo etc. Pedro estuvo en todo.

Acogió, respaldado por el Consejo Parroquial, a los diversos Grupos que tocaron las puertas de la parroquia: Grupo de Gimnasia, de Baile Flamenco, Grupo Local de Amnistía de Vallecas, Grupo de Teatro, etc.

La solidaridad con pueblos empobrecidos se canalizó con la ONG Verapaz que durante más de veinte años formó parte del quehacer habitual y él apoyó, así como a la Acción Social que atendía las necesidades del propio barrio y a los grupos de atención a niños y jóvenes: “Chispa” e “IRIS”.

La jerarquía de la Iglesia el impidió celebrar misa en la parroquia, por lo que Pedro decidió trasladar la liturgia a los locales de la Asociación de Vecinos. (© Foto: VALLECASWEB.COM)La jerarquía de la Iglesia el impidió celebrar misa en la parroquia, por lo que Pedro decidió trasladar la liturgia a los locales de la Asociación de Vecinos. (© Foto: VALLECASWEB.COM)

Pedro durante la inauguración en Vallecas de la plaza dedicada a su amigo Julio Lois en 2014. A su lado, Mariano Monjas, presidente de la Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín. (© Foto: VALLECASWEB.COM)Pedro durante la inauguración en Vallecas de la plaza dedicada a su amigo Julio Lois en 2014. A su lado, Mariano Monjas, presidente de la Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín. (© Foto: VALLECASWEB.COM)

En la parroquia y fuera de ella vivía el Evangelio, la opción por los pobres; supo evolucionar de posiciones más ancladas en el pasado a los nuevos postulados de la Teología de la Liberación. Sencillo, servicial, amigo, ése era Pedro. Participaba en la organización y desarrollo de la catequesis, los grupos de reflexión, las salidas de la gente junto con sus compañeros dominicos y Julio Lois, con quien compartió la actividad parroquial y barrial. Su compromiso le costó conflictos con la jerarquía eclesiástica, que él no buscó, pero le vinieron por su fidelidad al evangelio. Una vez jubilado, y en el tramo final de su vida, la parroquia sufrió enormemente con un párroco que la Comunidad logró rechazar, y desde ese acontecimiento le impidieron decir misa en la parroquia que él levantó en buena medida, como también se lo impidieron a su compañero dominico José Antonio Lobo. Acabó celebrándola durante un tiempo en los locales de la Asociación, llenos a rebosar. Lo marginaron completamente e incluso lo invitaron a marcharse del barrio junto con su compañero.

Pero él no se quejó. Nunca habló mal de nadie. Siguió haciendo lo que sabía. Y nos hacía pasar ratos extraordinarios cuando en celebraciones en la Asociación o en los grupos, cantaba lo que acabó siendo el himno de Pedro, que todo el mundo coreaba:

“Como quieres que salga
de noche a verte, si,
si el perru de tu padre, sa,
sale a morderme, si…”

Le salía la sangre asturiana y el carácter: Pedro era de una pieza, firme, seguro, cariñoso, humilde, con un punto de timidez. ¡Cómo lo vamos a olvidar! Descansa en paz, Pedro y ve con el Dios en quien creías.

Vallecas, 14 de Noviembre de 2020.
Adriana Sarriés y Francisco Catalán.
Miembros de la Parroquia y de la Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín (Puente de Vallecas).

(*) En la imagen que abre esta información, Pedro Sánchez luchó siempre por defender las reivindicaciones de los vecinos de Vallecas. (© Foto: VALLECASWEB.COM)

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Comentarios (10)

  • Fernando Medina Ruiz

    14 Noviembre 2020 a las 11:27 | 
    Oooooh, creo que con la desaparición de él ya no me queda ninguno de aquellos curas rojos que conocí.
  • Ana Belinchón Salguero

    14 Noviembre 2020 a las 13:11 | 
    Bonita reseña que describe muy bien quién era Pedro y cómo era con todos y, en especial, con sus amigos y con su barrio . Nos enseñó a todos muchas cosas, compartí con él días de colonias en Zarzalejo, viví muy de cerca su gran amistad con mis padres y el cariño que ellos se tenían y, sobre todo... cómo ponía su granito de arena en el cuidado de mi madre en su ultima etapa, compartiendo desayunos, confidencias y mucho afecto. Has sido y serás una persona muy valiosa, un referente y dejas un gran legado en tu gente. Hasta siempre Pedro!!!
  • Estrella Martín Perales

    14 Noviembre 2020 a las 13:14 | 
    No sé si vive Enrique de Castro, Fernando, este de la parroquia San Cosme y San Damián. Una cosecha de curas irrepetible. Un abrazo. Estrella
  • Lorena Torres Sánchez

    14 Noviembre 2020 a las 13:45 | 
    Qué pena... él fue quien me bautizó, que descanse en paz.
  • Edu G. Carrizo

    14 Noviembre 2020 a las 13:54 | 
    D.E.P.
  • Josetxu Beaskoa

    14 Noviembre 2020 a las 13:57 | 
    Descanse en paz.
  • Teresa Sánchez Sánchez

    14 Noviembre 2020 a las 14:00 | 
    Muy buena persona y adelantada a su tiempo. DEP.
  • Toñy martin

    14 Noviembre 2020 a las 15:37 | 
    Como persona un encanto y como cristiano un testigo fiel a la iglesia y a os empobrecidos.
  • Cristina Vera

    14 Noviembre 2020 a las 15:54 | 
    Pedro jamás te olvidaremos, hemos compartido muchas cosas.
    Siempre te tendremos presente...
  • Francisco Garrido Hernández

    14 Noviembre 2020 a las 16:56 | 
    Hasta mañana Pedro, después de los buenos días a la ida,fue nuestro saludo durante años en nuestros encuentros en "La senda del colesterol" como yo la denomino.
    Ida y vuelta desde nuestro domicilio hasta Moratalaz y vuelta.
    Pedro reunió en su torno un grupo de cuatro o cinco personas para hacer el recorrido diario. Al final solo lo acompañaba la pelirroja, amiga mía que me ha mantenido siempre informado de su estado.
    Mucho antes de practicar esta marcha por prescripción facultativa conocí a Pedro en reuniones y actos de la Asociación y el Distrito junto a Mariano Monjas y sus compañeros, cuando estuve de concejal presidente de Puente de Vallecas.
    Cuando nos presentaron yo le expliqué a Pedro que soy ateo convencido. No creo en la existencia de Dios y en el caso de que existiera sería de los malos, pero respetaré tus creencias ya que el fin que pretendemos es el mismo.
    Nunca intentó captarme y creo que siempre coincidimos en nuestra lucha.
    Hoy me he enterado de que su apellido es Sánchez.
    Tampoco conozco el nombre de la pelirroja que nos traía pimentón de Candeleda y la considero amiga y a la que espero encontrarme en la senda del colesterol muchos años.
    Cura Pedro, algo has hecho bien en tu vida cuando has conseguido un amigo ateo y de izquierdas que te recordará todos los días.

MEMORIA Y REFLEXIÓN Pedro Sánchez Menéndez, o.p.

MEMORIA Y REFLEXIÓN  Pedro Sánchez Menéndez, o.p.

MEMORIA Y REFLEXIÓN

Pedro Sánchez Menéndez, o.p.

 

Rebasados ya los noventa y cinco años de mi vida, me gustaría dejar por escrito lo que ha sido mi trayectoria vital, según la recuerdo mirando hacia atrás y reflexionando sobre ella.

 

Infancia

Nací en Gijón (Asturias) en la Navidad de 1924. Pertenecí a una familia tradicional y religiosa. Éramos en total siete de familia, mis padres y cinco hermanos. Yo iba en cuarto lugar.

De mi infancia recuerdo principalmente a mi padre, fotógrafo de profesión, que, estando ya enfermo de asma, subía con gran dificultad las escaleras hasta llegar a la buhardilla donde vivíamos. Era muy penoso verle en esa situación. Cuando aún no había cumplido yo los 6 años, me quedé huérfano. Mi padre murió víctima de la enfermedad de asma que padecía. Tenía solamente 49 años. Aunque sin ser yo muy consciente de ello, esta orfandad debió marcar de alguna manera mi vida.

Poco a poco me fui dando cuenta de las dificultades económicas de la familia. Al quedar viuda con cinco hijos menores de edad, mi madre tuvo que redoblar su trabajo de peluquera, para poder salir adelante con toda la familia.

Fue D. Florentino Soria, padre de tres futuros dominicos (Carlos, Fernando y José Manuel), quien, para aliviar la situación de mi madre, me admitió gratuitamente en su “Academia Hispano-Americana”, en Gijón, con el fin de realizar los estudios propios de mi edad.

            Como ya dije anteriormente, cuando mi padre murió, mi madre se armó de valor y abrió una peluquería en la propia vivienda a donde nos trasladamos, dentro de mismo edificio. En esa peluquería trabajaron mi madre y mis dos hermanas mayores. Así tuvo que hacer frente mi madre a la situación que se creó, cuando se quedó viuda con cinco hijos menores de edad. Fueron años muy difíciles

La educación recibida en el hogar, así como los valores en los que fui educado, fueron los propios de una familia cristiana tradicional de aquel tiempo. Y, si no recuerdo mal, identificada con las derechas tradicionales del país. No recuerdo ningún maltrato por parte de mis padres. Creo que me educaron en el respeto y en el cariño. En la familia recibí también los valores religiosos de la Iglesia católica.

 

Contacto con la Orden

El contacto y la amistad con los hijos de D. Florentino Soria fueron los que, de alguna manera, determinaron mi ingreso en la Escuela Apostólica de los Dominicos, en Corias, para llegar a ser dominico como ellos. Recuerdo que al principio me resistí a las invitaciones de Carlos y de Fernando, pero al final, sin que pueda decir por qué, decidí marchar con los amigos al Convento de Corias, para comenzar la aventura de ser dominico.

En octubre del año 1938, aún sin terminar la guerra civil (en la que murió mi hermano Carlos), ingresábamos en el convento de Corias Carlos, Fernando y yo. Como ya teníamos algún curso hecho, Fernando y yo nos incorporamos a 2º curso, mientras que Carlos pasó a algún curso superior.

Los seminarios religiosos funcionaban de tal manera, que pienso que te marcaban necesariamente. No salíamos ya prácticamente nunca del seminario para compartir algún tiempo con la familia, ni siquiera en las vacaciones de verano. Como excepción, salimos un mes en el año 1941, para solucionar el problema del hambre de la posguerra, que se sufría también en el seminario. En el año 1942 pudimos disfrutar de nuevo durante un mes de la familia, pues a partir de aquellas vacaciones, marchábamos ya para Salamanca donde haríamos el noviciado.

Desde que entré en el noviciado, ya no volví a Gijón hasta el año 1950, en que recibí la ordenación de presbítero, y entonces viajé a Gijón para “cantar” mi primera misa en la parroquia de la Milagrosa, que era la que le correspondía a mi familia.

Esta configuración de la vida a tan corta edad me recuerda una recomendación que hacían entonces las Constituciones: “Que los que ingresan en la Escuela Apostólica no se consideren nacidos en la Orden, sino que han sido llamados a la misma.”

El aislamiento provoca, sin duda, una predeterminación hacia el estilo de vida que te toca vivir en situaciones como estas. En aquellos años, la moral y la práctica religiosa, impuestas como algo determinante para llegar a la perfección o a la salvación que se prometía, eran decisivas para hacer una elección que considero que no era ni mucho menos libre. Lo cual no quiere decir, sin embargo, que yo no fuese feliz y estuviese convencido de que aquello era lo mejor para mí.

Los estudios de filosofía, de teología, de exégesis, de moral que yo recibí fueron también los que tradicionalmente se estudiaban en aquellos años cuarenta y cincuenta, anteriores al Concilio Vaticano II. Y durante largos años me identifiqué totalmente con el modo de pensar y de vivir que existía en aquellos tiempos en la Iglesia y en la Orden. No tenía otra referencia. No se me hubiese ocurrido pensar de manera distinta de la que se enseñaba en el estudio de teología de Salamanca. 

Yo creo que ninguno de nosotros tenía duda de que las cosas eran tal y como nos las transmitían profesores preparados y serios, algunos de ellos con gran prestigio en aquellos momentos. Sólo años más tarde entendería una expresión que oí a Alberto Colunga un día al salir del comedor, donde se nos estaba leyendo la encíclica “Divino afflante Spiritu” de Pío XII, y que hablaba de cómo debían realizarse los estudios bíblicos. El comentario de Alberto Colunga, que era profesor de Exégesis, fue: “Hace cuarenta años que esperaba yo esta Encíclica”. Nuestra formación fue, pues, una formación fuertemente tradicional, que determinaría los primeros años de mi vida, y los primeros años de mi actuación como dominico.

A partir del Concilio Vaticano II, mi modo de entender y vivir el mensaje de Jesús, la misión de la Iglesia y el sentido de la existencia de una Orden religiosa, como la de los dominicos, ha ido evolucionando de forma muy profunda. 

 

Primer destino

Mi primer “destino”, una vez terminada la carrera en el año 1951, fue la Escuela Apostólica. Primero seis años en Corias y después nueve años en la Virgen del Camino, a donde fue trasladada la Escuela en el año 1957. Por tanto, fueron quince años dedicado a la formación de los que aspiraban a ser dominicos. Yo traté de inculcar a los alumnos la misma formación que había recibido, pero, en este caso, como profesor o como director.

Sobre los años vividos en la Escuela Apostólica, sobre todo los correspondientes a la Virgen del Camino, en los que fui director, reproduzco parte de una reflexión que yo hacía en la celebración del cincuentenario de la Fundación Virgen del Camino:

“En todos aquellos años se fomentaron en gran manera los temas culturales, con una gran convicción por parte de los que componían el grupo de formadores, los “hábitos blancos”, de los que alguno de vosotros habla en el Blog. Efectivamente, se fomentaron la música, el teatro, el cine, la lectura, la literatura, el dibujo, la pintura, la radio, además del estudio y de los deportes.

Todas estas expresiones de cultura se potenciaron a través de la Escolanía, la Rondalla, la representación de los Autos Sacramentales y otras obras teatrales, la Revista Camino, la Emisora, las sesiones frecuentes de cine, los concursos de música clásica, las exposiciones, los viajes culturales, etc.

Sin duda ninguna, todas estas manifestaciones culturales fueron posibles debido a la extraordinaria estructura del Colegio y el Santuario, obras de Francisco Coello y realizadas gracias a la generosidad de Don Pablo Díez.

En el encuentro que tuve con algunos de vosotros el día 7 de agosto, uno me decía: yo te definiría (no sé si le entendí bien) como “humanista”. No se me había ocurrido nunca esta definición, pero la agradezco sinceramente. Yo aplicaría esta definición a mis compañeros dominicos de aquellos tiempos que hicieron posible, efectivamente, un ambiente humanístico, a pesar de lo que significaba para vosotros estar encerrados en un seminario en años tan decisivos para la vida de cada uno.

En aquellos años, todo aquel grupo de frailes hicimos todo lo posible por fomentar este modelo de formación integral, y digo esto porque sé que muchos recordáis lo significativo que muchos de ellos resultaron para vosotros. Resulta conmovedora, al recordarla con el paso del tiempo, la respuesta extraordinaria que hubo por vuestra parte. Los alumnos fuisteis los que hicisteis posible esta aventura. Y es enormemente agradable que muchos os encontráis ahora aquí.

Por otra parte, yo os digo sinceramente que traté de educaros con cariño y afecto. Y lo hice, no porque fuera un educador excelente, sino precisamente por el cariño y el entusiasmo que todos pusimos en aquel empeño que nos parecía tan importante. 

Seguro que vosotros guardáis vivencias, no solo de todo lo relacionado con aquellas actividades culturales llevadas a cabo en el Colegio, sino también de otros muchos recuerdos del ambiente que se creó allí. También me habéis manifestado repetidamente, que me recordáis con cariño y con agradecimiento. Os quedo muy reconocido por ello.

Es bonito hacer memoria de muchos de estos momentos y vivencias, y este encuentro de todos los que fuimos actores de aquella “historia” es una oportunidad, siempre feliz, para vernos, y una forma de seguir renovando nuestra amistad, nuestro afecto y nuestra complicidad a través de los años.

Conste que todo esto lo digo justo porque siempre reconocí vuestra actitud abierta de jóvenes que emprendían una etapa de formación fundamental en su vida, y que fue la que supo subsanar nuestra escasa capacitación para la formación de jóvenes.” 

Con motivo de un trabajo muy concienzudo y elogioso de un antiguo alumno sobre la educación recibida en la Virgen del Camino, yo le contestaba: “Es verdad que tuvimos la suerte de que coincidieran situaciones y personas cualificadas que salvaron los vacíos que podíamos tener. Porque soy consciente de que no éramos enviados al colegio con la preparación necesaria para hacer frente a tal responsabilidad. De modo que cada uno hacía las cosas como mejor le parecía. Incluso los formadores adolecíamos de una falta de preparación psicológica para saber de qué manera había que tratar a pre-adolescentes y adolescentes. Más difícil todavía, si se trataba de “descubrir” una vocación de dominico. La “moral” quedaba principalmente a la decisión de los “confesores”, que dependían del modo de pensar existente en aquel momento. Es cierto, según puedo recordar, que yo trataba de conducirme siempre con un gran respeto hacia todos vosotros, aunque, con toda seguridad, no siempre lo conseguí. Pero reconozco que yo solamente intentaba llevar la dirección como a mí me parecía, siempre dentro de las normativas generales establecidas.”

Así pensaba entonces y así traté de plasmarlo en mi contestación a este amigo que me recordaba con gran afecto.

 

El Concilio Vaticano II

En los primeros años sesenta llegó el Concilio Vaticano II. Yo lo viví desde la lejanía. Solo muy poco a poco fui comprendiendo lo que el Concilio significaba para la necesaria transformación de la vida cristiana y también de la vida religiosa. Mis pasos hacia un cambio de mentalidad fueron, por desgracia, muy lentos. La conversión, el cambio nunca vienen repentinamente. Hay que ir asimilando progresiva y casi imperceptiblemente los cambios que se nos presentan como exigencia. Y no siempre son fácilmente aceptados por todos. No siempre tenemos valor para abordar la conversión.

Recuerdo que, por aquel entonces, un compañero dominico me habló de los temas relacionados con los problemas sociales, y de cómo deberíamos de afrontarlos desde nuestro ser de religiosos. Sin duda era el momento de comenzar a comprender que el cristianismo tiene una evidente dimensión social. Yo, sin duda resistiéndome, pensé para mis adentros que, efectivamente, eran cosas que había que tener en cuenta, que había que afrontar, pero que cada uno debería elegir un aspecto de lo que llamamos vida cristiana. Y yo prefería dedicarme a la pastoral, a la liturgia, a los sacramentos. ¡Qué iluso!

 

Maestro de novicios

En el año 1966, el Capítulo Provincial me nombra maestro de novicios. Cargo que ejercí durante cuatro años en el convento de Caleruega. Elegí la colaboración de José Luis Alcalde como sub-maestro. José Luis fue muy buen colaborador. Aportó mucho con su personalidad y con sus cualidades humanas y culturales en aquellos años de noviciado. Reconozco que fue un reto para mí y para José Luis. Pero, por otra parte, no teníamos dudas de que lo que teníamos que hacer era transmitir lo que habíamos recibido nosotros y lo que nos había mantenido como dominicos durante los años anteriores. Aunque con un talante de renovación.

Durante mucho tiempo mi modo de ver y de vivir la vida cristiana y religiosa fue la tradicional, la que vivía entonces la gran mayoría. Era una religión espiritualista, intimista, de falsa relación con Dios, de fidelidad a unas formas estereotipadas que, se suponía, nos acercaban a lo sagrado, a lo que se relacionaba con Dios.

Este modo de vivir apenas incidía en la vida de la gente, en la transformación de la sociedad. Eso era cosa de otros. No teníamos que meternos en política. Vivíamos aislados, al margen de la sociedad, y parecíamos felices. Nuestro empeño era que la gente viviese también esa vida cristiana lo mejor posible y así la preparábamos para el encuentro con Dios.

La Biblia, el estudio, la oración, la liturgia, las celebraciones eran consideradas en sí mismas, sin relación alguna con la realidad de la vida. La exégesis que se hacía sobre los evangelios, en aquellos tiempos, impedía otro modo de comprensión en lo que se refiere a la vida cristiana.

Los primeros cambios postconciliares se produjeron en la liturgia de la misa y del oficio divino. La utilización de la lengua vernácula fue muy importante para una mayor comprensión de las oraciones oficiales. Era lo más elemental y, hasta cierto punto, lo más sencillo. Y desde el noviciado (siendo ya maestro de novicios) contribuimos a la introducción de esa lenta transformación del Oficio Divino en el noviciado y en la Provincia.

En estos años de maestro de novicios introdujimos algo que nos pareció entonces importante. Ante el reto del compromiso de ingresar en una Orden Religiosa, nos pareció de gran interés que los novicios dispusieran de un estudio psicológico de su propia personalidad, hecho por profesionales capacitados para ello.

Lo tuvimos fácil. Jesús Gallego (dominico) trabajaba en el Gabinete de Psicología de la CONFER, formando parte del equipo con otro jesuita que ejercía de Director del mismo. No era un estudio de control por nuestra parte, pues los novicios se quedaban con el informe realizado por la CONFER. Pero creo que fue una experiencia muy positiva, que sirvió en gran medida para el propio conocimiento de su personalidad antes de afrontar el compromiso de la profesión religiosa.

Fue una novedad que, en aquel tiempo, llamó la atención de los que conocieron esta experiencia. Se preguntaban o nos preguntaban: ¿Es que ahora se va a estudiar la vocación religiosa a través de un examen psicológico…?

 

Un nuevo mundo y una nueva realidad

Terminé como maestro de novicios en el año 1970 y, por mandato obligatorio, mi nuevo destino fue América Latina. Decidí aceptar una invitación que me hizo el Provincial de México, Agustín Desobry, y a partir de enero de 1972, durante cinco años, mi nuevo destino fue México. En el convento de Agua Viva, a sesenta kilómetros del Distrito Federal, colaboré en los encuentros y ejercicios que se realizaban allí, principalmente los fines de semana. Mantengo todavía una buena amistad con algunas de las personas que conocí allí entonces.

Hubo otros cambios que fueron más difíciles de asumir. Fueron diversas las causas que influyeron en mí para que se realizase poco a poco ese cambio. Desde luego, y, en primer lugar, los estudios exegéticos que me abrieron los ojos a una realidad más cercana a lo que Dios quiere comunicarnos a través de su Palabra. Y, por supuesto, tantos pensadores, sobre todo teólogos, que me llevaron de la mano hacia una comprensión diferente del mensaje del evangelio.

Entre estos pensadores, sin duda alguna, los teólogos de la liberación que, en mí contacto con América Latina, me abrieron los ojos para comprender el problema social más sobresaliente, el que se refiere a las terribles desigualdades que existen en la humanidad. En mi interior siempre he tenido un agradecimiento inmenso, nunca suficientemente expresado, para tantos estudiosos que me facilitaron la posibilidad de cambiar.

Otro factor que influyó en mi cambio, fue el descubrimiento de la pobreza injusta que padece una gran parte de la población, y que entra por los ojos en América Latina. Una vez que vas entendiendo que el mensaje de Jesús es un mensaje de vida, de liberación de la pobreza y de todo lo que impide la felicidad de la gente, ¿cómo no se te va partir el corazón de dolor ante esas grandes poblaciones, sometidas a una vida indigna del ser humano? El descubrimiento de esta realidad causó en mí un fuerte impacto.

Descubriría poco a poco, a través del estudio y del contacto con una nueva realidad, a un Jesús con un mensaje que llega a fascinar y con el que me encuentro totalmente identificado. Esto cambia mi modo de entender el compromiso de la Iglesia y de la Orden de Predicadores con la sociedad en que vivimos. Desde entonces entiendo la “predicación” como el anuncio de un estilo de vida como el de Jesús, que nos compromete en la transformación del mundo. Actualmente llegas a la conclusión de que la espiritualidad, la teología y los valores que recibí en mi juventud, en gran parte ya no me sirven. Poco a poco voy descubriendo un modo nuevo de comprender y de asumir el mensaje de Jesús y, como consecuencia, la forma de la evangelización. Entonces comenzó a despertarse más profundamente mi conciencia.

Cuando una realidad tan dura te entra por los ojos, ya no puedes esquivarla y, como seguidor de Jesús, no tienes más remedio que plantearte la situación y dejarte interpelar por una realidad tan tremendamente antievangélica. Ya no puedes tomar decisiones vitales sin tener en cuenta este cuestionamiento.

Durante los años que pasé en México, comenzó a florecer la Teología de la Liberación. Hacia el año 1968, Gustavo Gutiérrez (que terminaría ingresando en la Orden como dominico) publicó un folleto titulado “Hacia una teología de la liberación”, que recuerdo haber leído en los primeros años setenta. En el año 1975, estando yo en México, publicaría un importante libro titulado, ya claramente, “La Teología de la Liberación”. A partir de estos años, esta forma de aproximación a la comprensión del Evangelio fue la que marcó de una manera definitiva mi vocación y mi vida.

 

De nuevo, maestro de novicios

En Agua Viva está el noviciado de la Provincia de México. Pues bien, allí me nombraron de nuevo maestro de novicios. Y, como preámbulo, me encargaron del pre-noviciado. Propuse que este pre-noviciado se realizara en una zona deprimida de la capital, para que los pre-novicios tuvieran un mejor conocimiento de la realidad, y este proyecto se aceptó. Esta fue mi primera decisión. Elegimos la zona de Texcoco, donde estaba trabajando Ángel Torrellas con otro dominico francés. Mi intención era que los que fuesen al noviciado, tuviesen en cuenta el panorama real de la vida de pobreza de la sociedad con la que deberían de enfrentarse, como seguidores de Jesús.

Mientras tanto, durante los meses que duró el pre-noviciado, intentamos planificar, en el Consejo de Formación, la ubicación idónea para un noviciado como el de la Provincia de México, que tendría que hacer frente al tremendo desafío de la pobreza que padecía una gran parte de la población. El Consejo de Formación, después de largas deliberaciones, acabó en tablas y, como consecuencia, el Provincial, Damian Byrne (que después llegó a ser Maestro de la Orden) decidió dejar las cosas como estaban. Y todavía hoy, después de tantos años, no hemos encontrado la fórmula para que, desde el comienzo de la vida religiosa, los que quieran formar parte de la Orden, sean conscientes, de una manera vital, que nuestra vocación nos debe de llevar a dar respuesta a este problema social y de vida, que debe de estar en el lugar central de nuestra preocupación y de nuestra vocación.

 

Imposible volver atrás. Nueva decisión

Entonces yo me vi en la necesidad de tomar mi propia decisión. Recuerdo que Ángel Torrellas me decía: “no puedes volverte atrás”. No encontraba sentido a ser maestro de novicios, encerrado en un convento lejano y ajeno a la realidad que estaba viviendo una parte significativa de la población mexicana. No me veía de maestro de novicios en un lugar bien acomodado y desde allí explicar a los novicios que Jesús quiere que estemos al lado de los más desfavorecidos, para sacarlos de esa situación. Y, como consecuencia, renuncié como maestro de novicios.

Después de unos meses de búsqueda en Centroamérica, me tomé un año sabático, que dediqué a estudiar la Teología de la Liberación y a profundizar en la Cristología y los Estudios Bíblicos en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid. Este año de estudio fue en el curso 1977-1978. Fue para mí muy enriquecedor.

Durante el año de reciclaje, que cursé nada más llegar de América, conocí a Julio Lois, profesor de Cristología y de Teología de la Liberación en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid. Este encuentro con Julio Lois fue también determinante en mi vida. Julio fue un auténtico seguidor de Jesús y un gran teólogo. Sus clases en el Instituto Superior de Pastoral resultaban extraordinarias y rebosaban de alumnos. Nuestra relación terminó, con el tiempo, en una profunda amistad, que fue profundizándose en el proyecto pastoral que, hasta su muerte, compartimos en la parroquia Santo Tomás de Villanueva, en Vallecas, y en el compromiso social desde la Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín.

 

Una nueva comunidad dominicana en Vallecas

La pobreza no existe solo en América Latina. Al volver a España, yo tenía que tomar una decisión, si quería ser mínimamente coherente con la realidad que había ido descubriendo. Acertar es siempre difícil. Pero para mí era evidente que tenía que elegir un lugar entre la gente menos favorecida. Y no solo por estar presente en esa realidad, sino para orientar toda la actividad de mi vida en la dirección y las exigencias de lo que suponía esa forma de aproximación al Evangelio de Jesús que yo había descubierto en América: la teología de la liberación.

Durante el curso 1977-78, Jesús Espeja, José Luis Alcalde y yo mismo resucitamos la idea de formar una pequeña comunidad de la que habíamos hablado entre nosotros en años anteriores, durante la etapa de maestro de novicios en Caleruega. Al enterarse José Ramón López de la Osa de nuestro proyecto, se unió también a nosotros. Nuestra decisión era formar esa comunidad de dominicos, manteniendo una cercanía con la gente más necesitada, en la periferia de Madrid. Se trataba de poner en práctica los convencimientos que habíamos ido adquiriendo en los últimos años. En realidad, se trataba de ser consecuentes con la convicción, que se hacía evidente, de que había que tomar una opción por los pobres.

“La opción por los pobres” ha estado expuesta a muchas interpretaciones. Una de las primeras Conferencias Episcopales de América Latina asumió plenamente esta expresión como una consecuencia evangélica. Lo cual determinó un cambio profundo de presencias de presbíteros y religiosos en América Latina. En América Latina se constató que el ochenta por ciento de los “religiosos” se dedicaban al veinte por ciento de las clases más altas de la sociedad, y solamente el otro veinte por ciento de “religiosos” se dedicaba a los más pobres, que llegaban a ser un tanto por ciento muy elevado de esa sociedad. A partir de entonces se comenzaron a invertir las presencias.

Posteriormente, en otra de las reuniones de las Conferencias Episcopales de América Latina, (bajo el mandato de Juan Pablo II) el lema de la opción por los pobres sufrió una corrección, y se pasó a hablar de la “opción preferencial por los pobres”. En los Capítulos Generales de la Orden se ha hablado también de las “fronteras”, de las “periferias”. Pero, a pesar de utilizar estos términos u otros semejantes, la opción por los pobres quedaba manifiesta.

A través de los años, dio la impresión de que se intentaba rebajar, en la medida de lo posible, todo el mordiente que pudiera tener la opción por los pobres. Y hasta llegamos a preguntarnos: ¿por donde pasan hoy las fronteras? Pero, mientras tanto, la pobreza en el mundo sigue siendo una realidad sangrante y antievangélica que clama al cielo. Agradezco al Papa Francisco que, en alguna de sus alocuciones o escritos haya afirmado recientemente: “…sin ir realmente a las periferias, las buenas propuestas y proyectos… se quedan en el reino de la idea…” Y también: “No debemos conformarnos con una teología de despacho. Que el lugar de nuestras reflexiones sean las fronteras”.

No fue fácil afrontar el proyecto de una nueva comunidad de dominicos en la periferia de Madrid. Los Vicarios Diocesanos, algunos de los cuales visitamos, no entendían nuestro proyecto. Pero cuando el obispo Alberto Iniesta, Vicario de la Vicaría IV, y en cuya Vicaría ya colaboraba José Ramón, se enteró de nuestro proyecto, nos ayudó a concretarlo en Vallecas, dentro de su Vicaría, en Madrid.

Vallecas está formada por el Distrito de Puente de Vallecas y el de Villa de Vallecas, además de El Pozo y Entrevías. Una población aproximada de unos 250.000 habitantes. La casi totalidad de la población la compone gente trabajadora. Muchas familias emigraron a Vallecas desde otros lugares de España, sobre todo en las décadas de 1950-1960. Estas familias, al no tener acceso a vivienda, iban edificando casa a casa, trabajando durante la noche, para que no pudiera derribarlas la policía. Las edificaban en campos yermos de los alrededores de Vallecas. Eran edificadas sin cimientos y, por tanto, estaban llenas de humedades, que, a la larga, repercutieron en la salud de los habitantes. Por eso en muchas ocasiones, a estas “casas bajas”, las llamaban “chabolas”.

Pero tengo que añadir que los cambios producidos en Vallecas durante los años ochenta han sido extraordinarios, al menos, externamente. Se produjo una remodelación, en cuanto a las viviendas y equipamientos, que se considera la mayor que ha habido en Europa. Se edificaron miles de viviendas, equipamientos de todo tipo (centros de salud, colegios, institutos, parques, etc.), que dieron un vuelco a la realidad de Vallecas. Y todo ello en unas condiciones económicas muy favorables para la población. Es verdad que la gente seguía siendo la misma y con parecidas dificultades y carencias, pero con la posibilidad de educar a los hijos de un modo más eficiente, con Parques donde jugar y pasear.

La realidad vallecana había cambiado. A partir de ahí, y con la lucha de la gente, se procedió a continuación a conseguir la rehabilitación de otras muchas viviendas, que habían sido edificadas en los años cuarenta-sesenta. Una rehabilitación, aún inconclusa, y que ha incluido la colocación de ascensores, tan necesarios para la gente que vino al barrio de joven y hoy tienen dificultad para subir a un cuarto piso.

            A pesar de todo, todavía hoy la realidad social de Vallecas está siendo muy difícil. Existe una gran población mayor que necesita asistencia. Con motivo de las crisis, el paro se ha agudizado. Cáritas tiene que salir al paso de la gente que lo pasa peor con la ayuda de alimentos a través de las parroquias. La gente está preocupada con la educación y el futuro laboral de sus hijos. Hay hogares que se han quedado sin apenas ingresos para poder subsistir. Hay gente que se guarda su problema, a pesar de que lo está pasando muy mal, por la vergüenza que les produce tener que solicitar ayuda.

 

Aceptación del Provincial y comienzo de la comunidad

En aquel momento (año 1978) en que nosotros queríamos fundar nuestra comunidad, era Provincial Cándido Ániz, que aceptó nuestra propuesta, aunque sin mucha convicción por su parte. Fue muy respetuoso con nuestra decisión y se lo agradecemos sinceramente. Comenzamos nuestra presencia en Vallecas el 1 de agosto de 1978, alquilando provisionalmente una pequeña vivienda, a la que vinimos a vivir Jesús Espeja, José Luis Alcalde, José Ramón López de la Osa y yo. Intentamos una vida sencilla y dependiendo de nuestro trabajo.

A partir de entonces teníamos que afrontar nuestro proyecto. Elegir un lugar como Vallecas, suponía no tratar de ser una comunidad aislada, funcionando al margen de la vida que se desarrolla en la sociedad, sino viviendo la vida de la gente, empapándonos de sus problemas y tratando de arrimar el hombro para luchar juntos por la realidad de un mundo más justo y solidario.

Como consecuencia de esta elección, nuestra comunidad se concibió como una comunidad abierta. Lo cual implicaba, en primer lugar, estar abiertos en nuestro estudio, a todos los esfuerzos de reflexión que existían a nuestro alrededor en orden a la transformación de la realidad. Un estudio, además, que debía repercutir positivamente sobre la vida de la gente.

Implicaba también una forma de orar no encerrada en nosotros mismos, sino en contacto con la comunidad humana a la que pertenecemos y de acuerdo con sus inquietudes. Oración comprometida, que nos llevase a descubrir la responsabilidad compartida en la liberación de la gente. Todo ello nos llevaba a una vivencia profunda, como grupo o comunidad, de nuestra experiencia de Dios. Implicaba, también, la necesaria implicación en los problemas de la población con la que convivíamos. 

La comunidad fue encontrando su espacio y su identidad en ese estrecho contacto con la gente y sus problemas, participando en sus actividades, compartiendo sus preocupaciones y sus dificultades, viviendo sus alegrías y sus logros. Fuimos descubriendo nuestra forma de participar en un barrio que era muy activo y que traía una larga experiencia de lucha por los derechos y las necesidades de las personas. Con una idea precisa de lo que debía de ser el movimiento vecinal y su labor en un momento de cambios políticos, sociales, religiosos, estructurales, etc.

Creo que juntos aprendimos mucho todos de aquellas experiencias y, sobre todo, se crearon unos profundos lazos de respeto, solidaridad, cariño, y fe que se han materializado en una transformación de la calidad de vida a muchos niveles (cultural, sanitario, educativo, asociativo, habitacional, etc.) que no es sino el resultado de muchas horas de trabajo compartido, de preocupaciones mutuas, de catequesis compartida y de la celebración de la vida. De esta larga experiencia aprendimos una forma de ser dominicos en esa realidad, aprendimos a leer y vivir evangélicamente esa misma realidad y sentimos el cariño profundo y el respeto sincero de las personas.

Ser fieles al carisma de santo Domingo no significa que debamos permanecer siempre igual. Somos dominicos adaptándonos a las exigencias del momento actual, de modo que las nuevas formas requeridas, para dar respuesta a los retos presentes, van modificando nuestra identidad dominicana. Yo me siento dominico, pero mi identidad como tal ha ido evolucionando a través de los años, sin que por ello me sienta menos dominico que en tiempos anteriores. Es más, creo que sería infiel al carisma dominicano, si siguiera viviendo lo que viví con entusiasmo al celebrar mi primera misa en el año 1950.

La realidad que enfrentamos hoy tiene unas connotaciones que no podemos soslayar. Vivimos en un mundo profundamente injusto, con unas desigualdades brutales. No todos hacen los mismos análisis sobre las causas que provocan esta realidad, en parte porque depende de la situación desde donde hagan la reflexión. Pero lo que es evidente es que esta realidad está en contradicción con el mensaje del Evangelio. Esta injusticia clama al cielo, al Dios de Jesús, que quiere que todos seamos hermanos e iguales. Como simples cristianos no podemos ser indiferentes ante este hecho.

Todo cristiano debería estar dispuesto a colaborar para que esta realidad cambie. Reconocer a Dios como Padre y reconocernos todos como hermanos, viviendo con dignidad la vida, es la buena noticia que Jesús proclamó desde el inicio de su predicación. Creo que, como dominicos, debemos de entrar activamente en la realización de esta buena noticia del Evangelio.

 

La Parroquia Santo Tomás de Villanueva

Nuestra idea, al principio, no era hacernos cargo de una parroquia. Nuestro propósito era, más bien, que nuestra comunidad estuviese al servicio de las necesidades de la iglesia en Vallecas. Lo entendíamos como un servicio supra-parroquial. De las ofertas que nos planteó Alberto Iniesta para comenzar, prosperó la del “Cursillo de la Pareja”, que se empezaba a implantar en aquellos momentos y que ha durado hasta nuestros días, y en la que colaboró siempre con mucho acierto y aceptación José Luis Alcalde.

Poco a poco nos fuimos dando cuenta de que era difícil hacerse presente en un ámbito cualquiera, como podría ser Vallecas, si no entrabas a formar parte, de alguna manera, del marco institucional o parroquial. Pasados unos meses desde la apertura de la comunidad, Carlos Jiménez de Parga, arcipreste entonces del Arciprestazgo del Buen Pastor, me pidió que me hiciera cargo de la Parroquia Santo Tomás de Villanueva. Lo hablamos en comunidad y, en una primera instancia, decidimos no aceptar la petición que me hacían, pensando mantener nuestra decisión de comunidad. Pero no mucho tiempo después, nos lo solicitó de nuevo y entonces decidimos aceptarlo.

La decisión fue corroborada por el obispo Alberto Iniesta, y así es como me hice cargo de la Parroquia el 1 de enero de 1980, junto con Carlos Lanuza (un joven sacerdote diocesano) como coadjutor. Carlos Jiménez de Parga, que era párroco de Santa Irene, y que fue uno de los que más nos insistió para que yo aceptase, me ayudó a afrontar lo que suponía hacerse cargo de una parroquia en ese entorno y esa tarea nueva para mí. Parece que hubo alguna dificultad para mi nombramiento, por eso, el documento que redactó Alberto Iniesta, y que aún conservo, lo escribió en una cuartilla en la que decía sencillamente que me nombraba “cura ecónomo provisional” de Santo Tomás de Villanueva.

Santo Tomás de Villanueva es una de las Parroquias erigidas por el obispo Morcillo en el año 1965. En aquel año se crearon muchas en esta zona, pero en no pocas no existían siquiera locales donde poder funcionar. En nuestro caso, las celebraciones tenían lugar en el salón de un colegio prefabricado, que gestionaba el párroco anterior. Para ser autónomos, alquilamos un minúsculo local, donde trasladamos el despacho parroquial, y tener así también un espacio mínimo en el que poder celebrar algunas reuniones.

Los primeros tiempos fueron un poco difíciles. El colegio prefabricado desapareció con motivo de la remodelación del barrio y nos quedamos sin lugar donde poder celebrar. Pasados varios meses logramos un barracón proporcionado por el IVIMA que nos sirvió de local durante más de diez años. Frío en invierno y un horno en verano. Pensábamos que hasta que la gente del barrio no estuviera asentada definitivamente en sus nuevas casas, no se podía plantear la edificación de la iglesia y de los locales parroquiales. Esto llegó más tarde.

Por otra parte, tuvimos la ventaja de encontrarnos con una parroquia que no estaba excesivamente “sacramentalizada”, y pudimos insistir en el aspecto comunitario y social.

 

La presencia de Julio Lois

Julio Lois, cuya vivienda se encontraba en nuestra demarcación parroquial, se incorporó a la parroquia. Su presencia nos alegró mucho. Comenzaron también a colaborar en ella los demás componentes de nuestra comunidad dominicana.

La presencia de Julio Lois, que era profesor del Instituto Superior de Pastoral, fue muy importante tanto para la Parroquia como para el barrio. Cuando vino a Madrid, comenzó viviendo cerca del Instituto Superior de Pastoral, junto con Casiano Floristán y Carmelo García (dominico también en aquella época). Pronto se preguntaron qué hacían viviendo allí, y decidieron trasladarse al barrio de Palomeras, en Vallecas. También fue muy importante la implicación de Julio en la Asociación de Vecinos. Su aportación teológica, pastoral y personal fue muy significativa siempre para todos.

Insisto en que su presencia fue importantísima para la comunidad parroquial por la convivencia, siempre entrañable y fraterna de Julio Lois. Es mucho lo que la comunidad recibió de su presencia y de su visión teológica y evangélica de la vida. Su muerte fue una gran pérdida para la Parroquia en la que colaboramos juntos. Un cáncer nos lo arrebató después de larga enfermedad. 

 

Dominicos que nos acompañaron

Han sido siempre importantes para nosotros, los primeros componentes del grupo, todos aquellos que, a través de los años, pasaron por la comunidad dominicana: Jesús Gallego, Carlos Campo, Jesús Francisco Mayordomo, José Antonio Lobo, Manuel Sordo, Juan Antonio Alonso de Juan, Segundo Pizarro (fallecido repentinamente en el año 2016). Últimamente, el 4 de febrero de 2019, murió José Luis Alcalde, como consecuencia de un ictus que lo fue deteriorando lentamente. Actualmente la comunidad se compone solamente de dos miembros: José Antonio Lobo y Pedro Sánchez.

 

Nuestra presencia en la Parroquia. Comunidad cristiana

Lo que podríamos considerar como el inicio de una comunidad cristiana, comenzó como un grupo de matrimonios, de distintas edades, que se reunían para reflexionar y madurar su fe. Con el tiempo este grupo se dividió en tres, de los cuales en la actualidad permanecen dos. En estos grupos (o comunidad cristiana) estuvimos siempre integrados dominicos, dominicas, ursulinas, y un buen número de mujeres y hombres de la Parroquia. A través de estos grupos fuimos descubriendo juntos el verdadero sentido del seguimiento de Jesús, que no era principalmente la celebración de los sacramentos, sino descubrir que la religión de Jesús es la vida, una vida de acuerdo con el evangelio, que después celebramos en la eucaristía.

Julio Lois nos describía lo que debería caracterizar a una comunidad vinculada personalmente con Jesús. Estos rasgos serían importantes: Renuncia a los grandes ídolos del mundo, tales como el dinero o las riquezas, el poder, el dominio, el triunfo que se impone. Renuncia a la violencia. Solidaridad con los últimos.

 

Colaboración de Dominicas y Ursulinas

La Parroquia siempre trató de incluir a todo el que quisiera y pudiera participar en el trabajo de la misma. Cuando nosotros llegamos, llevaban ya muchos años en Vallecas las Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia que, a partir de entonces comenzaron a participar en la Parroquia, tanto en la catequesis como en acción social. Entre ellas, Carmen Moreno, que desde 1980 se hizo cargo de la Acción Social.

Años más tarde se incorporan también las Dominicas de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción, fundando una comunidad en el ámbito de la parroquia, y que han hecho una labor excelente en el barrio y fuera de los ámbitos del barrio.

Colaboran también las religiosas de una comunidad de Ursulinas que, hasta hace muy poco, vivieron en el ámbito de la Parroquia y que han sido claves tanto para la catequesis como para la acción social. Entre ellas destacaría a Emma y a Mary Paz.

Y sería importante añadir la multitud de relaciones que se han establecido a partir de la actividad de la Parroquia. Destacaría en primer lugar (a pesar de que vinieron algo más tarde) la Comunidad cristiana que en la actualidad de llaman “Quédate”, que tienen una presencia significativa y comprometida en la Comunidad Parroquial, y que con su juventud proporcionan una gran vitalidad en el ambiente de la parroquia.

Añadiría además el contacto con Comunidades de Base, Acción Verapaz, Amnistía Internacional, Cristianos por el Socialismo, Cristianos Socialistas.

 

La Acción Social de Cáritas Parroquial

De acuerdo con nuestro modo de pensar, hay algo que, desde el comienzo, cuidamos con mimo exquisito. Se trata de la atención social a quienes lo necesitan. Y por ese motivo se contrató desde el principio una “trabajadora social”, que atendiese este ámbito de un modo adecuado y profesional. A partir de 1980, primero Carmen Moreno y, más adelante, Enma Muñoz y Dulce Carrera hicieron un trabajo excelente y con una dedicación encomiable. Desde el año 2005, estando yo fuera ya de las directrices de la Parroquia, se contrata oficialmente a media jornada como Trabajadora Social a Ofelia Saunders. El hecho de formalizar el contrato con Ofelia para este trabajo, ha dado una seriedad a la atención de Cáritas Parroquial, con la ayuda de dos voluntarias del barrio.

 

La Asociación de Vecinos Los Pinos de San Agustín

Desde el comienzo de nuestra presencia en la Parroquia, la actividad ha estado orientada a la coordinación y cooperación con todos aquellos movimientos e instituciones que tuvieran un objetivo claro de mejora de las infraestructuras y dotaciones del barrio. Esto nos llevó a integrar nuestra actividad social con la Asociación de Vecinos “Los Pinos de San Agustín”, cuya influencia ha sido profundamente beneficiosa en la mejora y remodelación del barrio. Hemos mantenido unas relaciones importantes con la Asociación de Vecinos. Y ha sido interesante la participación de todos los que formamos la comunidad de dominicos, junto con Julio Lois.

Siempre tuve claro que no venía a Vallecas pretendiendo aportar cosas extraordinarias. Más bien me sumé a las iniciativas que procedían del barrio y de la Asociación Vecinal, a la que me incorporé de lleno, tratando de que hubiese unas relaciones fluidas entre Parroquia y Asociación. Julio Lois, fallecido hace un tiempo, y yo apoyamos y participamos en multitud de actividades y de luchas, que redundaban en el bien de la gente del barrio. Estas actividades son las que recuerdo como algo muy positivo.

Fundada la Asociación en 1977, las dominicas, los dominicos y Julio Lois, trabajamos activamente en ella desde 1981. A ello nos animó el comprobar la plataforma privilegiada que era entrar en un contacto directo con la problemática real de los vecinos, así como la posibilidad de manifestar lo que queríamos que fuera nuestra filosofía de presencia: colaborar con todos aquellos que tuvieran como objetivo fundamental mejorar las condiciones de acuerdo con las fases de remodelación del barrio que, impulsadas por todo el movimiento vecinal, culminaron con la dotación de nuevas viviendas, escuelas, guarderías infantiles, colegios, instituto, parques, así como la infraestructura del transporte y la actividad cultural popular.

Desde entonces y, a través de la Asociación de Vecinos los Pinos de San Agustín, hemos venido trabajando en algunos ámbitos sociales de gran importancia para el barrio, en particular, en la Junta Directiva de la Asociación y en la Escuela Popular de Personas Adultas. En la Junta Directiva hemos estado participando, principalmente, Julio Lois (hasta su muerte, en el año 2015) y yo mismo.

La Escuela de Adultos ha sido y es un lugar de encuentro con la gente, privilegiado. Cubre una función de formación de adultos y, como lugar de encuentro, ha sido muy beneficioso para la profundización de relaciones entre las personas que a ella asisten. En esta actividad educativa de la Asociación, hemos colaborado todos los miembros de nuestra comunidad. También hemos conseguido la colaboración para la Escuela de Adultos de muchos profesores universitarios, que se prestaron amablemente y por amistad, a compartir sus conocimientos con la gente del barrio. En el aula de informática, colaboran actualmente dos antiguos alumnos del Colegio Virgen del Camino de León y la esposa de un tercero.

El barrio ha cambiado mucho en estos años y, el haber estado aquí durante todo este tiempo, nos ha permitido adquirir un conocimiento muy detallado de la problemática real de la gente, así como un acercamiento de amistad y de comunidad con ellos, que hoy es una parte muy nuclear de nuestra vida dominicana comunitaria.

Este modo de presencia ha hecho que, en la actualidad, la Parroquia sea una de las instituciones con mayor credibilidad, tanto por parte de los que comparten la fe con nosotros, como por parte de quienes, sin tener ninguna vinculación de compromiso religioso, la sienten como un testimonio de presencia y de apuesta por la gente y, de forma especial, por los ámbitos más empobrecidos de nuestro entorno.

 

Parroquia encomendada a la Orden

En el año 1994, por recomendación del entonces Vicario, Juan José Rodríguez Ponce, se solicita que el Obispado encomiende a la Orden Dominicana la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva (hasta entonces era yo el responsable a título individual), ya que de hecho desde muy pronto, como ya he dicho, todos colaboramos en la Parroquia. Esta petición fue respondida positivamente en abril de 1994.

A esta realidad se suma un hecho muy importante, impulsado por nosotros. Como ya he manifestado, desde antes de venir nosotros a Vallecas, ya están presentes en el barrio, las Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia, y posteriormente llegarán también las Dominicas de la Enseñanza de la Inmaculada Concepción. Las dos Congregaciones llevaban ya mucho tiempo colaborando con la Parroquia. Por eso, de acuerdo con el hecho de que la parroquia sea encomendada a la Orden Dominicana, en el año 1994 se llega, entre ellas y nosotros, a un acuerdo de “asumir solidariamente, y con la misma responsabilidad activa y pasiva, la gestión y administración de la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva, en el barrio de Palomeras (Vallecas), en Madrid”. “Al hacerlo así, nos comprometemos a aportar el personal necesario para llevar a cabo este proyecto pastoral de Familia Dominicana, lo que implica el sostenimiento de una comunidad, por cada una de las partes, para la atención del mismo”.

En el documento de compromiso mutuo se hace referencia a una carta de enero de 1996 de Timothy Radcliffe (Maestro de la Orden) que dice así: “¿Desde dónde hacemos la teología? Necesitamos grandes facultades y Bibliotecas. Pero también necesitamos Centros donde se haga teología en otros contextos: con los que luchan por la justicia, en el diálogo con otras religiones, en barriadas pobres y en hospitales. Especialmente en este momento en la vida de la Iglesia, el verdadero estudio implica la construcción de comunidad entre mujeres y hombres. Una teología desarrollada solamente a partir de la experiencia masculina cojeará de una pierna, respirará con un solo pulmón. Por esto necesitamos hoy hacer teología con la Familia Dominicana, escuchando cada uno las intuiciones del otro, haciendo una teología que sea verdaderamente humana” (IDI. Enero 1996). Todos estábamos muy convencidos de que nuestro proyecto era un proyecto dominicano bien interesante.

 

Nuevo edificio parroquial: derribo del último barracón del barrio

Entre 1995 y 1998, se construye el nuevo edificio parroquial. Nuestro deseo era construir la Parroquia sin cargar su costo al arzobispado de Madrid, pero el fracaso de la primera empresa que comienza las obras, obliga a pedir ayuda al arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco, que comprendió la situación creada y aceptó el compromiso de la edificación de la Parroquia. Recuerdo que a Julio Lois le daba miedo la construcción del nuevo edificio, pero definitivamente reconoció y reconocimos todos que la Parroquia no podía seguir funcionando en un barracón de corta vida. Creo que, al fin, resultó una construcción sencilla y que, desde entonces, ha dado mucho juego a diversas actividades del barrio. El nuevo edificio se inauguró el 1 de febrero de 1998.

 

El problema de nuestras presencias

En el año 1999, cumplidos los 75 años, dejo de ser párroco de la Parroquia Santo Tomás de Villanueva, aunque siga colaborando como uno más. A partir de este momento continúan como párrocos los siguientes miembros de la Comunidad: Manolo Sordo Villar, que es párroco hasta el año 2003. José Antonio Lobo, que ejerce desde el 2003 hasta el año 2009. Y por último José Luis Alcalde Revilla que es párroco desde el año 2009 hasta que se entrega la Parroquia a la Diócesis en el año 2013.

A partir de entonces, no hay dominicos que quieran seguir por este camino, mientras nosotros vamos envejeciendo y sintiéndonos imposibilitados para hacernos cargo de la parroquia. Compartí un día esta situación con Julio Lois (poco antes de su muerte) y las dominicas, que se mostraron profundamente preocupados, porque pensábamos que habíamos creado un ámbito de evangelización que sería una pena verlo desaparecer. Julio Lois comentaba que nuestra ausencia de Vallecas provocaría un vacío importantísimo.

Pienso que nuestra Orden no ha sido sensible a nuestra presencia en Vallecas. Cuando, a petición del Vicario Episcopal, la Provincia de España asumió “de derecho” lo que se venía haciendo ya “de hecho” desde el año 1980, se intentó y se llevó a cabo la idea de que las dos comunidades de dominicas, que venían trabajando en la parroquia, se comprometiesen también a mantener estas comunidades para el servicio de la misma. Con esto se consolidaba la aspiración que existe en la Orden de trabajar como Familia Dominicana. Pero estas decisiones no se tuvieron en cuenta a la hora del Capítulo Provincial, que decidió sobre la continuidad de nuestra permanencia en la parroquia. Los miembros de la Comisión de Parroquias ni siquiera sabían que la situación de nuestra presencia en la Parroquia Santo Tomás de Villanueva era totalmente “legal”.

En vista de todo lo expuesto, se toma una decisión: “En octubre de 2013 finaliza el compromiso provincial con la archidiócesis de Madrid para la atención pastoral de la parroquia de Santo Tomás de Villanueva en Vallecas (Madrid). La comunidad de frailes continuará prestando su ayuda al nuevo párroco y a la comunidad parroquial. Se mantiene la comunidad de San Alberto Magno en Vallecas (Madrid) mientras puedan continuar en ella los frailes que actualmente la componen” (Actas Cap. Prov. 2013, nº 179).

Se nombra a continuación un nuevo párroco diocesano, Juan Carlos Antona. Pero, desgraciadamente, Juan Carlos Antona se va al terminar su segundo año como párroco. El siguiente nombramiento recae sobre César Montero, que trabajó con mucha entrega en la parroquia por espacio de dos años. Entrega correspondida por la gente de la parroquia. Pero el Vicario, Juan Carlos Merino, le pidió que dejase el cargo, y lo sustituyó por Jorge Juan Gómez Gude, que resultó nefasto para la Parroquia, y que abandona el cargo a principios del segundo año de su nombramiento. Durante la mayor parte de este segundo año la parroquia es atendida por curas del Arciprestazgo al que pertenece nuestra parroquia. 

Ante esta situación, y ya después de marchar César Montero, muchos miembros de la comunidad parroquial, reunidos para ver la forma de proceder, solicitan hablar con el obispo, Carlos Osoro, para tratar de examinar qué es lo que está ocurriendo en la atención a la parroquia. Pero el obispo se escuda en su aislamiento y no concede ninguna de las diversas entrevistas solicitadas por la comunidad.

Por fin, sin haber contado con las expectativas de la comunidad parroquial, el 13 de octubre de 2019, el Vicario presenta como nuevo párroco a Juan Antonio Cuesta Olmos, que hasta este momento había sido párroco en San Blas. Al parecer, procede de Vallecas, donde conoció a los jesuitas de El Pozo y por eso llegó a ser jesuita, aunque actualmente pertenece al clero secular de Madrid.

Esperamos que el nuevo párroco acierte a encauzar la actividad de la parroquia de acuerdo con las orientaciones que emanan de la pastoral del Papa Francisco.

 

Confesión

Yo, por mi parte, quiero reconocer que estos cuarenta años últimos de mi vida son los que descubro como los años que han dado más sentido a mi vida como cristiano, como seguidor de Jesús y como dominico. Lo cual no me impide reconocer que acaso no haya llegado a acertar y a llevar a cabo todo lo que hubiese significado un proyecto evangélico profundo.

¿Nos equivocamos al tomar la decisión de establecer una comunidad de dominicos en un barrio de Vallecas, en la periferia de Madrid? Con esa decisión, intentamos ser fieles al compromiso de colocarnos al lado de los necesitados, para dejarnos interpelar por ellos y, desde la práctica, anunciarles la “buena noticia de Jesús”.

Sé que hay muchas formas de vivir la vida dominicana. Estoy seguro de que la que nosotros hemos vivido no es la única posible. Nuestra presencia en lugares tan diferentes, sea desde el punto de vista cultural como religioso han hecho de la Orden un mosaico rico y variado del espíritu de Santo Domingo y de su forma abierta, compasiva y compartida de vivir y predicar el Evangelio.

Madrid, 1 de enero, de 2020